Labor Parlamentaria
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Antecedentes
- Senado
- Sesión Ordinaria N° 25
- Celebrada el 17 de mayo de 1972
- Legislatura Extraordinaria año 1972
Índice
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Restan 17 minutos al Comité Demócrata Cristiano.
Ofrezco la palabra.
Ofrezco la palabra.
El siguiente turno corresponde al Comité Comunista.
Tiene la palabra el Honorable señor
Señor
Y quiero referirme a los sucesos de Concepción porque estuve también en esa provincia y porque, de alguna manera, también he venido participando, ya sea directamente o a través del conocimiento de las gestiones, de los desenlaces de las situaciones que se han ido produciendo posteriormente.
Queremos señalar de manera muy clara que en nuestro país se han planteado en otras épocas y períodos no lejanos situaciones complicadas para el proceso democrático chileno, y que cuando tales situaciones se produjeron nosotros no nos alegramos por la suerte que pudieran correr nuestros adversarios de entonces, ni batimos palmas ante la posibilidad de que un Gobierno contrario a nuestras posiciones pudiera caer tras una asonada militar. En aquellas ocasiones tuvimos la que, a nuestro juicio, deba ser siempre la actitud de un partido responsable ante el pueblo, la que no he visto, desgraciadamente, en las palabras pronunciadas por el señor Moreno en la tarde de hoy. Y supongo, por esa razón, que tales palabras fueron dichas a título personal y no en nombre del Partido Demócrata Cristiano.
La pausa que acabo de hacer obedece al hecho de que el señor Moreno, de quien no me ocuparé esta tarde, pues me referiré a temas políticos, se retira en estos momentos de la Sala. Pero ello no obsta para que expresemos nuestro juicio y pensamiento sobre lo que consideramos una grave situación política que vive Chile y que es necesario abordarla de esa manera y. con ese criterio, no tanto con el criterio de lo que dijo tal o cual representante de uno u otro partido de la Unidad Popular, de lo que señaló en sus declaraciones tal o cual dirigente del MIR, que es precisamente el tema que ha consumido la mayor parte del tiempo del señor Moreno en esta hora de Incidentes. Lo que más ha destacado el señor
El Honorable señor
El diario El Mercurio de hoy publica en su primera página este tremendo título: Oleada revolucionaria en Chile anuncia el MIR, y el artículo continúa prácticamente a lo ancho de casi la mitad de la página 12. El Mercurio es en Chile el primer propagandista del MIR. El Mercurio es en Chile el primer órgano de difusión del MIR y de su política. Y por algo será. ¿Por qué razón El Mercurio dedica hoy, como en otras oportunidades, prácticamente toda su primera página y la mitad de la 12 para destacar la política del MIR, mientras que a la declaración del Partido Comunista en la misma edición sólo destina cinco líneas de una columna? Ello no es por casualidad, sino porque refleja la dirección y el interés político en el desarrollo de los acontecimientos actuales, en el caso del diario El Mercurio, de magnificar y de presentar a todo bombo en sus columnas la política del MIR, y de ocultar, de no decir nada, acerca de lo que el Partido Comunista piensa, dice o señala, actitud absolutamente idéntica a la adoptada aquí en la intervención del señor Moreno. Insisto: el señor Senador ha gastado la mayor parte de su tiempo, precisamente, en destacar en qué consiste, qué cosa es el MIR, en hacer propaganda a lo que el MIR quiere en este país, y también lo que declararon los partidos que en la ciudad de Concepción no compartieron la posición del Gobierno.
A nuestro juicio, es necesario enmarcar estos problemas dentro de la situación política general producida en el país. Es muy claro que desde el 4 de septiembre de 1970 los reaccionarios chilenos, los imperialistas, la gente que mantenía inmensos intereses en nuestra patria, han buscado modificar los hechos. No se conformaron ni se conformarán con la existencia en Chile de un Gobierno popular, con el desarrollo de un proceso revolucionario que, con todos sus defectos y errores, es eso, nada menos que eso: un proceso revolucionario. Antes de que asumiera Allende, ya se preparó el golpe. En el último año del Gobierno del señor
Nosotros, los comunistas, señalamos que en la situación actual lo que viene, si se altera el curso constitucional de los acontecimientos en Chile, es el fascismo, es una dictadura brutal.
