Labor Parlamentaria
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Antecedentes
- Senado
- Sesión Ordinaria N° 9
- Celebrada el 30 de junio de 1998
- Legislatura Ordinaria número 338
Índice
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El señor
Señor Presidente , deseo referirme una vez más al tema limítrofe con Argentina en el área del Campo de Hielo Patagónico Sur.
En las últimas dos semanas, ha habido una secuencia de noticias y de trascendidos al respecto. Nuevamente nos hemos enterado, a través de medios de comunicación argentinos, de que se estaría elaborando una nueva propuesta de límites, en la cual figuran como actores Parlamentarios del vecino país y, al parecer, con participación de algunos congresales chilenos, que, evidentemente, comprometen sustancialmente una materia de interés nacional.
Deseo entregar algunos antecedentes generales respecto de los cuales, desgraciadamente, poco se nos enseña en nuestros propios textos de historia. Y son antecedentes que, además, son difundidos con equívocos por los medios de comunicación chilenos.
En 1898, hace cien años, se reunieron las Comisiones de Límites de ambos países con el afán de aplicar en todo el territorio el Tratado de 1881 y sus protocolos adicionales, como el de 1893. Este trabajo se realizó considerando todas las formalidades del caso, con cuatro actas y contando con planos, pues de no haber mediado la presencia de estos últimos no podrían haberse hecho las negociaciones pertinentes. En la actualidad, algunas autoridades señalan que no hubo mapas de por medio en las conversaciones sostenidas y que, por lo tanto, existe el riesgo de que esos acuerdos no tengan validez internacional. Lo cierto es que se trata de un absurdo. Yo mismo he tenido acceso a algunas publicaciones oficiales que no puedo dar a conocer en esta presentación, pero puedo señalar que existe un fascímil -lo muestro- de un plano oficial publicado en 1898, en donde se advierten las líneas de límites pretendidas, chilena y argentina.
En su oportunidad y de común acuerdo, las áreas divergentes fueron sometidas al arbitraje británico, en tanto que aquellas que no presentaban problemas y sobre las cuales había acuerdo, quedaron como límites determinados. Ésta es, precisamente, la situación en que se encuentra la zona de Campo de Hielo Patagónico Sur, entre el Monte Fitz Roy y el Monte Stokes.
Resulta importante señalar que, después del arbitraje británico de 1902, se ratifica al monte Fitz Roy como hito natural. Incluso, posteriormente hemos encontrado algunos documentos, de procedencia argentina y de carácter oficial, en los cuales dicha línea de límites ya determinada se continuó trabajando y demarcando afectando en concreto a los cerros Heim , Mayo y Campana. En forma posterior al proceso que he señalado, ambas naciones efectuaron expediciones y trabajos, como así también muchos otros países, motivados principalmente por los grandes atractivos y por la fuente casi inagotable de nuevos conocimientos que esa zona entrega a todo el mundo y, en especial, a una gran cantidad de ramas de la ciencia. Expediciones como las de Reichert, Kolliker , Agostini , Shipton y Tilman , que continúan hasta nuestros días, van entregando nuevos antecedentes que demuestran que la línea de 1898 no corresponde ni a una alta cumbre ni tampoco a una divisoria de aguas, cual es el espíritu del Tratado de 1881. Esto, sumado al abandono histórico en que Chile tiene a esa zona, de alguna manera fue dando pie para que en la década de los 60 se pretendiera cambiar lo ya delimitado y establecer una línea distinta. Evidentemente, tal propósito resulta absurdo, porque vulnera principios muy claros del Derecho Internacional, como son, por ejemplo, la Cosa Juzgada y la Estabilidad de Fronteras.
Además, ya en el año 1900 se supo que el monte Fitz Roy no cumplía ninguna de esas dos condiciones, por cuanto se ubicaba de manera íntegra en la cuenca atlántica. Sin embargo, el árbitro, entendiendo estos principios, ratificó el monte Fitz Roy como hito natural compartido equitativamente por los dos países, lo cual fue aceptado por las partes. Incluso, en su fallo de 1902 corta la cuenca atlántica para acceder al monte Fitz Roy , y es evidente que sale por una línea distinta para después continuar por la línea de acuerdo. Y todo esto lo hizo de manera segmentada, pues ésa era ya una línea determinada. Hago énfasis en esta línea distinta porque, curiosamente, para satisfacer la necesidad de lograr esta pasada por el cerro Fitz Roy , Argentina pretende validar el absurdo y la falacia de una línea que entra y sale por sí misma. Eso es inaceptable.
