Labor Parlamentaria
Participaciones
Disponemos de documentos desde el año 1965 a la fecha
Antecedentes
- Senado
- Sesión Ordinaria N° 31
- Celebrada el 31 de marzo de 1965
- Legislatura Extraordinaria periodo 1964 -1965
Índice
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El señor
Señor Presidente, señores Senadores:
Levanto mi voz, con emoción, en nombre del Partido Socialista, para rendir homenaje humano y justo a las víctimas del sismo que asoló, fundamentalmente, cuatro provincias de la patria. Lo hago, además, como Senador por Valparaíso y Aconcagua, dos de las provincias más fuertemente dañadas.
Las víctimas de la irresponsabilidad
Tengo a la mano la lista de los que cayeron, no como consecuencia del sismo, sino de la irresponsabilidad y de la falta de respeto a la vida humana, bajo el alud que se despeñó desde el tranque sobre el el pueblo de El Cobre.
Esta nómina es la siguiente;
"Alfredo Salinas, Nicanor Ramos Tapia; los hermanos Raúl, Elba, Magdalena y Bernardina Ramos Allende; Adán Galleguillos; Marcos Ramos; los hermanos Nicanor Segundo, Sara, Estrella y Marta Ramos; Celinda Castro; los hermanos Serafín, Rosa, Oscar, Daniel y Rudecindo Olmos Ramos; Belarmino Oyanedel, Berta Vásquez; los hermanos América, Catalina, Teresa y Adriana Oyanedel Vásquez; Francisco Krepper y esposa; Amelio y Roberto Copinna; Juan Herrera Lazcano, Inés Tapia, Hortensia Herrera Tapia, Sergio Herrera Tapia, Carlos Arancibia Cáceres (director de la Escuela Nº 52, El Cobre) ; Carlos Arancibia Rojas, Delia y Carmen Arancibia Rojas, Benito Tapia, Nino Elgueta Lazcano, Tomás Salinas, Filiberto Díaz Rojas, Daniel Apablaza, Samuel Fernández, Eliana Fernández.
"Los hermanos Carlos, Inés y Corina de la Paz; Dina de Vargas, Miguel y Juan Vargas; los hermanos Alfonso, Víctor, Iván y María Honorato Pinto; Gladys Honorato Fernández, Eulalia de Honorato, Gladys Fernández Campos, Elena Honorato Fernández, Enriqueta Veloso Vera, Hernán Covarrubias Vera, Olga Hidalgo, Julio de la Paz Hidalgo, Estabina de Hidalgo, Sara Vásquez, José Oyanedel Vásquez, Leonor Oyanedel Vásquez; Hernán, Belisario y Rebeca Aguilera Díaz; los hermanos José, Rolando, Norma, Rosa, Mario y Juana de la Paz; Sonia Zúñiga, Rosa Guerrero, Samuel Arancibia y dos hijos; Freddy Arancibia y sus hermanos Egla Melania, Tito y Octavio, además de un hijo no identificado; Elsa Arancibia, Nora Muñoz Figueroa, Sergio Urqueta, Nelson Urqueta, Adriana González de Tapia; Bernardo, Gastón, Angélica y Rolando Tapia González; Ninfa y Celia Rojas Tapia.
"Los hermanos Orlando, Segundo, Ana y Elizabeth Arancibia Rojas; Ana Ibacache. Pedro Estay, María Salazar Oyanedel, Luis Salazar, Brígida Astudillo, Mario y Juan Salazar, Rosa Maroni Salazar,Aurora Alvarado, Julia Pérez Alvarado; Juan, Enrique, Hernán, Carlos, Isaida Pérez Alvarado; Hernán Vilches, Luis Santana, Sótero Domínguez y sus hermanos Margarita, Enrique y Eliana; Rodelia Castro y tres hijos no identificados de Sótero Domínguez y Rodelia Castro. Los hermanos Ema, Rafael, Ramón y Lupercia Silva.
"José Lucero, Clemira Tapia, Manuel Lucero Tapia; los hermanos Carmen, José Manuel, Jorge, Javier, Carlos y Miriam Tapia; Lucy de Tapia; Rafael Silva, Ramona de Silva; los hermanos Ema, Rafael, Ramón Silva; Lupercia Silva, Carlos Barría, Clara de Barría, José Barría, Adolfo Barría, Vitalia Barría, Maggi Barría, Rozana Barría, Marianela Barría, José Guerrero, Josefina de Guerrero, Pedro Guerrero, Maritza Guerrero, Rosa Tapia, Sara Oyanedel Tapia; Eulalia Honorato Avila, Santiago Rodríguez, Ester de Rodríguez, Eduardo Garrido, Ricardo Estay, Jorge Estay, Ana Zavala, Patricia Estay, RicardoSegundo Estay, Hermógenes Hidalgo, Hilario Guerra, Mario Mena, Oscar Valencia (regidor de la Municipalidad de Nogales) ; Oscar Segundo Valencia, Elena Alvarezde Valencia, Rosa Valencia, Vladimir Valencia; Víctor Vásquez, Fabiola Vásquez, Victoria Vásquez, Julia Oyanedel de Vásquez, Madam Vásquez, Rosa Vásquez, Victorino Vásquez y un hijo cuyo nombre se ignora.
"Estanislao Miranda, Berta Ibaceta de Miranda, Inés Rosa Miranda Ibaceta, Eduardo Miranda Ibaceta, Luis Aranda y esposa; Francisco Muñoz, Ester Muñoz, Alexis Muñoz, Marta de Osorio e hijo, Eliana de Villagra, Juan Villagra, Julia Villagra, Jorge Villagra, Juan Ramos; siete personas no identificadas, en tránsito de visita en el mineral.
"Zoila Rosa Torres, Diego Antonio Avila Honorato, Rosario Oyanedel, Erna Quiroz,. María Luisa Tapia, y una hija y un nieto no identificado".
