Labor Parlamentaria

Participaciones

  • Alto contraste

Disponemos de documentos desde el año 1965 a la fecha

Antecedentes
  • Senado
  • Sesión Ordinaria N° 3
  • Celebrada el
  • Legislatura Extraordinaria número 334
Índice

Cargando mapa del documento

cargando árbol del navegación del documento

Homenaje
HOMENAJE A REPÚBLICA DE HUNGRÍA

Autores

El señor HORVATH.-

Señor Presidente , Honorables señores Senadores y muy estimados invitados especiales, señor Embajador de Hungría , don Adolf Szeles ; señor Consejero de la Embajada de Hungría , don Gyula Barcsi ; señor Cónsul Honorario en Valparaíso, don Eduardo Kovacs ; señor Presidente de la Cámara Chileno-Húngara de Comercio, don Nicolás Lederer ; señor Vicepresidente de la Cámara Chileno-Húngara de Comercio, don Pablo Gallyas y señora; señor Presidente de la Corporación Chileno-Húngara de Cultura , don Istvan Karakay y señora; y señor Vicepresidente de la Corporación Chileno-Húngara de Cultura , don Istvan Veghazi y señora.

Rendir homenaje a Hungría con motivo de que en 1996 se cumplen mil 100 años del establecimiento de los húngaros en su suelo patrio, y de que, además, este mes se cumplen 40 años de la Revolución de 1956 donde por primera vez un país entero se atrevió a levantarse en armas en contra del dominio de la hoy ex Unión Soviética, constituye, sin lugar a dudas, motivo de especial orgullo y honor. Orgullo no sólo por descender de esa nación, sino por encontrar más semejanzas que elementos que nos diferencian entre el pueblo chileno y el húngaro.

¿Con qué derecho, argumento y objetividad me permito aseverar esta similitud, se preguntará, tal vez en una primera mirada, más de alguno? Trataré de contestar brevemente esta natural interrogante.

Un país lejano, situado en el centro de la Europa central, a miles de kilómetros de Chile, con un idioma difícil --sólo parecido al estonio y al finlandés--, hace que desde luego esta afirmación de semejanza parezca ser temeraria, o tal vez un discurso de carácter diplomático o de buenas intenciones.

Ciertamente una historia de 1.100 años, desde que los pueblos nómades y guerreros cruzan las cordilleras de los Cárpatos y se asientan en una llanura fértil, regada por grandes cursos de agua y rodeada de cordilleras, se presenta como una historia compleja y abrumadora.

Las continuas guerras en contra de sus vecinos llegan a un primer fin al establecerse una monarquía. Y cuando toda Europa temblaba por el Anticristo y el fin del mundo en el año 1.000, el Rey Santo --San Esteban-- lleva al catolicismo a toda la población e impone una estructura de sociedad occidental, no sin dificultades.

La generación de familias en valores cristianos, la formación de propiedades y terratenientes y el enfrentamiento de culturas, van generando un modo de vida muy particular que será la semilla del alma nacional.

Enfrentamientos con el Imperio Bizantino en el siglo XII por el dominio de los Balcanes y el ataque de los mongoles que reducen a una tercera parte su población, a mitad del siglo XIII, ya son un claro indicio del sino de este pueblo que defiende su identidad aun a costa de enormes sacrificios. Con un suelo fértil, privilegia desde sus orígenes una economía y una cultura agrarias de larga tradición. La corona húngara con gemas, los Doce Apóstoles y Cristo coronado, se fue asociando a la nobleza europea compartiendo el poder con los nobles y terratenientes magiares.

A partir del siglo XIV y durante tres siglos, la historia de Hungría se vio determinada por la guerra en contra de los turcos. Recordemos que la madre patria de Chile, España, se vio dominada por los árabes desde el año 711 hasta la pérdida de Granada, en 1492, en un proceso de reconquista de los cristianos que duró cerca de ocho siglos.

En el primer siglo de lucha, Hungría fue un bastión triunfante para occidente y sus valores ante la agresión otomana. Matías, el hijo del estratega y jefe militar Juan Hunyadi , se convirtió en uno de los monarcas más importantes de la Hungría medieval. Con un gobierno bien estructurado, hizo del país uno de los centros culturales de Europa. Más tarde, crisis políticas internas lo debilitaron, cayendo ante los turnos en la batalla de Mohacs, en 1526, quedando divididos en tres: el centro, ocupado por los turcos; al occidente del río Danubio, por la dinastía de los Habsburgos, y al este del río Tisza, por el principado de Transilvania, que continuó con las tradiciones reales húngaras bajo el protectorado turco. Este período, sin embargo, estuvo marcado por un sin fin de guerras y tuvo término con un gran enfrentamiento en donde, aliados con países de Occidente, aniquilaron las últimas tropas turcas.

El siglo XVIII trajo nuevamente para Hungría un notable crecimiento económico, demográfico y cultural. En el siglo XIX el liberalismo aristocrático produjo una profunda reconversión del país, generando una paulatina base de reformas. Esteban Széchenyi , Nicolás Wesselényi , Luis Kossuth , Luis Batthányi y muchos otros, como el poeta Alejandro Petöfi , son una secuencia de esta revolución legal que independizó al país del poder feudal de los Habsburgo de Viena y que le dieron las bases para su autonomía liberal y democrática. Esto tampoco fue fácil. Los Habsburgo, con el apoyo de 200 mil efectivos rusos, aplastaron el independentismo de Hungría. Sin embargo, con la resistencia pasiva y el espíritu rebelde de los húngaros, el poder se vio obligado a hacer concesiones y a establecer el llamado "Compromiso", fundando un Estado federativo, dual y bipolar de Austria y Hungría . Vino un nuevo despegue económico y una verdadera revolución industrial.

