Labor Parlamentaria
Participaciones
Disponemos de documentos desde el año 1965 a la fecha
Antecedentes
- Senado
- Sesión Ordinaria N° 53
- Celebrada el 07 de abril de 1971
- Legislatura Extraordinaria periodo 1970 -1971
Índice
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Con amargura e indignación me impuse de que en la madrugada del día de la reciente elección de regidores había sido cobardemente asesinado en la ciudad de Puerto Aisén un joven democratacristiano.
Me encontraba en Punta Arenas y concurrí a la Quinta División del Ejército, con asiento en esa ciudad, y a la Prefectura de Carabineros de Magallanes, para indagar responsablemente la información cierta de lo ocurrido.
El General de Carabineros, Pedro Ruski Adrián, me dio a conocer el escueto y escalofriante parte policial que había recibido de la Prefectura de Puerto Aisén. Lo tengo a la mano y le daré lectura. Dice:
"Comunica Mayor señor Homero Zomosa, Comisario de Aisén, que hoy, más o menos a las cinco horas, al pasar miembros democratacristianos frente a sede del Partido Socialista, ubicada en Sargento Aldea 376, produjeron se incidentes de palabras con miembros del Partido Socialista que encontrábanse interior dicha sede, efectuándose disparos de armas de fuego a consecuencias de lo cual resultó muerto Juan Millalonco, de 17 años, soltero, residente en Población Presidente Frei, casa 11, y militante democratacristiano. Se constituyó en el lugar el Jefe de las Fuerzas, el señor Prefecto, el Subprefecto, el Comisario, además del Juez del Crimen que ordenó allanar sede del Partido Socialista requisando dos revólveres, y ordenó detener a nueve militantes socialistas que se encontraban en el interior de dicha sede.
"De los revólveres requisados hay un Colt particular con 6 tiros, de ellos dos disparados, un revólver Tala, calibre 22, con un tiro sin disparar. El revólver Tala había sido disparado momentos antes.
"Al ser interrogados los detenidos por el Juez manifestaron que las armas eran de propiedad del Partido Socialista.
"Los disparos fueron hechos desde el interior del Partido Socialista. A 80 metros había personal de Carabineros suficiente. La sede del Partido Socialista fue clausurada momentáneamente por el Juez del Crimen, mientras se practican nuevos allanamientos."
Hasta aquí la información policial. Se trata, en consecuencia, de un cobarde y torpe crimen político, perpetrado desde la sede del Partido Socialista por militantes de esa colectividad y con armas de propiedad del partido, realizado a la vista y paciencia de la fuerza pública.
La víctima fue un muchacho de escasos 17 años llamado Juan Millalonco, obrero, dirigente de la Juventud Democratacristiana, único sostén de su madre viuda, que había escogido el camino de la democracia en la lucha por la liberación popular. Creía en la "revolución necesaria", pero entendía que en nuestra patria ella debía realizarse sin menoscabar las libertades esenciales ni romper la convivencia pacífica entre los chilenos. No portaba armas, y recibió por la espalda dos disparos fatales con armas de fuego.
Este asesinato, que hoy todos lamentamos, salvo algunos fanáticos y sectarios que no se detienen ni siquiera ante la muerte y que desgraciadamente ahora ocupan cargos de responsabilidad en el país, no es un hecho aislado, sino la consecuencia necesaria de la prédica sistemática de la violencia como instrumento de acción política y de la tolerancia de las autoridades de Gobierno frente a ella cuando proviene de sus partidarios.
A mi juicio, no sólo son responsables de este repudiable crimen los autores materiales de los disparos que causaron la muerte del joven Millalonco; lo son también los que han creado las condiciones que provocan estos hechos, tan ajenos a nuestra personalidad como nación y a nuestras prácticas políticas, y también los que debiendo y pudiendo haberlos evitado, no intervinieron.
Los primeros están detenidos, serán procesados y recibirán por el crimen cometido la sanción que de acuerdo con la ley penal les impongan los tribunales de justicia.
