Labor Parlamentaria
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Disponemos de documentos desde el año 1965 a la fecha
Antecedentes
- Senado
- Sesión Ordinaria N° 61
- Celebrada el 27 de abril de 1971
- Legislatura Extraordinaria periodo 1970 -1971
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Homenaje
HOMENAJE A LA REPUBLICA POPULAR HUNGARA EN EL VIGESIMOSEXTO ANIVERSARIO DE SU LIBERACION.
Autores
Señor
La historia de Hungría se confunde, a lo largo de más de un milenio, con la historia misma de Europa. El territorio originario de Hungría estuvo situado entre el recodo del río Volga y los montes Urales. Los húngaros no son ni eslavos, ni germanos ni latinos: pertenecen a la familia "ugria", de los pueblos finougrios.
En su origen constituyen un conjunto de tribus nómades - muy heterogéneas- que se ocuparon preferentemente en la cría del ganado. A través de varios siglos de migraciones, conquistaron el territorio que actualmente ocupa Hungría y se establecieron en él.
Se estructura el Estado.
La conquista del país se llevó a cabo por las tribus que acaudillaba Arpad. La consolidación de los húngaros en su territorio se logró después de graves luchas internas.
La organización del Estado está ligada al Rey Istvan I, primer monarca húngaro, descendiente de la dinastía de los Arpad. Los tres siglos de reinado de esta dinastía fortalecieron la estructura del Estado.
A mediados del siglo XIII, se produce la llamada "marcha de los tártaros", y los mongoles invaden el país con consecuencias trágicas para los húngaros.
En los siglos XIV y XV se acentúa la lucha entre el poder central y los poderosos señores feudales.
Durante el reinado de la dinastía de los Anjou, se fortaleció considerablemente el poder central, y la economía y la cultura adquirieron un auge sorprendente. Las luchas internas por el trono opacaron este período de avance del país.
Las invasiones.
Hungría vivía asediada por los invasores. El país se defendía estoicamente, no obstante las debilidades del soberano.
Janos Hunyadi, un señor feudal- militar que sobresalió en su época por sus cualidades excepcionales, logró detener por varios decenios el avance de las invasiones turcas manteniendo al país húngaro unido en su defensa.
Su hijo Matías, que reinó casi toda la segunda mitad del siglo XV, logró para el país un esplendor notable impregnado por la cultura humanista. Fundó la famosa Biblioteca Corviniana, que contenía las obras más importantes de la cultura europea.
En el primer cuarto del siglo XVI, se origina una guerra campesina de gravísimas consecuencias: los señores feudales ahogan en sangre los movimientos libertarios y se consolidan los privilegios de la nobleza, imponiendo cargas más pesadas y mayores obligaciones a los siervos.
Culmina este primer cuarto del siglo XVI con la batalla de los Mohacs, en donde las tropas turcas del Sultán Solimán II infligieron una aplastante derrota al ejército húngaro.
En los años siguientes los turcos ocuparon Buda, capital del país, y se establecieron en la parte central del territorio. Desde entonces, y durante 150 años, Hungría fue un campo de batalla en el que la lucha se sucedía casi sin interrupciones.
En 1686 los húngaros reconquistan Buda, y años después, con el apoyo de los Habsburgo, los turcos fueron expulsados del territorio.
La lucha por la independencia.
Sin embargo, la Corte de Viena consideró a Hungría "provincia adquirida a la fuerza", y subyugó a su pueblo. Este nuevo trato despótico contribuyó a madurar la idea de la resistencia en todas las capas de la sociedad, y fueron los siervos quienes- - abrumados por los impuestos y por el trato bestial- iniciaron la lucha, dando origen al levantamiento campesino, que se convirtió, hasta entonces, en el mayor movimiento de lucha por la liberación y la independencia.
El poderío de los Habsburgo, sin embargo, derrotó a este movimiento patriótico.
