Labor Parlamentaria
Participaciones
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Antecedentes
- Senado
- Sesión Especial N° 16
- Celebrada el 30 de noviembre de 2004
- Legislatura Extraordinaria número 352
Índice
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El señor
Señor Presidente , señoras y señores Senadores:
En primer lugar, quiero saludar a nuestros invitados que se encuentran en las tribunas del Senado. Al Excelentísimo Embajador de Palestina en Chile, don Sabri Ateyeh ; a Monseñor Sergio Abad , Arzobispo Metropolitano de la Iglesia Ortodoxa de Chile ; a los señores Diputados del Consejo Nacional Palestino; al Excelentísimo Embajador de Jordania, don Nabil S. Masarweth ; al Excelentísimo Embajador de Egipto, don Abdelmohsen Omar Makhion ; al Excelentísimo Embajador del Líbano, don Mounrad Jammal ; al Excelentísimo Embajador de la República de Argelia , don Mohamed Benhocine ; al Excelentísimo Embajador de Marruecos, don Abdelhadi Boucetta ; al Encargado de Negocios de la República Árabe Siria , Honorable señor Bahjat Doughman; a los señores Cónsules de la República Árabe Siria y de Jordania; a los señores presidentes, directores e integrantes de instituciones chileno-árabes; a los señores Directores de la Fundación Belén 2000, y a los demás invitados especiales.
El Senado de Chile rinde hoy sentido homenaje a quien fuera una de los principales figuras de la política internacional por cuatro décadas y líder indiscutido del pueblo palestino: Yasser Arafat.
Para comprender mejor la profunda motivación que llevó a este líder, como a otros patriotas palestinos que entregaron su vida por esta noble causa, es necesario conocer sucintamente parte de la historia de este pueblo.
La historia de este conflicto se pierde en los siglos. Por las investigaciones arqueológicas, se sabe que el año 5000 a.C. ya había asentamientos humanos en la región, y que entre el 3000 y el 2500 a.C. se produciría la llegada de los cananeos, que más tarde se fundirían con los filisteos, dando origen al pueblo palestino.
La arqueología señala, asimismo, que alrededor del año 1250 a.C. habrían llegado los israelíes a la tierra de Canaán. Por cierto, la propia Biblia, en el Antiguo Testamento, da otras fechas, pero no constituyen datos objetivos.
Lo que sí se sabe es lo documentado por la Historia: a lo largo de los últimos 3000 años Palestina pasó por las manos de Babilonia, del imperio griego de Alejandro Magno, de Roma, de Bizancio, de los cristianos, de los árabes musulmanes, de los cruzados europeos, de los mamelucos egipcios, de los turcos otomanos y, desde 1917, del Imperio Británico.
Con todos esos antecedentes, resultaba previsible que los palestinos reclamaran por la decisión de fundar en esa zona el Estado de Israel, en 1948. Y esa disputa, enmarcada en una región altamente sensible al conflicto, rodea y explica la figura histórica de Yasser Arafat.
Cabe recordar que cuando las Naciones Unidas aprobaron la partición de Palestina, mediante la Resolución Nº 181, los árabes palestinos sumaban el 70 por ciento del total de la población y poseían el 92 por ciento de la tierra, en tanto que Jerusalén se consideraba dentro del 1 por ciento de la superficie que quedaría como zona internacional. Hoy, aquel territorio se ha reducido al 22 por ciento en la Franja de Gaza y en la Ribera Occidental del río Jordán, en áreas que, además, están siendo encerradas por el muro que levantó el Gobierno de Israel.
Hay que destacar que Chile se abstuvo en la votación de las Naciones Unidas con respecto a la partición de Palestina.
Los nacientes Estados árabes vecinos intentaron defender los intereses de los palestinos, ante la evidencia de que no se estaba respetando el derecho de éstos a tener su propio Estado y de que Israel instalaría su capital en Jerusalén. Pero el triunfo militar israelí determinó finalmente que más de un millón de palestinos tuviera que salir de su patria.
Los hechos concretos muestran que las numerosas resoluciones de las Naciones Unidas con que se intentó limitar la actuación de Israel en la zona no han sido acatadas. Y a estas alturas es claro que dicha actitud ha sido respaldada por algunas potencias que accedieron a las aspiraciones israelíes.
También hemos visto que a veces resultan más importantes las posiciones de los Gobiernos de Estados Unidos y de Israel en el proceso de paz que las propias resoluciones de las Naciones Unidas, las cuales, en el caso de Palestina, han demostrado su incapacidad para conducir las negociaciones y lograr acuerdos.