La parte que me produjo más honda y humana emoción es el comienzo de esta lista, que parece como escogido. Dice : "Cayeron los hermanos Raúl, Elba, Magdalena y Bernardina Ramos; los hermanos Nicanor Segundo, Sara, Estrella y Marta Ramos; los hermanos Serafín, Rosa, Oscar, Daniel y Rudecindo Olmos; los hermanos América, Catalina, Teresa y Adriana Oyanedel Vásquez."
Ello está señalando que familias enteras desaparecieron bajo esa ola de légamo, relave, agua y arena, que con violencia inusitada se precipitó desde la elevada pendiente sobre el pueblo de El Cobre.
Quiero rendir, en Estrella Ramos, una niña, que paradójicamente llevaba ese nombre, mi homenaje a todos los niños, a todas las madres, a todos los hombres que cayeron. Era seguramente una niña que no tuvo el juguete que todos los niños ansian, por ser hija de obreros; vivió la amargura infinita de los hogares donde faltan el pan y la tranquilidad del mañana. En un día de sol, cuando la naturaleza estaba plena, su existencia se apagó debido a la furia increíble de esa inundación, que destruyó "todo un pueblo y hundió a más de doscientos cincuenta compatriotas en el silencio eterno.
Los responsables del dolor del puebloSeñores Senadores, si la catástrofe ha producido destrucción material, ái el terremoto en sí mismo apagó vidas, junto con rendir homenaje a las víctimas es indispensable señalar con dureza a los que, a mi juicio, son responsables de todos aquellos que vivían y trabajaban en ese mineral y que ayer perecieron. Es inconcebible tanta irresponsabilidad y desprecio por la vida humana. Nadie puede creer que los técnicos e ingenieros no hayan previsto lo que significaba el hecho de que una represa que contenía más de dos millones de toneladas de relave tuviera como soporte una frágil muralla que, antes, ya se había resquebrajado y que, al derrumbarse como consecuencia del sismo, ha producido este alto número de víctimas, que no debieron morir por esta causa y que pagan el tributo de sus vidas a aquellos que viven del esfuerzo, trabajo y sufrimiento ajenos.
Señor Presidente, personalmente puedo decir que, más que otros, he sentido esta tragedia. Fui el primer Parlamentario que, en la mañana del lunes, pudo atravesar ese lago gris de légamo, ripio y relave. Ya estaba parcialmente endurecido, y caminé sobre él con lentitud. Cada tranco que daba me golpeaba en la conciencia y en el corazón: sabía que, tres o cuatro metros más abajo de esa capa, estaban las que habían sido viviendas de los trabajadores, y familias enteras enterradas en lo que eran sus casas y que, para mí, siempre fueron covachas miserables. Cada paso que daba me recordaba que en seis, ocho o diez ocasiones estuve en El Cobre, como Senador por las provincias de Valparaíso y Aconcagua y como candidato a la Presidencia de la República. Sabía que allí, abajo, los obreros y sus mujeres, los mismos con los cuales había convivido, aquellos que me abrieron las puertas de sus casas, que me invitaron a su frugal mesa, aquellos que me entregaron la esperanza de sus niños, estaban ahora sepultados, por la irresponsabilidad de quienes los explotaron en vida y les negaron, inclusive, el derecho a morir tranquilamente. Cada paso me señalaba la brutal injusticia de un régimen que establece hasta en las viviendas la separación de clases; arriba, en los faldeos, los técnicos, los empleados; al pie del tranque, los obreros. Y, como siempre, éstos pagando con su vida el drama de su pobreza.
Todo esto viví al caminar por sobre ese lago gris que he mencionado. Y si me dolía como hombre, como político y como socialista, tenía conciencia de que allá abajo yacían trabajadores que estuvieron junto a nosotros, que eran básica y esencialmente militantes de los partidos Socialista y Comunista, pero que, ante todo, eran chilenos, que se sacrificaban para tratar de dar siquiera un pedazo de pan a los suyos.
Si me dolía profundamente ese recuerdo, debo decir al Senado y no pongo en mis palabras un dramatismo que no sientoque debí recurrir a todas mis fuerzas para sobrellevar el impacto emocional que me produjo, al llegar a un llano entre los faldeos, encontrar a un grupo de gente en ocho o diez carpas, familiares de los que habían caído. Me acerqué con silencio y respeto. Se levantó de un colchón una anciana que vino a mi encuentro y me abrazó con dolor indescriptible y, en medio de sollozos y lágrimas, me dijo que once de los suyos, toda su familia, estaban allí enterrados, habían desaparecido. Horas antes, formaban eso que todos amamos y sentimos profundamente: el hogar, la familia, el hijo, el hermano, el esposo, el niño o el nieto. Todo había terminado para ella. Sólo le quedaba lo que siempre habrá de acompañarla: soledad y amargura infinitas.
Un poco más allá, con la rudeza viril de un obrero, se acercó un compañero de mi partido y me dijo nada más que esto, señores Senadores: "Mi único hijo, de once años, está allí, compañero Allende. Le ruego pedir que vengan luego los "bulldozer". Quiero siquiera poder enterrarlo". Sufrí como hombre, como socialista y como chileno el impacto de las palabras de esa mujer y de ese hombre, palabras que laceraron mi espíritu.
Seguí avanzando y conversé con los dirigentes sindicales. Estuve con el compañero Ahumada, ahora presidente del sindicato industrial, militante del Partido Comunista, y con el compañero Valencia, dirigente del sindicato de empleados y miembro de mi partido. Al hablar con ellos, advertí en su serenidad la certeza de lo que es verdadero. Me dijeron lo que cuesta creer: en la mayoría de los pliegos de peticiones, los obreros reclamaron de la industria que tuviera cuidado con el tranque y, más que eso, que el pueblo de El Cobre fuese trasladado, pues existía la amenaza cierta de derrumbe. Agregaron que, meses atrás, Carabineros había estado varias noches de guardia, porque se sentía crujir la muralla del tranque y se temía una catástrofe. Me manifestaron, además, que la empresa siempre tuvo excusas, en el sentido de que los dueños del predio agrícola se negaban a vender terrenos para proceder al traslado de la población.