La subordinación económica impuesta a Hungría por el imperio de los Habsburgo empobrece y fatiga al país, paralizando sus energías. A causa del atraso en el desarrollo urbano e industrial, la fuerza motriz del movimiento de reformas por la transformación burguesa es la intelectualidad surgida de la nobleza media y baja.
Es notable, en la historia de Hungría, el hecho de que junto a les líderes, políticos, se destaquen también poetas y escritores en las luchas por las reformas. Sobresalen entre éstos: Mihaly Vorosmarty, Sandor Petofi, Janos Arany, Mór Jokai.
Corresponde a un abogado, La jos Kossuth, procedente de la baja nobleza, encabezar las fuerzas progresistas y oposicionistas. Aboga por la abolición de la servidumbre y por la formación de un gobierno húngaro independiente. El movimiento gana terreno. Bajo la presión, se logra promulgar algunas leyes que sientan las bases de la transformación burguesa, y se forma el primer gobierno húngaro independiente.
En 1848 estalla la guerra entre Hungría y Austria, y en 1849 casi todo el país se encuentra bajo la administración del gobierno húngaro. La Asamblea Nacional proclama, en la Declaración de la Independencia, el destronamiento de los Habsburgo y elige Presidente- Gobernador del Estado a Lajos Kossuth.
Pero, en auxilio de los Habsburgo, acude presuroso el Zar Nicolás I de Rusia; el poderío de esta alianza derrota al movimiento independista.
El imperio de los Habsburgo se transformó en la Monarquía Austro- Húngara, un Estado dualista con dos capitales. En sus asuntos internos, ambos países eran independientes, lo que hizo posible en Hungría el desarrollo del capitalismo, pero manteniéndose, junto al régimen latifundista, algunos rasgos de feudalismo.
El poder político no estuvo en manos de la gran burguesía, sino en las de la nobleza alta y media.
Pero con la instauración del capitalismo surgió la clase obrera, germen de la (.revolución proletaria.
Los heroicos movimientos de los obreros industriales y del campo, las huelgas, la radicalización de la burguesía y de la intelectualidad presagiaban cambios políticos y sociales inevitables.
La primera (guerra mundial, que costó el sacrificio de muchas vidas, desembocó en una revolución que puso término a la monarquía Austro- Húngara. A fines de octubre de 1918, el movimiento revolucionario liquidó el reino. Asumió como
Nace el Partido de los Trabajadores.
En 1918 se funda el Partido Comunista, que se fortalece con la fusión del Partido Socialdemócrata. Proclama la República de los Consejos el 21 de marzo de 1919 y adopta medidas económicas, sociales y políticas de trascendencia. Este gobierno, que debió afrontar una situación interna de pobreza extrema y, por otra parte, el asedio de los países vecinos que presentaban reivindicaciones territoriales, duró sólo 133 días. Así sucumbe el primer gobierno socialista de Hungría.
Asumió el mando de la nación Miklos Horthy, con el cargo de Regente. El Partido Comunista fue prohibido y sus dirigentes y militantes colocados fuera de la ley. Sin embargo, desde la ilegalidad multiplican su lucha por la liberación de la patria.
El Gobierno de Horthy causó al país y al pueblo húngaros graves daños: en los 25 años de poder, facilitó la expoliación económica por el capital norteamericano, inglés y francés. Ató a Hungría al carro belicista del fascismo y fue un puntal de apoyo a los planes racistas y totalitarios de Hitler que desembocaron en la Segunda Guerra Mundial.
En las postrimerías del ocaso hitleriano, el 4 de abril de 1945, cuando las tropas soviéticas expulsaron del país a las últimas tropas del ejército y a sus cómplices, la patria de Béla Bartók y de Zoltán Kodály logró su liberación.
Las primeras organizaciones obreras.
Cobra real importancia la organización de los obreros húngaros en sus primeras Mutualidades de Seguros en los años 1848- 1849, durante la guerra de la independencia.
El crecimiento de la industria y de las fuerzas productivas hizo de Budapest una metrópoli importante, concentrándose en la capital el 30 por ciento de los obreros fabriles.