El arbitraje de Laguna del Desierto, que, según hemos tratado de demostrar, fue un proceso bastante viciado, cambió dicha línea producto del arbitraje de 1902, la cual, incluso, fue demarcada a petición de las partes en 1903. Ante esta insostenible petición, muchos años después, en 1991, y motivada por el afán de resolver todos los problemas pendientes con el país vecino, Argentina propone trazar una línea intermedia que actualmente se conoce como poligonal. Entre la línea chileno-argentina de 1898 y la nueva pretensión argentina de la década del 60, hay un área comprendida de aproximadamente 2 mil 305 kilómetros cuadrados. Esta poligonal deja mil 248 kilómetros cuadrados para Argentina y mil 57 para Chile. La verdad es que ahí existe un elemento de poca equidad, si bien se hace una mezcla con temas de otros 22 puntos que estaban resueltos y que se incluyeron en el acuerdo de 1991 por comisiones técnicas competentes.
Deseo señalar algunos problemas de la línea poligonal.
En primer lugar, nuevamente quiero hacer énfasis, y es muy importante para Chile, en que esta línea cambiaría -afortunadamente aún no ha sido aprobada- el límite chileno-argentino de 1898 que ya he señalado, incluso con principios de demarcación.
Las áreas son poco equitativas no solamente en superficie, pues Argentina se quedaría prácticamente con la larga secuencia de 232 kilómetros de atractivos turísticos de rango internacional.
Otro ejemplo es que esta línea nos deja sin acceso al Cerro Fitz Roy , el cual, además, tiene una característica peculiar. Se trata de uno de los cerros más atractivos, reconocido por todos los expedicionarios de la Patagonia, y, de hecho, por algo siempre fue considerado sagrado por los aborígenes del sector: los Tehuelches. Evidentemente, este hito debe ser repartido en forma equitativa y, además, se hace necesario permitir su acceso.
Algunas versiones de prensa, por desconocimiento, han señalado -y desgraciadamente esto empieza a ser asimilado por la opinión publica de nuestro país- que Chile ya ha perdido el Cerro Fitz Roy, producto del fallo, con los vicios que he manifestado, de Laguna del Desierto. No es así.
En primer lugar, se ha estudiado una serie de caminos y sendas que quedarán unidas al camino transversal que conecta a la Carretera Longitudinal Austral, por medio de la cual se podrá acceder al Cerro Fitz Roy , aunque con algunas dificultades. Por un lado, se halla el Ventisquero Chico y, por otro, el Ventisquero O´Higgins, que son glaciares que han retrocedido más de 15 kilómetros en los últimos 50 años y van a seguir retrocediendo por los cambios climáticos, según todos los estudios sobre la materia.
Por otro lado, las operaciones de Hielo Azul de la Fuerza Aérea de Chile han demostrado inequívocamente que, gracias a la tecnología y a su pericia, se dan las facilidades para que otras personas, fundamentalmente turistas y científicos, puedan visitar y ocupar estas áreas. Es posible acceder con medios aéreos en forma bastante expedita al sector, y eso debe ser un elemento importante que ha de tenerse en cuenta.
Por otro lado, existe un camino mixto que aprovecha el mismo valle de Laguna del Desierto, por el cual Chile puede acceder a su porción equitativa del cerro.
Otro problema digno de destacar respecto de esta poligonal de 19 vértices, apunta a que crea una serie de incertidumbres. Y voy a mencionar sólo algunas. En los primeros 30 kilómetros la línea corre hacia el oeste en vez de hacerlo hacia el sur. Evidentemente, eso resta una parte importante a Chile.
