Labor Parlamentaria
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Antecedentes
- Cámara de Diputados
- Sesión ordinaria N° 15
- Celebrada el 19 de enero de 1971
- Legislatura Extraordinaria periodo 1970 -1971
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Homenaje
HOMENAJE A LA MEMORIA DE DON OSVALDO MENDOZA CONTRERAS, EX ALCALDE DE ANTOFAGASTA.- NOTAS DE CONDOLENCIA
Autores
El señor
Señores Diputados, solicito el asentimiento unánime de la Sala para conceder dos minutos al Diputado señor Recabarren, con el fin de rendir un homenaje.
Si le parece a la Sala, se concederá el tiempo solicitado.
Acordado.
Tiene la palabra el señor Recabarren.
El señor
Señor Presidente, la semana recién pasada, los antofagastinos fuimos conmovidos por la noticia del sensible fallecimiento de don Osvaldo Mendoza Contreras, ex alcalde de Antofagasta e hijo ilustre de esa ciudad. Y no podía ser de otro modo, porque don Osvaldo, como comúnmente lo llamábamos, contaba con la estimación, el cariño y el respeto de todos.
Dos Osvaldo nos pertenecía. Era tan nuestro y tan antofagastino, como La Portada, que levanta su muro de piedras carcomidas en las costas de Antofagasta.
Admirábamos en don Osvaldo su sencillez, su extraordinario espíritu ciudadano, su incomparable bondad, su espíritu comprensivo, abierto a los más difíciles problemas, y su entrega total a la tierra que lo vio nacer.
Era farmacéutico por profesión y por vocación. Siempre lo vimos tras el mostrador de su establecimiento de la calle Matta, atendiendo, explicando, aconsejando y extendiendo siempre la mano a los más modestos.
En 1956, dejó su farmacia para ocupar la Alcaldía, la manejó con espíritu progresista, con indiscutida honradez y con una dedicación que no sólo le restó horas de descanso, sino que también le provocó una aguda crisis económica, de la cual no pudo recobrarse hasta su muerte.
Don Osvaldo era así. Nunca le importó su vida; siempre se entregó a su comunidad. Nunca pensó para sí; siempre pensó en su pueblo.
Era la imagen exacta del ciudadano romano que tantas glorias entregó a los latinos, que dejaba su arado para asumir tareas de gobierno, y que pasado el peligro, volvía al arado. Este parangón sirve para explicar a don Osvaldo: dejó su farmacia para asumir la Alcaldía de Antofagasta, en momentos muy difíciles de la vida de ese municipio; y, después de una agotadora labor de tres años, volvió modestamente a ella. Y desde entonces, siempre en el trabajo, siempre sonriendo y sembrando optimismo y confianza entre tanta gente.
Su fallecimiento es un duro golpe para la ciudad y para el norte. Su imagen quedará como el ejemplo del ciudadano correcto, del caballeroso servidor público. Y las generaciones venideras verán en él al hombre ideal para una ciudad que desea empinarse vitalmente en la historia de Chile.
Señor Presidente, en nombre del Partido de la Democracia Cristiana, deseo que se haga llegar nuestra sincera expresión de condolencia a su familia, a la Municipalidad y el Partido Radical.
He dicho.
El señor
¿Solicita el envío de un oficio, señor Diputado?
El señor
Sí, señor Presidente.
El señor
Solicito el asentimiento unánime de la Sala, para enviar las notas de condolencia a que ha hecho referencia el señor Recabarren.
Acordado.