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Intervención
ALCANCES SOBRE RENUNCIA DEL MINISTRO DE VIVIENDA .

Autores

El señor MELERO .-

Señor Presidente , la renuncia del Ministro de Vivienda , señor Edmundo Hermosilla , ha puesto sobre el tapete una situación que se puede repetir a futuro -como también puede haber existido en el pasado-, de no normarse lo inconveniente que resulta el hecho de que autoridades de Gobierno -especialmente de alto nivel, como lo es un Ministro de Estado -, reciban regalos de personas vinculadas a las carteras u otros cargos que desempeñan.

Obviamente, es inconveniente que un ministro -en el caso específico del Ministro de Vivienda y Urbanismo- reciba un regalo de cualquier naturaleza de una empresa -como lo es Copeva, que preside don Francisco Pérez Yoma - sobre la cual dicho Ministerio permanentemente debe resolver adjudicaciones de proyectos habitacionales, las que deben tener la transparencia necesaria.

No podemos concluir que producto de este regalo el Ministro haya favorecido a la empresa Copeva en la adjudicación de viviendas; pero, obviamente, es inconveniente que ocurra este tipo de situaciones, por cuanto generan suspicacia en la transparencia que el Estado debe tener en estas materias.

Una situación de esta naturaleza no puede tampoco sindicarse como un error de carácter personal, como algunos personeros señalaron ayer, luego de conocida la renuncia del Ministro . Las actuaciones de la vida personal de una autoridad de esa investidura o sus “errores personales” no pueden desligarse de su responsabilidad pública.

En consecuencia, me parece absolutamente necesario dictar una reglamentación o un cuerpo legal que explícitamente prohíba a todo tipo de autoridad pública de este país recibir regalos de magnitud -no estoy hablando de un regalo menor-, como es el que hemos conocido en este caso, por los inconvenientes que ello genera.

Por eso, me alegro del anuncio del Presidente de la República en cuanto a elaborar y agilizar una reglamentación que evite que los funcionarios de Gobierno reciban donaciones de los privados, legislación que, por lo demás, existe en la inmensa mayoría de los países del mundo.

Concretamente, el polémico regalo de un caballo al Ministro de Vivienda , fue la gota que rebasó el vaso de una serie de actuaciones y de situaciones que durante el último año han afectado al Ministerio de Vivienda y Urbanismo.

La primera polémica se generó en esa Secretaría de Estado con el proyecto de ensanchamiento de la Gran Avenida, destinado a crear vías segregadas para la locomoción colectiva mediante la probable expropiación de más de mil casas y locales comerciales, situación que generó un grave conflicto de ese Ministerio con las municipalidades de San Miguel, La Cisterna y El Bosque. Incluso, se creó un comité de defensa y hubo manifestaciones públicas. Sin embargo, el 20 de junio de 1997, el conflicto se solucionó mediante un acuerdo que estableció la búsqueda de vías alternativas de ensanche. Primer conflicto del año.

Luego, en abril, el Ministerio de Vivienda fue nuevamente remecido por una acusación de estafa contra la constructora de Inversiones Bilbao, propiedad de los señores Marcos Sepúlveda y Carlos Wörner , la cual involucró la paralización de doce proyectos habitacionales, que totalizaron 900 viviendas en la Octava Región.

A mediados de 1996, la situación alcanzó su cúspide cuando tres funcionarios del Serviu de la Octava Región fueron sometidos a proceso, acusados de cometer irregularidades al anticipar la totalidad de los subsidios, estimados en 1.570 millones de pesos, lo que terminó con la separación del cargo del Director Regional del Serviu , don Ignacio Soler .

Finalmente, para sellar esta serie de capítulos de acciones inconvenientes del Ministerio de Vivienda y Urbanismo, viene el frente de mal tiempo, a raíz del cual una cantidad importante de viviendas de Puente Alto, de la Región Metropolitana, de otras regiones y de comunas a las cuales represento -en que se involucraba a la empresa Copeva y a otras empresas de propiedad de distintos inversionistas- y calificadas de “permeables”, se llovieron fuertemente producto no sólo de su mala construcción, sino de la política llevada a cabo por el Ministerio de Vivienda, que ha privilegiado construir más casas, pero de menor calidad, con lo cual ha mantenido durante muchos años el mismo valor de las viviendas, sin hacerse cargo del alto costo que hoy tienen los sitios y los materiales de construcción.

Frente a este cúmulo de hechos, veíamos a un Ministerio, a un Ministro y a un Gobierno insensibles, donde nadie asumía las responsabilidades políticas, pese a que miles de chilenos estaban damnificados con sus casas permeables, miles de habitantes de la Octava Región veían perdidos sus subsidios y se afectaba el patrimonio de la Nación, traspasándose, sin que se iniciaran las obras, 1.570 millones de pesos, y a que se creaba un grave conflicto en la Gran Avenida.

De manera que no consideremos la renuncia de un ministro sólo como producto del regalo de un caballo, hecho que -como he señalado-, es inadecuado, sino que como una reacción justa desde el punto de vista de que quienes cometen este tipo de faltas deben asumir sus responsabilidades políticas. Esta renuncia debió materializarse meses atrás y no haber esperado casi un hecho anecdótico, como es el regalo de un caballo, para desencadenar una renuncia que el país esperaba desde hace muchos meses.

He dicho.

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