El hecho cierto está allí. Los obreros lo previeron, lo denunciaron y a su respecto formularon reclamos, peticiones y exigencias. Fueron los técnicos. Y la consecuencia final es que sucumbieron 87 familias, compuestas por más de 240 personas, por la codicia, irresponsabilidad o incapacidad de algunos.
Una actitud regresiva
Señor Presidente, en este instante debo recordar lo que tantas veces he dicho en el Senado desde esta banca. Hace veinticinco años, como Ministro del Presidente Aguirre Cerda, presenté el proyecto de ley modificatorio de la ley Nº 4.055, para establecer una legislación distinta sobre accidentes del trabajo y enfermedades profesionales. Señalo ante la conciencia del país y del propio Congreso el sentido de clase que caracteriza a la legislación en nuestra patria. ¡Veinticinco años en el Parlamento un proyecto de claro sentido social y responsable contenido técnico! ¡Veinticinco años para despachar una iniciativa que todavía está aquí, en quinto trámite, y que, a pesar de las solicitudes que hemos hecho a este Gobierno, no ha sido incluido en la legislatura extraordinaria! ¡Veinticinco años negando a los trabajadores afectados por enfermedades profesionales el derecho a recibir siquiera asistencia técnica y un subsidio o pensión! ¡Veinticinco años que miles y miles de obreros, a lo largo de Chile, llevan incrustada en sus pulmones la silicosis o la antracosis, frente a la insensibilidad brutal de los poderes públicos! ¡Veinticinco años que duerme un proyecto que tiene un capítulo destinado a la higiene y seguridad industrial, en un país donde es una farsa la protección del capital humano de los obreros!
Leyes que amparen al trabajador
Por eso, esa tarde, al recordar el drama que ha vivido Chile, después de sentir de cerca la tragedia de esos trabajadores, pido desde aquí al Presidente de la República que incluya, en los días que faltan de la legislatura en curso, ese proyecto de ley, que siquiera tiene las bases esenciales de un sistema encaminado a amparar en forma más amplia a los obreros y sus familias. No es posible que, cada vez que ocurre una catástrofe en el carbón, el salitre, o el cobre, tengamos que estar dictando leyes especiales para proteger a las viudas o los huérfanos. No es admisible que, a esta altura del avance del sentido social que caracteriza a la mayoría de los países, nos encontremos con medio siglo de retraso, ante un Código del Trabajo caduco en la forma y carente de contenido humano y social.
A mi juicio, la tragedia del pueblo de El Cobre marca y sella una etapa que debe desaparecer de nuestra patria. Ayer y al decir ayer me refiero a agosto del año pasado, sufrimos la catástrofe de los mineros de Andacollo. Hace pocos días, en Antofagasta explotó el barco "María Elizabeth" y perdieron la vida muchos trabajadores, también por irresponsabilidad. Hace minutos, por decirlo así, tres mineros de Schwager pagaron con su existencia el hecho de arrancar desde el fondo de las minas el oro negro. Y Chile entero tuvo sensación de amargura cuando en la zona costera de la provincia de Colchagua quedaron aprisionados en la mina Manquehua siete trabajadores, de los cuales cinco eran menores de 18 años. Hasta "El Mercurio" trae, en su página de redacción, un artículo en que se dice, comentando lo ocurrido: "Los obreros que laboraban en la mina, por otra parte, habían sido contratados al margen de las disposiciones legales vigentes y de todas las exigencias previsionales. En las faenas no se observaban las normas mínimas de seguridad requeridas en la especialidad minera, como tampoco las reglamentaciones sanitarias e higiénicas que resguardan la salud y Ta integridad física de los trabajadores".
¿Dónde están los médicos que tienen en sus manos la aplicación de las disposiciones del Código Sanitario? ¿Y dónde, los técnicos de la seguridad industrial? ¿Dónde están las reparticiones del Ministerio de Minería cuya obligación es aplicar siquiera las rutinarias medidas hasta ahora vigentes, pero que de algo sirven?
Si son responsables de esta tragedia los empresarios que por avaricia desprecian la vida humana de los chilenos creadores de la riqueza de que ellos usufructúan, son a mi juicio tanto o más responsables y alzo mi voz condenatoria para ellos, los funcionarios que no saben cumplir la elemental obligación de hacer respetar las leyes y reglamentos vigentes, las cuales amparan, siquiera en parte, a los trabajadores.
¿Cómo es posible que todo el país no sienta la repulsión de saber que cuatro niños estuvieron sepultados por un derrumbe en una mina donde no se cumplió ninguna, disposición?
Es de esperar que el actual Gobierno comprenda que esto no puede continuar. Tengo la esperanza y no puedo dudarlo de que el Presidente de la República oirá este clamor y pondrá atajo a tanta injusticia, arbitrariedad y corrupción.
Dimensión real de la tragedia
Deseo, ahora, destacar, lo que fue el sismo en su verdadera proyección.
Los diarios han afirmado que cuatro provincias Coquimbo, Valparaíso, Aconcagua y parte de Santiago, fueron seriamente dañadas y entre ellas, fundamentalmente, los pueblos de Nogales, San Felipe, Putaendo, Los Andes, Llay Llay, Illapel, La Cruz, Viña del Mar, La Ligua, Papudo, Zapallar, Catapilco, Hijuelas, Salamanca, Caimán, Quilpué, Quillota, Catemu, Calle Larga, Manquehue, Valparaíso, sector de los cerros, Puchuncaví, Ventanas, Guangualí, Chincolco, Petorca, Hierro Viejo, Pedegua, Cabildo, Placilla, Valle Hermoso, Calera, Tiltil, Lampa y Colina, en la capital.
Señor Presidente, el lunes recorrí, desde la madrugada. El Cobre, localidad a que ya hice referencia, y luego El Melón, Nogales, Hijuelas, La Ligua, Cabildo y Llay Llay. Y puedo decir que la proyección de esta catástrofe es mucho más amplia y más profunda que lo que pudiera imaginarse.
