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Homenaje
HOMENAJE A EX-PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA DE SUDÁFRICA SEÑOR NELSON MANDELA CON MOTIVO DEL CENTENARIO DE SU NATALICIO Y CONDECORACIÓN A PRESIDENTA DEL CONSEJO NACIONAL DE LAS PROVINCIAS, SUDÁFRICA , SEÑORA THANDI MODISE

Autores

El señor MULET (Presidente en ejercicio).-

Tiene la palabra el diputado Jaime Naranjo .

El señor NARANJO (de pie).-

Señor Presidente, autoridades de Sudáfrica, diputadas y diputados, para mí es un honor representar esta tarde a la bancada del Partido Socialista y rendir homenaje a quien quizá sea uno de los hombres más notables de la humanidad.

Permítame, señor Presidente, contar una anécdota que da cuenta de hechos fortuitos que le toca vivir a uno en la vida. Quiero relatar y compartir con ustedes ese momento.

En 2004, el Presidente de la República, Ricardo Lagos, nos invitó a Jaime Tohá , a su señora y a mí, como senador en aquel entonces, para que lo acompañáramos a la transmisión del mando en Sudáfrica.

Ese viaje estuvo salpicado de diversas anécdotas, incluso más, el antiguo avión presidencial, al que se conocía como “El calambrito”, tenía que hacer escala en distintos lugares para abastecerse de combustible. Tuvimos que parar en la Isla Ascensión, que es territorio inglés. El avión llegó como a las 3 de la madrugada y el Presidente Lagos dormía. El jefe de protocolo me dijo: Mire, senador, usted en este momento es la máxima autoridad de la delegación y resulta que afuera, cuando aterrice el avión, va a haber una formación militar que le rendirá honores, pensando que usted es el Presidente de la República. Usted haga como si nada y salude. Ellos no saben cómo es el Presidente Lagos, por consiguiente, haga los gestos que le correspondan.

El avión aterrizó, se abrió la puerta de este, descendí por la escalera e inmediatamente los oficiales ingleses me comenzaron a rendir honores como Presidente de la República de Chile. Yo movía mi cabeza, diciendo sí, no lo soy, y tras ello ocurrió una situación más incómoda.

Recuerden que cuando regresó de Inglaterra Augusto Pinochet, el único lugar en que podía aterrizar era en la Isla Ascensión, si no, lo volvían a tomar preso.

El oficial que estaba a cargo de la isla me dijo: Señor Presidente, usted tiene que ir a firmar el libro de los presidentes de la república, y fui. El señor oficial me trajo un libro, y yo no sé si haciéndose el simpático o el gracioso, me dijo: Este libro también lo firmó Augusto Pinochet . A mí se me salió el Lagos interior y le dije: Permítame, señor oficial, el Presidentede Chile jamás va a firmar el mismo libro que el dictador. O usted me trae otro libro o yo no firmo ninguno. El oficial agachó la cabeza; se llevó su libro y me trajo uno nuevo, que tuve que firmar sin especificar si era el Presidente de Chile, pero lo más interesante ocurrió después.

Llegados a Sudáfrica, estábamos en la transmisión de mando y por varias razones conversaba con Joseph Blatter , porque quería que el Mundial de 2010 lo hiciera Chile con Argentina, pero la presencia de Blatter en Sudáfrica me explicaba todo. Entonces le dije a Jaime: subámonos a este bus, este bus nos lleva al almuerzo de proclamación y de cambio de mando. Nos subimos al bus y nos dimos cuenta de que iban puros Presidentes de la República, porque había una ceremonia especial para los Presidentes de la República y, obviamente, Jaime Tohá me dice que nos bajemos, a lo que le respondí que no, que viéramos para dónde iba.

