Labor Parlamentaria

Participaciones

  • Alto contraste

Disponemos de documentos desde el año 1965 a la fecha

Antecedentes
  • Cámara de Diputados
  • Sesión Especial N° 33
  • Celebrada el
  • Legislatura Extraordinaria periodo 1970 -1971
Índice

Cargando mapa del documento

cargando árbol del navegación del documento

Homenaje
HOMENAJE A GABRIELA MISTRAL

Autores

El señor IBAÑEZ (Presidente).-

En conformidad con el objeto de la presente sesión, corresponde rendir homenaje a la insigne poetisa Gabriel Mistral, con motivo de haberse cumplido recientemente un nuevo aniversario de su natalicio.

En conformidad con lo dispuesto en el artículo 165 del Reglamento, los Comités

Parlamentarios podrán usar de la palabra en el siguiente orden y por el tiempo que respectivamente se indica: Comité Demócrata Cristiano, 33 minutos; Comité Nacional, 20 minutos; Comité Comunista, 14 minutos; Comité Radical, 11 minutos; Comité Socialista, 10 minutos, y Comité Independiente, 2 minutos.

Tiene la palabra la señora Retamal.

La señora RETAMAL, doña Blanca (de pie).-

Señor Presidente, Honorables colegas, me corresponde decir estas palabras en nombre de los parlamentarios de los bancos democratacristianos.

El año 1945 marcó para Chile un acontecimiento que, al paso de los años, adquiriere mayor relevancia. Aquel año se concedió a nuestra más grande poetisa el mayor premio a que puede aspirar un escritor: el Premio Nobel de Literatura. Este acontecimiento, de por sí significativo, marcaba el reconocimiento a la labor de aquella modesta maestra rural y la colocaba entre las inmortales de las letras.

Lucila Godoy Alcayaga nació el 7 de abril de 1889, en Vicuña, olorosa tierra, como ella ha dicho, al norte de nuestro país. Hija de una familia modesta, se ha dicho que de su primera infancia, campesina y tosca, Gabriela Mistral conservó una cierta dureza; yo diría que conservó la fortaleza y la autenticidad de la naturaleza misma en contacto directo con la tierra, nutrida de sol y de paisajes, de vida-esforzada, de amor y sacrificio. Esto la formó y fortaleció su naturaleza toda, que la llevó al triunfo y a la fama.

Cuando era todavía una adolescente, fue maestra, en 1905, como ayudante en la Escuela de La Compañía. Durante 17 años desempeñó esta noble tarea de formar e instruir, en La Cantera, como maestra primaria; como secundaria, en Santiago, en Traiguén, en Punta Arenas, en Antofagasta, en Temuco y en Los Andes. Este contacto con los niños ayudó a su formación espiritual, causa inequívoca de su triunfo; el candor de ellos, sus almas puras, le acompañaron siempre, y lo deja expuesto en sus versos, especialmente en las rondas infantiles.

Sus trabajos como maestra terminan en 1922. En esa fecha, invitada por el Gobierno de Méjico, participa en las reformas educacionales de aquel país. Comienza para Gabriela una nueva etapa de su vida.

A su infancia dura y esforzada, en el dolor de su familia pobre, a su condición de maestra rural, profesión incomprendida, se suma la pérdida de su único amor, de aquel amor que marcó toda su vida, su sello de tristeza y de dolor. Todos estos factores le dan un acento singular, de sereno dolor y resignación.

Desde 1914, fecha que la consagró, al ganar los juegos florales realizados en Santiago con los Sonetos de la Muerte, comienza su vida de triunfos y de viajes. Si ayer el dolor la hizo ir del mar a la montaña y de ciudad en ciudad, desde Í922 la vieron los cielos de Méjico, Estados Unidos, Uruguay, Argentina, Las Antillas, Madrid, Lisboa, Brasil, hasta llegar a 1945 en Estocolmo, donde recibió el Premio Nobel. Sus viajes continuaron por América y Europa. Todos los pueblos la inspiraron: sus paisajes y sus gentes; pero conservó siempre la dureza y suavidad características en sus obras.