Por eso, cuando escuchamos a alguien alegrarse por lo que está ocurriendo en determinadas circunstancias o zonas de nuestro país, nos parece una alegría de ciegos que no ven lo que está aconteciendo en esos procesos o de gente perfectamente consciente de lo que está sucediendo.
Porque la estrategia reaccionaria está orientada a desgastar a este Gobierno, a producir su caída. Para eso se trabaja, para eso se actúa. Lo que ocurre hoy día con las bombas bencineras no es para nosotros una simple reivindicación relativa a un par de botas más o a un mameluco que esos trabajadores están pidiendo a esas empresas. Es algo más, tiene una connotación distinta, que debe inscribirse en el proceso orientado por esta estrategia de los adversarios del Gobierno y destinada a socavar al Gobierno popular, a fin de provocar su caída.
La ultraderecha chilena, ese sector denominado Patria y Libertad y el Partido Nacional necesitan en momentos como estos que otras fuerzas que no provengan de su propio lado, sino del otro extremo del espectro político, actúen de manera tal que puedan ser utilizados como detonante para producir determinados efectos políticos en un instante dado. Por esa razón, cuando el MIR, por ejemplo, adopta una posición como la que asumió en la ciudad de Concepción, desconociendo lo obrado y resuelto por este Gobierno, y decide salir a las calles para atajar la marcha de la Oposición, está actuando en ese instante como el detonante político que ayuda y contribuye objetivamente en los hechos, en la realidad, a que pueda desarrollarse y prosperar la estrategia aplicada por el sector de la ultraderecha de este país, que busca la caída del actual Gobierno.
Entonces, a nuestro juicio, en los hechos, porque no sólo nuestra propia experiencia lo demuestra, hay que mirar también un poco fuera de las fronteras de Chile y, probablemente, un poco hacia el pasado, hacia la historia, para comprobar cómo determinados seudo-revolucionarios, que en un instante determinado pretendieron inclinarse a la izquierda de la Izquierda y ser más revolucionarios que los comunistas, a quienes acusan de debilidad y otras monsergas, no hacen sino, caminando por la Izquierda, juntarse con la Derecha para servir a los propósitos reaccionarios contra el legítimo proceso revolucionario de nuestro pueblo.
Y por eso decimos también que cuando alguien, que alguna responsabilidad tiene, se alegra por los hechos ocurridos en la ciudad de Concepción, no está mirando las cosas abiertamente tal como son ni pensando en los destinos de este país, en la suerte y en los destinos de la democracia chilena ni en lo que significan las libertades públicas, sino que está pensando de manera miope, como quien dice con sordina; para repetir lo que ya dije, adopta una actitud ciega o está consciente de lo que ocurre.
Se aprovechan de los errores, de las fricciones, de las desavenencias y de las dificultades que surgen en el seno de la Izquierda, porque a ellos les interesa, insisto, crear hechos públicos, desmanes y atentados para originar condiciones políticas contrarias al Gobierno popular. Creemos que quienes echan leña a la hoguera en este instante están contribuyendo, también de manera objetiva, a que en este país se produzcan hechos extraordinariamente lamentables.
Tenemos la obligación de representar estos problemas aquí y donde sea necesario, porque pensamos que en este mismo instante, y probablemente en los días que vienen, nuestro país está expuesto no sólo a que se produzcan sucesos lamentables como los ocurridos en Concepción, sino a acontecimientos peores. Lo señalamos no por la suerte personal de nadie ni por el destino de nuestra propia colectividad o de cualquier otro partido. Nos interesa señalar nuestra preocupación por la situación de este país.