No había oído, hasta la tarde del lunes, ni siquiera mencionar al pueblo de Hijuelas. Es una calle larga, de dos o tres kilómetros. Pues bien, puedo asegurar a Sus Señorías, que en toda esa extensión no hay una sola casa habitable. Contemplé lo que nunca había visto, no obstante que, como Ministro de Salud Pública, conocí las consecuencias de los sismos de 1938 y, como Senador, las derivadas de los de 1960. Vi casas aplastadas, sentadas ; el techo a veinte centímetros del suelo. ¿Por qué? Porque eran construcciones de adoble, primitivas, viviendas de gente modesta y humilde. Lamentablemente, también en estas tragedias es el pobre quien paga y sufre y al cual afecta más lo que acontece.
Sí, señor Presidente, la proyección de de esta tragedia es mucho más profunda.
No se puede medir el drama de un pueblo por las vidas que se apagan. No hay cómo apreciar o medir el valor de una vida humana. Ella no tiene precio, pero, señores Senadores, puede y debe medirse la repercusión que estos hechos tienen para la economía general del país, en su industria, comercio, agricultura, en los servicios públicos, etcétera. Y está además el agudo problema de la vivienda. En los pueblos a que me he referido, las viviendas están destruidas en altísimo porcentaje. Transité por La Ligua. Es cierto que se ven los frontis de las casas, pero penetré en ellas y puedo decir que es imposible continuar habitándolas.
Conservo en mi retina un detalle que tiene algo de familiar.
En mi casa hay una empleada vinculada a mi familia, porque tiene el contenido de esas viejas "mamas" tradicionales. Es decir, ha estado junto a mis hijas. Su gran esperanza, quizás sin decirlo, era una lámpara de lágrimas. Vive en Valle Hermoso. Viajé hasta allá para saber que le había ocurrido. En apariencia, su vieja casona estaba en pie, pero destruida en su interior. Desde una viga vacilante pendía la lámpara de lágrimas, ambición de esa modesta mujer. Era lo único que quedaba. Más allá, un pilar; un letrero con una leyenda de "CocaCola, bien helada". Al pie de él, un anciano apoyado en el respaldo de un catre. ¡Todo lo que había salvado!
Hay un drama mucho más hondo. No se trata sólo de cuatro provincias. Es la economía de Chile la que está herida profundamente. Hay que pensar lo que puede significar, por ejemplo, el hecho de que la fundición de Las Ventanas se encuentre paralizada. ¡Quizás cuanto tiempo continúe así, lo mismo que la Refinería de Concón!
Es necesario comprender lo que todo esto significa frente a la realidad de una agricultura azotada por la sequía y a la paralización parcial de la zona norte, sobre todo en las actividades de la industria pesquera. Y a todo esto debemos agregar nuestra condición de país subdesarrollado. Grandes déficit caracterizan su existencia sombría y dramática: de viviendas, alimentación, vestuario, educacional, déficit, en fin, en todos los rubros esenciales para la existencia humana.
Hay que comprender que el hombre de Chile, el ciudadano medio, vive en la incertidumbre, sin seguridad ninguna respecto de su destino ni del de sus hijos.
Ese es el drama de un país, como el nuestro, con esas características económicas y que, además, como sello de fatalidad, es, junto al Japón, el país con menor estabilidad, el más sísmico, el más propenso a movimientos terrestres que siempre traen miseria, dolor, cesantía y hambre.
Apoyaremos las iniciativas en favor de los damnificados.
Al recorrer los pueblos devastados por los sismos, me encontré en La Ligua con el señor Presidente de la República, con quien compartí algunos minutos de tarea en el anhelo sin fronteras de allegar algo para mitigar el dolor de tantos.
Sé que el Gobierno se ha empeñado en superar esta situación. Seguramente lo hará; pero también se que se debe proceder con mayor premura. Se requieren más decisión y audacia, porque faltan pan, colchones, frazadas, medicamentos, atención médica; porque hay centenares de compatriotas nuestros que tienen el suelo por cama y las estrellas por techo. Permanecen a la intemperie. No pueden penetrar a sus viviendas, porque tienen el legítimo temor de que, al menor estremecimiento, ellas terminen de derrumbarse. Gentes sin trabajo, sin dinero. Gentes que vegetan sin agua, aire, luz. Sombras en las sombras.
¿Cuántos son los que viven así? No lo puedo saber ni reclamaré del Gobierno ese antecedente. Pero pensemos que en cualquier momento sobrevengan algunas lluvias, con su secuela de epidemias y enfermedades, azotando los cuerpos famélicos de los hombres de la patria heridos por el sismo.
Por lo tanto, necesitamos una política de emergencia, audaz, de guerra para tiempos de guerra: estamos en lucha contra el hambre y la miseria, flagelos que en este momento golpean implacables a millares de nuestros compatriotas.
Desde estas bancas, donde nos sentimos orgullosos de tener ideas y de ser opositores al Gobierno, decimos al Presidente Frei que puede contar con nuestro apoyo parlamentario y nuestra acción frente a iniciativas que el Ejecutivo proponga con relación al sismo, porque cuando el dolor nos une no hay fronteras que nos separen. Estaremos aquí para cumplir nuestro deber de chilenos; pero, al mismo tiempo, reclamo una acción dinámica del Gobierno y la ejecución presta de las medidas que se adopten, a fin de defender lo mejor que tiene un país: sus hombres y mujeres, sus gentes.
No basta reconstruir.
Puedo señalar y me lo hacía presente mi amigo el Honorable señor Ampuero, quien se encontraba en Los Andes cuando ocurrió el terremotoque hasta las últimas horas de la tarde del domingo no se tenían noticias en Santiago de la tragedia brutal de El Cobre, la cual sumió en el dolor a tantos compatriotas nuestros. Sin embargo, en Los Andes y en Llay Llay ya se tenía conocimiento de lo ocurrido.
Por eso necesitamos comprender que no basta reconstruir. No. Los pueblos que tienen sentido de superación, cuando son golpeados en las hecatombes de la Historia, logran vencer las dificultades cuando existe el acervo nacional que los une, la historia que los impulsa, el presente que los obliga y el futuro que los amarra.
