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Acusación constitucional
ACUSACIÓN CONSTITUCIONAL EN CONTRA DEL MINISTRO DE LA CORTE SUPREMA DON LUIS CORREA BULO. (Continuación).

Autores

El señor LEÓN (Vicepresidente).-

Tiene la palabra, por quince minutos, el diputado señor Gabriel Ascencio.

El señor ASCENCIO.-

Señor Presidente , comienzo mi intervención saludando a la inmensa mayoría de los miembros del Poder Judicial , no sólo a los magistrados de la Corte Suprema y de las cortes de apelaciones, sino también a los jueces de letras y jueces especiales del Trabajo, de Menores; a las señoras secretarias y señores secretarios y a todos los funcionarios judiciales en general, que pueden contar con nuestro respaldo, y a quienes les queremos enviar el mensaje de que en este país no hay un sector que sea dueño de la moral, de la verdad, de la ética, y que con las imperfecciones propias del ser humano, requieren hoy de sus conciudadanos el apoyo para la labor tan delicada y compleja que realizan y que es injusto que sean tan vilmente humillados y denigrados, como ha ocurrido durante esta acusación constitucional.

Además, todos votamos en conciencia y todos somos libres. Votamos en conciencia, porque no fue un consejo nacional de mi partido u otras comisiones políticas que decidieron el destino de esta acusación constitucional. Fue la comisión política de la UDI, presidida por el honorable diputado señor Pablo Longueira , la que determinó presentarla, por lo que la libertad de ese sector es distinta a la nuestra.

Por otra parte, la libertad de la cual hoy me enorgullezco me permitió liberarme de Pinochet, porque cuando presentamos aquí la acusación en su contra, había algunos que estaban atados de manos y de pies, los de la Derecha, que no votaron en conciencia porque necesitaban defender al dictador.

La Democracia Cristiana va a seguir defendiendo permanentemente la acusación constitucional como un mecanismo necesario para nuestra democracia. Además, vamos a exigir que todas las autoridades públicas, estén o no obligadas a colaborar en la actualidad, tengan la obligación de hacerlo. No obstante, no nos vamos a prestar para jugarretas.

Es muy importante tener presente que votaremos de acuerdo con el mérito de los antecedentes y con las convicciones a que hemos arribado, luego de haber estudiado los antecedentes y de haber participado en la Comisión. En consecuencia, quien habla, así como la inmensa mayoría de los diputados democratacristianos, estamos convencidos de que, más allá de las palabras, de los dichos y de las imputaciones gratuitas, no hay ninguna prueba que acredite los capítulos de la acusación con hechos directos y personales de Correa Bulo. Tanto es así que escuché hace poco rato a un diputado que dijo en esta Sala que asumía su responsabilidad, que denunciaba un hecho gravísimo, pero que no tenía pruebas. Otra diputada dijo que el acusado tenía que demostrar su inocencia. Sé que no es abogada, pero, por Dios, con esa afirmación cambia de una plumada todos los principios del derecho y toda la presunción de la buena fe. Ahora entiendo por qué se hacen tantas acusaciones irresponsables: porque creen que los acusados tienen que probar su inocencia. ¡Dios nos libre de esas personas!

Quiero recordar a quienes se dicen cristianos que quienes profesamos esa fe respetamos la dignidad del ser humano por sobre todas las cosas. Es una cuestión básica: respetar a las personas, no acusarlas así simplemente y creer que, por haber presentado la acusación, es culpable, por cuanto, en esa forma, podemos destruir a una persona. A Correa Bulo lo destruyeron cuando ganaron la batalla comunicacional. Hoy lo condenó esta sociedad, no sólo como traficante de influencias, sino que, además, por “coquero”, como dijeron. Eso no tiene vuelta atrás, pero esas son acusaciones irresponsables.

El honorable diputado señor Pablo Longuera dijo que respondían por lo que hacían y planteó por qué presentaron esa acusación, sabiendo que la iban a perder. Señaló que era por motivos de conciencia.

Después de tanto tiempo, ¿ustedes creen que somos ingenuos? ¿Cómo vamos a creer una cosa así? Aquí, independientemente del proceso, de la causa y de los resultados a que llegó la Comisión que estudió la acusación, hay hechos políticos que subyacen, que están presentes. ¿Cuáles son? Quiero que pensemos rápidamente en tres cosas: primero, quiénes son los acusadores, los protagonistas de la acusación; segundo, quién es el acusado y, tercero, vamos a descubrir el verdadero motivo por el cual esta acusación se presentó.

¿Quiénes son los acusadores? La UDI, que involucra a algunos diputados de Renovación Nacional, porque sólo algunos fueron arrastrados a apoyar esta acusación.

¿Quiénes son los defensores? Gente como Luis Valentín Ferrada , de Renovación Nacional; como Carlos Cruz-Coke, que podemos decir que es francamente de extrema derecha.

¿Quiénes son los testigos? Un señor Sergio Urrejola , de Derecha; Gloria Olivares , quien participó en la celebración del 11 de septiembre, haciendo brindis por el general Pinochet .

