Labor Parlamentaria
Participaciones
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Antecedentes
- Cámara de Diputados
- Sesión Especial N° 19
- Celebrada el 15 de noviembre de 1967
- Legislatura Extraordinaria periodo 1967 -1968
Índice
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Intervención
CONFLICTO DE LA UNIVERSIDAD TECNICA FEDERICO SANTA MARIA, DE VALPARAISO.- OFICIOS
Autores
El señor
Señor Presidente, desde hace varias semanas, los estudiantes de la Universidad Técnica Federico Santa María, de Valparaíso, vienen sosteniendo una lucha que, como pocas, ha logrado conmover a la opinión pública nacional. Quizás el motivo sea que no se trata de una huelga universitaria más, sino de una confrontación que, por los personajes que afecta, escapa del ámbito puramente académico para invadir el de las finanzas y de los altos negocios. Con el curso de los días, el movimiento de los estudiantes porteños se ha ido convirtiendo de un conflicto en un proceso: un proceso a la anacrónica estructura de poder que caracteriza a la Universidad; un proceso a la orientación profesional que en ella prima, y cuyo norte es obtener que sus egresados se "distingan" en el trabajo realizado en el seno de las grandes empresas industriales, asumiendo el papel de sostenedores de la organización económica capitalista; un proceso al grupo económico centralizado en la familia Edwards, que administra y maneja los bienes de la Universidad Santa María.
Los dirigentes y parlamentarios de la Democracia Cristiana nos sentimos orgullosos de haber prestado, desde un comienzo, nuestro respaldo y solidaridad a esta causa justa, de cuya victoria final no dudamos.
Esta noche queremos reafirmar esta actitud, aportando nuevos antecedentes sobre la forma en que se han utilizado los bienes de dicha Universidad por personas ajenas, en la dedicación y el espíritu, al quehacer universitario, y sobre fórmulas posibles para resolver definitivamente esta situación.
Pero hagamos previamente una recapitulación de nuestros juicios: ¿qué ha significado hasta la fecha el trabajo de la Universidad Santa María? ¿Quiénes se han beneficiado con su labor? ¿Qué sentido ha tenido su formación profesional y su esfuerzo investigativo?
Decíamos, hace algún tiempo que el fundador de la Universidad, don Federico Santa María Carrera, representa un hito, cierra una etapa en el desarrollo capitalista de Chile. Es el último de los grandes "pioneros", cuya única generación desenvolvió sus actividades en la segunda mitad del siglo XIX, y cuyas figuras más características fueron don Matías Cousiño, don José Santos Ossa, don José Tomás Urmeneta y don Agustín Edwards Ossandón, el fundador de la dinastía. Empeñados en las faenas de la gran minería, o en las nacientes actividades industriales, estos hombres se desenvolvieron como capitalistas auténticos, capaces de organizar grandes faenas; de proletarizar importantes contingentes de trabajadores; de invertir con riesgo capitales cuantiosos, incorporando la tecnología más avanzada para su época. Con ellos pareciera confirmarse el juicio del economista norteamericano Paul Sweezy: "un proceso de desarrollo capitalista para ser posible necesita no sólo de una teoría sino, ante todo, de capitalistas eficientes". Por eso, desaparecida la efímera eficiencia de estos "pioneros", la economía chilena, desde fines del siglo pasado, enfrenta la tragedia de profesar oficialmente una ideología capitalista que, al no encontrar respaldo en el elemento humano que la sirve, ni en las nuevas condiciones históricas que el mundo enfrenta, sume al país cada vez más en el estancamiento y la crisis. Al leer cuidadosamente el testamento de don Federico Santa María, se puede concluir que él intuyó el agotamiento histórico y la esclerosis de la burguesía chilena. No de otra forma se explica, además, su larga y provechosa estada en Europa y su decisión de destinar los 56 millones de pesos oro de 6 peniques que acumulara a su muerte, a favorecer el establecimiento de un Instituto Técnico Superior, que proporcionara a los capitalistas chilenos los elementos directivos y auxiliares que se hicieran cargo de sus empresas y defendieran sus intereses.
