Labor Parlamentaria

Participaciones

  • Alto contraste

Disponemos de documentos desde el año 1965 a la fecha

Antecedentes
  • Senado
  • Sesión Especial N° 109
  • Celebrada el
  • Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966
Índice

Cargando mapa del documento

cargando árbol del navegación del documento

Intervención
PROBLEMAS INTERNACIONALES.

Autores

El señor ALLENDE.-

Con mucho agrado he oído las palabras del Honorable señor Fuentealba, que reflejan -me congratulo de saberlo- según él, un pensamiento mayoritario de la Democracia Cristiana y, en cuanto a algunas reformas de la Carta de la OEA, incluso el pensamiento del Gobierno.

Los intereses americanos no son los nuestros.

En realidad, nosotros pensamos que estos buenos propósitos se verán frustrados, porque la política mantenida por Estados Unidos, en defensa de sus intereses, es implacable. En el campo de América Latina, ha fracasado la Conferencia de Panamá, señor Senador; ha fracasado la reunión de Buenos Aires del Consejo Interamericano Económico y Social, y el PresidenteIllía ha concebido, como última esperanza, una reunión de Presidentes latinoamericanos, que creo no se realizará. Y si se realiza, ¿cuántos de estos Presidentes no representan a nadie, a no ser la fuerza de las bayonetas, la corrupción, el peculado, el negociado y el sometimiento a Estados Unidos?

Tengo a mano para poder usarlos como argumento -no los leeré por lo avanzado de la hora-, una serie de antecedentes que permiten aseverar que la política de Estados Unidos es implacable. ¿Por qué? Porque la base de su prosperidad descansa precisamente en la explotación de nuestros países.

He resumido parte de los principales discursos pronunciados en Ginebra entre el 23 de marzo y el 15 de junio de 1964, en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre comercio y desarrollo; los discursos de Raúl Salinas Lozano, por ejemplo, de U Thant, de Abdel Moneim de Kaissoumi, Ministro de Finanzas y Planificación de la República Arabe Unida; las palabras de Raúl Prebisch que fue Secretario General y Director de la CEPAL, organizador de esa Conferencia. Tengo aquí las palabras de Mayobre, el actual Director de CEPAL, pronunciadas en el Consejo Interamericano Económico y Social, el 15 de marzo de este año. Estas las voy a leer, por la jerarquía técnica de este funcionario. Dice:

"La tasa de crecimiento es fluctuante. Sin embargo, se anota un incremento de 6% promedio entre 1960 y 1965, gracias a la planificación y las reformas estructurales.

"Por mucho que se corrijan los factores internos, el sector externo sigue siendo adverso.

"Así, la participación de América Latina en el comercio mundial entre 1960 y 1965 fue de 45%, en tanto que las exportaciones latinoamericanas (excluida Cuba) aumentaron en sólo 28%. La disminución ha sido pequeña en la Comunidad Europea (6 a 5,5%) y en Canadá (m/m=:); pero es particularmente grave en el caso de Estados Unidos (21,3% a 17,5%). (Chile= 1,28% a 1,02%). Solo el incremento de las ventas a Japón y el rápido desarrollo al comercio intrarregional atenuaron estas contracciones.

"Si esta disminución de la participación de América Latina en sus ventas a Estados Unidos no se hubiera producido y se hubiera mantenido en el mismo nivel de 1960, ese país habría comprado adicionalmente 900 millones de dólares (Chile tal vez alrededor de 60 millones de dólares más). La participación relativa de América Latina ha declinado en varios rubros decisivos: cobre de 76% a 50,5%."

He solicitado intercalar estos documentos en mi discurso. Cuando haya el quórum suficiente, podrá tomarse el acuerdo.

-Los documentos cuya inserción se solicita, acordada en sesión . . ., en .... de ... de 1966, son los siguientes:

Altas personalidades mundiales confirman, en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo {Ginebra, 23 de marzo 15 junio 1964), lo que hemos dicho.

Textos de los discursos pronunciados. Citas:

Raúl Salinas Lozano.- Delegado de México :

"Se ha formado entre todos los países en desarrollo, africanos, asiáticos y latinoamericanos más Yugoslavia, en Europa, un consenso general y firme respecto de las causas de nuestros problemas, de la magnitud y proyección de éstos y sobre todo de la urgencia de que se tomen las decisiones pertinentes para su resolución, así como de la justicia indudable que poseen nuestras demandas.