Recordemos que hemos vivido la tragedia de otros pueblos: Guérnica, Lídice, Oradul, Stalingrado, Hiroshima. Fueron para nosotros escenarios de tragedias, de las cuales fuimos espectadores. Ahora somos protagonistas de una tragedia ocurrida en nuestro propio país, donde la improvisación marca y sella una actitud que parece tradicional y que nos mantiene sumidos en el sueño colonial. Ello ocurre mientras otros pueblos sacuden las telarañas de la historia para incorporarse con paso ágil y hacer posible las realizaciones que los hombres y los pueblos reclaman.
No basta reconstruir. Tenemos la obligación es un imperativo de supervivenciade romper el retraso y el marasmo que ha caracterizado el desarrollo de nuestra patria, para que, con sentido superior, plenamente nacional del concepto de nuestra economía, hagamos de esta tragedia y del profundo dolor humano que de ella fluye, el acicate que impulse, con nuevo espíritu, las posibilidades de desarrollar a Chile en su gran dimensión contemporánea.
Todos los continentes, y en ellos los pueblos, rompen con audacia el subdesarrollo, para incorporar las riquezas básicas al patrimonio de los Estados. Un sentido nacional moviliza a los pueblos; una reforma agraria profunda termina con el hambre y hace producir la tierra; una redistribución justa de la renta nacional pone fin al privilegio de unos pocos. Se alza el clamor de los que piden justicia y pan, y lo conquistan con el voto consciente o con las armas cuando los sectores oligárquicos son impermeables al devenir de la historia.
Por eso, frente al Gobierno y a esta realidad que enfrenta Chile, cuando la inmensa mayoría reclama cambios profundos para terminar con el drama de Chile por su condición de país atrasado, donde se enseñorean la miseria y el sufrimiento, es más necesaria que nunca una concepción que movilice las reservas humanas de la patria, sus posibilidades potenciales. Debe aprovecharse la mano de obra sobrante, hacer producir las industrias parcialmente paralizadas, utilizar los recursos básicos y, sobre todo, la capacidad de nuestros técnicos. Debemos, en fin, movilizar a toda la comunidad para hacer posible un esfuerzo como el que en esta hora se requiere.
No se trata, señores Senadores, de aparecer una vez más mendigando, golpeando las puertas de la fraternidad internacional para poder substituir. No. Tenemos los recursos, los hombres, las riquezas y una voluntad que a lo largo de la historia da contenido a este pueblo digno y de empuje.
Hagamos brotar, nuevamente la fe en el mañana, para mitigar, siquiera, el injusto dolor de tanto chileno.
Vigencia de mis palabras de ayer.
Por eso, quiero recordar hoy al Senado, que en otra ocasión dolorosa como ésta, levanté mi voz en nombre de las fuerzas populares. Dije en 1960 y mis palabras tienen hoy la misma vigencia:
"Señores Senadores: pensamos que debe hacerse un esfuerzo, y muy grande al servicio de la Patria. La realidad de nuestro país así lo reclama.
"Chile ha demostrado ser una nación digna, casi estoica, hemos recibido del Mundo una lección de fraternidad. Hemos dado una de serena valentía.
"Chile ha evidenciado el espíritu solidario de su gente y la generosidad sin tasa de su pueblo.
"La respuesta al llamado de los estudiantes, la ejemplar actitud de los habitantes de las zonas heridas, el trabajo duro y sacrificado de nuestras Fuerzas Armadas, de Carabineros, de Bomberos, de Boys Scout y funcionarios públicos; la cooperación casi heroica de las fuerzas cívicas y la labor de los periodistas, revelan que somos un pueblo maduro, capaz de agigantarnos en las horas de prueba.
"Lo que la naturaleza destruyó en solo minutos, hay que reconstruirlo en tres años.
"Lo que no se ha hecho en 100 años debemos hacerlo ahora. Propiciamos medidas de guerra para tiempos de guerra. Los chilenos debemos pensar que se ha destruido gran parte de nuestro incipiente capital social y que las proyecciones del desastre no pueden avaluarse. El Gobierno y el país deben comprender que no es con medidas intrascendentes y rutinarias como podrá conjurarse el caos económico y social que invade nuestra tierra. Debemos hacer la reforma agraria, redistribuir la renta nacional, planificar la economía, organizar el trabajo, modificar las relaciones de intercambio, aprovechar y nacionalizar nuestras riquezas básicas y comerciar con todos los países del mundo; organizar el trabajo, establecer la seguridad social.
"No se trata de reconstruir, sino de aprovechar esta dolorosa coyuntura para comprometer al país en una gran empresa colectiva de desarrollo económico y de progreso cultural.
"Sí, señores Senadores, los países fuertes, con reservas morales, que saben utilizar la maravillosa fuerza creadora que tiene el pueblo, que son capaces de conciliar una voluntad colectiva, donde esté presente con sentido de responsabilidad y patriotismo una conciencia cierta de lo que es una Nación ligada por la historia y por la tierra al pasado, al presente y al futuro, deben ser capaces de enfrentarse con estos grandes dramas que, por suerte, de tarde en tarde sacuden a los pueblos.
Estamos marcados, en este instante, una vez más, con un trágico designio; aquí, en el crisol del alma de millones de chilenos, debemos todos luchar para hacer posible una Patria que, sin abdicar de su historia, de su pasado, tenga un rostro distinto, una estatura moral diferente y un sentido de vida también diferente.
"Señores Senadores, Chile tiene que emerger de su ruina moral y material con justicia social y no con miseria, con independencia política y no con vasallaje; con cooperación económica y no con explotación."
He aquí, condensados, la inquietud, la esperanza, el dolor y el sentido patriótico del Partido Socialista, cuyas palabras y pronunciamiento entrego esta tarde al Senado.
Nuestro proyecto.
Hemos querido contribuir a la adopción de medidas de emergencia y, más tarde, de otras de carácter permanente, a fin de poner coto a esta situación que tan fuertemente sacudió a nuestra patria. Por eso, esta tarde, entregaré en nombre del Partido Socialista un proyecto de ley que abarca los siguientes puntos:
I.El Proyecto se inspira en la idea de planificación regional.