En 1868 se funda la Unión Central Obrera, primera organización importante del proletariado húngaro. Impregnada de ideas socialistas estableció contacto con la Primera Internacional. Destacó en esta actividad internacionalista un obrero metalúrgico: Károly Farkas.
La Comuna de París dio un impulso considerable al desarrollo del movimiento obrero húngaro. Con manifestaciones callejeras y huelgas generales se expresó la solidaridad de los obreros húngaros con los trabajadores parisienses.
Derrotada la Comuna de París, la reacción y el feudalismo gobernantes en Hungría disolvieron la Unión General Obrera y sus dirigentes fueron procesados bajo la acusación de infidelidad y de haber hecho suyos los principios y objetivos de la Comuna de París.
El movimiento obrero renació poco después, destacándose en su organización y orientación el orfebre húngaro Leo Frankel, uno de los dirigentes de la Comuna de París y amigo de Carlos Marx.
En 1878 organizó el Partido de los No Electores, al serle negado por la autoridad la denominación de "Socialistas"; y en 1880 fundó el Partido Obrero General, en cuyo programa se exigía la propiedad social de la tierra y de los medios de producción; la libertad de expresión, de reunión y de prensa; la jornada de diez horas de trabajo y la prohibición de trabajo de los niños.
El Partido Obrero General causó gran preocupación a la clase dominante húngara, que se esforzó por asestar un golpe decisivo a esta organización política progresista. Leo Frankel fue perseguido implacablemente; se le encarceló, vejó y condenó a prisión, y posteriormente fue expulsado del país. El movimiento obrero húngaro volvió a un período de decadencia transitoria.
En 1890 - un año después de la fundación de la II Internacional- , se fundó el Partido Socialdemócrata, experimentando el obrero un ascenso en sus luchas y en su organización.
Las grandes manifestaciones públicas, las huelgas solidarias y los paros reivindicativos señalaron - al finalizar el siglo XIX- que la nueva clase social, la clase obrera, era también en Hungría una poderosa fuerza polítÍ9a, la fuerza del mañana, con un alto grado de conciencia revolucionaria.
Al iniciarse el siglo XX los paros y las huelgas se suceden incesantemente: en ellas se reclamaba mejores salarios y condiciones de vida y trabajo más humanos.
El Partido Socialdemócrata, canalizando correctamente estas manifestaciones, planteó también la lucha por el derecho al sufragio.
La represión de estos movimientos fue sangrienta, y fueron muchos los trabajadores que encontraron la muerte en manos de la fuerza policial.
Hay que destacar, por la notable y eficaz movilización de masas, dos fechas: el 10 de septiembre de 1907, el llamado "Jueves Rojo", cuando 200 mil trabajadores salieron a la calle a participar en las manifestaciones contra la monarquía y los asesinatos de obreros; y el 23 de mayo de 1912 - el "Jueves Sangriento"- , día en que se produjo la mayor movilización de trabajadores hasta entonces conocida en Hungría.
El papel de los sindicatos.
El desempeño de los sindicatos en las luchas de la clase obrera fue también de gran eficacia. Las primeras organizaciones gremiales de los trabajadores húngaros fueron "las Corporaciones", y después, pequeñas "mutualidades de seguros profesionales", como lo dijimos. Más tarde se constituyeron algunos círculos de formación cultural.
A partir de 1850 se inició la organización de mutuales de los obreros de astilleros, de molinos, carpinteros, camareros, tipógrafos, ferroviarios, etcétera, las cuales, a pesar de su influencia burguesa, cohesionaron a los trabajadores demostrando la importancia de la organización de clase.
En 1870 se creó la Caja General Obrera de Seguros Contra Enfermedades e Invalidez, que fue la primera institución de seguridad social para los obreros.
Más tarde surgieron las asociaciones profesionales, se editaron varios periódicos obreros y, a comienzos de 1899, se convocó al Primer Congreso Sindical Nacional, creándose - como resolución de este torneo- el Consejo Sindical que dio origen, en Hungría, al movimiento sindical socialista moderno.
