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Antecedentes
  • Senado
  • Sesión Ordinaria N° 54
  • Celebrada el
  • Legislatura Extraordinaria periodo 1972 -1973
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Intervención
CREACION DE DEPARTAMENTO DE SEGURIDAD DE LA PRESIDENCIA DE LA REPUBLICA.

Autores

La señora CARRERA.-

Señor Presidente, desde que asumió la Primera Magistratura de la nación el compañero Salvador Allende, desde distintos sectores comenzaron a oírse voces que se alzaban para criticar el hecho de que tuviera un grupo de compañeros que defendían su integridad física y su vida. Para la gente de Izquierda era bastante notorio en los primeros tiempos que se deseaba que el Jefe del Estado no dispusiera de ninguna protección, para llevarse a cabo, posiblemente, inconfesables propósitos.

Aquí se ha hecho una serie de acusaciones a ese grupo de personas conozco algunas de ellas, por quienes siento el más profundo respeto, que a mi juicio no se pueden dejar pasar. Por ejemplo, el Senador señor Ibáñez habló de demasiados hechos delictuosos, sosteniendo que Rivera Calderón habría pertenecido al GAP y que los miembros de éste tienen antecedentes penales. Estimo que nadie tiene derecho a expresarse de esta manera, y que no corresponde a un juego limpio decir algo semejante en la Sala del Senado, sabiéndose que los afectados no pueden querellarse debido al fuero de que gozan los Senadores. Me parece que la conducta del Honorable señor Ibáñez no demuestra cierta dignidad personal, porque si el señor Senador formulara tal afirmación fuera del hemiciclo, los compañeros miembros del GAP podrían querellarse contra él por injurias, y calumnias.

Es natural que el señor Presidente de la República desee contar con un grupo en el que tenga absoluta confianza y que esté perfectamente entrenado para defender su persona. Este no es un régimen común y corriente. Hasta que asumió la Presidencia de la República el compañero Salvador Allende, todos los anteriores gobernantes habían sido miembros de la burguesía o de la pequeña burguesía, y, en general, personas que estaban con la ideología de la clase dominante.

La gente de Izquierda no es la agresiva. En este país perdimos muchísimas elecciones. Personalmente, desde que participo en la vida política a través de mi partido, perdí tres elecciones con el compañero Salvador Allende. Y nunca se nos pasó por la mente - ni a mí, ni a la gente de mi colectividad política ni a los miembros de la Izquierda en general - atacar de hecho al Presidente de la República, ni complotar en las sombras, ni asesinar al Comandante en Jefe del Ejército, como lo hicieron conspicuos miembros del Partido Nacional o parientes de ellos.

El señor IBAÑEZ.-

¡Perdóneme: fue el, señor Melgoza quien asesinó al General Schneider!

La señora CARRERA.-

Tengo noticias de que entre los que dispararon contra el Comandante en Jefe del Ejército señor Schneider figuraba incluso un pariente de un Senador del Partido Nacional. Y que huyó al extranjero, también es cierto.

El señor IBAÑEZ.-

Disparó Melgoza, que era militante de la extrema Izquierda.

La señora CARRERA.-

No tengo el menor interés en dialogar con Su Señoría. Estoy explicando que la agresividad no nace de la Izquierda, sino precisamente de la Derecha: de los parientes, de los amigos, de los servidores, de los lacayos, de los mercenarios de la burguesía. Y así ha sido siempre a lo largo de la historia del país. Por eso ahora deben existir dispositivos especiales de seguridad.

En el país han acaecido demasiados hechos violentos. En muchas partes hemos visto cosas totalmente inusitadas. Por ejemplo, han atacado a Ministros de Estado pobladas dirigidas por miembros de Patria y Libertad y del Partido Nacional; no sé si participó gente de la Democracia Cristiana, pero sí hemos detectado a integrantes de ese movimiento y de dicha colectividad política. Personajes de ésos mismos ¡sectores asesinaron a tres campesinos en el Sur (y han participado en todo acto de violencia en que ha corrido sangre.

Por lo tanto, inclusive 36 personas encargadas de la seguridad personal del Presidente de la República serían pocas, porque seguramente deberán hacer turnos y tendrán que descansar para reponerse del esfuerzo que implica esa pesada labor. Porque en este país no podemos vivir con tranquilidad. Hay que ver, por ejemplo, la forma como se estimulan las bajas pasiones. Especialmente a muchas mujeres que con seguridad padecen de enfermedades nerviosas, se las incita a salir a las calles para que atemoricen a los niños y a las compañeras de la Unidad Popular, como he podido presenciar en el barrio donde vivo. Mujeres realmente enardecidas, desmelenadas, con los peinados deshechos y los ojos inyectados en sangre, muy bien vestidas, con muchas joyas, pero llenas de una furia increíble salen a tocar cacerolas ; parecen verdaderas protagonistas de tragedias de Sófocles o de Esquilo; en fin, cuando andan por las calles, parecen ser la furia desatada.

Ese tipo de amedrentamientos provocado por el Partido Nacional, Patria y Libertad y sus aláteres lleva a un estado de inquietud y tensión tan extremo, que induce a pensar no sólo en que ese cuerpo de defensa personal del Primer Mandatario debe ser mayor, sino también en que es preciso hacer extensiva su acción a otros personeros. Lo decimos porque existe toda una campaña muy bien dirigida, instrumentada sicológicamente. Tal vez no sea nacional. Porque se ha llegado a sutilezas que hacen suponer la participación de algunos sicólogos que sabemos en qué país se producen y de sicólogos de la misma condición, quienes, junto con los mismos que desataron el terror contra el marxismo durante las campañas de 1964 y 1970, iniciaron este tipo de acciones terroríficas contra la población.

El solo hecho de ser de la Unidad Popular le da a uno una increíble vulnerabilidad, lo que no sucedía en Gobiernos anteriores. Tanto es así, que inclusive he pensado muchas veces hasta dónde se halla amenazada nuestra seguridad personal, como Senadores, por la circunstancia de tener un tercio de esta Corporación. Ya fue víctima de un atentado, por ejemplo, el Senador Altamirano; no hemos podido pesquisar cuál fue la mano que lanzó la bomba. En todo caso, es un índice revelador de que ya se ha atentado contra los Senadores que representamos a ese tercio.

En consecuencia, daremos nuestros votos favorables al proyecto, lamentando que no se hayan llevado a la realidad las palabras de buena crianza y de buena voluntad en que algunos de nuestros compañeros creyeron, pero en que los miembros del Partido Socialista jamás creímos, en cuanto a que bastaría con presentar un proyecto de ley para que el GAP se institucionalizara. Era una trampa más de la Derecha de este Parlamento para intentar ponernos en ridículo al negar posteriormente sus votos para institucionalizar dicho organismo.

Reitero que para nosotros, los socialistas, eso no es ninguna sorpresa, pues no ignoramos hasta dónde pueden llegar y hasta dónde desean llegar. Estamos conscientes de que ofrecimientos de este tipo constituyen sólo trampas. Y es conveniente que caigamos en ellas, para que vayamos abriendo los ojos y sabiendo cada vez con mayor seguridad hasta dónde se puede confiar en la palabra de estos demócratas.

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