... Es la voz y la posición de las dos terceras partes del mundo que no puede ser desoída por la otra tercera parte.

... Se ha demostrado con claridad de pensamiento y abundancia de información que el problema del "Trade Gap" o de la brecha comercial ha venido agravándose. . . sobre todo en la última década y se presenta como elemento que afecta primordial y negativamente el desarrollo de nuestros países. ..

De estos estudios derivan dos conclusiones que nos preocupan hondamente. La primera es que no existe una solución que pudiéramos calificar de natural o espontánea, ya que las investigaciones realizadas demuestran que la dinámica económica no tiende a resolver por sí sola la insuficiencia comercial que padecemos sino más bien que la concurrencia de ciertos elementos, sobre todo los tecnológicos, propenden a agravarla.

En materia de inversiones extranjeras no ofrecemos nada al extranjero que no demos a nuestros nacionales. Las discriminaciones en favor de los extranjeros son impropias y, en mi país, contrarias a las leyes fundamentales.

Por otra parte, no es posible para los países en desarrollo, en su empeño por alzar y mantener una tasa de crecimiento económico satisfactoria, continuar indefinidamente utilizando recursos financieros internacionales, que complementen el ahorro interno, puesto que las condiciones actuales del comercio mundial limitan en forma creciente su capacidad de pago.

U Than.: "Vemos aquí el dilema de nuestra época: el hecho de que la emancipación política no vaya acompañada de un progreso económico concomitante y satisfactorio. . . un crecimiento mínimo anual de 5%, parece que este modesto objetivo no puede alcanzarse sin una nueva concepción del papel de la ayuda y del comercio.

En la actualidad no existe en el mundo región subdesarrollada alguna en que la población no tenga conciencia de la existencia de sociedades opulentas, así como ciertos países en rápida industrialización que aun hace poco se hallaban en la etapa preindustrial (alusión tal vez al mundo socialista).

El contraste entre las regiones desarrolladas y las subdesarrolladas y la conciencia que de este contraste tienen los pueblos de Asia, Africa y América Latina, junto con el despertar político cada vez más generalizado mientras persisten la servidumbre económica y la pobreza; he aquí las premisas que, a mi juicio, constituyen el fondo real de esta Conferencia.

Los habitantes del mundo parecen darse cuenta hoy, acaso por primera vez, que los recursos materiales del orbe son suficientes para acabar con la pobreza, la ignorancia y las enfermedades, siempre que nuestra tecnología y nuestra ciencia puedan utilizarse plenamente a esta labor y que puedan aplicarse todos los medios de cooperación mundial en una escala sin precedente.

Cabe congratularse de que se reconozca ahora que la paz y la prosperidad internacionales no pueden alcanzarse ni mantenerse si se permite que prosigan esas tendencias económicas peligrosas y explosivas. . ."

¿Por qué el sistema del comercio favorece siempre al mismo grupo de países?

... el comercio debe convertirse en el instrumento principal y conscientemente planeado del desarrollo económico de los países menos desarrollados en lugar de continuar funcionando como un instrumento para enriquecer a los que ya son ricos."

Abdel Moneim El Kaissoumi, Ministro de Finanzas y Planificación de la República Arabe Unida:

"Tampoco se debería subestimar su verdadera significación e importancia especialmente si se considera que las disparidades de orden económico entre los países desarrollados y los que están en vías de desarrollo, en vez de disminuir, aumentan.

. . . Las regiones menos desarrolladas comprenden más de los dos tercios de la población mundial y sin embargo, sólo alcanzan alrededor de un quinto de su ingreso total. . . . el promedio de los ingresos por personas en Africa y en el Lejano Oriente ha sido de cien dólares anuales en el último decenio. . . En Asia Occidental y en América Latina, el promedio fue aproximadamente de una y media a tres veces mayor que ése. En contraste, las cifras de Europa Occidental y Oceanía fueron de 8 a 10 veces mayores y las de Estados Unidos, 20 veces mayores.

Además, mientras en los países desarrollados el ingreso por persona aumentó anualmente en unos 30 dólares en los últimos diez años, el aumento correspondiente en los países menos desarrollados no alcanzó siquiera un décimo de esa cifra.

"Cabe señalar que la Conferencia de El Cairo sobre los problemas del desarrollo económico, a la que asistieron 36 países en desarrollo, pertenecientes a todos los Continentes, subrayó la responsabilidad de los países aludidos por lo que respecta a sus problemas de desarrollo y comercio."