Entre otras, no se respetó la Resolución Nº 2.535, de 9 de diciembre de 1969, que reafirmó los "derechos inalienables" del pueblo palestino; tampoco la Nº 3.210, de 14 de octubre de 1974, con que la Asamblea General de la ONU reconoció a la OLP como representante legítima del pueblo palestino; ni las Resoluciones Nºs. 3.236 y 3.237, de octubre de 1974, con que se reconocieron los derechos del pueblo palestino a la autodeterminación, a la independencia, a la soberanía nacional y al retorno de su población refugiada.
Quiero referirme a algunos aspectos esenciales para configurar la personalidad de Yasser Arafat, aunque en torno a su vida hay muchos mitos, que tal vez nunca se diluciden con total exactitud.
Uno de ellos se refiere a su lugar de nacimiento -¿en Jerusalén o en El Cairo?-, el 4 de agosto de 1929.
Fue el quinto hijo del mercader palestino Abdel Raouf al-Qudwa al-Husseini. A los cuatro años de edad muere su madre Zahwa, por lo que Arafat y su hermano recién nacido, Fathi, son enviados a vivir con un tío.
A los veinte años llega a El Cairo, donde forma la Liga de Estudiantes Palestinos, además de seguir estudios de ingeniería civil en la Universidad de El Cairo.
El 1º de enero de 1965 forma el movimiento Al Fatal -con el que inicia ataques contra Israel-, grupo que más tarde sería parte esencial de la Organización para la Liberación de Palestina, cuya presidencia asume en febrero de 1969.
Como bien se recordó aquí, fue célebre su aparición ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, en noviembre de 1974, con la cartuchera de su pistola a la cintura y una rama de olivo en la mano, para graficar el drama de la situación por la que su pueblo pasaba en esa época, que -como sabemos ahora- se mantuvo hasta el momento mismo de su muerte. En esa ocasión, el líder palestino dijo: "Vengo con el fusil del combatiente de la libertad en una mano y la rama de olivo en la otra. No dejen que la rama de olivo caiga de mi mano".
Cada quien sabrá asumir sus responsabilidades ante la Historia. Pero la revisión cronológica de la vida de Arafat nos muestra que en 1974 es expulsado de Siria para instalarse en El Líbano, país que es invadido por Israel, en 1982, para aplastar a la OLP, lo cual obliga a Arafat y a sus simpatizantes a huir hacia Túnez, donde tres años más tarde escapa por poco de la muerte en un ataque aéreo israelí contra la sede de la OLP, en el que fallecen decenas de personas.
Aunque ha sido estigmatizado como terrorista, debemos recordar que el 12 de diciembre de 1988 Yasser Arafat acepta el derecho de existir de Israel y renuncia formalmente al terrorismo.
Se deben reconocer a Arafat el mérito de haber podido conducir al pueblo palestino por más de treinta años y, especialmente, su capacidad para determinar el momento en que era necesario dejar la vía armada y asumir la diplomacia.
Aunque Arafat -o Abu Ammar , seudónimo que significa " Padre Constructor "- sentó las bases de un Estado palestino independiente, nunca pudo llegar a ver cumplida su meta y ni siquiera pudo morir ni ser sepultado en Jerusalén, como era su deseo. Sin embargo, habiendo sobrevivido a múltiples atentados, accidentes y ataques militares, confirmó en su deceso el liderazgo que se ganó en vida y, sin duda alguna, será un héroe indiscutible para los palestinos.
La única solución posible y realista para el Medio Oriente es el mutuo reconocimiento de los palestinos y de los israelíes como pueblos con el legítimo derecho a consolidarse como Estados, con un territorio adecuado a sus necesidades, asumiendo el difícil desafío de superar siglos de lucha por un futuro de convivencia pacífica. Este destino fue claramente comprendido por Yasser Arafat , y por ello, dedicó toda su vida al reconocimiento del derecho palestino, y luego, a la paz. Esto le fue reconocido mediante la entrega del Premio Nobel de la Paz, en 1994, en conjunto con el Primer Ministro de Israel , Yitzhak Rabin , y el Canciller de esTa nación, Shimon Peres .
Al momento de su muerte, y cuando el Medio Oriente y todo el mundo siguen con atenta preocupación la marcha de los acontecimientos, todos debemos asumir el compromiso de hacer posible la paz; de evitar que se siga derramando la sangre de los inocentes y de los niños por una causa ancestral; y de devolver la paz a una región esencial para la paz de toda la Humanidad.
Esto implica permitir que los propios palestinos resuelvan el liderazgo de su pueblo y que nunca más la comunidad internacional y los países más cercanos al conflicto se desentiendan de su responsabilidad humanitaria y solidaria con quienes están sufriendo, a pesar de las diferencias políticas y religiosas.
