Labor Parlamentaria
Participaciones
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Antecedentes
- Senado
- Sesión Ordinaria N° 31
- Celebrada el 08 de enero de 1992
- Legislatura Extraordinaria número 323
Índice
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El señor PIÑERA.-
Señor Presidente , no es fácil hablar de una persona como Radomiro Tomic. Fue, sin duda, un hombre múltiple y brillante como periodista, escritor, Diputado , Senador, político, padre de familia y candidato a Presidente de la República . Pero si hubiera que definirlo en forma breve, y como yo lo conocí, diría que fue, en primer lugar, un luchador. San Pablo dijo: "la vida es una lucha", y Radomiro Tomic fue un luchador que se caracterizó por su nobleza, rectitud y altura de miras. Fue también un cristiano que siempre supo escoger el camino angosto y difícil del Evangelio, y no la senda ancha y fácil de la vida materialista.
El dijo muchas veces que la política era la mejor forma de hacer la caridad, después de la religión. Así creo que entendió su participación en el mundo de la cosa pública y de la política. Comprendió muy bien que para que la vida política y la vida pública tuvieran sentido, se debían poseer dos cosas: primero, amor por las causas por las cuales uno lucha, y segundo, voluntad de batallar por las causas que uno ama. Sin amor la lucha se transforma en un mercenarismo, y sin voluntad de lucha el amor no conduce a los resultados que se buscan.
Fue siempre un hombre joven, característica que se recalcó con mucha nitidez en las palabras pronunciadas y escritas en estos últimos días. Nunca perdió su capacidad de asombro, de emocionarse, de entusiasmarse, y también de entusiasmar; su capacidad de estar permanentemente pensando en crear cosas para el futuro. Fue de esos hombres que siempre creyó que lo mejor estaba por delante. La mayoría de la gente ve las cosas como son, y se pregunta ¿por qué? Radomiro Tomic era de aquellos hombres capaces de ver las cosas que no son, y de preguntarse ¿por qué no?
Fue un hombre visionario. Ya se dijo en el Senado que fue precursor de muchas causas: la de la justicia social, en las décadas del 40 y 50; la de la ecología y de la naturaleza, en los años 60; la de la unidad social, en la década del 70, problemas que él anticipó, y que posteriormente se transformaron en temas prioritarios del debate nacional.
Lo conocí no sólo como un hombre público, sino también como amigo de mi padre José , como padre de mi amigo Blas y además como amigo personal, pues era de esas personas que saben regalar su amistad en forma generosa. Recuerdo aquellos largos y eternos partidos de ajedrez en la Embajada de Chile en Washington, cuando bruscamente pasaba de un diálogo a un discurso, al entusiasmarse con las ideas que expresaba, y de repente volvía al diálogo. Así era Radomiro Tomic , y quienes lo conocieron saben que ésa fue una de sus características.
Recuerdo también algunos de sus discursos más notables: el que pronunció en relación a la Ley de Defensa de la Democracia, cuando era Diputado ; el que dijo siendo Senador, con motivo de la despedida de don Arturo Alessandri Palma ; el que expresó en Berlín, dirigiéndose a los jóvenes democratacristianos del mundo entero. La mayoría de ellos está contenida en un libro denominado "Testimonios", el cual reúne parte importante del pensamiento de Radomiro Tomic.
Fue un hombre democratacristiano -diría- desde la cuna hasta la tumba. Pero hay hombres que, por la magnitud, por la extensión y por la fortaleza con que ejercieron sus virtudes, se ganan la admiración, el respeto y el cariño de todo un pueblo.
Por eso, en nombre de los Senadores de Renovación Nacional, quiero decir "descansa en paz, Radomiro Tomic".
He dicho.