II.Se crea un Comité Ejecutivo de Reconstrucción integrado por representantes del Ejecutivo, de la CUT, de los empleados, del Colegio Médico, del Colegio de Arquitectos, de las Universidades Estatales y del Congreso Nacional.
III.El Comité Ejecutivo determinará la situación de las regiones afectadas, encuadrándolas en la siguiente escala: zonas devastadas, zonas dañadas y zonas afectadas. Para cada na de ellas se confeccionará un Plan General de desarrollo económico y social.
IV.Estos planes comprenderán tanto a los fenómenos propiamente urbanos como a los de orden económico, agrícola, etc.
V.Se consulta una efectiva participación de las Municipalidades.
VI.Los fondos se distribuirán: para la Reconstrucción de Viviendas; para el Desarrollo Económico; para la ayuda directa a los damnificados; para el incremento educacional; para financiamiento de las Municipalidades y para todo el progreso general.
VII.Se financia la ley: Con las donaciones, con una fuerte contribución a la Compañía Minera "La Disputada" de Las Condes; con un empréstito de 100 millones de dólares contratados sobre la base de que su pago se efectúe con materias primas y manufacturas chilenas; con un gravamen a las Compañías de la gran minería del cobre y con un empréstito forzoso de 1/2% del avalúo de los bienes raíces de un valor superior a 40.000 escudos y por un 25% adicional del monto actual del impuesto de 1º Categoría.
VIII.Se establecen todos los mecanismos para posibilitar las expropiaciones que la ley requiere.
IX.Se establece el estanco de los materiales de construcción en favor de la CORVI.
X.Se establece la liberación de los empeños realizados en la zona.
XI.Se establece la inamovilidad de los empleados y obreros por un lapso de un año y una indemnización por fallecimiento.
XII.Se amplía el margen de las colocaciones bancarias.
XIII.Se establece moratoria temporal y se enuncian una serie de garantías para corregir la situación de emergencia de las familias afectadas por los sismos.
XIV.Se amplía el plazo para la declaración del impuesto a la renta.
También solicito, señor Presidente, que se incluya en la versión de mi discurso el texto completo del proyecto a que me he referido, pues de esta manera, más allá de las fronteras políticas, estamos aquí, junto a Chile y a su dolor, cumpliendo nuestra tarea de militantes del Partido Socialista.
Nada más, señor Presidente.
El señor
Si a la Sala le parece, se incluiría en el discurso del señor Senador el texto del proyecto a que ha hecho referencia.
Acordado.
El documento cuya inserción se acuerda, es del tenor siguiente:
Artículo 1°Créase el Comité Ejecutivo de Reconstrucción, dependiente de la Corporación de Fomento de la Producción, que tendrá a su cargo todo lo relacionado con los préstamos, expropiaciones, construcciones, reparaciones y auxilios de todo orden a los damnificados por los sismos del día 28 de marzo de 1965.
Artículo 2ºEl Comité Ejecutivo estará formado de la manera siguiente:
a) 3 funcionarios elegidos por el Presidente de la República pertenecientes a la Administración Pública, Instituciones Semifiscales o Corporaciones de Administración Autónoma; b) 3 obreros designados por el Presidente de la República de sendas temas propuestas por la CUT; c) 2 empleados designados por el Presidente de la República de sendas ternas propuestas por la Confederación de Empleados Particulares de Chile, d) 1 representante del Colegio Médico; e) 1 representante del Colegio de Arquitectos; f) 1 representante de la Universidad de Chile; g) 1 representante de la Universidad Técnica del Estado; h) 1 representante de la FECH, e i) 2 representantes del Congreso Nacional.
Artículo 3ºEl Comité Ejecutivo tendrá las siguientes atribuciones:
1.Determinar las zonas que han de considerarse como damnificadas y el grado de su deterioro, encuadrándolas en la siguiente escala: a) Zonas devastadas;
b) Zonas dañadas y c) Zonas afectadas.
2.Formular el Plan General de Reconstrucción de la Zona devastada.
3.Formular el Plan General de habilitación de la Zona dañada, y
4.Formular el Plan General de Mejoramiento de la Zona afectada.
Artículo 4ºLas resoluciones anteriores
deberán ser adoptadas por los dos tercios de los miembros del Comité Ejecutivo.
Artículo 5°Los planes referidos deberán incluir, entre otras materias, la determinación de las ciudades, pueblos, aldeas y villorrios que deban ser reconstruidos, rehabilitados o mejorados, con indicación de las obras fiscales y municipales que deban ejecutarse. Asimismo, deberán confeccionarse planos reguladores, en los que se especifique la situación y extensión de los inmuebles que deberán expropiarse.
Artículo 6ºCuando el Comité Ejecutivo deba pronunciarse sobre algún Plano Regulador, él será integrado, además, por dos, representantes de la Municipalidad de la Comuna respectiva.
Artículo 7ºEl Comité Ejecutivo podrá expropiar, comprar, vender o permutar todas las propiedades raíces que estime necesarias para el arreglo de las poblaciones, regularización o embellecimiento de las ciudades, ejecución de obras públicas, municipales o de los Servicios de Seguro Social y Nacional de Salud o formación de plazas y jardines y para la ejecución de los Planos Reguladores.
Artículo 8°El Comité Ejecutivo celebrará todos los actos o contratos que sean necesarios con el Fisco, con las. instituciones semifiscales, con las Municipalidades o con particulares para la aplicación de la presente ley.
Ni el Fisco, ni las instituciones semifiscales ni las Municipalidades necesitarán de la autorización legal especial para celebrar los actos o contratos a que se refiere el inciso anterior.
Artículo 9°El Comité Ejecutivo pondrá a disposición de los organismos del Estado, semifiscales, municipales o de administración autónoma los fondos necesarios para el cumplimiento del respectivo Plan y auxilio de las personas y propiedades damnificadas, sin perjuicio de lo que acuerde otorgar directamente.