En noviembre de 1918 nació, como acabamos de señalar, el Partido Comunista Húngaro, que combatió sin tregua la dictadura de Horthy y la invasión nazi. Incontables son los militantes y dirigentes asesinados y muertos en esta lucha sin cuartel por la independencia de Hungría, lucha que fue coronada con la liberación total el 5 de abril de 1945.
La construcción del Estado Socialista.
La situación de Hungría después de la derrota del nazifascismo era caótica. La segunda guerra mundial dejó al país en ruinas. Los jefes del ejército colaboracionista, al igual que los capitalistas, terratenientes y una gran parte de la clase media, que colaboraron también con Horthy y Szalazi, huveron a Occidente con los ejércitos fascistas derrotados.
Mientras tanto, en el territorio húngaro liberado se formaron y organizaron los partidos democráticos. Los primeros que empezaron sus actividades fueron los comunistas, templados en 25 años de ilegalidad y de lucha clandestina contra las clases dominantes y los invasores pardos. Se organizaron también el Partido Socialdemócrata, el de los Pequeños Propietarios y el Partido Campesino. De la alianza de estos partidos surgió, en diciembre de 1945, el Frente Húngaro de la Independencia Nacional. Su programa contenía: enfrentamiento con los restos del fascismo; democratización del país; reforma agraria y nacionalización de las ramas industriales básicas y del suministro de energía.
Se constituyó la Asamblea Nacional Provisional compuesta por 230 diputados, elegidos, en su mayoría, en grandes consultas populares. Su composición era la siguiente 71 comunistas, 55 pequeños propietarios, 38 socialdemócratas, 16 del Partido Campesino, 12 demócratas burgueses, 19 sin partido y 19 sindicalistas.
Encabezó el Gobierno Provisional el General Béla Micklos Dalnoki y, a proposición comunista, una de sus primeras medidas fue la puesta en marcha de la reforma agraria, mediante la cual se repartieron 1.800.000 hectáreas de las tierras confiscadas a los fascistas.
El 1$ de febrero de 1946, la Asamblea General Húngara proclamó la República y se eligió Presidente a Zoltán Tildy.
Desangrado el país por las heridas causadas por la guerra, comenzó una grave inflación, estimulada, además, por la bolsa negra organizada por los ex capitalistas que se convirtieron en especuladores y agiotistas. Emergió, también, la reacción que se había infiltrado solapadamente en las filas del Partido de los Pequeños Propietarios y que intentaron influir, además, desde el ala derecha del Partido Socialdemócrata y del Partido Campesino.
Las fuerzas de Izquierda salieron a la ofensiva; constituyeron el Bloque de la Izquierda, integrado por el Partido Comunista Húngaro y sectores mayoritarios del Partido Socialdemócrata, del Partido de los Pequeños Propietarios y del Partido Campesino. El bloque se declaró partidario de la estabilización, para lograr una moneda estable, y elaboró un plan económico para su realización.
Como consecuencia de estos esfuerzos por sanear la economía y combatir el agio, la especulación y el oportunismo, surgió la interrogante y un llamado a la conciencia revolucionaria de los patriotas, que hizo carne en la mayoría del país: ¿ Para quién construye el país la clase obrera y el campesinado? ¿Para sí mismos o para los explotadores de ayer que se enriquecieron con la miseria de los trabajadores?
En agosto de 1946, los comunistas en- fregaron el plan de estabilización, y, en septiembre del mismo año, presentaron al Congreso el Plan Trienal de Reconstrucción, iniciándose la planificación de la economía.
Se inicia la nacionalización de los bancos y la estatificación de las principales industrias monopólicas. La reacción derechista protestó airadamente alegando que se atentaba contra la libertad y la libre empresa; simultáneamente, organizaron el sabotaje a la producción y, al ser sorprendidos en este trabajo de zapa contra la economía y contra el pueblo húngaro, huyeron del país encabezados por Ferenc Nagy, Primer Ministro, perteneciente al ala derecha del Partido de los Pequeños Propietarios.
