Labor Parlamentaria
Participaciones
Disponemos de documentos desde el año 1965 a la fecha
Antecedentes
- Senado
- Sesión Ordinaria N° 47
- Celebrada el 14 de septiembre de 1965
- Legislatura Ordinaria año 1965
Índice
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La señora
Señor Presidente: el día 9 de septiembre se cumplieron 21 años de la derrota definitiva de las fuerzas fascistas en Bulgaria. Tal fecha representa la culminación del levantamiento armado de 1944 de los obreros, campesinos y sectores progresistas, encabezados por el Partido Comunista Búlgaro, en contra de la dictadura pro alemana y de las hordas invasoras de Hitler. Tal fecha constituye la iniciación de la República Popular y ha sido consagrada como aniversario patrio.
En esas heroicas jornadas de septiembre, reverdecieron los laureles de la tradición revolucionaria del pueblo búlgaro y su afán libertario forjado en siglos de lucha contra el opresor otomano.
Cuando todavía en Europa imperaban las sombras de la barbarie, en las tierras de la antigua Tracia se iba forjando una civilización que serviría de puente entre la cultura bizantina y el mundo eslavo que empezaba a emerger en los anchos espacios del Este. Hace ya unos 1.100 años, en la Bulgaria antigua, fue aceptado y difundido entre los pueblos esclavos el alfabeto creado por los apóstoles Cirilo y Metodio, el alfabeto cirílico, cuyos trazos han servido para escribir los poemas de Pushkin, las novelas de Tolstoi, Dostoiewski y Gor- ki, y los versos tumultuosos y ardientes de Vladimiro Maiacowski.
Con cuenta razón el monje Paisii de Ji- lendar, el primer historiador del pueblo búlgaro, podía decir en medio de la noche de la esclavitud turca, a fines del siglo XVIII, con la mirada vuelta al pasado: "También nosotros hemos dado algo al mundo" Un pueblo que en el siglo IX forjó su propia arma contra la ignorancia espiritual y la entregó a sus hermanos eslavos, efectivamente podía decir que había hecho un aporte real a la humanidad.
En esas tierras bañadas por el Mar Negro, en el siglo XI surgió impetuoso el bogomilismo, esa herejía que representa el primer grito de la conciencia europea contra el medioevo en su expresión social y religiosa.
Por varios siglos el pueblo búlgaro comienza a construir un futuro esplendoroso, sobre la base de la laboriosidad y la inteligencia. Sin embargo, una nueva catástrofe pondrá término a esas promisorias perpectivas: la invasión turca. A contar del siglo XIV regirá para Bulgaria la ley del vencedor, aplicada despiadadamente. La dominación, la esclavitud, vino a trastornar totalmente la vida de ese país y sus habitantes sólo pudieron encontrar en su acendrado sentido nacional las fuerzas necesarias para sobrevivir como pueblo.
Tan sólo a fines del siglo pasado, como consecuencia de la guerra turco-rusa, en 1878, Bulgaria obtuvo su independencia política.
Empero, todavía no estaba reservada para el pueblo búlgaro la época venturosa que con creces merecía su lucha secular. Pronto pudo verse que, con la ayuda extranjera, las fuerzas retrógadas pugnaba a por imponer dominio mediante la explotación, en contra de la defensa intransigente de los primeros grupos socialistas. La revolución bolchevique, en 1917, vino a acerar la fe de los revolucionarios búlgaros en su lucha de liberación nacional.
En 1918, en medio del torbellino que sacude a Europa, los soldados búlgaros derriban con sus bayonetas la monarquía pro austríaca e imponen la República dirigida por Alexandar Stambolinski, la que, entre 1920 y 1923, realiza reformas favorables a los trabajadores y trata de imponer un derrotero nuevo para la política exterior. Un golpe de estado fascista, el 9 de junio de 1923, derroca del poder a Stambolinski, instaurando una nueva dictadura.
En ese entonces comienza a destacarse en las filas de los dirigentes proletarios el comunista Jorge Dimitrov, quien, junto a Vasil Kolarov, organiza el primer levantamiento antifascista del mundo. No obstante el combate heroico que llevan a cabo, el movimiento popular es sangrientamente reprimido. Dimitrov y un millar de combatientes se retiran hasta Yugoslavia, donde son internados.