"Es digno de señalarse que varios informes estadísticos proporcionan abundantes pruebas de que la estructura actual del desarrollo y del comercio continúa favoreciendo en especial a los países adelantados del mundo. Los 75 países signatarios de la declaración final, fuera de pronunciarse sobre la necesidad de dispensar ayuda a las regiones menos desarrolladas, estableció la urgencia de imponer una nueva división del trabajo que esté de acuerdo con la nueva estructura del comercio exigida por el impulso de desarrollo.

Sin considerar el deterioro de los términos del intercambio, corresponde indicar que en los años que van de 1950 a 1960, el volumen de las exportaciones de los países menos desarrollados aumentó a ra-zón de una tasa anual de 4% y esa cifra es mucho menor si se excluyen los países exportadores de petróleo.

El desnivel creciente de la balanza de pagos de los países subdesarrollados es tal, que en el decenio 1960-70, en esta última fecha el desnivel alcanzará a los 20.000 millones de dólares.

Raúl Prebisch.- Esta Conferencia tiene un claro punto de partida, un claro concepto político, que" no parecería discutible: el de que los países prósperos del mundo no debieran desentenderse de los problemas de la periferia económica mundial, donde las dos terceras partes de la población del Universo viven en condiciones muy precarias.

. . . Nunca como hasta ahora se ha tenido, gracias al enorme potencial de la técnica contemporánea, la posibilidad de resolver rápidamente el problema de la miseria y de sus males inherentes, en los países en desarrollo.

Los países en desarrollo tienen que asimilar rápidamente una técnica productiva que ha sido objeto de una larga evolución en los países industrializados. Si bien es cierto que tienen esta ventaja de encontrar a su disposición el enorme potencial de una técnica contemporánea, no es menos cierto que para asimilarse se encuentran con problemas de una magnitud y una dimensión que no se presentó desde luego en el desenvolvimiento gradual de la tecnología en los países ahora avanzados.

Esa técnica requiere un altísimo capital por hombre y los países en desarrollo tienen un ingreso muy bajo por habitante, que hace muy difícil que puedan acumular rápidamente ese capital con sus propios recursos. Por lo demás, estos mismos países tienen un ritmo extraordinario de crecimiento demográfico, que no tuvieron los países ahora avanzados.

En los grandes centros industriales, se resolvió en primer término la acumulación de capital y mucho después la redistribución del ingreso. Por el contrario, en los países en desarrollo ambas exigencias se plantean en forma simultánea y hacen que los frutos del desarrollo lleguen cada vez en mayor proporción a las masas.

Las importaciones de bienes de capital y otros bienes que requieren los países en vías de desarrollo exceden largamente a lo que ahora les es dable cubrir con el producto de sus exportaciones.

"La brecha comercial" (trade gap) tiende a acentuarse cuanto más intenso es el ritmo de desarrollo. Se ha calculado que para que los 2/3 de la población mundial (tercer mundo) pueda alcanzar la tasa mínima 5% establecida para el decenio por la NU, sería necesario hacia 1970 importar 20.000 millones de dólares más que lo que permitirían los recursos de la exportación, si prevalecen las tendencias del decenio precedente y no continúa empeorándose la relación de precios del intercambio.

Los países industrializados tendrán que "hacer algunos sacrificios" pues de lo contrario sus industrias perderán promisorias expectativas de exportación.

. . . Los artículos que tienen una demanda de lento crecimiento son, precisamente, los que los países en desarrollo exportan. Por el contrarío, los productos sobre los cuales recae una demanda acelerada son los que ellos importan. Por eso es que en estos países se produce el fenómeno del desequilibrio persistente en tanto que en los Estados industriales sucede lo contrario.

Los precios de los productos primarios, por el juego de los mercados, tienden a envilecerse en relación con el precio de los artículos manufacturados. En los países industriales este fenómeno, que es interno, se puede atacar con medidas internas, como efectivamente se hace. En cambio, si el mismo fenómeno se produce en los países en desarrollo, se manifiesta en una transferencia de ingresos hacia los países industriales o sea, un fenómeno de redistribución regresiva del ingreso. Es otra prueba de las diferencias que existen en el mundo.