Los que vienen auspiciando la violencia, desde todas las tribunas que la democracia ofrece incluso a sus adversarios; los que quieren introducir en nuestras prácticas políticas métodos que la gran mayoría de los chilenos rechazamos y que tanto dolor inútil han producido en otros pueblos; los que no tienen fe en las decisiones libres del pueblo y quieren imponerle, si es necesario por la fuerza, su propia disciplina, son los autores morales y responsables políticos del cobarde crimen que privó de la vida al joven Millalonco.
Resulta más incomprensible el fomento de estos métodos y su tolerancia por la autoridad, si consideramos que quienes los propician o respaldan son actualmente Gobierno. Si han alcanzado el Poder y han obtenido una importante mayoría relativa en las últimas elecciones, a través del voto libre, secreto e informado del pueblo, ¿qué sentido tiene usar la violencia física contra un joven proletario indefenso que no comulga con sus ideas? Y, si por el contrario, los predicadores de la violencia perdieran el apoyo popular a través de decisiones democráticas, ¿qué título podrían invocar para mantenerse en el Gobierno y tratar de imponer sus puntos de vista?
También este crimen ha puesto de manifiesto la absoluta falta de autoridad que hoy. existe en Chile para contener los diarios desbordes de los mismos grupos políticos : ocupación de casas y departamentos en las ciudades, invasión de tierras en el campo; brigadas armadas del MIR, del VOP, del Partido Comunista (la "Ramona Parra") y del Partido Socialista (la "Elmo Catalán"), que recorren el país cometiendo toda clase de tropelías y atentados en contra de personas, de propiedades públicas y privadas y de la ley. Todo ello con la complacencia culpable del Gobierno y a la vista de la fuerza pública, que, maniatada por instrucciones de las autoridades del Ejecutivo, permanece impasible.
Ayer fue el estudiante mirista asesinado en Concepción por jóvenes comunistas, crimen que se pretendió ocultar a la opinión pública y escamotear al conocimiento de la justicia; hoy, un indefenso joven de la Democracia Cristiana es asesinado cobardemente por la espalda por militantes socialistas.
Si el Gobierno no restablece el imperio de la ley, las funciones de la fuerza pública y no ejerce su autoridad respecto de los desbordes de sus partidarios, otros crímenes mancharán su gestión, y serán los gobernantes los que cargarán con la responsabilidad de no emplear su autoridad para defender las vidas de todos los que estamos sometidos a ella dentro de la ley.
Aisén, una de las provincias más extensas del país y la menos poblada, ha sido sacudida emocionalmente con el homicidio de uno de sus hijos. Los aiseninos, por encima de cualquier diferencia entre ellos, se han unido en el dolor y la indignación para condenar y repudiar lo ocurrido y exigir el castigo de los responsables.
Los funerales de Juan Millalonco no fueron un acto político, sino una sincera y masiva demostración de pesar. Se juntaron bajo la lluvia no sólo los vecinos de Puerto Aisén, sino gente venida de toda la provincia, que acompañaron sus restos mortales hasta su último refugio en la tierra.
Allá Dios apreciará la generosidad de alma y la entrega de Juan a los ideales que sirvió con ejemplar generosidad y alegría. Aquí, nosotros, sus camaradas y amigos, abonaremos con el ejemplo de su vida y el significado de su muerte la tierra fértil de Aisén, para que en esta hora de perspectivas e incertidumbres nos alienten y guíen en la búsqueda de la justicia dentro de la libertad.
Antes fue Hernán Mery. Lo mataron los que por la fuerza querían resistir la ley e impedir los cambios que el progreso de Chile exige. Ahora ha sido Juan Millalonco, asesinado por los que quieren imponer también por la fuerza métodos totalitarios que la gran mayoría de los chilenos no aceptamos. Los que comulgamos con las ideas por las que ambos sacrificaron su vida, mantendremos, a cualquier precio, nuestro apoyo a las transformaciones necesarias y a las formas democráticas para llevarlas a cabo.
Desde esta alta tribuna, como representante del pueblo de Aisén, quiero manifestar, en nombre del Comité Demócrata Cristiano y de mi colega de representación Honorable señor
En conformidad con el Reglamento, se enviará la nota de condolencia solicitada por Su Señoría, en nombre del Comité Demócrata Cristiano y del señor Senador.