Artículo 10.Los fondos a que se refiere esta ley, se distribuirán de la manera siguiente:
a) 50% para la reconstrucción y reparación de viviendas;b) 20% en créditos para el restablecimiento y fomento de la producción, de los cuales, a lo menos, la mitad de dicha cuota debe concederse para los propietarios agrícolas, medieros, aparceros y para las actividades artesanales, industriales y comerciales que el Comité califique como "pequeños", de acuerdo con las características sociales y económicas de cada Comuna;
c) Cinco por ciento para préstamos de ayuda directa a los damnificados durante el plazo que sea necesario;
d) Dos y medio por ciento para fines de incremento educacional, cultural y deportivo;
e) Siete y medio por ciento para préstamos a las Municipalidades, y
f) El 15 por ciento excedente, de libre disposición, podrá ser invertido por el Comité Ejecutivo en aquellas obras de reconstrucción, fomento y perfeccionamiento de la comunidad que estime adecuadas.
Artículo 11.El otorgamiento de la ayuda, préstamos y créditos a que se refiere el artículo anterior, se sujetará por los organismos respectivos, a las siguientes normas generales;
1.Los préstamos para la reparación o reconstrucción de inmuebles no podrán exceder de 15 mil escudos y se otorgarán por un plazo no inferior a 20 años y a un interés máximo de 6%.
2.Los préstamos a industriales, agricultores o empresas en general, por persona o empresa no podrán exceder de 40 mil escudos y se otorgarán por un plazo mínimo de 10 años y a un interés que no excederá del 8%.
3.Los préstamos a comerciantes serán de un plazo mínimo de cinco años y a un interés máximo de 8% y no podrán exceder por persona o empresa de 15 mil escudos.
4.Los préstamos de auxilio no podrán exceder de un millón de escudos y se otorgarán por un plazo mínimo de 5 años y a, un interés máximo de 6%.
Todas las operaciones que realice el Comité
Ejecutivo serán pactadas en moneda no reajustable.
Artículo 12.El Comité Ejecutivo, en casos excepcionales, podrá, por los dos tercios de sus miembros, ampliar los préstamos hasta en un ciento por ciento y siempre que sean otorgados en favor de empresas de utilidad pública o productoras de bienes de consumo popular.
El servicio de los préstamos que conceda el Comité Ejecutivo se iniciará después de un año, a lo menos, de la fecha de su otorgamiento.
Artículo 13.Para los efectos de contribuir al financiamiento del presente proyecto de ley, créase un fondo especial, a cargo del Comité Ejecutivo y que se formará:
a) Con las donaciones en dinero hechas por chilenos o extranjeros;
b) Con una contribución de 500 mil escudos que, por una sola vez, pagará la empresa denominada Compañía Minera Disputada de Las Condes;
c) Con el producto de empréstitos contratados en el extranjero que produzcan hasta 100 millones de dólares o su equivalente en otras monedas, con un interés máximo de 3%, una amortización del 2% y un plazo no inferior a quince años.
Para los efectos de esta ley, se entiende por empréstito cualquiera operación que se funde en el pago con materias primas en bruto, semielaboradas o elaboradas o con manufacturas de procedencia chilena. Estas operaciones tendrán preferencia sobre cualquiera otra cuando importen la apertura para el país de nuevos mercados.
d) Con los mayores ingresos que se produzcan a consecuencia de las modificaciones que se introducen a la ley Nº 11.828, relativa a la tributación de la gran minería del cobre.
e) Con el producto de un empréstito forzoso que será tomado por las personas y entidades que se indican a continuación y en las cantidades y con las modalidades que se señala.
f) Con el producto del impuesto a la edificación suntuaria y al consumo suntuario.
Artículo 14.En cumplimiento de lo dispuesto en la letra e) del artículo anterior, el Presidente de la República emitirá bonos de la deuda pública, los que serán tomados por las personas y entidades que a continuación se indican y con las modalidades que se señalan.
Dichos bonos producirán un interés de 6 % al año y una amortización acumulativa anual de 2%.
Los títulos de los bonos serán al portador, de suscripción forzosa y tendrán la garantía del Estado.
Artículo 15.Los propietarios o poseedores de bienes raíces, de un avalúo superior a 40 mil escudos, suscribirán en cada uno de los 12 semestres calendario siguientes a la fecha de vigencia de esta ley, bonos por una suma equivalente al 0,5% del avalúo de los bienes raíces. El porcentaje indicado deberá calcularse sobre el avalúo que rija el año en que se realice la suscripción.
Artículo 16.Los contribuyentes de primera categoría de la rentaexcluidos los bienes raíces y de los impuestos global complementario y adicional, suscribirán, en cada uno de los doce semestres calendario siguientes a la fecha de vigencia de esta ley, bonos por un total equivalente al 25% del monto anual del impuesto debido por cada uno de esos tributos.
Artículo 17.Las empresas del cobre regidas por la ley Nº 11.828 suscribirán, durante seis años bonos por una suma equivalente al 12,5% del monto actual del impuesto legalmente debido.
Las empresas productoras de salitre adheridas a la Covensa, deberán suscribir, una vez al año y por un total de seis veces bonos ascendentes al 6,25% de las utilidades que conforme a la ley Nº 12.033, haya de repartirse a cada empresa.
Las empresas que exploten Minerales de hierro estarán afectadas a una suscripción de títulos por una suma equivalente al 30% de sus utilidades. El período de suscripción comprenderá seis años, desde la vigencia de La presente ley.
Artículo 18.Introdúcense las siguientes modificaciones en la ley 11.828, de 5 de mayo de 1955:
a) Reemplázase el inciso de la letra b) por el siguiente:
"Se entenderá como producción básica la producción promedio de los últimos cinco años, la que, en ningún caso, podrá ser inferior a 450 mil toneladas anuales.
La distribución de la producción mínima entre las diversas empresas se hará de acuerdo a la proporción de la producción que cada una de ellas tuvo en el año 1956; sobrepasado dicho límite inferior la distribución básica será aquella que resulte del promedio respectivo para cada empresa".
b) Reemplázase la letra b), por la siguiente : "El precio de venta corresponderá al costo medio, más un diez por ciento, de la producción de las empresas de la gran minería. El cobre destinado al consumo interno será pagado en moneda corriente y al tipo de conversión estadounidense o de otra moneda que fije el Depto. del Cobre y que rija para la liquidación del retomo de los precios de las exportaciones. El Depto. del Cobre tendrá el Estanco de las exportaciones del cobre manufacturado.