Cien años atrás Hungría festejó sus mil años desde la conquista del suelo patrio, orgullosa de sus logros. Sin embargo, la falta de estabilidad política nuevamente, y su ubicación, la llevó a nuevos enfrentamientos. La Primera Guerra Mundial trajo un grave desmembramiento del país. Hungría perdió tres cuartas partes de su territorio y las dos terceras partes de su población quedaron como minorías fuera de su patria.

En 1919, el intento de un gobierno comunista húngaro liderado por Bela Kun dura muy pocos meses. Las expropiaciones, las nacionalizaciones y la presión hacia las resistencias internas hace que el contraalmirante Nicolás Horthy expulse esta experiencia bolchevique y establezca un sistema rígido y conservador, y que no veía perspectivas si no se revisaban sus fronteras.

La ayuda del eje Alemania-Italia y la división interna del país, llevan a Hungría a la Segunda Guerra Mundial, la cual le produce nuevamente enormes pérdidas territoriales y humanas, entre ellas, cientos de miles de judíos. Ante un mundo occidental ingenuo, la Unión Soviética ocupó para sí toda la Europa central.

En estas condiciones, las primeras elecciones libres dieron una mayoría de 57 por ciento al Partido Independiente de los Pequeños Propietarios, que reunía a la clase media y al campesinado.

Sin embargo, rápidamente los comunistas, con el apoyo soviético, impusieron su forma de gobierno y establecieron un estado policial. Muchas personas fueron deportadas, encarceladas y llevadas a trabajos forzados.

El alma del pueblo húngaro nuevamente volvió a despertar: la desesperación popular estalló el 23 de octubre de 1956, en la primera revolución antitotalitaria del mundo. Las imágenes de un pueblo entero desafiando y atacando a los ocupantes soviéticos recorrieron el planeta. No obstante, Occidente no oyó ni apoyó este anhelo de libertad, y dejó --diría que casi negoció por el Canal de Suez-- que las tropas soviéticas, con 16 divisiones y 2 mil grandes tanques, equivalentes al ataque y ocupación de Francia, entraran y aplastaran a los revolucionarios. Miles de hombres, mujeres y niños fueron muertos y encarcelados, y 200 mil húngaros huyeron del suelo patrio.

A los pocos años, el nuevo régimen comunista tuvo que ceder y liberalizar la economía y la sociedad húngaras. Fue el único país ocupado que tuvo propiedad y pequeña industria privada. Así, se crearon las bases para que el régimen soviético, que ya caía por la imposibilidad práctica de su sistema, se derrumbara, primero, justamente en Hungría. Antes que el muro de Berlín, se desplomó la Cortina de Hierro en Hungría, y fue el primer país que despidió a las fuerzas de ocupación soviéticas.

Hoy, Hungría se alza como un Estado profundamente democrático, líder en su economía libre en Europa central y próximo a entrar a la Unión Europea. ¿A qué costo, se dirá, y con razón? Al de mantener su identidad, libertad y espíritu, máximos valores del ser humano.

Los frutos son, también, variados y abundantes. Su contribución a la cultura universal, la ciencia, la tecnología y el arte es conocida: Lizt, Bartok , Kodaly y Lehar son compositores mundialmente famosos, así como también muchos intérpretes y directores de orquesta. La vitamina C, la teoría de juegos, el descubrimiento de la causa de la fiebre puerperal, la astronomía radárica, la locomotora eléctrica, la geometría no euclidiana, la televisión, el primer lenguaje informático común y el computador son, entre otros, aportes de los húngaros a la humanidad. Y cómo no destacar los siempre altos lugares obtenidos en las olimpíadas por este país de apenas 93 mil 33 kilómetros cuadrados y 11 millones de habitantes; pequeño, pero de corazón grande, y, al igual que el chileno, sufrido, aislado. Ha tenido todos los regímenes políticos; ha vivido guerras internas y externas; muy católico y respetuoso de las otras religiones; ha sufrido severos embates de la naturaleza, y, sin embargo, no se da a la pena, sino a la poesía, a la amistad y al ingenio.

Todo chileno que haya estado en Hungría se siente como en su casa. Y lo mismo sucede al húngaro en Chile. Testimonio de ello es el Grupo Parlamentario Chileno-Húngaro formado, en 1991, en la Cámara de Diputados.

Chile destaca en América; Hungría , en Europa central. Constituye, sin lugar a dudas, un buen puente en un planeta cada vez más cercano.

Cómo no recordar la acción de húngaros en Chile: al que ofrendó su vida en el Combate Naval de Iquique; a quien también la sacrificó buscando un camino en Aisén, desde Cochrane hacia el Pacífico. Cómo no rendir un homenaje a tanto artista, científico, empresario, profesional y personas que, como chilenos, se han adentrado en el alma nacional.

La bandera roja, blanca y verde --colores que representan el vigor, la lealtad y la esperanza-- se entronca, y saluda, con los símbolos patrios de Chile en este homenaje que el Grupo Parlamentario Chileno-Húngaro y el Senado rinden a Hungría en el Congreso Nacional.

He dicho.

--(Aplausos en la Sala y tribunas).

Top