Estamos profundamente convencidos de que en Concepción se produjo una grave expresión de algo que puede tener carácter nacional. Viéndolo así, nosotros, comunistas, estimamos que cumplimos firmemente con nuestro deber en relación con la actitud que allí adoptamos y en cuanto a dejar muy en claro que nuestra actitud no es otra ni será otra que la lucha firme y consecuente por llevar adelante una orientación política inspirada en la línea del Gobierno de la Unidad Popular, expresada en éste, y no otra línea ni ninguna otra expresión política que se aparte del programa que sirve de base a la acción política del actual Gobierno.
Por eso hemos actuado como lo hicimos en la provincia de Concepción, en los hechos que ha relatado el señor Moreno por desgracia no de manera absolutamente objetiva. Allí, por cierto, ha habido y hay incomprensión respecto de nuestra actitud pero también hay comprensión por parte de otros sectores y de mucha gente. A nuestro juicio, cada vez se irán esclareciendo más las cosas y permitirán ver a cada cual, de manera mucho más nítida todavía, cuál es la responsabilidad de cada uno frente a esos hechos.
Pensamos que estos sucesos sirven para establecer más claramente aún en qué consiste el compromiso que tenemos con el pueblo; compromiso que significa mantener y desarrollar en este país una sociedad pluralista, desarrollar el proceso democrático, impulsar el cambio social mediante los cauces constitucionales. Queremos expresar muy claramente aquí, como lo hemos hecho en aquella provincia, a fin de que nadie tenga dudas al respecto, que nuestro partido, ante hechos contingentes, por muy discutibles que ellos sean, adoptará la única actitud posible para un partido revolucionario; actitud que puede o no ser compartida por toda la gente en un momento dado, sobre todo cuando existe confusión y duda en la cabeza de muchas personas, actitud que puede ser incomprendida en un primer momento por las masas de trabajadores, pero respecto de la cual estamos convencidos de que debe necesariamente abrirse paso en la comprensión de la mayoría de la gente.
Algunos hechos de Concepción ocurrieron para ocupar menos tiempo que el usado por el señor Moreno tal como él los ha relatado, y otros no. Efectivamente, en Santiago, entre la directiva democratacristiana y el Gobierno se convino en que habría una sola marcha el día viernes: la de la Democracia Cristiana. Esa decisión la compartimos plenamente los comunistas no sólo aquí, sino también allá. Y al reunirse la Unidad Popular de Concepción, adoptó un solo acuerdo unánime: suspender la marcha de la Unidad Popular, acuerdo que también compartió según supe después el MIR. Luego, cada partido de la Unidad Popular tuvo su propia posición que, por cierto, no fue la misma. Hubo allí partidos que acatando la decisión o acuerdo de suspender la marcha y concentración programadas, decidieron sin embargo salir a la calle, para realizar actos tendientes a impedir la marcha autorizada: la de la Democracia Cristiana. Tal posición no fue compartida por nuestro partido. Entonces se produjo un problema; problema que, frente a los hechos y acontecimientos que ocurren o que pueden ocurrir en este país, tampoco es para alegrar a nadie, como en su época no fue para alegrar a quienes alguna responsabilidad tenían en los asuntos nacionales la posibilidad de que se impidiera terminar su período al ex Presidente Frei. Lamentamos que aquí el Senador Moreno casi como que se alegra al señalar que la Unidad Popular ya no es monolítica. Yo no diría tanto. Los sucesos de Concepción revelaron que entre los partidos de la Unidad Popular no hubo acuerdo para adoptar una decisión conjunta en esta materia. Eso es verdad, y lo sabe todo el pueblo. Pero eso no permite sacar tampoco una conclusión catastrofista que puede interesarles a algunos extraerla, y que nosotros estimamos que no es conveniente para nuestro país; no digo ya para la Unidad Popular o para su Gobierno. Por ello considero que no es justa la apreciación del Honorable señor Moreno cuando señaló que la Unidad Popular se reúne en la Intendencia y resuelve negarse a acatar lo resuelto por el Gobierno, a raíz del acuerdo de éste con la Democracia Cristiana. Ello no fue así.