El hecho concreto es que, durante más de treinta años, esta misión ha sido cabalmente cumplida: centenares y centenares de jóvenes de modesto origen, año tras año, han salido de la Universidad a enrolarse en los consorcios y empresas industriales en funciones subalternas, donde, no pudiendo aplicar la formación científica y moderna que habían adquirido, terminaron sirviendo al orden establecido,
A ese propósito de orientación ha contribuido, en grado muy importante, la estructura interna de poder de la propia Universidad Santa María, la que, por ser una organización universitaria-mercantil ha conferido un papel preponderante en su Consejo directivo a los tres representantes-de los albaceas da don Federico Santa María: Agustín Edwards, Carlos Urenda y Jorge Ross. Todas las decisiones más importantes que el Consejo de la Universidad adopta, deben contar con su voto conforme, desde la dirección pedagógica, docente y técnica de la Universidad, las resoluciones para reformar los Estatutos, la designación del Rector, del Vicerrector, del Administrador General, de los Decanos de las Facultades y de los Consejeros Técnicos, hasta los acuerdos para hipotecar o enajenar bienes o realizar inversiones, necesitan para ser válidos sus votos favorables. Nada se realiza sin su consentimiento, mientras los profesores, investigadores y estudiantes, fuerzas vivas y justificación de la Universidad, no pueden decir una palabra respecto de la marcha de ella. ¿Puede llamarnos la atención, entonces, el hecho de que, a comienzos de este año, los profesores hayan debido amenazar con la renuncia de sus cargos para apoyar una petición de mejoramiento económico y de mayor participación? ¿Nos puede producir alguna sorpresa el hecho de que, durante dos años consecutivos, los estudiantes de dicho instituto de enseñanza superior deban realizar huelgas que duran 32 y 45 días para conseguir que la Universidad Santa María perfeccione su organización y adecue su tarea docente y la investigación científica que realiza a las necesidades de un país dispuesto a construir un desarrollo dinámico, con activa participación de sus más importantes fuerzas sociales? Porque estamos convencidos de que así como la Universidad Santa María puede ser calificada como una Universidad de alto nivel, dentro del esquema clásico y tradicional que la inspira hasta hoy, así también es posible que alcance idéntica excelencia en el diseño de una tecnología independiente para el desarrollo y la independencia futuras de nuestro país. Eso y no otra cosa, estamos seguros, es lo que buscan los estudiantes de la Universidad Federico Santa María, y eso y no otra cosa es lo que nosotros anhelamos.
Por esas razones, señor Presidente, hemos querido concurrir esta noche con nuestras firmas a la convocatoria de esta reunión para realizar un análisis de dos elementos nuevos, que no habíamos tenido ocasión de discutir anteriormente y que se refieren al manejo económico de los bienes de la Universidad Santa María por el grupo singularizado por la familia Edwards, por una parte, y por una posibilidad jurídica de encontrar una salida conveniente y definitiva a este conflicto, por otra.
La Cámara entera sabe con exactitud que los grupos económicos vienen experimentando, desde el nacimiento de la concentración capitalista en el siglo XIX, numerosas mutaciones de forma, que tienden a hacerlos más poderosos, más eficaces, y a asegurarles su supervivencia.
Dos rasgos característicos de la evolución de la economía capitalista, en la primera mitad del siglo XIX, son sin duda, la distinción marcada que, cada vez con mayor acentuación, se va realizando entre la detentación nominal de la propiedad y sus títulos, por un lado, y el acceso efectivo a la gestión, administración y manejo de las empresas, por otro.
En el siglo XIX, propiedad y gestión eran una sola cosa; quedaban en las mismas manos. En el siglo XX hay hombres que tienen la propiedad, que son los dueños de los títulos de las sociedades anónimas; pero son otros los directores, los gestores, los administradores de las empresas. Son los iniciados en el mundo de las finanzas y de los negocios los que manejan efectivamente el poderío económico e industrial de la nación.
Hombres tan objetivos como Jean-Yves Calvez han podido describirnos este proceso en los siguientes términos: "El abuso del poder económico consiste, por otra parte, en la existencia de una potencia indebida dentro del Estado, de una influencia sin título sobre el destino de la comunidad política. Por medio de sus carteles y de sus asociaciones, los dirigentes de los grandes negocios llegan a asegurarse, dentro del Estado y de la política una "influencia incompatible con los principios democráticos. Usurpan el poder del Estado. El poder económico se convierte en poder político."
"Va a ser necesario "-agrega Calvez-" defender a todos los que están expuestos a este abuso; los trabajadores, evidentemente, en cuanto están afectados por una dependencia personal, no puramente económica; los consumidores, en cuanto son los más débiles en la lucha contra esta potencia que tiende a modelar su destino; la comunidad política, en fin, en la cual la autoridad no puede tener como criterio de legitimidad el hecho del poder económico. "El Estado y la sociedad no deben convertirse en la presa de poderosos grupos de interés."
¿Qué otra característica presenta este proceso? Una segunda, agregaríamos nosotros, también descrita en el trabajo citado, cual es la de que "el poder de los accionistas ha pasado a manos de los directores o de los bancos, verdaderos propietarios, aun cuando no posean el título. Obtienen su calidad de propietarios reales mediante el predominio que les confiere su actividad".
