Labor Parlamentaria
Participaciones
Disponemos de documentos desde el año 1965 a la fecha
Antecedentes
- Cámara de Diputados
- Sesión Ordinaria N° 26
- Celebrada el 03 de diciembre de 2003
- Legislatura Extraordinaria número 350
Índice
Cargando mapa del documento
Intervención
ESTABLECIMIENTO DEL DERECHO A LA SIESTA DURANTE LA JORNADA LABORAL. Primer trámite constitucional. (Continuación).
Autores
El señor HALES ( Vicepresidente ).-
Tiene la palabra el honorable diputado
El señor
Señor Presidente , son muchas las razones que podríamos exponer para destacar los inconvenientes del proyecto y para pedir que sea rechazado. Pero más que entrar en la discusión técnica acerca de si es bueno dormir siesta, o de cuánto tiempo y en que lugar o circunstancia debería permitirse, hay que decirle claramente al país en qué consiste esta iniciativa.
No estamos frente a un proyecto que recoja un análisis de las bondades médicas de la siesta. En dos palabras, la iniciativa obliga -quiero ser claro- a los trabajadores a destinar parte de su tiempo a una determinada actividad, en este caso, a dormir siesta.
Le pregunto a los colegas presentes: ¿Hay algo más indigno para los trabajadores que decirles qué deben hacer con su tiempo y a qué deben dedicar las horas del día?
Con la tramitación que hasta ahora ha tenido esta iniciativa, tenemos motivos de sobra para avergonzarnos. Ojalá existiera algún medio legal o reglamentario que nos permitiera eliminar del boletín de sesiones todo lo que aquí se ha dicho respecto de esta iniciativa.
Pensemos bien en lo que estamos haciendo. Francamente, es un atentado a la dignidad del trabajador obligarlo, por ley, a dormir siesta, y, lo que es peor, a meterse la mano al bolsillo para financiar el tiempo que deberá dedicar a ello.
Eso no se ha dicho; pero con esta norma, el trabajador estará obligado a dormir siesta -lo que hoy puede hacer libremente- y, como consecuencia, a salir más tarde. Si quería llegar a una hora prudente a su casa para compartir con su familia, ya no lo podrá hacer, porque la iniciativa del señor Seguel lo obligará a dormir en la oficina.
Un trabajador me decía: “Por último, quiero llegar más temprano a mi casa para dormir en mi cama y no tener que hacerlo en la oficina”. Eso no se podrá hacer si se aprueba este proyecto.
Pero hay algo mucho más grave: el precedente que se pretende sentar. Con este proyecto queremos obligar a los trabajadores a financiarse veinte minutos de siesta. Al respecto, en el futuro otro diputado podría argumentar que la gimnasia es mejor para el estrés y proponer obligar a los trabajadores a gastar parte de su tiempo y de su sueldo en inscribirse en un gimnasio: o por el hecho de que algunos médicos señalen que una dieta es buena para la salud, se podría establecer que los trabajadores deben invertir en determinados alimentos, o peor aún, quizá alguien llegue al extremo de decir: “Si usted no puede ir al gimnasio, bájese de la micro dos cuadras antes de llegar al trabajo para que haga ejercicio y combata el estrés”. Con los mismos argumentos que aquí se han entregado para apoyar el proyecto, esas actividades también se podrían imponer por ley.
En el fondo, con esta iniciativa estamos declarando que los trabajadores son tontos o incapaces, que no pueden decidir por sí mismos y que, por lo tanto, debemos obligarlos por ley a tomar determinadas iniciativas. Eso, francamente, no me parece aceptable.
Quizás el proyecto podría ser objeto de algunas indicaciones -el diputado señor Seguel tal vez olvidó ese detalle-, como proponer una nueva causal de despido por incumplimiento de contrato, pues, por ejemplo, si un trabajador sufre de insomnio y no puede dormir la siesta, no estará cumpliendo lo convenido, y, en consecuencia, podrá ser despedido, ya que con la iniciativa en debate está obligado a hacerlo. Razones como ésta aconsejan rechazar el proyecto en forma masiva.
Así como existe el libro de Guinness, que consigna los récord en distintas categorías, hay otro que destaca los proyectos de ley más insólitos que han sido aprobados. Por ejemplo, en Carolina del Norte, Estados Unidos, existe una ley que obliga a la personas a bañarse al menos una vez al año; en Inglaterra, hay una normativa que impide colgar la ropa desde los balcones; en Israel, nadie puede sonarse durante la fiesta del Sabbath ni tampoco llevar osos a la playa. Por último, en Francia, se multa a quienes bautizan a su perro con el nombre “Napoleón”. El proyecto en debate tiene un mérito: puede formar parte en forma indiscutida de esta lista de proyectos insólitos y absurdos.
He dicho.
-Aplausos.