Sólo así habrán tenido sentido las vidas de Yasser Arafat y de miles de palestinos e israelíes. El futuro es de ambos pueblos; pero en estos tiempos es toda la humanidad la que debe comprometerse con la paz.
Permítaseme recordar parte del último mensaje enviado por Yasser Arafat a nuestro país, con motivo de un saludo a la Fundación Belén 2000 en su inauguración, y a partir de lo cual deseo hacer una reflexión final.
En dicho mensaje, junto con agradecer a esa institución -dedicada a reunir juguetes para la Navidad, en beneficio de los niños palestinos-, indicó: "Es inmenso nuestro orgullo y aprecio por las posiciones de la amiga República de Chile, que nos ha acostumbrado con su tradicional apego a los principios de respeto y apoyo a nuestro pueblo, con su permanente solidaridad en los diferentes foros internacionales, para permitir la recuperación y ejercicio de sus derechos nacionales inalienables: su derecho al retorno, la autodeterminación y el establecimiento del Estado Palestino Independiente, con su Capital, la Santa Jerusalén .".
Chile se ha destacado en el pasado por su rol en la comunidad internacional, y, de hecho, en los últimos años ha ido recuperando su prestigio ante el mundo. Y, desde esa perspectiva, debemos asumir, como país, la tarea de contribuir a la paz e interceder para que se reconozcan los derechos de todas las partes en conflicto en el Medio Oriente.
En un mundo cada vez más globalizado, no podemos contentarnos con los acuerdos comerciales que hemos conseguido materializar y con los futuros convenios en que está trabajando nuestro Gobierno, sino que, además, hemos de responder al deber ineludible de actuar con fuerza en el plano político y hacer posible que las resoluciones de las Naciones Unidas sean respetadas y se cumplan. En el caso de Palestina, existe amplia coincidencia acerca de la forma de avanzar hacia la paz; pero es necesario que los acuerdos se impongan con realismo y que la humanidad pueda, de esa forma, vencer las pasiones políticas, nacionalistas y religiosas.
A continuación transcribo algunos testimonios de personalidades internacionales que conocieron a Yasser Arafat .
El ex Canciller de Israel Shimon Peres, tras la muerte del líder palestino, escribió lo siguiente: "Arafat disfrutó del amor y el respeto de su pueblo y ese amor era entrañable para él. Vivió una vida modesta y quería poco para sí mismo. Vivió para su pueblo. Desde su posición de liderazgo abrió la puerta a una resolución histórica con Israel de una división de la tierra entre un Estado para los Judíos y un Estado para los Palestinos.".
El ex Presidente de Estados Unidos Jimmy Carter expresó, en "The New York Times": "Durante los últimos tres años de su vida Yasser Arafat estuvo inhabilitado y retenido como prisionero humillado por su encarcelamiento físico y excluido por Bush y Sharon de cualquier reconocimiento como Jefe Legítimo de la Comunidad Palestina .".
En consecuencia, Arafat fue el fundador de la Nación Palestina Moderna; un libertador de su pueblo; un hombre que luchando por la libertad buscó la paz. En el recuerdo que de su persona se hizo en Chile -que, por cierto, acoge a la colonia palestina más grande del mundo-, se repartió una oración que dice así:
"Líder por la causa de la Nación Palestina, Premio Nobel de la Paz, luchador incansable por la libertad de su pueblo. Tu recuerdo nos alienta a seguir adelante en el sueño de un Estado Palestino en Tierra Propia. Tras las puertas de tu muerte heroica, tu nombre vivirá en la sonrisa de cada niño, ardiendo como las arenas de la Palestina en la memoria de la especie humana, en la sangre de tus hijos, herederos de tu justa batalla.".
Quiero terminar estas palabras entregando, en nombre de la Senadora y Senadores del Partido Demócrata Cristiano -y muy especialmente en el del que habla, quien siente gran admiración por la causa palestina y su líder Arafat , al que conoció cuando éste, en su exilio en Túnez, recibió a una delegación de Diputados chilenos en 1994-, nuestra solidaridad y condolencias al pueblo palestino, a través de su Embajador , señor Sabri Atayeh , las que hacemos extensivas a toda la colonia en nuestro país.
¡El espíritu de la paz de Arafat está vivo en el alma de su pueblo!
¡La paz es posible y es responsabilidad de todos!
¡Pueblo palestino, la lucha continúa y la meta... un Estado libre y soberano, y la paz!
¡Insh-Allah! (¡Dios lo quiera!).
He dicho.
--(Aplausos en la Sala y en tribunas).