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Antecedentes
  • Cámara de Diputados
  • Sesión Ordinaria N° 32
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  • Legislatura Ordinaria número 335
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Intervención
ERECCIÓN DE MONUMENTOS EN MEMORIA DE TRIPULANTES DE LA GOLETA “ANCUD”. Primer trámite constitucional.

Autores

El señor MARTÍNEZ, don Gutenberg ( Presidente ).-

Tiene la palabra el Diputado don Pedro Muñoz .

El señor MUÑOZ .-

Señor Presidente , me he sumado a la iniciativa de erigir sendos monumentos en Ancud y en mi ciudad, Punta Arenas, en memoria de los tripulantes de la goleta “Ancud”, con la profunda convicción de que este homenaje viene a rescatar de las páginas de nuestra historia patria un episodio lleno de coraje y decisión de hacer soberanía.

No es fácil señalar el preciso instante en que se forjó en la mente del general Manuel Bulnes la resolución de enviar una expedición militar al estrecho de Magallanes. Bulnes, quien desde joven vinculó su vida con los destinos de nuestra patria, fue testigo de la gestación de las diversas construcciones reguladoras del sistema político del gobierno, en todas las cuales, al fijarse los límites que abarcaba nuestro país, se advertía siempre que éstos, por el sur, alcanzaban hasta el cabo de Hornos, con lo que se documentaba el deseo latente de extender hasta allí la soberanía nacional.

En 1840, se aclamó el nombre de Bulnes, general victorioso, convertido en héroe popular, como candidato a la presidencia, con un entusiasmo público que era presagio de un triunfo seguro.

Entonces, el problema de la ocupación y colonización del estrecho de Magallanes cobró nuevo aspecto, y entró en la órbita de las ideas que el candidato consideraba en sus hondas cavilaciones de estadista.

Bulnes, que llevaba entre sus planes de gobierno el de la ocupación del estrecho, no dejó pasar mucho tiempo sin tomar las medidas preliminares y sin promover el estudio de los medios para ejecutarlas.

Muchas reuniones de gabinete fueron dedicadas a la ocupación de Magallanes, y en una de ellas se consideró la conveniencia de destacar en Chiloé a un funcionario capaz de recoger en esa provincia los informes que se juzgaban necesarios como previos antes de adoptar una resolución definitiva.

La elección recayó en Domingo Espiñeira, comisario contador de la marina, a quien Manuel Montt , en ese entonces interino de la cartera de Guerra y Marina, le recomendaba que en cuanto llegara al archipiélago de Chiloé, acumulara allí todos los informes sobre los lugares más accesibles y convenientes en las costas del estrecho de Magallanes para el establecimiento de una o más colonias; que para el caso de que aquellos informes demostrasen que en dichas costas existían terrenos habitables, por su clima durante todo el curso del año y propios para el cultivo, debía equipar una expedición exploradora, a cargo de un práctico de confianza, asesorado, además, por alguna persona con bastante capacidad como para fundar poblaciones y asegurar su permanencia, y que la expedición debía enviarse en la estación más oportuna y en una embarcación al estilo de aquellas en que acostumbran los naturales extender sus pesquerías hasta las vecindades del estrecho, quedando facultado el funcionario para realizar todos los gastos que fuesen requeridos.

Como Chiloé carecía de almacén naval o algo que se le pareciera, Espiñeira encargó directamente a Valparaíso todo el material y el aparejo para la pronta terminación de la goleta que debía llevarlo al estrecho de Magallanes a cumplir con la misión encomendada.

Lo construido no podía llamársele con propiedad goleta, puesto que no tenía de ésta más que el aparejo; tratábase más bien de un lanchón o pielebote, al estilo de los comunes en el archipiélago de Chiloé.

Sin embargo, la goleta causaba la admiración entusiasta del intendente Espiñeira , quien decía de ella que era “una verdadera goleta en la que podían ir con toda seguridad 30 hombres y que era la obra mejor en su género que ha salido de la provincia de Chiloé”.

Por una consideración de respeto al Primer Mandatario de la República había dispuesto que la goleta llevara el nombre de Bulnes, quien, en un justiciero homenaje que rindió el gobierno a la laboriosa población que contribuyó a sus construcción, le comunicó a Espiñeira que la goleta se denominaría “Ancud”.

Esta decisión del presidente Bulnes vino a hacer justicia al esfuerzo y trabajo de los chilotes, como presagio de lo que estos hombres significarían en el futuro de Magallanes.

Puesta a flote y aparejada la “Ancud”, llegó el momento de alistarla para la delicada expedición.

Como señaló el Diputado señor Ascencio , informante del proyecto, su tripulación estuvo compuesta por su comandante, el capitán de corbeta graduado de fragata, Juan Williams ; lo seguía en orden jerárquico a bordo el piloto segundo adscrito a la Armada, Jorge Mabon , y tras éste, el timonel Ricardo Didimus . Se completaba el rol de la tripulación con seis marineros: José Santana , Remigio González , Francisco Hernández , Gerónimo Ruiz , José Víctor y José María Yáñez . La guarnición militar, que iba a cubrir en su confín la primera población chilena en el estrecho de Magallanes, iba al mando del teniente de artillería don Manuel González Hidalgo , el sargento segundo Eusebio Pizarro , el cabo José Hidalgo y cinco soldados: Cipriano Jara , Valentín Vidal , Pascual Riquelme , Manuel Villegas y Lorenzo Soto . Completaban la tripulación Bernardo Philippi , como naturalista voluntario, el carpintero segundo Lorenzo Aros y un grumete o paje, el niño Horacio Luis Williams , hijo del segundo comandante.

Para promover y asegurar el primer intento colonizador, se llevó a bordo a dos mujeres: doña Venancia y doña Ignacia , esposas de los soldados Jara y Vidal , valerosas mujeres que querían compartir la suerte de sus hombres en las duras y en las maduras.

El 21 de mayo de 1843, la goleta de guerra “Ancud” estaba lista para zarpar. Una fuerte ventolina del noroeste atrasó la salida hasta el día siguiente, durante el cual siguió soplando fuerte el viento y, además, cayendo la lluvia copiosamente. Ambos inconvenientes no alcanzaron a apagar los gritos de “¡Viva Chile!”, que acompañaron el alejamiento de la goleta desde el muelle.

Después de las dificultades que debió enfrentar la goleta durante la travesía, el 21 de septiembre de 1843 los tripulantes de la “Ancud” bajaron a tierra en Punta Santa Ana, cerca del actual Fuerte Bulnes , donde, entonando el himno nacional, izaron el pabellón chileno y levantaron el acta de toma de posesión de Magallanes para Chile.

Señor Presidente , honorables colegas, como diputado magallánico e hijo de chilotes, solicito vuestra aprobación a esta iniciativa. Esos valerosos hombres y mujeres que iniciaron nuestra soberanía en las australes tierras del principio del fin del mundo y escribieron esa página de nuestra historia, merecen que las actuales y futuras generaciones de chilotes y magallánicos los recuerden simbolizados en los monumentos que proponemos erigir en las ciudades de Ancud y Punta Arenas.

He dicho.

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