Sólo 21 años después, luego de penalidades sin cuento, el pueblo de Bulgaria podrá librarse del yugo fascista. Durante ese lapso, los revolucionarios búlgaros riegan con su sangre los campos de su patria en donde se disputa la libertad y la dignidad del hombre.
En 1933, el fascismo alemán organiza una grave provocación en contra del movimiento comunista internacional. Se aprovecha la permanencia de Dimitrov en Alemania para acusarlo de ser el incendiario del Reichstag. El alegato de Dimitrov ante los jueces hitlerianos, constituye una quemante acusación a las fuerzas del fascismo, una marca a fuego para el nascismo en ascenso, y su llamado contribuye a despertar la conciencia democrática de los pueblos. En las palabras de Dimitrov vibra en toda instante el espíritu libertario de los búlgaros.
En una parte de esa inolvidable defensa, dice "La prensa no sólo me, ha denigrado en todas sus formas posibles, -este es lo menos que me preocupa- sino que, en relación conmigo, se ha motejado de "salvaje" y "bárbaro" al pueblo búlgaro, a mí se me ha llamado "el tenebroso sujeto balkánico", el "búlgaro salvaje", y esto no puedo pasarlo por alto".
"Es cierto que el fascismo búlgaro es salvaje y bárbaro. Pero la clase obrera, los campesinos y los intelectuales populares de Bulgaria, que están al lado del pueblo, no son, de modo alguno, bárbaros ni salvajes. El nivel material de la cultura de los Balcanes no es indudablemente tan elevado como el de otros países europeos; pero, espiritualmente y políticamente, las masas del pueblo de mi país, no ocupan un nivel más bajo que las masas de los demás países de Europa. En Bulgaria, nuestras luchas políticas, nuestras aspiraciones políticas, no son inferiores a las de otros países. Un pueblo que ha vivido durante 500 años bajo el yugo extranjero, sin perder su idioma ni su nacionalidad; una clase obrera y uha masa campesina como las nuestras que han luchado y siguen luchando contra el fascismo búlgaro y por el comunismo, un pueblo tal, no es bárbaro ni salvaje. Los bárbaros y salvajes en Bulgaria son solamente los fascistas. Pero, yo pregunto, señor Presidente: ¿En qué país no son los fascistas bárbaros y salvajes?".
Cinco años después Europa y el mundo experimentarían en carne propia la barbarie fascista.
En 1943, el Partido Comunista Búlgaro, que dirigía la resistencia en el país, logró agrupar los diferentes grupos y destacamentos guerrilleros en una organización militar llamada Ejército de Liberación Nacional del Frente de la Patria, con su propio estado mayor central. Ese ejército habría de servir de base a la revolución y al Gobierno del Frente de la Patria, formado el 9 de septiembre de 1944.
Uno de los primeros actos del Frente de la Patria, luego de derrotado el fascismo en su país, fue declarar la guerra a la Alemania de Hitler, respondiendo así a los profundos anhelos de su pueblo de sumarse a la lucha por la libertad.
Asimismo, determinó que las fuerzas de liberación nacional y el ejército regular ya reorganizado, se sumaran a la lucha contra el fascismo alemán. Los efectivos búlgaros participaban heroicamente en diversas acciones bélicas hasta la derrota total de Alemania.
Así se cierra un nuevo capítulo de la historia de los búlgaros, una etapa más de sus aspiraciones hacia la libertad y su lucha inquebrantable contra la opresión.
A contar de 1944, el pueblo búlgaro se dio a la extraordinaria tarea de crear las bases para un desarrollo económico potente y moderno, a la edificación material y técnica del socialismo. En su paso del capitalismo al socialismo se llevaron a cabo las tareas fundamentales de esta etapa: la dictadura del proletariado bajo la dirección de la clase obrera, encabezada por su vanguardia, el Partido Comunista, la alianza obrero-campesina, la liquidación de la propiedad capitalista y la creación de la propiedad social sobre los medios de producción, la transformación socialista de la economía rural, el desarrollo planificado de la economía nacional orientada hacia la construcción del socialismo y el comunismo.