En materia financiera ha habido una visión positiva de estos problemas. En 1950 los países industriales dedicaban sólo el 0,3% de su ingreso global a transferir recursos a los países en desarrollo, en tanto que en 1962 esta cifra subió a 0,7%.

Pero el deterioro del intercambio ha ido limitando este beneficio, la transferencia efectiva queda otra vez en 0,3% (transferencias: 6.000 millones de dólares; pérdidas intercambio, 3.600). De los 3.000 millones hay que deducir 2.600 millones por servicios de intereses y dividendos de empréstitos, quedando un saldo neto de 400 millones de dólares.

Esta tendencia al deterioro podría incrementarse, por la penetración de la técnica y aumenta la producción.

... Los países tienen que desarrollarse por su propio esfuerzo, pero éste tiene que manifestarse en mayores exportaciones. Se requiere una política de expansión persistente y acelerada de las exportaciones para incrementar, a su vez, el desarrollo de esos países.

Lucha mundial contra el imperialismo yanqui y responsabilidades de los pueblos latinoamericanos.

El señor ALLENDE.-

En definitiva -y para abreviar mis observaciones-, América Latina está frente a una determinación inexorable de Estados Unidos: la de mantener sus intereses económicos, presionar a los países latinoamericanos desde este punto de vista y, por lo tanto, presionarlos políticamente.

Comprende el país del Norte que ha fracasado en toda la política de órganos de cooperación y de ayuda económica y financiera. Se da cuenta del fracaso de la Alianza para el Progreso, la gran bandera de ayuda solidaria que, en el fondo, contenía también un gran plan político. La renuncia de los siete sabios así lo está diciendo, y las palabras de dirigentes políticos de Centro y de Derecha de América Latina así también lo señalan.

Estados Unidos se enfrenta a una realidad: América Latina es un hervidero, hay en ella una conciencia distinta. La revolución cubana no ha sido exportada, materialmente; aquí no ha llegado un fusil, una ametralladora, una escopeta cubana. Pero aquí han llegado las ideas de esa revolución, la conciencia de que un pueblo unido es invencible. Aquí han llegado las estadísticas de la gran tarea realizada por Cuba en el campo educacional, de la cultura, en la dignificación del hombre de trabajo. Hemos visto a un pequeño país capaz de sentirse, frente al gigante del capitalismo, dueño de su propio destino. Aquí, se han borrado las fronteras y el campesino chileno sabe que existe el guajiro cubano, pero que no es explotado como él, sino que es dueño de la tierra, que la trabaja en cooperativa, que es dueño de su futuro, que los bienes de producción de su patria forman parte también de su patrimonio. El trabaja para los suyos, pero también para el engrandecimiento común y colectivo. Esta conciencia, nacida de aquel hecho revolucionario, está marcando la actitud de los pueblos, sobre todo cuando se ha visto lo que ha ocurrido en los distintos países, cuyo símbolo más elocuente es todavía el de los atropellos llevados a cabo en Brasil.

Por eso, Estados Unidos comprende que hay un nuevo pensamiento, un sentido revolucionario, que no se puede atajar. Y por eso, incluso, John Kennedy, primero, y Robert Kennedy, después, señalaron que América Latina busca los caminos de su revolución. Por eso, también, señalamos cuál es una revolución auténtica y cuál no lo es. Por eso, y lo digo sin ánimo de zaherir en lo personal al Honorable señor Fuentealba de quien acabo de escuchar dos ideas que yo planteé oportunamente, para nosotros, señores Senadores, la revolución auténtica es la antimperialista; no concebimos un Gobierno que postule a una política para terminar con el latifundio agrario y deje en pie el latifundio minero, en un país esencialmente minero. Estamos abocados a toda una política organizada y planificada, expresada en la determinación de Estados Unidos en cuanto a crear la Fuerza Interamericana de Paz, como una manera de intervenir en nuestros problemas sobre la base de la doctrina Johnson, que establece como lógico que ese país intervenga en la defensa de lo que llama "regímenes representativos democráticos".

El señor FUENTEALBA.-

En esta materia, el Gobierno de Chile ha sido extraordinariamente claro.

El señor ALLENDE.-

Sí, señor Senador. Por eso digo, respecto de lo que Su Señoría manifestó y sobre lo que planteaba una duda -sin perjuicio de analizar posteriormente las dos ideas que mencionaba el señor Senador-, que para mí no hay duda alguna. En mi concepto, el enemigo, el adversario, el que ha planificado y organizado la resistencia, el que financia los ejércitos, el que crea cursos de antiguerrillas, el que hace maniobras conjuntas, es el imperialismo norteamericano, por medio del Pentágono y de la CIA.