El vértice 9 -llamado Cerro Torino - fue descubierto y denominado por el célebre sacerdote salesiano José María de Agostini , pero en la realidad se encuentra varios kilómetros hacia el poniente, casi en las caídas hacia el Fiordo Falcon del Océano Pacífico. Por lo tanto, se trata de un caldo de cultivo para nuevas controversias.
Además, la poligonal tiene una excesiva proximidad que vulnera el Protocolo de 1893 en el vértice 12, por cuanto queda mirando al mar en el sector del Fiordo Peel, así como sucede con los cerros de Valparaíso. Además, al final nos encontramos con un pretendido rescate de una línea de divergencia entre las dos líneas que proponían Chile y Argentina en 1898, que compromete al Parque Nacional Torres del Paine .
Quiero hacer resaltar este elemento, pues el señor Canciller ha manifestado en la prensa que dicho Parque no está comprometido. Tengo en mi poder la Carta Oficial del Sistema de Áreas Silvestres protegidas por el Estado a cargo de la CONAF, en el cual fehacientemente aparece la continuidad, en el Campo de Hielo Patagónico Sur, del Parque Nacional Bernardo O´Higgins, que es el más extenso de Chile, con 3 millones 525 mil 901 hectáreas, y luego la del Parque Nacional Torres del Paine, con 181 mil 414 hectáreas.
Evidentemente, en este sector, la poligonal resta una parte importante de territorio a este último Parque y deja en una situación bastante insólita al glaciar Dickson , que corre hacia el Pacífico, por cuanto lo corta en dos porciones. Además, se trata de un glaciar que se está retirando.
Al parecer, el señor Canciller se está confundiendo con el Parque Nacional El Calafate o el de los Glaciares. Sin embargo, ésas son las nominaciones hechas por los argentinos, que pretenden hacer crecer sus parques a costa de los que he señalado.
Además, el mapa base sobre el cual se negoció la línea poligonal fue realizado por Argentina; y los mapas posteriores hechos por Chile señalan algunas variaciones importantes para uno y otro lado; pero, además, nuestro país estaría entregando una superficie mayor que la que indicamos.
Sobre la base de estos antecedentes, quiero enfatizar la idea de que no hay que llegar a desestimar los acuerdos de 1898, el arbitraje de 1902 y las demarcaciones posteriores, ni pretender hoy, a fines del siglo XX, con otro conocimiento, volver a aplicar el Tratado de 1881, porque ello, evidentemente, significa desestimarlo todo, y eso es lo que en cierta medida asusta a algunas personas de la Cancillería. Estas cosas no son en blanco y negro, y uno corre sus riesgos. Pero el Tratado de 1881, como se señaló por los expertos de la época -que eran pocos y no fueron escuchados por las autoridades de entonces, y parece que tampoco por las actuales-, es inaplicable en la zona austral, porque las divisorias de aguas no coinciden con las altas cumbres. Por lo tanto, hay que buscar otras fórmulas de arreglo, que son las ya mencionadas.
Después de la poligonal del año 91, surge un trabajo bastante sui generis entre Parlamentarios chilenos y argentinos, en el cual se contienen todos los planteamientos expuestos respecto a las dificultades. En seguida señalaré por qué, curiosamente, esta poligonal que uno presenta como negativa para Chile, también es considerada negativa en Argentina. Eso no deja de sorprendernos, y es algo que debemos investigar.
Pero este trabajo de Parlamentarios, al margen de todas las facultades constitucionales, llega a un protocolo adicional que asumen las Cancillerías y que envían a los respectivos Congresos. En éstos, haciendo un breve resumen, solamente se reproducen acuerdos bilaterales y multilaterales firmados por ambos países; no se resuelve en absoluto el acceso al monte Fitz Roy ni la proximidad al mar, sino que solamente se hacen declaraciones al respecto. Sin modificar la poligonal, esto no se puede resolver, y, lo que es peor, se compromete a la Antártica.