Frecuentemente, los versos de dolor de Gabriela se confunden o se presentan unidos a lo religioso. En muchos, versos denota un conocimiento profundo de la Biblia, cosa que no es común en los cristianos; pero su religiosidad no se une a un determinado credo religioso, sino que se refiere a un Cristo único, al Dios del Amor -como dice en uno de sus versos: Todos te llaman el Dios de la Justicia ; yo te llamo el Dios del Amor - a iin Cristo de dolor, lo que le da un sello propio y personal a su religiosidad.

En sus continuos viajes por tierras extrañas, quizás si tuvo la mejor inspiración para cantar a los hombres, a los paisajes y tierra de Chile y América; buscando lo autóctono tuvo su mejor inspiración. Y cuentan que allá en Puerto Natales, en un lugar llamado Tres Palos , en esa tierra lejana de nuestro país, inició los versos de aquel libro que se llama Desolación .

Mucho se ha escrito sobre ella, de su trayectoria profesional, de su carácter, etcétera. Muchos homenajes se le han rendido. Se ha dicho que era de carácter reservado y modesto; no haciendo alarde de sí misma, aparece como, una personalidad que inspiraba admiración y respeto. Los que escribieron sobre ella o la conocieron personalmente, no podían abordarla sin experimentar esa emoción especial que se siente en la presencia de los seres verdaderamente superiores , escribía Francis de Miomandre en el prólogo-a-la traducción francesa de una selección de poemas; y Federico de Onís ha dicho de ella: En todo lo que hace muestra una natural superioridad, y en todo lo que toca, deja una profunda huella; avanza con aire de reposo y serenidad milenaria, su voz suena quejumbrosa, igual y distante, con matices de dureza y de dulzura difíciles de imaginar; la contracción dolorosa de su boca se deshace én una sonrisa de infinita suavidad. .

En sus poemas sobre los hombres, exaltó el valor y responsabilidad de las profesiones; en especial, demostró honda comprensión hacia la tarea tan hermosa como ingrata de la docencia.

Forjada por una vida esforzada y dura, templada en la adversidad y en el dolor, supo sobreponerse a ellos y sacar la mejor enseñanza de la vida, para lograr la serena espiritualidad que se trasunta en sus obras.

Su vida, su labor de maestra primaria y secundaria, su fecunda inspiración, que le valieron el reconocimiento de todo el mundo, sus obras, traducidas a diversos idiomas, revelan el carácter firme y decidido de nuestra mujer chilena. Que su ejemplo y virtud sean el reflejo de. la orientación que darán la maestra actual y el maestro actual a los niños en la escuela; que sea el reflejo de la orientación de los padres actuales a sus hijos; que sea el reflejo que la juventud de hoy busque para canalizar sus inquietudes y anhelos; que, en suma, sea el reflejo de un cauce sereno y tranquilo para sus vidas, y que si la adversidad logra poner un obstáculo en sus vidas, sean lo suficientemente fuentes para sobreponerse a ella y sacar la experiencia para sobrellevarla con serenidad, tranquilidad y superación.

Señor Presidente, en esta sesión especial a que usted ha convocado a la Cámara para rendir homenaje, en gratitud y en reconocimiento por su trabajo, a esta gran mujer chilena, maestra, poetisa, que sirvió a nuestro país representándolo en el extranjero, a aquella mujer a quien destacó otro gran maestro, don Pedro Aguirre Cerda, dándole el título de Cónsul, creo que le podemos rendir el mejor de los homenajes leyendo dos de sus estrofas de La maestra rural -.

La maestra era pura. Los suaves hortelanos, decía, de este predio, que es predio de Jesús, han de conservar puros los ojos y las manos, guardar claros sus óleos; para dar clara luz.

La maestra era pobre. Su reino no es humano.

(Así en el doloroso sembrador de Israel.) Vestía sayas pardas, no enjoyaba su mano ¡y era todo su espíritu un inmenso joyel!

He dicho, señor Presidente.

Top