En las elecciones de agosto de 1947, los comunistas obtuvieron amplia mayoría. En 1948 se produce la fusión del Partido Comunista con el Partido Socialdemócrata, creándose una organización política única de la clase obrera húngara: el Partido de los Trabajadores Húngaros.
En mayo de 1949, el Frente de la Independencia se transformó en el Frente Popular, y en las elecciones a la Asamblea Nacional, los candidatos de este Frente obtuvieron el 95,6 por ciento de los sufragios.
El Plan Trienal de reconstrucción se cumplió en dos años y cinco meses, y en enero de 1950 se pone en marcha el primer plan quinquenal, que contenía metas como la de doblar la producción industrial, aumentar la producción agrícola y elevar el nivel de vida del pueblo.
En 1949, después de un amplio debate, en el que participara todo el país y todas las organizaciones, la Asamblea Nacional aprobó la Constitución de la República Popular Húngara.
El primer año del plan quinquenal dio resultados notables: se superaron las metas.
Sin embargo, en la dirección política comenzó a aplicarse una línea dogmática, rígida y sectaria. Se relegó a un segundo plano la dirección colectiva y de espíritu leninista.
Los resultados claramente favorables del primer año del plan quinquenal movieron a la dirección del Partido de los Trabajadores Húngaros a proponer al Segundo Congreso del Partido, en 1952, un aumento extraordinario de las metas directivas del plan. Este nuevo enfoque de la economía dio algunos resultados, como el de la producción fabril en un 131 por ciento. Pero también quedaron de manifiesto los errores. El crecimiento desmedido de la industria pesada constreñía el desarrollo de la industria ligera y de la agricultura; se produjo escasez de algunos artículos y el nivel de vida descendió.
Esta situación fue rigurosamente discutida por el Comité Central del Partido de los Trabajadores Húngaros en 1953. Puso al descubierto las fallas y rectificó los errores cometidos.
Junto al sectarismo y al dogmatismo representados por Mátyas Rákosi y su grupo, surgió también un sector revisionista de derecha dirigido por Imre Nagy. Se produjeron graves enfrentamientos y choques que causaron irreparable daño a las relaciones en la dirección del Gobierno.
El trabajo disgregador de los reaccionarios abrió el camino a la ofensiva contra la democracia popular, y en octubre de 1956 se produjo el levantamiento contrarrevolucionario con graves daños morales y materiales para el país.
Aplastada la contrarrevolución, se formó el Gobierno Revolucionario Obrero Campesino presidido por Janos Kadar. El Partido se reorganizó con el nombre de Partido Obrero Socialista Húngaro, que desde el Gobierno ha convertido a la República Popular Húngara en un país socialista, de progreso acelerado, de economía sana y con un nivel de vida asombrosamente elevado.
Algunas cifras del desarrollo.
Desde 1949 - año en que se inició el camino hacia el socialismo- hasta 1970, la magnitud del desarrollo se evidencia de manera palpable en las siguientes cifras.
En 1949 se ocuparon 521 mil trabajadores en la industria; en 1970 esta ocupación creció a 1.480.000; el número total de obreros y empleados aumentó, de 1.630.000, a 3.400.000; el número de miembros de las cooperativas agrícolas se incrementó, de 10.000, a 1.150.000; los trabajadores de las cooperativas de la pequeña industria artesanal aumentaron, de 8.000, a 192.000.
Entre 1949 y 1968, la producción industrial subió seis veces, a un ritmo de 10,1 por ciento anual.
En 1968 la producción agrícola superó en 38% el más alto nivel de producción de la preguerra, advirtiendo que, entre 1950 y 1968, el número de trabajadores del campo se redujo, de 2,1 millones, a 1,5 millones. La explotación agrícola se efectúa de acuerdo con métodos científicos y con una mecanización intensiva.