Todas estas palabras sirven, a mi juicio, de adecuada introducción para presentar el fenómeno especialísimo que caracteriza el manejo de los bienes de la Universidad Técnica Federico Santa María. Encontramos ahí un grupo perfectamente individualizado de personas que se ligan a este manejo, que aprovechan de él, que amplifican su poder confundiendo sus patrimonios personales con el de la Universidad, que administran simultáneamente y en las mismas empresas. De esta confusión no puede salir sino perjuicio para las inversiones que sirven de sustentación de la actividad académica. La gestión se realiza de tal forma, que nadie que no esté estrictamente ligado al grupo económico de la familia Edwards está en condiciones de precisar dónde terminan unos y dónde empiezan otros.
¿Quiénes son estas personas? Tienen nombres y apellidos. Son los tres representantes de los albaceas, en primer término: don Agustín Edwards Eastman, don Jorge Ross Ossa y don Carlos Urenda Zegers; y cuatro personas más que, o son miembros del Directorio de la Universidad, o están vinculados estrechamente al manejo económico de los bienes de ella: don Augusto Olivares Cosulich, don Roberto Edwards Eastman, don Nicanor Señoret Silva y don Eduardo Titus Fonseca.
En definitiva, ellos más de una vez han dado origen a estudios sobre la fuente y la auténtica significación del poder financiero que detentan.
El señor
Ha terminado el tiempo previo concedido a Su Señoría. Puede continuar en el tiempo del Comité Demócrata Cristiano.
El señor
En 1960, el actual profesor de Teoría económica en la Universidad de Chile e investigador del Instituto de Economía, don Ricardo Lagos Escobar, escribió un libro que, por su espectacularidad, conmovió al país: "La concentración del poder económico".
En el capítulo referente al grupo financiero del Banco Edwards, junto con anotar las numerosas empresas que quedan bajo su dependencia, daba de él las siguientes características: 1° Es un grupo absolutamente homogéneo; 2º Sus personeros son siempre los mismos; 3º La gran mayoría de ellos está emparentada; 4º Es un grupo contralor de sociedades muy importantes. Y agregaba: "Otro antecedente que se debe destacar en este grupo es su antigüedad. Nosotros no hemos hecho un estudio acabado sobre el particular; pero nos parece que es el más antiguo de todos, lo que demuestra su solidez, basada fundamentalmente en los vínculos familiares y tradicionales bien mantenidos".
Lo que el señor Lagos no sabía cuando escribió esta obra es que los capitales acreditados en las diversas sociedades anónimas no pertenecían al Banco Edwards o a la familia Edwards exclusivamente, sino que, en medida muy importante, eran de propiedad de la Universidad Técnica "Federico Santa María", de Valparaíso. Y estos señores los administraban sin más títulos que los que les daba la representación de los albaceas originarios del fundador de la Universidad.
Por eso, creo que es importante complementar los antecedentes que el profesor Lagos nos entregaba, hace tiempo, con otros nuevos, que dejan al descubierto la red financiera en que están envueltos altos personajes de la política y del poder financiero nacionales.
Esta red financiera está constituida por cuatro pilares de sustentación del patrimonio de la Universidad, por cuatro constelaciones que tienen un cuerpo central a cuyo alrededor circulan decenas y decenas de empresas de la mayor importancia dentro del desarrollo industrial chileno. Estos cuatro pilares de sostención del patrimonio de la Universidad Técnica Santa María son: la Compañía de Cervecerías Unidas, la Compañía de Refinería de Azúcar de Viña del Mar, el Consorcio de Seguros "La Chilena Consolidada" y la Compañía Industrial Sociedad Anónima.
Conviene conocer la lista íntegra de las empresas que controlan, influyen, o de las cuales son accionistas ya sea los miembros de la Universidad Técnica Federico Santa María o las personas que, con el título de albaceas o encargados de manejar estos bienes, están desarrollando esta actividad.