El señor
Es verdad que el Intendente de Concepción concedió el permiso para realizar las tres marchas. Y ése fue un error. Es muy claro. El Intendente de Concepción manifestó a la Unidad Popular de esa provincia su desacuerdo con la marcha, su actitud personal de rechazo a tal eventualidad. Y su error estuvo en haber cumplido la decisión de la Unidad Popular. Pero cualquiera que mire las cosas de manera responsable, no puede sino concluir en que la actitud del Intendente de Concepción, a
partir del instante en que la decisión fue autorizar la marcha de la Democracia Cristiana, primero, y suspender después todas las otras manifestaciones, fue la expresión más cabal y más clara de responsabilidad de una autoridad de este país, que comprende que sólo de esa manera es posible resolver problemas que pueden trastrocar el proceso que estamos viviendo. Y el Intendente de Concepción asumió su responsabilidad. Ese día, y al siguiente, cuando él personalmente concurrió a los funerales entre los gritos de repudio de mucha gente, lo hizo también de manera cabal y de forma que es necesario tener en cuenta, porque estaba cumpliendo con su responsabilidad política. Y cuando desde la Derecha y desde la ultraizquierda pedían la cabeza del Intendente, su salida, como lo siguen solicitando hoy día, queda demostrado, de manera mucho más fehaciente todavía, que esos extremos se tocan cuando se trata, de combatir a nuestro partido, de oscurecer u obnubilar la mente de mucha gente respecto de las ideas de nuestro partido; porque el anticomunismo une siempre a los reaccionarios de la Derecha y a los oportunistas de la ultraizquierda. Y se comprendió también de manera cabal cómo los extremos de este país quieren fuego.
Esto está claro también en los documentos de la I. T. T. publicados en Chile. Los propios norteamericanos dicen cuán necesaria es la presencia de estos sectores de la ultraizquierda como detonantes políticos provocadores, para hacer la política que a ellos les interesa en este país. Quien lea aquellos documentos o recuerde hechos de otras naciones de historia más o menos reciente, que han demostrado el papel de los provocadores en todo proceso social, podrá extraer una gran enseñanza para nuestro propio país.
El 1° de mayo se celebra en el mundo precisamente por la acción de un provocador que, metido entre la multitud de
Chicago, lanzó bombas contra la policía para provocar la reacción de ésta y producir la masacre.
A mi juicio, los sectores interesados en provocar la situación que trato de definir procurarán aprovechar todo para eliminar el debate y para producir los enfrentamientos. Este es un problema respecto del cual debemos meditar.
Señor
No ha llegado la comunicación respectiva a la Mesa, señor Senador.
¿No ha llegado?
Lo lamento, pero la Izquierda Radical nos cedió su tiempo. La tarjeta en que se deja constancia de ello se la entregué a alguien, y deploraría que no se encontrara. Yo mismo la suscribí, junto con el Comité del Partido de Izquierda Radical.
Como no lograré terminar mis observaciones por la pérdida de esta tarjeta lo que me sorprende bastante, rogaría que se insertara en el texto de mi intervención la declaración de la Comisión Política del Partido Comunista en cuanto a los hechos de Concepción a que me he referido, y que aparece en los diarios de hoy. Creo que alcanza a poco más de dos carillas.
En esa declaración se reafirma la posición que ha adoptado nuestro partido y la del Intendente de Concepción, y la actitud del
Ha terminado su tiempo, señor Senador.
La petición de Su Señoría quedará para el Tiempo de Votaciones de la próxima sesión ordinaria.
El documento mencionado, cuya inserción se acuerda más adelante, es el siguiente:
La Comisión Política del Partido Comunista analizó los acontecimientos de estos días en Concepción y las declaraciones formuladas por las directivas provinciales de los partidos Socialista, Radical, MAPU e Izquierda Cristiana en unión del MIR.