La Derecha pretende hacernos pisar el palito con esta inepta e irresponsable actitud.

¿Saben por qué presentan la acusación? Porque quieren que la rechacemos en bloque, para forjarse una gran imagen de defensores de la lucha antidroga, que votan en conciencia. Ya vivimos este truco en la acusación anterior.

Las distinguidas colegas de Renovación Nacional que fueron arrastradas a esta acusación tienen un problema: el recuerdo de lo que sucedió entre Andrés Allamand y Carlos Bombal . Gracias a la acusación constitucional en contra de Jordán, que yo y muchos democratacristianos apoyamos en su oportunidad, Bombal le ganó la senaduría a Allamand. Ahora creen que ese viejo truco volverá a funcionar. ¡Por Dios, seamos más serios! A veces vestirse con ropas ajenas cae mal, no gusta, no es serio.

Aparte de ese viejo truco, yo recordaba que Carlos Bombal , después de una tremenda barrida a la droga, no hizo nada más en contra de la droga, ni un proyecto, ni un programa, ni una participación en el Senado. O sea, utilizó y manipuló el tema.

Sin embargo, independientemente de eso, aquí nos tienen embarcados en esta acusación, respecto de la cual la honorable diputada señora Pía Guzmán dijo a “La Segunda” que una de sus testigos había traído un ventilador para tirar porquería. Así lo dijeron. Y aquí estamos todos, el país y las Cámaras, preocupados de esta acusación constitucional. ¡Dios nos libre de estas personas!

Ahora, ¿a quién escogieron? Al señor Correa Bulo . Es verdad que todo el mundo conoce sus desaciertos, no queremos negarlo. Independientemente de que no se haya probado su participación en ningún ilícito, todo el mundo habla de Correa Bulo. ¿Será eso suficiente para condenarlo? Algunos lo han condenado ya. Lo acusaron de pertenecer a una red de protección al narcotráfico y de que es un traficante de influencias.

Respecto de la primera acusación, la parte defensora presentó una gran cantidad de sentencias que destruyen ese argumento, mientras que la parte acusadora no presentó ninguna.

En cuanto a la acusación de que es un traficante de influencias, quiero preguntarles una cosa, pero, por favor, piensen. ¿Cuántos de nosotros no hemos ido más de alguna vez ante un juez, un secretario, una autoridad pública, un oficial de Carabineros o ante quien sea a pedir una ayuda a requerimiento de nuestros electores, de personas humildes -de gente que necesita de nuestra representación, de nuestra calidad de diputados-, porque creímos que era importante ayudarla? Hoy, todos nos hacemos los lesos, nadie lo recuerda; pero eso también es tráfico de influencias.

Aquí quieren crucificar a Correa Bulo , o ya lo crucificaron efectivamente, porque lo escogieron como el chivo expiatorio de la venganza que prepararon por el desafuero a Pinochet. ¡Eso es!

No voy a decir quién es Correa Bulo. El tema de derechos humanos será suficientemente tratado, quizás más adelante. Todo el mundo lo sabe. Entonces, el fondo del asunto es el objetivo político y todos sabemos que apunta a la venganza.

Además, estamos convencidos de que aquí hay una campaña para destruir al Poder Judicial . Quieren terminar con la sala penal; quieren hacer pedazos la jurisprudencia que en materia de derechos humanos se ha establecido. ¡Vean ustedes las declaraciones irresponsables que esta semana se han estado haciendo contra el Poder Judicial ! ¡Por Dios! No solamente las de Longueira, cuando hablaba de chacota y le decía más groserías, sino lo que esta semana salió en contra del Poder Judicial , y van a ver que ese camino ya lo recorrimos en alguna oportunidad en un tiempo que quizás todos quisiéramos olvidar, pero que siempre lo tendremos presente. Lo recorrimos allá por el año 1973, cuando todo el mundo trataba a las instituciones democráticas con el vocabulario más soez. Muchos saben hoy de su responsabilidad acerca de esos hechos, pero algunos han aprendido la lección y otros no. Así comenzó ese tiempo y todos ustedes saben cómo terminó: ¡con la peor tragedia que hemos vivido en los últimos años!

¿Cómo eran esas declaraciones? Irresponsables, como las de ahora. Así trataban en ese tiempo al Poder Judicial : “Viejos de mierda”, decía un diario de esa época.

(Hablan varios señores diputados a la vez).

Luego, decía: “No son de mierda; son ladrones”.

¿Ustedes quieren ser el nuevo “Puro Chile”? ¿Ese es su papel? ¿Eso quieren? ¿Esa es la seriedad que quieren? ¿Convertirse en el nuevo “Puro Chile” del país?

Aquí no hay nadie que quiera repetir esa historia. ¡Nadie! ¡No nos vamos a prestar para este juego! ¡No, señores! Y la diferencia entre ustedes y nosotros es que creemos en la democracia y ustedes no.

He dicho.

-Aplausos.

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