¿Por qué esto, que puede parecer insólito? Uno de los elementos del Protocolo Adicional señala que la poligonal que se acuerde -si es que así se ratifica, y esperamos que no- por los respectivos países, no vulnerará o afectará las pretensiones de ambos países en el territorio antártico. Sin embargo, esto hay que leerlo en forma más acuciosa: no vulnera la pretensión argentina en la Antártica. Esta pretensión surge y se fundamenta en el punto más al poniente que ellos tienen en su límite con Chile, proyectado hacia el polo sur. Y como dicho punto se encuentra en el Campo de Hielo Patagónico Sur, constituye un elemento que está en juego. Aquello de entregar, o de dar más facilidades a Argentina en una negociación del dicho Campo de Hielo, resulta evidentemente comprometedor para los intereses nacionales.
Nos enteramos en las últimas semanas, como señalé al principio, que se están realizando algunos trabajos por parte de Parlamentarios en Argentina, en el sentido de cambiar la poligonal. ¿Cómo? En primer lugar, aumentando en el Campo de Hielo Patagónico Sur la cuenca del río Santa Cruz y de sus afluentes, corriéndose, por supuesto, bastante más al poniente. No olvidemos que muchas cuencas pacíficas, o prácticamente todas, producto del fallo y el Laudo de 1902, quedaron compartidas con Argentina. Por lo tanto, creemos que no constituye siquiera pecado el que Chile tenga alguna porción de cuenca atlántica en esta área, en la medida en que los conocimientos al respecto han ido cambiando los acuerdos a que se arribó en su época.
Además, pretende, en compensación por así decirlo, abrir la poligonal en el sector del monte Fitz Roy , pero en una fracción mínima para garantizar una suerte de acceso. También pretende correr en una porción bastante menor la línea en la proximidad al cerro Peel, y hacer un ajuste en el sector extremo sur de la poligonal, que está justamente en el área ubicada entre el Parque Nacional Bernardo O'Higgins y el Parque Nacional Torres del Paine, para resolver algunos problemas. Se trata de una especie de compensación y negociación ante las aprensiones que se han manifestado en los dos países.
Curiosamente, la suma de todas las compensaciones favorecería a la Argentina en 57 kilómetros cuadrados adicionales.
En realidad, señor Presidente , nosotros creemos que ésa es una forma bastante insólita de llevar las relaciones exteriores en asuntos tan importantes, a los cuales, evidentemente, deben concurrir partes más representativas, por así decirlo, de la sociedad chilena, y no solamente algunos Parlamentarios.
Por tales razones, solicito que se envíen algunos oficios relativos a estos planteamientos, en primer lugar para que se revisen los textos de estudio sobre el particular, especialmente en Historia y Geografía, tanto en Chile como en Argentina. Ocurre que en este último país los planteamientos que estoy exponiendo, y que a nuestro juicio son negativos, ellos los aprecian igualmente como negativos, aunque por otras razones. En Argentina se enseña a los ciudadanos, desde pequeños, que todo el territorio que Chile posee al sur de Puerto Montt se lo ha quitado a ese país. Esto, que puede parecer insólito, es asumido por algunos Parlamentarios que hoy en día ejercen en el Congreso Nacional argentino, y también por la ciudadanía de esa nación.
Sin embargo, las cosas no son tan extremas. Hay académicos argentinos que han investigado los mitos por los cuales ese país también sustenta sus relaciones internacionales y que lo llevan a conflicto con las naciones vecinas, y, a veces, con el concierto internacional de países. Un ejemplo es el doctor Carlos Escudé . Éste es uno de tales mitos, y por ello tiene los mismos problemas con el resto de los países vecinos en la parte norte del cono de América del Sur.
Por lo tanto, creo necesario pedir que se haga un esfuerzo para que en la Cancillería, en el Ministerio de Educación y en el propio Congreso Nacional, en su biblioteca, que tiene un excelente material y personas competentes en tales asuntos, así como en la Oficina de Informaciones, se realice un estudio acucioso acerca de cómo se enseña la Historia en Chile, y cómo se la enseña en Argentina. Podrá así verse si en algún momento podremos ponernos de acuerdo.
La tarea requiere sin duda de una investigación de carácter muy objetivo y profundo, que finalmente sea aceptada por las partes. Si se está enseñando Historia en forma distinta a cada pueblo, estaremos alimentando presiones ante las autoridades respectivas, que nunca podrán llegar a alguna clase de acuerdo y permanencia en una línea de frontera que debe tener esa característica: ser permanente.