Escuche la Cámara esta importante y significativa enumeración:
Compañía Industrial, Compañía Nacional de Fuerza Eléctrica Sociedad Anónima (CONAFE), Compañía de Refinería de Azúcar de Viña del Mar (CRAV), Compañía de Cervecerías Unidas (CCU), Compañía de Seguros Alma Mater, Compañía de Seguros Chacabuco, Compañía de Seguros "La Chilena Consolidada", Compañía de Seguros Forestal Sociedad Anónima, Compañía de Inversiones "La Chilena Consolidada" Sociedad Anónima, Empresa Editora Zig-Zag Sociedad Anónima, Empresas Industriales El Melón Sociedad Anónima, Compañía Agrícola Chilena, Tejidos Caupolicán, Indus Lever Sociedad Anónima Comercial Industrial, Muelles y Bosques LirquénSociedad Anónima, Pesquera Industone Sociedad Anónima, Compradora de Maravilla Sociedad Anónima (COMARSA), Aserradero San PedroSociedad Anónima, Aceites y Alcoholes Patria Sociedad Anónima, Compañía de Previsión "La Chilena Consolidada", Empresa "El Mercurio" Sociedad Anónima Periodística, Compañía Distribuidora Nacional (CODINA), Compañía de Seguros Comercial, Compañía de Seguros Concordia, Compañía de Seguros Construcción, Compañía de Seguros Empresa, Compañía de Seguros Financieros, Compañía de Seguros Lautaro, Compañía de Seguros Metalúrgica, Compañía de Seguros Minera, Compañía de Seguros Orden y Patria, Compañía de Seguros Philadelphia Consolidada, Compañía de Seguros Provincias del Norte, Compañía de Seguros Consejo de Arica, Compañía de Seguros Punta Arenas, Compañía de Seguros Regional, Compañía de Seguros Inducal, Cómpañía de Seguros Universal, Compañía de Seguros Victoria, Compañía de Seguros Zona Central.
¿Cuál es, señores Diputados, la significación económica y política y el poder que confiere a las personas ligadas a la Universidad Técnica Santa María el manejo de estos cuantiosos y significativos capitales?
Analicemos detenidamente algunos rubros. Primero, veamos cuál es la participación en los directorios y los cuantiosos beneficios que le reditúa a las personas vinculadas al manejo del patrimonio de la. Universidad Santa María, la importante influencia comercial que ejerce su grupo financiero. Analicemos cada uno de los personajes que forman el cuerpo de albaceas o se vinculan a ellos:
Agustín Edwards Eastman es miembro de los directorios de 13 sociedades anónimas distintas, en las que la Universidad tiene acciones o en compañías que ella controla y son a su vez accionistas. Estas empresas son: Compañía Industrial, Compañía Cervecerías Unidas, Compañía de Seguros Alma Mater, Compañía de Inversiones La Chilena Consolidada, Compañía Agrícola Chilena, Indus Lever, Industone, Compañía de Previsión La Chilena Consolidada, Sociedad Anónima de Prensa El Mercurio, Concordia, Seguros Empresa, Compañía de Seguros Provincias del Norte y Compañía de Seguros La Chilena Consolidada, En total, 13 cargos de director. Sólo por tres de ellos percibe como remuneración 76 mil escudos anuales.
Jorge Ross Ossa es director de siete sociedades: CRAV, Compañía Cervecerías Unidas, Forestal Sociedad Anónima, Aserradero San Pedro, Compañía Distribuidora Nacional, Compañía de Seguros Philadelphia Consolidada y Compañía de Seguros Universal. Si revisamos el monto de la remuneración que percibe en su condición de director de estas empresas ligadas a la Universidad, concluiremos en que sólo en dos de las siete empresas recibe anualmente 118 mil 700 escudos.
Carlos Urenda Zegers es, a su turno, miembro de los directorios de dos empresas: Compañía Industrial e Industone.
El señor Gustavo Olivares pertenece a cuatro directorios: Compañía Industrial, Compañía Cervecerías Unidas, Compañía de Seguros La Chilena Consolidada y Aceites y Alcoholes Patria.
Roberto Edwards Eastman, hermano de don Agustín, forma parte de los directorios de seis empresas ligadas al patrimonio de la Universidad: Compañía Industrial, Consorcio La Chilena Consolidada, Compañía de Inversiones La Chilena Consolidada, Compañía de Previsión La Chilena Consolidada, Sociedad Anónima de Prensa "El Mercurio" y Compañía de Seguros Punta Arenas.
Nicanor Señoret Silva forma parte, a su vez, de directorios de siete empresas: Compañía Industrial, Compañía Nacional de Fuerza Eléctrica, Compañía Cervecerías Unidas, Forestal Sociedad Anónima, Compañía Distribuidora Nacional CRAV y Compañía de Seguros Universal.
Finalmente, el señor Eduardo Titus Fonseca, último de los personeros vinculados al manejo de los fondos de la Universidad o de las empresas, en las cuales la Universidad tiene, a su vez, acciones, es miembro de 5 directorios: Compañía Refinería Azúcar de Viña del Mar, Compañía Nacional de Fuerza Eléctrica Sociedad Anónima, Forestal Sociedad Anónima, Muelles y Bosques Sociedad Anónima y Aserraderos San Pedro Sociedad Anónima.
Esta es, señores Diputados, en su estricta significación, la participación que les corresponde en los directorios y las ventajas que obtienen dentro de ellos los personeros ligados a la Universidad.