Se ha comprobado que los enemigos del Gobierno Popular pretendían desencadenar en Concepción un enfrentamiento violento, que favoreciese planes sediciosos de la peor especie. Con este fin, se habían preparado los fascistas de Patria y Libertad y contaban con la ayuda que, objetivamente, les proporcionaban la confusión existente en sectores populares y las actitudes de la ultraizquierda.
Ante la solicitud del Partido Demócrata Cristiano de que se le autorizase un desfile, que deseaba efectuar el día viernes, los partidos de la Unidad Popular, incluido el Comité Regional del Partido Comunista, exigieron al Intendente de la provincia que otorgase el permiso para realizar, simultáneamente, en la misma ciudad, manifestaciones paralelas de la Democracia Cristiana, de la Unidad Popular y de la ultraizquierda. El Intendente no compartió esa actitud, se opuso a ella, pero terminó accediendo. Sin embargo, al verificar que los preparativos de los grupos fascistas, para un enfrentamiento, creaban una situación en que las provocaciones podrían desarrollarse con suma peligrosidad al haber tres marchas de fuerzas políticas antagónicas, consultó a La Moneda y, can el respaldo del Gobierno, propuso fechas diferentes para los desfiles de la Unidad Popular y de la ultraizquierda. El Comité Provincial de Concepción de la Unidad Popular estuvo unánimemente con esa resolución.
Sin embargo, continuaron desarrollándose los preparativos de grupos fascistas para aprovechar la marcha del Partido Demócrata Cristiano con vistas al desencadenamiento de la violencia. Algunos de los partidos integrantes de la Unidad Popular optaron por llamar, de su lado en conjunto con el MIR, a impedir esa marcha. Objetivamente, se crearon, así, las condiciones para un enfrentamiento de imprevisibles consecuencias. El Presidente
Las direcciones centrales de los Partidos Socialista y Comunista habíamos contraído el compromiso, previamente, de no interferir el desarrollo de la manifestación de los democratacristianos de Concepción y de contestar a ella convocando, de acuerdo con nuestros aliados de la Unidad Popular, a una marcha de apoyo al Gobierno, que se realizaría días después.
El Intendente compañero Vladimir Chávez, miembro del Comité Central del Partido Comunista, se ha comportado de acuerdo a la responsabilidad de su cargo, aplicando en todo momento las instrucciones del Gobierno y ejerciendo la autoridad para evitar el cumplimiento de los objetivos de los elementos sediciosos. Su actuación merece el pleno respaldo y la solidaridad del Partido, que expresamos igualmente a todos los comunistas de Concepción que no se han dejado arrastrar a actitudes contrarias al Programa Básico de Gobierno de la Unidad Popular.
A pesar de los esfuerzos del propio
El Partido Comunista considera de extrema gravedad lo sucedido en Concepción, porque revela la existencia de los propósitos de los elementos de ultraderecha de provocar enfrentamientos violentos y se ha abierto en esa provincia una seria grieta en la Unidad Popular.
Declara, al mismo tiempo, que la actitud de quienes piden la salida del Intendente de Concepción, constituye un obsequio a la Derecha y a los provocadores de ultraizquierda, unidos por su odio anticomunista y por su afán de hacer fracasar al Gobierno Popular.
En estas circunstancias, el Partido Comunista hace y hará todos los esfuerzos dirigidos a consolidar y desarrollar la unidad combativa del pueblo, junto al Presidente de la República y al Programa de la Unidad Popular.
Nuestra consigna es: Con el Presidente Allende y el Programa de la Unidad Popular derrotemos las provocaciones de la ultraderecha y de la ultraizquierda.
La Comisión Política del Partido Comunista de Chile.
Santiago, 16 de mayo de 1972.
Se dará lectura a una indicación.
Indicación para publicar in extenso los discursos de los Honorables señores
Queda para el Tiempo de Votaciones de la próxima sesión ordinaria.