Labor Parlamentaria
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Disponemos de documentos desde el año 1965 a la fecha
Antecedentes
- Cámara de Diputados
- Sesión Especial N° 12
- Celebrada el 07 de noviembre de 1967
- Legislatura Extraordinaria periodo 1967 -1968
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Homenaje
HOMENAJE A LA MEMORIA DEL GENERAL BERNARDO O'HIGGINS EN EL 125 ANIVERSARIO DE SU MUERTE, Y A LA BANDERA NACIONAL, EN SU SESQUICENTENARIO
Autores
El señor
Señor Presidente, la bandera es el símbolo de la nacionalidad, la expresión de la idea de la patria. La bandera es el pueblo de Chile, sus heroicos trabajadores, sus abnegadas mujeres, su juventud rebelde. Por eso, aquéllos que ofenden al pueblo ultrajan la bandera.
El tricolor, que se cubrió de gloria en los campos de batalla en la guerra contra 'a Confederación Perú-Boliviana, en la Guerra del Pacífico, que recogió la sangre heroica del roto chileno, ha sido ultrajado por los gobernantes reaccionarios y sus sirvientes.
En muchas oportunidades que han ensombrecido las páginas de nuestra historia política y social, el pueblo chileno sufrió espantosas ofensas. Fue traicionado y escarnecido. Corrió la generosa sangre del pueblo por plazas y calles. Quienes ordenaron cometer estos crímenes ultrajaron a la bandera, se portaron como forajidos.
Nosotros, socialistas populares, estimamos, señor Presidente, que el mejor homenaje que podemos rendir a nuestra bandera, el más sincero de los homenajes, es recordar esas ofensas al pueblo, para que nunca más alguien se atreva a mancillar nuestra bandera.
Porque la bandera no es un símbolo abstracto. Es mucho más que eso: es el pueblo, los trabajadores, los rotos gloriosos que, como soldados, le han dado a Chile su riqueza, su porvenir.
¡Cuántas veces ha sido ultrajada la bandera de Chile!
El 6 de febrero de 1906, en la Plaza Colón, de Antofagasta, tropas y "guardias blancos" dispararon a mansalva contra una manifestación pacífica de obreros ferroviarios que defendían, con la bandera en alto, los intereses de su clase y de Chile El parte policial dio los nombres de nueve trabajadores muertos y centenares de heridos. Los forajidos que ultrajaron la bandera de la patria, el gobernante de turno y, el que ordenó disparar, fue "castigado", años después, con el nombramiento de Intendente de Antofagasta.
El 21 de diciembre de 1907, en la Escuela Santa María, de Iquique, otros forajidos ultrajaron la bandera de Chile, ordenando disparar contra una muchedumbre de obreros, sus mujeres y sus hijos. Fueron asesinadas 2 mil personas.
El 27 de julio de 1920, otros forajidos ultrajaron la bandera de la patria, ordenando el incendio del local de la Federación Obrera de Chile y asesinando a 12 obreros que se encontraban en el interior del edificio, en Punta Arenas.- El 3 de febrero de 1921, en la oficina salitrera San Gregorio, otros forajidos ultrajaron la bandera de Chile, ordenando disparar contra los obreros y matando a 22 trabajadores. Al día siguiente, se repasó a los obreros heridos y se ordenó a la tropa saquear las casas de los trabajadores.
El 5 de junio de 1925, en la oficina salitrera La Coruña, otros forajidos ultrajaron la bandera de Chile, ordenando bombardear la oficina y matando a 600 trabajadores. Las ametralladoras hacían fuego al grito de "¡iA palomear rotos!!" Mataban a los hijos de los mismos rotos que cubrieron de gloria a la bandera de la patria en la Guerra del Pacífico.
El 17 de septiembre de 1956, los trabajadores de la oficina salitrera Pedro de Valdivia, por negarse a arriar la bandera de la patria, en el local de su sindicato, fueron atacados a bala y muchos de ellos cayeron, cobardemente asesinados.
Y muchas veces, otros forajidos ultrajaron la bandera de la patria. Lo hicieron en 1935, en Ranquíl; en 1946, en la Plaza Bulnes; en abril de 1957, en Santiago; en 1963, en la población "José María Caro"; en 1965, en el mineral de El Salvador.
En 1947, el Presidente radical González Videla ultrajó la bandera de Chile, promulgando la "ley maldita". En el campo de concentración de Pisagua murieron muchos obreros maldiciendo al gobernante.
Señor Presidente, en esta hora y en este lugar, en que rendimos nuestro homenaje a la bandera de la patria, debemos recordar estos ultrajes a la bandera y al pueblo chileno. Como lo dijo el camarada escritor Héctor Barreto, hace treinta y un años, "el color de la sangre no se olvida"-
Quien dispara contra el pueblo dispara contra la bandera. Quien traiciona al pueblo traiciona a la bandera. Ya he recordado cómo un asesino, un profanador de la bandera, fue premiado con un alto cargo publico. ¡Que esto jamás vuelva a repetirse! ¡Que aquellos que alguna vez pusieron su firma en una ley o en una orden sangrienta contra el pueblo, reciban siempre el repudio del pueblo, el desprecio de los trabajadores!
Este es, pues, nuestro homenaje a nuestra bandera, a la patria, a los trabajado- res de Chile.
He dicho-