Ahora bien, en un informe económico presentado por los estudiantes de la Universidad Santa María, ellos han hecho acuciosamente la comparación de las ventajas que, a su vez, recibe la Universidad de estos tan singulares manejos. Allí se muestra que en CRAV, mientras el Directorio recibe anualmente la suma de 635.619 escudos por sus funciones, por cierto muy importantes, la Universidad, que aporta un porcentaje importante del capital, apenas alcanza a la suma de 52 millones de pesos, por concepto de dividendos. Mientras cada director percibe 90 mil escudos, la Universidad, que es importante accionista, recibe 52 mil.
Se puede demostrar que idéntico proceso ocurre en la Compañía de Cervecerías Unidas, el segundo pilar de esta cadena financiera. Mientras el directorio se remunera con 287 millones de pesos, con un promedio de 30 millones por director, la Universidad apenas recibe, en un año, por concepto de dividendos en relación con las cantidades allí invertidas 41 millones 924 mil pesos.
Y lo mismo acontece con el grupo de la Compañía Chilena Consolidada, en que, mientras la remuneración del directorio alcanza a Eº 157.634, la Universidad, por concepto de dividendos, apenas percibe Eº 63.422. Y en la Compañía Industrial, la misma situación estadísticamente comprobada: el directorio se lleva 284 millones de pesos y la Universidad, con un porcentaje muy alto del capital, percibe 48 millones en dividendos.
Se trata, pues, de un asunto del más alto interés en cuanto a su esclarecimiento, porque, si importante es el análisis de la forma cómo se manejan los bienes de la Universidad y el poderío que este manejo confiere dentro de muchas empresas, no menos importante es ver la constelación de altos personeros característicos del régimen capitalista chileno, ya sea en las finanzas o actividades políticas, que se vinculan a los directorios, en los cuales participan estos conspicuos personeros -mitad comerciantes y mitad universitarios-, representantes de la Universidad Santa María. Ahí están don Recaredo Ossa, Guillermo Correa Fuenzalida, Luis Neut La-tour, Carlos Vial, Jorge Alessandri Rodrigues, Eleodoro Matte, Manuel Vinagre, Julio Durán, Edmundo Eluchans, Arturo Matte Larraín y don Walter Müller. Se puede mostrar una empresa: la Compañía de Seguros "La Universal", de cuyo directorio forman parte el ex Presidente de la República don Jorge Alessandri, el señor Agustín Edwards y el Hector de la Universidad Técnica Federico Santa María, Carlos Ceruti.
Pero existe todavía otro punto fundamental que analizar: lo referente a las variaciones del capital y los accionistas que se han ido produciendo en las empresas en que la Universidad Santa María es principal accionista. He solicitado al señor Superintendente de Sociedades Anónimas, Compañías de Seguros y Bolsas de Comercio un cuadro comparativo de los 10 mayores accionistas de CRAV, CCU, Compañía Industrial y Compañía de Seguros La Chilena Consolidada entre los años 1950 y 1966. ¿Qué prueban esos datos? Que mientras la Universidad mantiene o reduce su situación en esas empresas, el grupo Edwards obtiene espectaculares incrementos: en 1950 en la Compañía Industrial, la Universidad Santa María poseía el 56% de las acciones y sólo figuraba un representante del grupo Edwards en la nómina. En 1966, en cambio, la Universidad disminuye a un 53%. Ahora figuran 3 personas o instituciones del grupo Edwards entre los 10 mayores accionistas de la Compañía Industrial: doña María Eastman de Edwards, con 604.693 acciones; el Banco de Agustín Edwards, con 512.644 acciones, y don Nicanor Señoret Silva, con 325.272. Y lo propio ocurre en los demás casos. En CRAV, por ejemplo, en 1950 la Universidad Santa María figuraba como el segundo mayor accionista y no hay ningún Edwards en la nómina; en 1966, la Universidad desciende al quinto lugar y en la lista aparece el Banco Edwards con 180.432 acciones.
El fenómeno es claro: en este pernicioso sistema de confusión de patrimonios, la Universidad Santa María pierde y la familia Edwards gana.
Queda sólo por agregar que, por la naturaleza del grupo financiero, las empresas que se ligan a él deben integrarse a su operatividad funcional: propaganda, difusión, comercialización, transporte, todo forma parte del complejo. Las empresas del grupo se apoyan en otras.
Por eso, con razón afirma el informe económico que los personeros de cada una de estas empresas al hacer su ejercicio anual pueden exhibir como parte importante de su actividad "prestaciones" que las empresas del grupo les proporcionan, como el crédito obtenido del Banco Edwards. Contratan ellos voluminosa propaganda en la empresa "El Mercurio" y en la Editorial "Lord Cochrane". Los gastos de propaganda en el solo caso de la Compañía de Cervecerías Unidas ascendieron en el año pasado a más de tres millones de escudos. El ciclo de poder financiero queda así completo. Toda la actividad se ha cumplido: desde el control de la información y la orientación de la opinión que se forman la mayoría de los chilenos; desde el manejo en una mano de los patrimonios confundidos de la Universidad y los bienes propios, hasta la distribución maliciosa, en muchos casos, de los dividendos sociales de sus empresas frente a cuantiosas asignaciones por concepto de remuneración de directores, que ellos mismos perciben.