Nuestros movimientos, las luchas de nuestros pueblos, son emancipadores, son de independencia. Conquistamos a medías la independencia política respecto de España, pero estamos sometidos económicamente. Estas luchas deben ser solidarias. Al iniciar mis palabras decía, Honorable señor Fuentealba, que los soldados de distintos países tomaron la bandera común para liberarnos del yugo español. Los soldados de la liberación económica, de la emancipación de nuestros pueblos, tomarán también, en América Latina, una común bandera y se borrarán las fronteras, porque hay un solo adversario, un solo enemigo. El hombre de Chile, el de Ecuador o el de cualquier otro país, llegado el momento, luchará bajo el estandarte latinoamericano contra la violencia, que no hemos desatado nosotros, sino que lo hicieron implacablemente los Estados Unidos. Estoy seguro de que en ese ejército liberador también formará más de algún democratacristiano, cuando mida la dimensión que tiene la política de la lucha continental. No podemos hacerla aisladamente, en nuestros pueblos: somos demasiado pequeños, demasiado sometidos. La mayoría de nuestros gobernantes están demasiado comprometidos, como lo están, también, la mayoría de los ejércitos latinoamericanos, que tienen características distintas del nuestro, que por lo menos es profesional, pero deformado por la presión norteamericana.

Por estos motivos, en este instante Hispanoamérica vive la angustia del drama de su existencia, del deterioro de su economía, de la miseria de su gente, de la explotación de sus grandes masas, y sabe cuál es su enemigo implacable, contra el que está luchando.

En estas circunstancias, Honorable señor Fuentealba, considerando que la solidaridad debe ser activa, y no sólo -lo que sería excepcional, y por desgracia difícil de conseguir- una actitud fundamentalmente afincada en nociones de derecho, hemos levantado nuestra voz en la Tricontinental para señalar lo que es la lucha de los pueblos y para crear una organización de los pueblos latinoamericanos -la OLAS-, en contraposición a la OEA.

El señor Senador sostiene que el Gobierno de Chile, que la Democracia Cristiana, son decididamente partidarios de una reforma de la estructura de la Carta de la Organización de Estados Americanos, que permita efectivamente a esta entidad desarrollar una labor o acción en favor de nuestros pueblos. Laudable iniciativa, que fracasará. Podrá conseguirse en lo formal alguna modificación; pero en lo esencial, en lo básico, no se obtendrá. ¿Por qué? Porque esos son los intereses que no se pueden herir.

La voz de Chile será débil y, quizás aislada. Tal vez sólo compartida por Méjico y, puede ser, por Uruguay. Al resto de los pueblos de Iberoamérica, los hemos visto en las últimas etapas, adoptar una actitud increíblemente claudicante. La voz de Chile será débil, repito, porque también, en parte, es una voz comprometida. Y sin duda lo es, por nuestra política en función de los intereses norteamericanos en el cobre. La voz de Chile será apagada por los intereses brutales. Norteamérica y Latinoamérica se confundirán en la lucha contra los movimientos emancipadores.

La OEA es una entidad muerta. Ha sido el ministerio de colonias de los Estados Unidos. Nosotros hemos afirmado que era necesario renunciar a esa organización e ir a la estructuración de un organismo que represente a los pueblos, con el fin de que éstos tengan un apoyo continental en su lucha.

La reunión de esta mañana tiene alto significado, porque, inclusive, de las propias palabras del Honorable señor Fuentealba se deduce el pensamiento de la Democracia Cristiana y su convicción de que el señor Lincoln Gordon encontrará en el Gobierno del señor Eduardo Frei resistencia a sus pretensiones. Vale decir, sólo con la ausencia del nuevo partido -el Partido Nacional, recién formado- todo el Senado de la República de Chile ha planteando su pensamiento, con distintos matices, en distintas formas, pero con un contenido similar: el deseo, el anhelo, la esperanza de una política de dignidad nacional, que le diga a Estados Unidos que el nuestro no es un país de esclavos, no es una nación sometida.

Esta sesión marca una etapa de la dignidad del Senado de la República, frente a la presencia de un agente del imperialismo que ha ensangrentado a América Latina.

He dicho.

Top