Cuando llegamos al lugar ocurrió el momento más particular, cosa que yo ignoraba: nos encontramos frente a frente con Nelson Mandela , que era la última vez que participaba, según se comentaba, en una ceremonia oficial, porque ya tenía cierta edad. Ocurrió el hecho más mágico: la señora de Nelson Mandela , Graça Machel , era íntima amiga de Moira, la esposa del diputado Tohá , y se abrazan.

Resulta que por esas casualidades de la vida tuve la ocasión de estar un breve tiempo con Nelson Mandela , gracias a que Jaime Tohá y su señora eran muy cercanos a este matrimonio. Por eso les cuento esta anécdota.

Hoy rendimos un homenaje quizá a esos hombres únicos, como bien lo grafica Bertolt Brecht , que dice: “Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay hombres que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la vida: esos son los imprescindibles.”.

Y justamente hoy rendimos homenaje a ese hombre que fue Nelson Mandela .

Permítanme hacer un paralelo con la recientemente fallecida Ana González , una mujer que vivió cosas terribles como nunca saber qué pasó con dos de sus hijos, con su marido y con su nuera. Esa mujer, a quien conocí, nunca tuvo una palabra de odio, nunca tuvo una palabra de venganza, nunca tuvo una actitud rencorosa, solo entregó amor, porque ella solo quería saber la verdad y que se hiciera justicia con sus familiares.

Hago este paralelo, porque Nelson Mandela , a pesar de haber estado 27 años preso, jamás dijo una palabra de odio, jamás una palabra de venganza; jamás tuvo una actitud rencorosa, solo hubo amor en su actitud, en su compartir y en su compromiso político. Por eso hago este paralelo.

Como decía Mandela , los verdaderos líderes deben estar dispuestos a sacrificarlo todo por la libertad de sus pueblos.

Podría hablar largamente de la historia de Nelson Mandela. Sin embargo, excúseme la honorable Sala si me prolongo en mi intervención, pero ante la estatura moral de Nelson Mandela todo el tiempo que dediquemos a él es poco.

Es poco tiempo, porque estamos frente a un hombre que tuvo que enfrentar el miedo. Nelson Mandela –al igual que Ana González - nos señaló que el hombre valiente no es el que no siente miedo, sino aquel que es capaz de conquistar ese miedo. Esa es una gran enseñanza que nos dejó Nelson Mandela .

Todos escuchamos aquí, en reiteradas ocasiones, que él luchaba por una sociedad más justa. Podría hablar muchas cosas que él hizo, pero, tal vez, una de sus frases sintetiza todo lo que quiso hacer: “Mi ideal más querido es el de una sociedad libre y democrática en la que todos podamos vivir en armonía y con iguales posibilidades.”. Ese era el país y la sociedad que soñaba Nelson Mandela .

Todos hemos escuchado aquí, en reiteradas ocasiones, su lucha contra el apartheid, que quienes tuvimos la posibilidad de estar en Sudáfrica lo pudimos vivir a través del museo de los derechos humanos. Como muy bien se recordó, Mandela decía: “Nadie nace odiando a otra persona por el color de su piel, o su origen, o su religión.”.

Termino mis palabras citando frases de Mandela que creo encarnan y expresan lo que es y seguirá siendo: “La mayor gloria no es nunca caer, sino levantarse siempre.”. Así nos enseñó Nelson Mandela .

Nelson Mandela nos dijo: “La muerte es algo inevitable. Cuando un hombre ha hecho lo que él considera como su deber para con su pueblo y su país, puede descansar en paz. Creo que he hecho ese esfuerzo y que, por lo tanto, dormiré por toda la eternidad.”.

Gracias, Nelson Mandela , por existir; gracias, Nelson Mandela , por la enseñanza que nos diste y nos entregaste. Como siempre he dicho, el hombre tiene un camino hacia la santidad y ese camino es la coherencia entre lo que se piensa, lo que se dice y lo que se hace. No tengo ninguna duda de que Nelson Mandela es un santo.

He dicho.

-Aplausos.

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