Apoyado en esas premisas en 1963 su producción material crece en 17 veces respecto de 1939. En el año de su liberación, Bulgaria era un país agrícola muy atrasado, en donde predominaban los campesinos pobres y medios con predios muy reducidos. En estas condiciones, el nuevo Gobierno aplicará el Plan Lenin del cooperativismo, el cual, al cabo de unos 5 a 6 años, elevó verticalmente la producción agrícola, abarcando casi por entero las haciendas de los campesinos pobres y medios de las regiones llanas y permitiendo la formación de una clase monolítica de campesinos, sin grupos de trabajadores agrícolas. De otra parte, al desarrollarse la producción industrial agropecuaria, se fortalecieron las relaciones de amistad entre la clase obrera y los campesinos, piedra angular para la construcción de una sociedad nueva.
En este homenaje es necesario destacarlo, porque el pueblo búlgaro así lo siente: que en todas las etapas de su lucha liberadora y en el paso del capitalismo el socialismo han contado con la ayuda fraternal y desinteresada de la Unión Soviética.
La profunda conciencia de clase del Gobierno Popular puede apreciarse con indiscutible claridad en la aplicación de las leyes laborales. En la actualidad un poderoso Consejo de Sindicatos, que agrupa a un millón 700 mil trabajadores, tiene a su cargo el cumplimiento de los derechos de sus afiliados y la participación activa en la autoadmistración del Estado.
En el régimen socialista, tanto el Estado como los sindicatos defienden idénticos intereses, los intereses de los trabajadores.
En lo que respecta al campo de la instrucción y la cultura, la República Popular de Bulgaria ha efectuado grandes avances. Veamos algunas cifras: en 1964-1965 cuenta con 6,000 escuelas primarias para 1.300.000 escolares; en 1945, Bulgaria disponía sólo de cinco establecimientos superiores de enseñanza con veintisiete especialidades. Los estudiantes debían salir fuera del país para continuar determinados ramos. El impetuoso desarrollo de la vida social, política y económica, planteó como tarea impostergable la creación de nuevos establecimientos de enseñanza superior. El resultado de una política realista, en este campo, permitió que en la actualidad existan allí veintisiete universidades con 161 especialidades, en las cuales estudian 80.000 alumnos y un 42% goce de becas estatales. En estos instantes, Bulgaria ocupa el tercer lugar en el mundo, después de la Unión Soviética y Estados Unidos, en el número relativo de estudiantes. Todavía más, los establecimientos de enseñanza superior han abierto sus puertas a la juventud del mundo, y en la actualidad existen en ese país unos 1.300 jóvenes de 76 nacionalidades, entre los cuales se encuentran varios muchachos chilenos.
Para el Gobierno socialista de Bulgaria, el estado de la madre y el niño alcanzan niveles realmente extraordinarios. Famosas son sus casas de reposo, sus sanatorios en las altas montañas o en las orillas del Mar Negro. En cuanto al cuidado de la salud infantil, basta señalar el hecho de que este año 250.000 niños, pertenecientes a las organizaciones dimitrovianas de pioneros, pasarán sus vacaciones en el litoral del Mar Negro y en ¡as montañas de Rila Stara Planina.
Uno de los motivos de orgullo del pueblo búlgaro son sus casas de cultura. Por más de cien años, en las formas más puras de la expresión cultural, han constituido los santuarios del joven arte búlgaro. En la actualidad, existen unas 4.500 casas de la cultura, en las cuales florecen la literatura, la música, la danza, etcétera, en manos de los trabajadores. En torno de esas casas de la cultura, a lo largo de una centuria, han surgido miles de bibliotecas; alcanzan en este momento el número de 8.500, y de ellas, 5.556 se encuentran ubicadas en aldeas.
Al impulsar el Gobierno todas esas iniciativas que posibilitan el acceso del pueblo a las fuentes del saber, lo hace consciente de que el desarrollo del hombre en la sociedad socialista no sólo es motivo de orgullo nacional, sino que ello constituye la fuerza motriz que realizará el más caro ideal de la humanidad: la sociedad comunista.
Mi intervención no sólo ha querido reseñar algunos aspectos del pasado heroico de un pueblo, el búlgaro, sino mostrar facetas de su presente admirable que me tocó presenciar y que le auguran un futuro venturoso.
Los comunistas chilenos, en nombre de nuestros representados, entregamos nuestro fraternal saludo a ese país en su día patrio.
He dicho.