Labor Parlamentaria

Participaciones

  • Alto contraste

Disponemos de documentos desde el año 1965 a la fecha

Antecedentes
  • Cámara de Diputados
  • Sesión Ordinaria N° 90
  • Celebrada el
  • Legislatura Ordinaria número 358
Índice

Cargando mapa del documento

cargando árbol del navegación del documento

Homenaje
HOMENAJE A LOS TREINTA Y TRES MINEROS RESCATADOS DE MINA SAN JOSÉ, CALDERA, REGIÓN DE ATACAMA.

Autores

La señora SEPÚLVEDA , doña Alejandra ( Presidenta ).- En nombre del Partido Radical Social Demócrata, tiene la palabra el diputado señor Alberto Robles.

El señor ROBLES (de pie).- Señora Presidenta de la Cámara de Diputados; estimados diputadas y diputados; senadora Isabel Allende y senador Baldo Prokurica ; representantes de la Región de Atacama; respetados mineros y familiares que se encuentran en la tribuna de honor; señoras y señores:

En nombre del Partido Radical Social Demócrata y de la Región de Atacama -comunas de Caldera, Tierra Amarilla , Huasco , Freirina, Vallenar y Alto del Carmen, que represento en este Hemiciclo-, tengo el honor de rendir homenaje a treinta y tres trabajadores de Chile, a treinta y tres mineros que con su odisea simbolizan lo que los hombres y mujeres de la minería, lo que los hombres y mujeres de Atacama, han representado, representan y representarán en el devenir de la historia de nuestra patria. Es el carácter, la entereza, el coraje, la solidaridad del pueblo minero de Atacama los que se ven reflejados en la voluntad de vivir y de triunfar sobre la adversidad que vivieron estos hombres, aquí presentes.

Desde la época colonial, los hombres y mujeres que viven en la Región de Atacama conocen del temple del trabajador minero. Desde Chañarcillo y el trabajo duro de extraer la plata, que sirvió en esa época para el desarrollo de todo Chile, hasta el día de hoy, en pirquenes, socavones y túneles, siguiendo la veta del cobre o del oro, nuestros trabajadores entregan sus horas, sus días y sus noches a capturar con sus manos el tesoro de la tierra. Los mineros de Atacama dan ejemplo de abnegación y de fortaleza en una de las actividades más duras que el ser humano puede desarrollar.

Por ello, el simbolismo que representan para todos nosotros los treinta y tres hombres que homenajeamos hoy está en clara concordancia con el temple minero. La odisea de estos hombres que comienza -digámoslo con todas sus letras- en una actitud irresponsable y dolosa del empresario minero, dueño de la compañía, quien, para ahorrarse unos pesos, no realizó las inversiones en seguridad que el yacimiento requería, lo que asociado a la actitud negligente y poco responsable de los funcionarios del Estado que debieron exigir que se cumplieran las disposiciones sobre seguridad en el trabajo evidenciadas en antecedentes previos de fiscalización de esa faena, posibilitó que se produjera este accidente y que los afectados no encontrasen la alternativa de escape que se necesitó en ese momento.

Producido el accidente, durante diecisiete días tuvieron que hacer valer todos sus atributos personales y colectivos para sobrevivir en condiciones muy adversas, con la solidaridad propia del que sabe que su destino personal está unido en forma indisoluble al de sus compañeros de trabajo. Diecisiete días en que seguramente cada uno temió por su vida, pero entendió que para sobrevivir se requería del auxilio, apoyo, estímulo y compromiso del otro al mismo nivel del compromiso propio. Esto es lo que hoy Chile y el mundo atesoran como símbolo de una epopeya que marca un sentido, que hace al ser humano mucho más que un individuo y que convierte a las personas en una entidad societaria que muestra valores imperecederos del carácter minero y de Atacama.

También quiero hacer una pequeña reflexión sobre el amor que las familias de estos hombres mostraron al país y al mundo, al exigir a las autoridades, en la forma más respetuosa y también más enérgica, que asumieran la necesidad de encontrar a los mineros enterrados en vida. Ninguno de los familiares vaciló en esta esperanza de fe de que debían ser encontrados, pues estaban con vida.

Las familias simbolizan una característica muy acentuada de los chilenos, cual es luchar porque se dispusiera de todo lo humanamente factible para salvar la vida de aquellos a quienes aman, y el sentido religioso que católicos, evangélicos, agnósticos reconocen en la presencia del Gran Arquitecto del Universo en sus vidas.

No menos importante es el ejemplo que nos dieron las autoridades, los profesionales, técnicos y operarios que participaron en el rescate, dado que cuando se hacen las cosas bien y se cuenta con los recursos apropiados, todo se hace posible. No es menor contar con profesionales en el área de la minería y de la salud que puedan desarrollar acciones tan relevantes como ésta, que muestran al mundo que podemos hacer las cosas bien.

La solidaridad y el apoyo se dejaron ver a raudales en el campamento Esperanza. Instituciones como los municipios de Atacama, Bomberos, Carabineros y personas anónimas estuvieron acompañando por muchos días con su trabajo, su palabra solidaria y de afecto a los familiares, y con la oración, los buenos deseos y la fuerza cósmica de la energía humana a los mineros que se encontraban bajo la tierra.

Tres eslabones de una historia que marcan una nueva epopeya para nuestra nación: los mineros enterrados en vida, su temple y coraje; las familias y las organizaciones sociales, con su amor y solidaridad, y el Gobierno y los rescatistas, con su responsabilidad y eficacia. Una historia que permite colocar a Chile, a este último rincón del planeta, en un digno lugar del mundo.

No quiero dejar de mencionar en este homenaje una tarea que debemos concluir en buena forma, cual es que, junto con homenajear a los treinta y tres mineros, debemos dignificar el trabajo minero y de todos los trabajadores de la minería, representados en el Hemiciclo por los trabajadores de la mina San José y de la compañía San Esteban, ya que son más de trescientas las personas que quedaron sin su fuente laboral y que deben recibir del Estado el trato digno que todo trabajador merece.

-(Aplausos)

Al hacerse el Gobierno responsable del rescate minero, también se hace responsable de las condiciones de todos los trabajadores. Es por ello que nos parece que esta historia no termina si no se pagan las imposiciones, remuneraciones y finiquitos que más de trescientos trabajadores de esta empresa exigen para cerrar bien este capítulo.

Hoy les rendimos homenaje en el Parlamento; mañana deberemos abocarnos a legislar para tener un mejor trato en seguridad y bienestar para todos los trabajadores en todas las áreas productivas del país, pues el centro de nuestra preocupación debe ser el ser humano.

¿Cabe alguna duda de la vocación minera de nuestro país? ¿Qué duda cabe de que el motor económico de nuestra nación es la minería? No obstante, a veces parecemos olvidar que detrás de esa “empresa” existen personas que trabajan de sol a sol. Es hora de que nosotros comprendamos lo importante que son y que esta tragedia no debe tomarse como un hecho aislado ni puntual. Hoy son los mineros quienes se ven afectados; mañana podrán ser los temporeros los perjudicados por el uso inadecuado de pesticidas; en otras ocasiones serán los accidentes en las obras de construcción, en la pesca o en la industria. Esto es parte de un complejo marco laboral que revela un sistema de fiscalización precario para garantizar empleos dignos y decentes a todos los trabajadores y trabajadoras, así como la necesidad de modernizar nuestro sistema jurídico en materia laboral y exigir que nuestros empresarios actúen con responsabilidad y proactividad, entendiendo que los trabajadores son socios estratégicos de cualquier emprendimiento.

He dicho.

(Aplausos)

Top