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Homenaje
HOMENAJE A LA SERENA CON MOTIVO DE LOS 450 AÑOS DE SU FUNDACIÓN.

Autores

El señor ENCINA (de pie).-

Señor Presidente, en nombre de la bancada del Partido Socialista y del Partido por la Democracia, quiero rendir homenaje a la ciudad de La Serena, a sus autoridades representadas por su alcalde, don Raúl Zaldívar Auger, a sus concejales y muy especialmente a los hombres y mujeres que viven en sus tierras.

Queremos rendir homenaje a la ciudad de La Serena no sólo por sus años ni por ser la segunda ciudad más antigua de Chile, sino pensando, además, en su aporte a la continuidad del esfuerzo civilizador de la cultura prehispánica, representada por los diaguitas. Este homenaje es también un reconocimiento al aporte de La Serena a la fundación de la nación chilena y al desarrollo de su vida republicana.

Pedro de Valdivia, preocupado de consolidar lo conquistado, tuvo la visión estratégica de mantener sus vínculos con el Virreinato del Perú. Con ese objetivo ordenó a don Juan Bohón fundar la ciudad en 1544, en el centro geográfico mismo del dominio diaguita, situado en el área norte del valle de Coquimbo.

En 1548, esta ciudad fue incendiada en una sublevación indígena, lo que hizo necesario refundarla, misión que cumplió don Francisco de Aguirre, secundado por 32 hombres, el miércoles 26 de agosto de 1549. La nueva ciudad recibió el nombre de San Bartolomé de La Serena en recuerdo de la ciudad natal de don Pedro de Valdivia, La Serena de Nueva Extremadura.

La consolidación de la ciudad en un punto relativamente lejano a la bahía de Coquimbo se debió esencialmente al temor que despertaban las incursiones de corsarios y piratas.

En un primer momento, La Serena colonial se caracterizó por una incipiente actividad minera. A comienzos del siglo XVII surge la actividad agropecuaria desarrollada sobre la base de dos instituciones características de la Colonia: las encomiendas y las mercedes de tierra, que eran entregadas a españoles pobres. Ese es el origen de la particular forma de tenencia de la tierra existente en nuestra región: las comunidades agrícolas.

En el siglo XVII, la actividad minera pasa por un período de auge, debido a la extracción de oro, plata y cobre, metales destinados a atender la demanda de Chile y de los virreinatos de La Plata y del Perú.

En este período llegan a La Serena las congregaciones religiosas católicas: mercenarios, franciscanos, dominicos, jesuitas, agustinos y otros, que cumplirían un importante rol en lo económico y en lo espiritual, que han dado, con sus iglesias y campanarios, un sello tan característico al paisaje serenense.

Tras el advenimiento de la República, La Serena se aboca a la actividad económica y al desarrollo de una incipiente industria. Desde entonces se han fomentado las obras de riego que, antes las periódicas sequías que afectan a la zona, permiten retener y administrar sus limitados recursos hídricos.

De esta forma, muy lentamente, La Serena y su vecina, Coquimbo, se fueron transformando en un polo de atracción laboral, en donde no estuvo ausente el aporte de grupos extranjeros, de origen británico, francés, alemán y otros. Todo esto transforma a la zona en un centro político, administrativo y educacional de la entonces provincia de Coquimbo. Prueba de la importancia política adquirida por la ciudad son los levantamientos armados que se producen, en 1851, en protesta por la sucesión presidencial.

Al comenzar el presente siglo irrumpen con fuerza las expresiones políticas, sindicales y sociales del naciente movimiento obrero chileno. No debemos olvidar que la gran mayoría de los obreros del salitre provenían, precisamente, de los tres valles de la provincia de Coquimbo: Choapa, Limarí y Elqui.

Paralelamente se produce el surgimiento de las capas medias que consolidan un desarrollo urbano que es marcado por nuevas expresiones arquitectónicas, por las guerras mundiales y por la crisis de la dominación oligárquica. Entonces se produce el desarrollo de las dos caras que presenta La Serena: el casco urbano central y los sectores de expansión poblacional popular, como Las Compañías y La Antena.

