Labor Parlamentaria
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Antecedentes
- Senado
- Sesión Ordinaria N° 86
- Celebrada el 04 de enero de 2012
- Legislatura Ordinaria número 359
Índice
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El señor ESPINA.- Señor Presidente , con toda franqueza, quiero expresar que este es uno de los proyectos a mi juicio más negativo, discriminador y dañino presentado en el ámbito de la educación en muchos años.
Y quiero fundamentar mi afirmación.
El texto apunta, fundamentalmente, a prohibir la obtención de una legítima ganancia a quienes realizan un emprendimiento educacional y utilizan recursos públicos. Su concepto es: "Si usted recibe recursos públicos, no puede obtener lo que se denomina lucro".
Esta última palabra, de acuerdo con el Diccionario de la Lengua Española, significa, en concreto: "Ganancia o provecho que se saca por algo".
Entiendo que esta va a ser la primera etapa, porque si los autores de la moción son coherentes, debieran prohibir luego la legítima ganancia en la vivienda, en la alimentación en los establecimientos educacionales y en la política.
Y quiero explicar por qué.
El Estado destina 970 mil millones de pesos a subsidios habitacionales cuyo objetivo es la construcción o reparación de viviendas, obras que realizan empresas constructoras con fines de lucro. Si existiera coherencia, sería preciso pedir que esas entidades no pudieran llevarlas a cabo, porque ello se opone a la idea matriz de la iniciativa.
Pero los parlamentarios también recibimos del Estado 18 mil millones de pesos en la última elección. ¿Para qué? Para financiar nuestras campañas. ¿Y esa plata a quién se la pagamos? A empresas que realizaban publicidad, a radios, en fin, por actividades propias de esa época. ¿Y ellas trabajaban por amor al arte? Lo hacían por un legítimo lucro.
Si existe coherencia, debiera concluirse que esas entidades, como no es posible lucrar con platas públicas, no podrían haber obtenido los recursos, por lo que estos serían mal habidos.
Y si nos vamos a la JUNAEB, señor Presidente , dos millones de alumnos reciben alimentación por 380 mil millones de pesos anuales. ¿Proporcionada por quién? Por empresas con fines de lucro.
Los casos anteriores dicen relación -repito- con la coherencia. Es la posición que representaría al socialismo ortodoxo, legítimo en democracia, válido, ganador de elecciones, pero respecto del cual el Senador que habla y su Partido se hallan a una distancia sideral.
Deseo consignar quiénes serían las víctimas del proyecto. Porque por algo se presenta. Se supone que ganan plata en forma indebida. Son 4 mil 500 colegios, donde estudia un millón 245 mil alumnos, los que representan el 33,7 por ciento de la educación en nuestro país.
La portada de "La Tercera" dice hoy día que los establecimientos subvencionados lograron un número récord de puntajes nacionales en la Prueba de Selección Universitaria.
Pero ¿quién es esta gente que lucra indebidamente? El 83 por ciento de los sostenedores, señor Presidente -y es bueno tenerlo en cuenta-, tienen solo un colegio, con un promedio de 324 alumnos. Y el 70 por ciento de los establecimientos particulares con fines de lucro pertenecen a ¡profesores! que cometieron el "crimen", en vez de irse a trabajar a uno del sector municipalizado, de iniciar su emprendimiento en donde nadie más quería hacerlo, de trasladarse a zonas rurales o a comunas en donde no llegaba el colegio municipal, de endeudarse con recursos propios, de generar una infraestructura para poder proporcionar educación.
¿Imparten buena o mala enseñanza? Al menos admitamos algo: es levemente mejor que la de los establecimientos municipales.
¿Y a qué alumnos reciben? ¿A los ricos? ¡No, señor! Al 40 por ciento de los más pobres.
La mitad de ellos carece de financiamiento compartido. Y este es 14 por ciento inferior, en el caso de existir, que el de los colegios sin fines de lucro.
Aplican proyectos laicos y pluralistas. En cambio, los que no persiguen fines de lucro, en su gran mayoría, concentran otros de carácter religioso.
Y permiten, por último, la diversidad educativa.
Porque, además, con el proyecto se discrimina a los pobres y la clase media. El que es rico o dispone de recursos legítimamente ganados puede llevar a su hijo a un colegio particular pagado. Y está bien. Nadie lo objeta. El que no cuenta con los medios suficientes puede elegir hoy día entre un establecimiento municipal, uno subvencionado con fines de lucro y uno sin fines de lucro, y lo que se le está diciendo es que no podrá hacerlo en el caso de un colegio particular con fines de lucro, porque se va a acabar la legítima ganancia de un profesor que lleva a cabo un emprendimiento para dar educación de calidad.