También la educación y la cultura lograron avances notables. La creación de jardines infantiles, la gratuidad de la enseñanza, el exquisito cuidado que se tiene por la niñez, han hecho que los niños y jóvenes húngaros tengan pleno acceso al estudio, a la educación y a la cultura. La asistencia a las Universidades es también impresionante y las posibilidades de que los adultos y especialmente los trabajadores perfeccionen sus estudios y sus conocimientos son, asimismo, amplísimas. Un dato revelador: en 1938 se publicaron en Hungría 9,2 millones de libros; en 1968 el número de libros editados llegó a 48 millones.
Dijimos "anteriormente que la política económica planificada y la adopción de medidas que terminaron con el agio y la especulación; la estatificación de los bancos; la nacionalización de las riquezas básicas; la liquidación de los monopolios; la reforma agraria y el aumento de la producción fueron factores que desterraron de la economía húngara el fantasma de la inflación. La estabilidad económica favoreció notablemente a los trabajadores con el incremento de su ingreso real per cápita y el aumento real de sus salarios.
En 1968, manteniéndose la política de mejorar la capacidad adquisitiva de los trabajadores, el Gobierno redujo los precios de importantes artículos alimenticios, domésticos y de consumo duradero. La mantequilla bajó su precio en 24%; el azúcar, en 8 %; las radios portátiles, en 23%; los televisores, en 10% ; los refrigeradores, en 23 %; los detergentes, en 25%, entre otros.
La ampliación de la seguridad social ha sido considerable. En Hungría, el 97% de la población está amparada por el sistema de seguridad social, que resguarda al ciudadano desde su nacimiento. Las casa- cunas, los jardines infantiles, las guarderías, son factores importantes en la asistencia al niño; los ancianos también tienen casas especiales de reposo, de cuidado, de salud.
La atención médica y hospitalaria es totalmente gratuita. Los subsidios para el cuidado del niño se incrementan año a año.
La mujer trabajadora, cuando ha dado a luz, goza de 20 semanas de vacaciones de maternidad, con su salario completo.
En 1968 se introdujo al sistema de seguridad el subsidio para el cuidado del niño, consistente en que la madre trabajadora pueda quedarse en casa al cuidado de su hijo durante tres años después de las vacaciones de maternidad, recibiendo un pago mensual y manteniendo su empleo.
Los ancianos tienen pleno derecho a percibir pensiones de vejez y, al igual que el niño, disfrutan de un trato preferencial de parte del Estado.
Los trabajadores incapacitados para seguir laborando y los inválidos, gozan también de un sistema previsional que les asegura una existencia tranquila y sin preocupaciones. El Estado también se hace cargo de su rehabilitación física, moral y síquica.
La salud de la población está debidamente resguardada. La tuberculosis ha sido derrotada. En 1938 las muertes por este mal llegaron al 14 por 10.000 habitantes y en 1968 se redujo al 2,3 por 10.000.
La mortalidad infantil alcanzó en 1938 a 131 por mil nacidos vivos; en 1968, se redujo a 35 por mil.
Hungría cuenta con 21,3 médicos por cada diez mil habitantes, lo que sitúa a ese país en uno de los de mayor nivel del mundo.
La política sanitaria socialista se caracteriza por la prevención de las enfermedades. En la República Popular de Hungría, como en todos los países socialistas, los exámenes médicos preventivos son obligatorios, continuos y periódicos, y abarcan a toda la población.
Todos los aspectos de la vida del hombre e2táa, pues, debidamente resguardados en el régimen socialista.
Hungría construye exitosamente el socialismo, y ha desterrado definitivamente todo vestigio de explotación capitalista y de sometimiento imperialista.
Por sobre todo, la paz.
Deseo incluir en esta apretada relación histórica de las luchas del pueblo húngaro por su emancipación, algunos acápites del discurso que el Primer Secretario del Comité Central del Partido Obrero Socialista Húngaro, Janos Kadar, pronunciara en la Conferencia Internacional de los Partidos Comunistas y Obreros celebrada en Moscú en 1969.