En segundo lugar, nuestro Congreso debe llegar a conocer quiénes son los Parlamentarios que están realizando la negociación mencionada, y a título de qué; quién les ha entregado facultades que, por cierto, no les da la Constitución. Pienso que, estando en el Senado el acuerdo relativo a Campo de Hielo, nosotros deberíamos saber con qué elementos de juicio cuentan: si conocen o no el sector, y, en el fondo, qué es lo que están negociando. Esto, porque finalmente su opinión se asumirá por la Cancillería respectiva, y nos será entregada como protocolos adicionales o como nuevos acuerdos.
Considero que eso es altamente peligroso.
Es evidente -y en esto me hago responsable, porque, a mi juicio, se trata de un asunto de Estado- que debiéramos empezar a analizar en profundidad, con los antecedentes que he expuesto y otros que no dan como para que los representemos en el tiempo del que disponemos, la posibilidad de que, por parte de nuestro Gobierno se examine la factibilidad de retirar el Acuerdo de 1991 del Congreso. Ello, porque sabemos que en Argentina ocurrirá lo propio. Por las razones expuestas, deberíamos en alguna medida congelar el asunto, en el sentido de que no se lleguen a tomar decisiones apresuradas, y de que, en primer lugar, se haga luz en las cuestiones citadas en cuanto acuerdos de 1898, a las demarcaciones que se practicaron más tarde y a todo antecedente sobre las expediciones. Además, habrá que realizar un esfuerzo sustancial desde el punto de vista geográfico, aparte hacer un modelo de lo que sucederá en la medida en que el Campo de Hielo Patagónico Sur continúe su proceso de derretimiento. No se trata de derretir sólo una masa de hielo de 12 mil 500 kilómetros cuadrados de superficie, con profundidades de 800 y 1000 metros en algunos casos, sino también de asociar a ellos el enorme proceso de erosión que producen en el fondo. Antes, once mil años atrás, todo el territorio al sur de Puerto Montt estaba englaciado. En la medida en que se fue derritiendo, las cuencas que originalmente vertían hacia el Atlántico, por los procesos de erosión que producen los rápidos movimientos de hielo, las cuencas fueron captadas y hoy en día vierten hacia el Pacífico.
No hay razón alguna que impida suponer una hipótesis consistente en que a los lagos Viedma y Argentino podría sucederles algo similar.
Ése es un elemento que debe pesar. Y nosotros, con la capacidad científica que existe hoy en día y conscientes de que para ello se requiere tiempo, tenemos que investigarlo con mayor profundidad.
Señor Presidente , ruego que este planteamiento se entregue de manera más formal -lo puedo hacer personalmente; inclusive, hemos publicado un libro sobre el particular- a los miembros del Senado, a fin de que lo analicemos con la mayor amplitud y calma posibles. Porque la integración que se vive con Argentina en materias económica, social y cultural tiene un camino propio. Los asuntos limítrofes también tienen un camino propio, amparados por el Tratado de Paz y Amistad de 1984. Y no hay ningún riesgo de fricciones mayores en la medida en que uno no se salga de estos elementos claves del Derecho Internacional y de los acuerdos entre los dos países.
He dicho.
El señor RÍOS ( Vicepresidente ).-
La Mesa entiende que el señor Senador ha solicitado que sus palabras se envíen a la Cancillería y, también, al Ministerio de Educación, para los efectos de conocer los textos de estudio que se usan en esta materia en el país.
El señor
Así es. Y a Su Excelencia el Presidente de la República , a fin de que se analice como política de Estado la conveniencia o pertinencia de retirar del Congreso el Acuerdo de 1991.
--Se anuncia el envío de los oficios respectivos, en nombre del Honorable señor Horvath, conforme al Reglamento.
El señor
Si es necesario incorporar en el documento que se enviará al Ministerio de Educación las cartas geográficas o los mapas que Su Señoría mencionó, haremos los esfuerzos para ello. No es posible incluirlos en la Versión Oficial del Senado, pero sí, eventualmente, en el oficio que se pidió enviar.
El señor
Señor Presidente , en nombre del Comité Renovación Nacional, adhiero a lo expresado por el Senador señor Horvath.