¿Hay malos establecimientos particulares subvencionados? Por supuesto. Como los hay entre los municipales o las universidades. Pero esto es como el chiste de don Otto: se vende el sofá. Creamos la Agencia Acreditadora para la Calidad de la Educación y la Superintendencia a fin de regular y castigar a los colegios que imparten una educación deficiente, los cuales son apoyados primero para que salgan adelante, y de sacar del sistema, si no lo logran, a los malos colegios, tengan o no fines de lucro.
Lo importante no es avanzar en una ley para realizar lo que en la demagogia de la calle se expresa con mucha facilidad: "El término del lucro". Porque cuando uno legisla a lo menos debe respetar a los que piensan distinto.
Desde mi perspectiva, durante todos estos años se ha permitido que crezcan colegios, cuyos dueños en su mayoría son profesores, y que se reciba una legítima ganancia por ese emprendimiento.
Si lo hacen mal, señor Presidente , entonces, persigan o no lucro, deben ser sacados del sistema. Pero si lo hacen bien, ¿por qué castigarlos? ¿Por qué impedir que un padre elija libremente si lleva a su hijo a un colegio sin fines de lucro o con fines de lucro? Y estos establecimientos educacionales son tan negativos -supuestamente- que han crecido de la siguiente manera:
En 1992 sus alumnos eran 529 mil. Y al año 2009 esa cifra había aumentado, libre y voluntariamente, a un millón 54 mil. ¡Quinientas mil familias chilenas resolvieron cambiar a sus niños desde un colegio municipalizado a uno particular subvencionado con fines de lucro! ¿Qué culpa tienen ellos? ¿Por qué los discriminan?
Se dice que se quiere regular esta materia. ¡Que se regule, señor Presidente ! Si existe una ley, aprobada por este Parlamento, que establece la Superintendencia de Educación y la Agencia Acreditadora de la Calidad de la Educación, para que la persona que abuse sea drástica y duramente castigada por ello. Pero no podemos hacer pagar a justos por pecadores, porque eso sería una arbitrariedad infinita.
Finalmente, alguien podría señalar que este es mi parecer -por cierto, he sido encargado por mi Partido para este tema, y se lo agradezco-, pero quiero dar a conocer la opinión del empresario de educación don Walter Oliva , dos veces Vicepresidente del Partido Demócrata Cristiano, y Consejero Nacional de este conglomerado.
Él declaró: "Pero si hay colegios, como los nuestros" -que persiguen fines de lucro- "que están funcionando bien, que tienen un compromiso con la calidad, buenos resultados en el SIMCE y buenos porcentajes de ingreso a la universidad, me parece legítimo que obtengan una utilidad por esa gestión".
Al mencionarle que en su partido la mayoría es contraria al lucro, él afirmó lo siguiente:
"Es una situación muy incómoda. Nosotros somos una sociedad" -sus establecimientos educacionales- "que tiene 41 años en el sector, tenemos el orgullo de decir que lo hemos hecho bien y lo muestran nuestros resultados. Tenemos un buen cuerpo de profesores y un buen cuerpo directivo. Lo lógico sería que te consultaran, pero hay mucha gente que quiere prescindir de la opinión de uno".
Reitero: se trata de un ex Vicepresidente del Partido Demócrata Cristiano.
El señor ROSSI.- ¡Que se vaya a RN...!
El señor ESPINA.- Y luego, señor Presidente , está la opinión de doña Mariana Aylwin , ex Ministra e hija de un Presidente de la República , quien, al preguntarle sobre esta materia, aseveró:
"En el caso escolar, un tercio de la matrícula y de los colegios son con fines de lucro. Un porcentaje importante atiende a sectores vulnerables. No cobran financiamiento compartido".
"La mayoría de los sostenedores de colegios subvencionados con fines de lucro tienen un solo colegio, muchas veces muy pequeño. El lucro en la práctica es un sueldo para la subsistencia y recuperación de las inversiones. Los más están pagando deudas".
Esas palabras -termino en un minuto, señor Presidente-, no provienen de alguien de la Derecha, sino de dos personas destacadas del Partido Demócrata Cristiano, quienes han realizado emprendimientos que han ayudado a la educación en Chile.
Por tales consideraciones, señor Presidente , votaré abierta y resueltamente en contra de este proyecto. Porque no resuelve los problemas de calidad, de gestión o de financiamiento; atenta contra la libertad de elegir de los padres; discrimina arbitrariamente a las familias más humildes, que pierden su derecho a elección; y perjudica a más de un millón 200 mil estudiantes y a 4 mil 500 colegios -el 70 por ciento de los cuales pertenece a un profesor-, por el solo hecho de percibir la legítima ganancia que merece cualquier emprendimiento en un país que desea progresar.
Voto que no.
--(Aplausos en tribunas).