Janos Kadar dijo:
"El problema fundamental de nuestro tiempo sigue siendo, igual que antes, impedir el desencadenamiento de una nueva guerra mundial - que acarrearía a la humanidad devastaciones sin precedentes- y proteger y consolidar la paz. Vivimos en la época de las revoluciones sociales, cuyo camino lo abrieron Lenin, los bolcheviques rusos, la Gran Revolución Socialista de Octubre. Al mismo tiempo, vivimos en el período de la revolución científica y técnica, que avanza impetuosa. La historia ha planteado a los partidos comunistas y obreros, a nuestro movimiento internacional, la noble tarea de asumir la dirección de la lucha por que las conquistas del ingenio humano sirvan a la emancipación y a la vida feliz del hombre y no a su destrucción".
Lucha sin cuartel contra, el imperialismo.
Luego agrega:
"La época del capitalismo ha creado una situación en que las fuerzas del progreso y de la reacción se enfrentan no sólo en cada país, sino también a escala mundial. Ya en la época en que el capitalismo mundial anegó en sangre la comuna de París, Marx señaló que la clase obrera, al defenderse contra el capital cosmopolita, había logrado una cohesión internacional. Contra las fuerzas del capitalismo internacional nosotros necesitamos hoy una cohesión aún mayor que hace cien años. El capital monopolista no renuncia, ni siquiera en nuestra situación, a las tentativas de derrocar al régimen socialista o, al menos, de intentar arrancar a tal o cual país de la comunidad socialista. En ello se manifiestan los intereses comunes del imperialismo internacional, los intereses de clase del capitalismo.
"El ejemplo de Hungría" - continúa Janos Kadar "muestra con claridad que los imperialistas aspiran siempre a quebrantar, debilitar y, si fuera posible, incluso a destruir por todos los medios los nuevos países socialistas en desarrollo, su sistema estatal.
"Nuestro partido, nuestra clase obrera, el pueblo húngaro, ha conocido por propia experiencia cómo y por dónde empieza la contrarrevolución y en qué se convierte luego, cuando prevalece y actúa abiertamente, con la careta quitada.
"La sublevación contrarrevolucionaria de 1956 pertenece a un pasado reciente, y sus enseñanzas las tenemos frescas en la memoria. Esos sucesos mostraron palmariamente a nuestro partido qué papel desempeñaron, entre otros factores que pusieron en peligro la misma existencia del poder democrático popular, nuestros propios errores, cómo los aprovecharon para sus objetivos los enemigos interiores y exteriores de nuestro régimen; qué fuerzas lucharon contra nosotros y quiénes estuvieron a nuestro lado.
"La solidaridad y el apoyo de la Unión Soviética, de los países socialistas y del movimiento comunista mundial sirvieron de mucho a la República Popular Húngara en el difícil período por el que atravesó en 1956. Las fuerzas internacionales que ayudaron a nuestra patria tuvieron siempre presente que la defensa del poder obrero y de las conquistas del socialismo en un país, son una causa común, un interés común de todos los países socialistas, de toda la clase obrera internacional.
"La historia enseña que las fuentes decisivas e inagotables - de fuerzas para el pueblo, para la clase obrera de cada país socialista, son el internacionalismo proletario, la unidad y cohesión, el apoyo mutuo en la lucha."
El 4 de abril de 1971 se han cumplido 26 años de la liberación de la República Popular Húngara. Todos los pueblos del mundo celebran alborozados los éxitos del Gobierno socialista de ese país, su avance hacia el bienestar del hombre, de la mujer, del joven y del niño, húngaros.
El pueblo de Chile también saluda con fervor fraternal la marcha ascendente del pueblo húngaro y de su Gobierno por el camino al socialismo, a la felicidad, al desarrollo, al progreso y a la justicia social.
Solicito al Senado de mi país que envíe a la Asamblea Nacional de la República
Popular Húngara y al señor Embajador de ese país en Chile, las congratulaciones por este nuevo aniversario de la patria "magyar" y por el creciente entendimiento entre nuestros pueblos y el fortalecimiento de nuestra amistad.
He dicho.
Se enviará el oficio en nombre de Su Señoría y de los Comités que adhieran a su petición.
En mi nombre también.