En el plano económico se inicia la explotación de los minerales de hierro, que se suman a la pequeña y mediana minería del oro y del cobre. La agricultura se beneficia con obras de riego que permiten ampliar la superficie cultivable.

En la década de los 40 y 50 se inicia un proceso de desarrollo y regulación urbanística concebida en torno a un amplio proyecto de fomento regional: El Plan Serena. Este proyecto había sido propuesto por el ex PresidenteGabriel González Videla, gran líder del Partido Radical, que había llegado a La Moneda respaldado por una alianza de partidos populares y que era, además, hijo de la ciudad de La Serena.

El Plan Serena representaba un proyecto de desarrollo regional con visión de futuro. En él participarían activamente los diferentes actores sociales y políticos, y se sentarían las bases para el desarrollo turístico posterior de la ciudad y de la zona. Ello se debió, en gran medida, a que el desarrollo logrado, tanto en el plano económico como en el histórico, dio forma a una entidad regional propia.

Exponentes ilustres de esa alma regional fueron Eulogio de Castro, Santiago Urízar, Carlos Lambert, Ignacio Domeyko, Buenaventura Osorio y muy especialmente la insigne elquina Gabriela Mistral, cuyo genio fue reconocido con el Premio Nobel de Literatura.

De esa forma, La Serena inicia un proceso de ordenamiento urbano y valorización del casco viejo de la ciudad. Se adopta una línea arquitectónica patrimonial, en donde coexisten distintos estilos, que busca abrir la ciudad hacia las áreas verdes, con planes visuales que combinan dominios panorámicos con balcones y calles. Así, la ciudad se abrió también hacia el mar, integrando con Coquimbo un complejo urbano, lo que potenciaría una de las mayores vocaciones económicas: el turismo.

En ese entorno histórico, La Serena recibe el aporte cultural de diversas instituciones modernas, impulsando el desarrollo de una nueva vida cultural en la provincia de Coquimbo. Es importante destacar, en este sentido, el aporte que hicieron las Universidades de Chile y Técnica del Estado, hoy refundidas en la Universidad de La Serena.

En este plano, es importante resaltar la prestigiosa Escuela de Minas, fundada por el sabio polaco Ignacio Domeyko.

Igualmente importante es recordar la figura de Jorge Peña Hen, nacido en Coquimbo, quien fuera un insigne maestro y forjador en La Serena de la primera Orquesta Sinfónica Juvenil de Chile. Militante del Partido Socialista, Peña Hen es fusilado el 16 de octubre de 1973.

Hoy, transcurrido el tiempo, nos sentimos orgullosos de que su memoria y su aporte al arte y la cultura de La Serena sean reconocidos y perpetuados en la Escuela de Música, dependiente de la Universidad de La Serena, que lleva hoy su nombre.

Señor Presidente, estamos convencidos de que La Serena, a 450 años de su fundación, es un importante referente histórico a nivel nacional e internacional. La Serena, como capital regional, tiene un pasado notable, un claro perfil en el presente y una auspiciosa proyección futura.

Esta zona, por su configuración geográfica, humana y vocación económica, a pesar de la persistencia de desigualdades sociales, como en el resto del país, configura un espacio especial en el cono sur continental. Tiene todo lo necesario para ser y estoy seguro que así será un espacio de encuentro y progreso de carácter singular y único, con una identidad propia, constituyéndose en el centro o puente comunicante entre el norte y centro de nuestro país.

Somos testigos de cómo La Serena y la Región de Coquimbo se preparan para irrumpir con gran dinamismo en el siglo XXI. Sin embargo, a pesar de los siglos transcurridos y del desarrollo de valores y energías que son nuevas y propias, su gente conserva las características que describió don Pedro de Oña, en 1596, en su obra "Arauco Domado", cuyo canto tercero, estrofa 13, dice:

"Entrando en la ciudad de La Serena

el escogido tercio y nueva copia,

conoce cada cual por casa propia

(según se ve tratar) la gente es

ajena.

Es tan cumplida gente, honrosa y buena,

que tiene por afrenta y cosa impropia

no ser en su hospedaje el hospedado

todo lo de potencia regalado".

He dicho.

Aplausos.

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