Todo esto constituye el funcionamiento, la forma efectiva de controlar y de operar por parte de las personas que trabajan en este importante grupo financiero de la familia Edwards. Un cálculo respecto del monto total del valor de las empresas en las cuales trabajan o en las cuales influyen, sirve para demostrar la siguiente cifra alarmante: en las 26 empresas controladas o influidas por este grupo, en todas las cuales tiene participación muy importante en su capital la propia Universidad Técnica Federico Santa María, veintiséis sociedades anónimas o compañías de seguros, representan un capital pagado de 162.000.000 de escudos y un patrimonio contable al 31 de diciembre de 1966 de 539.536.000 escudos, cifra por cierto fabulosa, que no podría exhibir comparativamente ningún otro grupo de poder dentro del país.
Esta es la realidad y la forma como hoy día se manejan los bienes de la Universidad Técnica Federico Santa María.
Ante este hecho, ante la disminución gradual de sus bienes, ante la insuficiencia para cumplir la función académica con los recursos que destinara hace ya muchos años don Federico Santa María, en la esperanza de que serían inagotables para satisfacer las actividades de la Universidad y muchas otras necesidades educacionales del país; ante el agotamiento progresivo de estos bienes, uno tiene inevitablemente que preguntarse: ¿en qué medida la administración asumida por los representantes de los albaceas, en qué medida esta confusión de patrimonios no es el que causa el hecho de que, día a día, se reduzcan los fondos propios de la Universidad y que éstos lleguen hoy día apenas a subvenir el 12% de su presupuesto anual?
Estos hechos, señor Presidente, estas realidades, señores Diputados, y no otras, ni el resentimiento, ni el afán de persecución, son los que nos conducen a formular responsablemente un planteamiento que, a nuestro juicio, encuentra perfecto asidero en el ordenamiento jurídico chileno y puede contribuir a representar una solución definitiva en el manejo de la Universidad. Creemos que ha llegado el momento, señores parlamentarios, de conseguir la desvinculación del influyente grupo financiero Edwards, que tiene el manejo de los bienes y de las actividades y tareas de una importante Universidad nacional de carácter técnico.
Todos estos hechos nos llevan a desvanecer algunos juicios que circulan profusamente por ahí, juicios interesados, juicios que no encuentran asidero en ningún texto, juicios que no resisten ningún análisis de fondo, pero que por ahí se repiten y se susurran hasta darles un valor de verdad inconcusa.
Afirman algunos que nadie podría meter mano en la Universidad Técnica Federico Santa María, porque las disposiciones de última voluntad del causante impedirían cualquiera decisión autónoma por parte de los poderes públicos o la comunidad nacional.
Queremos demostrar esta noche, con la letra del testamento de don Federico Santa María, que esta afirmación es falaz y no resiste el menor análisis. En efecto, todos los supuestos y todas las situaciones en las que se coloca don Federico Santa María al momento de redactarlo, para disponer respecto de la suerte de sus bienes, se refieren a momentos anteriores a la constitución definitiva de la Universidad, que finalmente llevó su propio nombre, y a garantizar su posterior conservación.
Así surge de la simple lectura del texto, que dice: "Es mi decidida voluntad que para alejar toda duda que pusiera obstáculo a la expedita realización del proyecto de crear las Instituciones a que me he referido, declaro, aunque ello sea innecesario, que mis albaceas deben considerarse ampliamente autorizados para celebrar toda clase de contratos y ejecutar toda clase de actos que a su juicio conduzcan a la consecución del cometido que les confío."
Está hablando, señores Diputados, como se desprende claramente del propio texto, del momento que va a mediar entre su muerte y la constitución definitiva de las instituciones que él declara que es su ánimo constituir. Y, por eso, agrega a continuación, para ese lapso intermedio, para ese tiempo que media entre su muerte y la constitución de la Universidad, la siguiente frase, que es la que mañosamente se deforma:
"Si por una decisión judicial, un decreto u orden gubernativo o un acto legislativo, se anulara la fundación de la Escuela de Artes y Oficios y Colegio de Ingenieros, o se les dejare directamente o indirectamente sin efecto o se negare la aprobación de sus Estatutos o se reformase el presente testamento, aunque fuera en parte insignificante, sea cual fuere la razón que se aduzca y la persona que lo solicite, en tales casos mi heredero único y universal será don Agustín Edwards, en su defecto don Armando Quezada y en defecto de este segundo don Juan Brown." Y continúa el testamento.