Capítulo IIIArtículo 19.El Presidente de la República podrá expropiar por el valor de su avalúo fiscal, las tierras útiles de propiedad particular para destinadas a la radicación de campesinos o para el establecimiento de fundos fiscales en que deban radicarse campesinos que se vieron afectados por los sismos.
El Comité Ejecutivo de la Reconstrucción, en los respectivos Planes de Reconstrucción, de Rehabilitación o de Mejoramiento determinará las características de los predios que podrán ser expropiados yde las parcelaciones o creación de explotaciones fiscales que se efectúen.
Capítulo IV
Artículo 20.El Comité Ejecutivo, de acuerdo con las circunstancias, establecerá en favor de la CORVI el estanco de los materiales de construcción. Igual estanco se podrá establecer en favor de algún organismo estatal, semifiscal o de administración autónoma respecto de todo artículo que se estime necesario.
Artículo 21.El Comité Ejecutivo, dispondrá por intermedio del Ministerio de Educación, que los edificios públicos o particulares que puedan ser habilitados para impartir instrucción primaria, secundaria, especial o universitaria, se destinen mientras dure la actual emergencia para funcionar como locales de reemplazo de los dañados por los sismos.
Artículo 22.Por exigirlo el interés nacional y para los fines de proceder a la reconstrucción, rehabilitación o mejoramiento de las ciudades, pueblos o aldeas destruidas, declárase de utilidad pública y autorízase la expropiación de todos los predios, urbanos o rurales, necesarios para tales finalidades.
El Comité Ejecutivo propondrá al Presidente de la República las expropiaciones que deban realizarse, para cuyo objeto solicitará un pronunciamiento de las Municipalidades respectivas y de los organismos que estime adecuados.
Artículo 23.A todo los obreros y empleados que prestan sus servicios en las zonas afectadas y que determine el Comité Ejecutivo, una indemnización del monto de un sueldo vital mensual con cargo a los fondos previstos en esta ley. El pago se hará por intermedio de la respectiva Caja de previsión.
El Comité Ejecutivo determinará los lugares en que se pagará esta indemnización considerando la magnitud de los daños sufridos Se pagará a todas las personas de escasos recursos, con residencia en las zonas afectadas que tuvieron que enviar a sus hijos o familiares fuera de ellas una indemnización de 50 escudos por cada uno de éstos.
Artículo 24.La Caja de Crédito Popular procederá a devolver las prendas pignoradas a las personas con domicilio en las zonas afectadas, de acuerdo con las normas (fue fije el Comité Ejecutivo.
Artículo 25.En el caso de fallecimiento de un empleado o trabajador, los herederos percibirán una indemnización ascendente al máximo de lo que habría correspondido al afectado en caso de deceso por accidente del trabajo.
Esta indemnización se pagará por la respectiva Caja de Previsión, con cargo a los fondos consultados en esta ley.
Artículo 26.Las instituciones bancarias estarán obligadas a colocar un 25% más de lo colocado en los seis meses anteriores al sismo, en las zonas afectadas. Estas colocaciones no estarán afectos a las limitaciones administrativas que establecen la Superintendencia de Bancos y el Banco Central de Chile.
Artículo 27.Facúltase al Director General de Impuestos Internos para eximir, total o parcialmente del pago de los impuestos, a las personas, naturales o jurídicas y a los inmuebles, de la zona afectada por el sismo.
Esta facultad será ejercida, de acuerdo con las normas que fije el Comité Ejecutivo, sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo siguiente.
Los interesados tendrán el plazo de 90 días, a contar desde la promulgación de esta ley, para presentar a la oficina más próxima de Impuestos Internos la solicitud respectiva.
Artículo 28.A contar del 28 de marzo de 1965 y por el plazo de seis meses, nadie podrá ser privado de su empleo en la zona afectada por los sismos. En consecuencia, se entenderán vigentes todos los contratos de trabajo que existían a la fecha indicada. Los despidos producidos con posterioridad a la fecha indicada, sin mediar alguna de las causales de los artículos 9 y 164 del C. del Trabajo, serán nulos.
Tampoco se considerarán como causales de caducidad de los contratos las previstas en los números 3 y 4 del Art. 9 de dicho Código.
Las personas naturales o jurídicas que no estuvieren en condiciones de pagar las remuneraciones correspondientes a sus empleados y obreros por haber sufrido daños de proporción, deberán acreditarlo ante el Comité Ejecutivo. En caso de que se compruebe que existe la imposibilidad, el pago se hará con cargo a los fondos de esta ley.
Artículo 29.La CORVI confeccionará un Plan extraordinario de construcciones de habitaciones, que someterá al Comité Ejecutivo. En este Plan deberá consultarse de modo expreso un mecanismo que facilite la autoconstrucción.
Artículo 30.Todas las deudas que cualquiera persona natural o jurídica con domicilio o residencia en la zona afectada tuviere con particulares o con instituciones o con organismos públicos, que hubieren vencido entre los meses de marzo a julio, inclusive, se entenderán prorrogadas automáticamente, en las mismas condiciones pactadas, por un nuevo plazo igual al original.
Artículo 31.Toda persona que haya tenido su residencia en la zona afectada y que percibiera una remuneración inferior a un sueldo vital y medio, será considerada como damnificada, teniendo los siguientes derechos:
a) A ser trasladada ella y quienes vivan a sus expensas, a una región del país que no haya sufrido daño alguno. Esta medida será sin desembolso alguno.
b) A ser alojado en forma gratuita en lugares adecuados, mientras dure sus situación de emergencia.
c) A ser preferido en cualquier trabajo.
d) A matricular en establecimientos con exámenes válidos, en forma gratuita, a quienes vivan a sus expensas y se hallen en edad escolar.
e) A tener preferencia para ocupar las habitaciones que se construyan en las regiones afectadas.
f) A mantener cualquier clase de derechos previsionales o jurídicos derivados de la antigüedad, que se interrumpan de hecho desde la fecha del cataclismo.