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  • Cámara de Diputados
  • Sesión Especial N° 19
  • Celebrada el
  • Legislatura Extraordinaria número 321
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Intervención
ESTATUTO DOCENTE. PRIMER TRAMITE CONSTITUCIONAL (Continuación)

Autores

El señor VIERA-GALLO (Presidente).-

Tiene la palabra el señor Rojo.

El señor ROJO.-

En esta Sala se han expresado diversas consideraciones en relación al Estatuto Docente, instrumento legal que normará la función del maestro y que entregará, paulatinamente, por la limitación de los recursos, justicia y dignidad.

Nos interesa sobremanera esta materia, no sólo como parlamentario y ciudadano, sino también porque en el pasado ejercimos la docencia y conocimos en la práctica las dificultades que tiene el profesor en el desempeño de tan delicado trabajo.

Sin duda que la principal preocupación y aspiración de los maestros chilenos es lograr, a través de esta ley, mejorar la calidad de la educación; dar a sus actores, entre los cuales el profesor es el principal, una condición digna, proporcionando una estabilidad laboral, una carrera docente y una remuneración digna. Además, disminuir las diferencias excesivas existentes entre los diversos sectores del país para permitir el acceso a una educación de buena calidad.

La situación socioeconómica del Magisterio es sólo una variable del proceso educativo, y las rentas del maestro son un problema ético que la sociedad debe asumir como un valor propio de la dignidad humana y profesional del profesor. Es decir, el maestro es una persona, es un técnico especializado y preparado para formar, educar e instruir a personas. Cumple una función tan fundamental que debería recibir en todos los aspectos un trato acorde a su linaje; en igual forma debe considerarse la situación de los otros actores de este proceso, como son los paradocentes, los administrativos y los auxiliares.

A la par de un justo trato económico, los docentes deben recobrar de la comunidad nacional, especialmente de padres y apoderados, incluso de los alumnos, el aprecio, la consideración y el respeto que otrora tuvieron. Para ello, es indispensable que desde la propia autoridad educacional, se propicie y estimule una verdadera campaña para una cultura de respeto, consideración y afecto hacia el profesor, y ese profesor, por su autoestima, por su dignidad humana y profesional, actuará naturalmente con responsabilidad, dedicación e idoneidad en el cumplimiento de su noble tarea.

La calidad de la enseñanza, tan deteriorada en los últimos años, vendrá entonces por añadidura y como resultado de un proceso educativo normal, lógico, integral y consensual, en que cada actor asuma su rol con la certeza de que él es pieza vital del engranaje para optimizar el proceso.

Complementario a lo anterior, y tal vez prioritario, pensamos que hay otras variantes fundamentales que inciden en la problemática general de la educación chilena. Como la generación de los docentes, su formación, preparación y profesionalismo entraña un problema de vocación, de verdadera vocación y no de resignación ante la imposibilidad de otros horizontes.

Se agrega a lo anterior la escasa opción que siempre han tenido los profesores para acceder a su perfeccionamiento educativo, que debe ser obligatorio y gratuito, y sus escasas posibilidades de acrecentar su acervo cultural.

Por ello, consideramos que el bono de 10 mil pesos, señalado en el proyecto para contribuir al costo de formación y que se otorgará en los años 1991 y 1992, debe ser establecido en unidades tributarias, para que cumpla sus objetivos y no sea afectado por un natural proceso de desvalorización de la moneda.

Por otra parte, afectan también al problema educacional algunas situaciones de la estructura técnico-pedagógica, reñidas con los propósitos de alcanzar excelencia académica, lo que es indispensable corregir, como lo son el exceso de alumnos por cursos y las horas de permanencia del profesor en el establecimiento.

Uno de los hechos más controvertidos ha sido la municipalización de la educación, formulándose en contra de ella diversas críticas, olvidando que no ha sido tal; sino sólo una alcaldización.

Para los que creemos en la auténtica democracia, en la democracia humanista, cristiana y libertaria, cuyo fundamento radica en el reconocimiento y fortalecimiento de las comunidades intermedias, el hecho de su reconocimiento por el Estatuto Docente es un paso importante en la construcción del mundo futuro.

Las personas tendrán reales posibilidades cuando son sujetos activos, cuando forman parte de una comunidad en la que tienen acceso y participación; cuando la familia interviene directamente en la formación de sus hijos, cuando es el municipio el que tiene la tuición de los establecimientos educacionales; cuando los padres de familia, a través de los centros de padres, de las juntas de vecinos, de los talleres, de los clubes deportivos, de todas las expresiones de una comunidad organizada, tienen acceso al municipio.

Pero existen dentro de este proyecto omisiones que será necesario corregir. Así, el artículo 2e señala quiénes son profesionales de la educación, e indica a los profesores titulados y a los habilitados por el Ministerio de Educación, viejo resabio, esto último, del sistema socializante, y no precisa quiénes son estos habilitados; y olvida considerar, en forma expresa, a los profesores colegiados, al viejo maestro a quien su corporación reconoció como tal. Ai Colegio de Profesores y no al Ministerio de Educación debe corresponder la función de habilitar o reconocer la calidad del profesor."

El mensaje señala, como propósito de la idea de legislar, la de mejorar la calidad de la educación mediante la creación de condiciones profesionales y laborales que faciliten un ejercicio más óptimo de la docencia. A pesar de estos principios, no consideró a todos los actores que intervienen en el proceso educativo.

La función educativa descansa en los profesores, los padres de familia, los administrativos, los paradocentes y los auxiliares. Es una comunidad que debe ser considerada en un todo, y no se puede legislar por tramos, aisladamente. Ni una palabra, ni una sola disposición y menos un párrafo o un capítulo existe para todas aquellas personas que son parte del proceso educativo, como el inspector que va impartiendo una enseñanza diaria, formando hábitos, disciplinando al educando; el auxiliar que a través del orden y de la limpieza da al joven el medio apto para su formación; el administrativo, que permite el funcionamiento del establecimiento educacional. Dirán que mañana se presentará un proyecto para dichas personas, para considerar sus pretensiones; pero debió este Estatuto legislar en favor de los paradocentes, los administrativos, los auxiliares, porque son parte y elementos indispensables para mejorar la calidad de la educación.

Debe también este Estatuto reivindicar para el profesorado y para el resto del personal, la vieja costumbre de las vacaciones, en los meses de enero y febrero, única manera de compensar el trabajo realizado durante el año. No es el funcionario que cumplió una labor determinada; es el profesor que va guiando, que va formando en un proceso gradual y que requiere del descanso formativo, para regresar con nuevos impulsos a modelar al ciudadano de mañana.

Este Estatuto Docente es el primer paso corrector de los males que afectan al sistema educacional chileno, el cual constituye, como ya se ha dicho, un hecho histórico y trascendente que va a repercutir en la educación de los jóvenes del siglo XXI

Por ello, es tan delicada nuestra responsabilidad en la legislación de una ley que trascienda los tiempos y se proyecte y permanezca inconmovible por su excelencia y perfección.

Por tal razón, me permití presentar a esta Honorable Cámara de Diputados algunas indicaciones que considero necesario introducir en este proyecto, con el afán de que sean verdaderos aportes.

He dicho.

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