Analicemos estos cuatro supuestos en que se coloca el propio causante ante lo que podría acontecer respecto de la fundación de la Universidad y concluiremos cabalmente que sólo podía referirse a ese lapso intermedio o a asegurar la conservación de los centros universitarios una vez creados.
Dice él: "si se anulara la fundación de la Escuela de Artes y Oficios y Colegio de Ingenieros". No es éste un supuesto que hoy día esté en la mente de ninguno. Nadie trata de anular la existencia de estas importantes instituciones educacionales, sino de radicarías en un nuevo estadio de su desarrollo en la comunidad nacional.
Segundo; "se las dejare directamente o indirectamente sin efecto". Igualmente resulta absurda la posibilidad de que la mente de alguna de las personas que trabajan en este Parlamento o de quienes están actuando en el diálogo universitario, pensara en el supuesto absurdo de esta situación.
Tercero; "se negara la aprobación de sus Estatutos"; han sido definitivamente aprobados y han regido sin variación por más de 35 años.
Y finalmente: "se reformase el presente testamento"; hecho que ciertamente no ocurrió y que, por razones perfectamente claras desde el punto de vista jurídico, ya no podrá ocurrir.
Queda, pues, claramente establecido que no existe factor alguno que sea un obstáculo en el texto del testamento de don Federico Santa María para cambiar el "status" de la Universidad, para darle un nuevo contenido, para darle una nueva orientación a sus tareas. Todos los supuestos que él plantea tratan de situaciones que, o bien debieran haber tenido vigencia antes de constituirse la Universidad, o que, si bien no se referían a ese período, no podrían, en caso alguno, declararse infringidos por una disposición como la que ahora nosotros planteamos.
Por eso, nosotros creemos que precisado el alcance acerca del testamento de don Federico Santa María, que algunos esgrimen como un obstáculo al progreso de la Universidad, podemos hoy día pensar libremente en fórmulas que nos abran realmente un camino de solución frente a la crisis que se plantea en ese plantel superior.
Constituida la Universidad Técnica Federico Santa María y aprobados en forma definitiva los estatutos que hoy día la rigen, pasó a ser, en ese instante, un establecimiento privado de utilidad pública, como parece ser su más correcto encuadra-miento jurídico.
Como establecimiento privado de utilidad pública, inició sus tareas poco después del año 1930 con un aporte fiscal prácticamente nulo. Por razones que ya hemos analizado en la primera parte de esta exposición, llegó a mediados de la década del 40 a tener cerca de un 42% de su presupuesto constituido por recursos fiscales, para alcanzar, en este año 1967, un porcentaje del 88% de sus recursos de origen fiscal o de donaciones, repartidos en un aporte fiscal del 86% y en un 2% de donaciones privadas. Sólo un 12% del presupuesto de este año es subvenido con los bienes originados en el testamento de don Federico Santa María.
Por eso, ante un manejo de los fondos que cada día distancia más la posibilidad de cumplir con los objetivos universitarios que su fundador tuviera en cuenta, frente a la situación de conflicto que hoy se plantea entre quienes ejercen la autoridad y los profesores, docentes, investigadores, egresados y estudiantes, ¿cómo no pensar, con patriotismo, en una solución de fondo? ¿Cómo no pensar en el momento histórico que hoy viven las universidades chilenas, en cuyo conjunto se expresa plenamente la Universidad Técnica Federico Santa María por la acción dinámica de quienes en ella estudian; cómo no pensar abrir cauce a este espíritu; cómo no pensar en un procedimiento que permita que la Universidad Federico Santa María desenvuelva su actividad en forma normal y progresiva, que sea dirigida con un criterio esencialmente científico y sin que se interfieran en su acción actividades mercantiles impropias de una casa superior de estudios técnicos?
Por eso, estamos convencidos -sus estudiantes lo desean y el país lo cree así- de que la Universidad Técnica Federico Santa María inevitablemente llegará a ser una universidad nacional de alto nivel docente investigativo, estrechamente vinculada al desarrollo técnico del país.
¿Cómo lograr un procedimiento rápido y eficaz, dentro del ordenamiento jurídico chileno, para conseguir estos objetivos? A nuestro juicio, hay uno expedito. Bastaría que, dentro del presupuesto del año 1968, que hoy día entra a discutir el Parlamento, se suplementara la asignación que se da a la Universidad Federico Santa María en los 14 puntos que restan, para que su presupuesto sea íntegramente nacional.
Esa sola decisión permitiría a la Universidad adquirir automáticamente un nuevo carácter nacional y también desafectar los bienes de la Fundación Federico Santa María, respecto de sus actuales detentadores.
¿Qué ocurriría entonces? Habría la posibilidad, manteniéndose al personal docente de la Universidad y su población estudiantil, de que el Presidente de la República cambiara los estatutos de la Universidad Santa María, los que podrían ser propuestos por una comisión representativa de la comunidad universitaria en la que trabajarían docentes, investigadores, egresados y estudiantes.
Con este precepto legal, contenido en la Ley de Presupuestos además, se daría cumplimiento a lo dispuesto en el artículo 559 del Código Civil, que dice: "Las corporaciones no pueden disolverse por sí mismas, sin la aprobación de la autoridad que legitimó su existencia.
"Pero pueden ser disueltas por ella, o por disposición de la ley, a pesar de la voluntad de sus miembros, si llegan a comprometer la seguridad o los intereses del Estado, o no corresponden al objeto de su institución.". ¡Y cómo no estar contestes, señores parlamentarios, en que no corresponde al objeto de la institución de una fundación el hecho de que los bienes que a ella pertenecen no sean capaces de subvenir a la tarea asignada y deban ser reemplazados sus recursos, progresivamente y hasta una cifra cercana al 90%, por fondos provenientes del Presupuesto de la Nación!
Obtenida la nacionalización del Presupuesto y desligados sus bienes originales ¿qué pasaría, señores Diputados, con este fondo de 56 millones de escudos en acciones que constituyen el patrimonio efectivo de la actual Universidad Técnica Federico Santa María? Esclarecida la recta interpretación y alcance de las cláusulas del testamento de don Federico Santa María, tendría lugar lo dispuesto en el artículo 561 del mismo Código Civil, que dice: "Disuelta una corporación, se dispondrá de sus propiedades en la forma que para este caso hubieren prescrito sus estatutos; y si en ellos no se hubiere previsto este caso, pertenecerán dichas propiedades al Estado, con la obligación de emplearlas en objetos análogos a los de la institución. Tocará al Presidente de la República señalarlos.".
Hemos revisado cuidadosamente los estatutos vigentes de la Universidad Técnica Federico Santa María y, de la revisión de su texto se puede concluir, en forma categórica y sin que quede lugar a dudas, que no hay cláusula alguna que disponga de las propiedades en caso de disolución. Entraría entonces a tener lugar lo dispuesto en la segunda frase del mismo artículo, y el Estado sería propietario de esos bienes con la obligación de emplearlos en objetos análogos. ¡Y que otro más análogo que el de mantener una nueva universidad de carácter nacional, eminentemente científica volcada y vinculada al servicio de la comunidad chilena! Esa es, yo creo, la única fórmula que hoy día se abre paso y permite resolver el conflicto. Hemos visto en cuarenta días no otra cosa que la obcecación, la tozudez, la negación al diálogo, por parte de los per-soneros de la directiva de la Universidad y, mucho más aún, por parte de sus albaceas. Nada ha sido capaz de conmoverlos. Cuando los estudiantes para plantear su conflicto se establecen en el interior del recinto de la Universidad, en su condición de fuerzas vivas de ella, cuyos intereses defienden, la respuesta de la autoridad universitaria es la deducción de una querella de restablecimiento que, según el Código Civil, exige el despojo violento. De esa manera responde la autoridad académica superior a la acción y a las peticiones de un planteamiento claro y justo de los estudiantes.
Cuando los estudiantes tratan de plantear en Santiago sus puntos de vista y buscar tribuna para exponer sus opiniones, se encuentran con que la red financiera que controla muchos diarios y radios es capaz" de silenciarlos y, seguramente, intentará también silenciar el debate de esta Cámara y lanzar una cortina espesa de humo sobre los juicios, que ponen en descubierto el manejo de los bienes de la Universidad.
Cuando finalmente los estudiantes plantean en forma heroica, ante la opinión pública, el alcance de sus puntos de vista, cuando plantean una huelga de hambre sacrificadamente sostenida, "El Mercurio" y otros órganos de prensa ignoran o se burlan de su acción.
Esta clase de reacciones hacen pensar en la necesidad que existe de que se solucione la huelga por medios legales, pero firmes, consecuentes con el sentido, con el pensamiento, con la posición de las fuerzas vivas de la Universidad Técnica Federico Santa María y del país.
Por eso, creemos que es importante que esta noche la Cámara apruebe los puntos de vista que este planteamiento y esta proposición contienen. A este respecto, haremos llegar a la Mesa para que lo someta a votación, un proyecto de acuerdo que los contiene y esperamos que sea un camino definitivo, más allá del desdén, la soberbia e indiferencia de ciertos personajes, para poner fin a un conflicto que en justicia y por el porvenir del país debe ser resuelto positivamente.