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  • Sesión Ordinaria N° 37
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Homenaje
HOMENAJE A LA MEMORIA DEL EX DIPUTADO SEÑOR JUAN CHACON CORONA, RECIENTEMENTE FALLECIDO- NOTAS DE CONDOLENCIA

Autores

El señor GARCIA (poniéndose de pie).-

Señor Presidente, con profunda emoción, en nombre del Partido Comunista, levanto mi voz para rendir un postrer homenaje al camarada Juan Chacón Corona, que falleciera el 15 de febrero del presente año.

Agradecemos las sentidas expresiones de pesar pronunciadas por los Honorables señores Fermín Fierro, del Partido Socialista; Alfredo Lorca, del Partido Demócrata Cristiano; Carlos Morales Abarzúa, del Partido Radical, y Jorge Aravena, del Partido Democrático Nacional.

Con su muerte se ha perdido un trozo vivo y palpitante de la auténtica historia del pueblo de Chile. Se ha marchado un hombre íntegro, que resume medio siglo de heroicas batallas proletarias; se ha ido un comunista ejemplar, cuya existencia fue y es todo un símbolo de honradez y conciencia de clase.

Nacido el 9 de octubre de 1896, en el pueblo de Lampa, hijo de campesinos y de madre mapuche, aprendió a ordeñar vacas y a romper la tierra ajena antes de conocer las primeras letras. Se empinaba sobre los 8 años cuando pudo ingresar a la escuela, y tres años más tarde debió abandonarla para integrase, definitivamente, a la lucha por su subsistencia.

Solía recordar su áspera niñez, su inaudita pobreza, su temprano conocimiento de la insaciable codicia latifundista. Sin embargo, en su voz, a través de su mensaje militante, no hubo jamás amargura de resentido, sino un inextinguible orgullo proletario, implacable con los poderosos, que hacían de sus hermanos de clase instrumentos de explotación. Pero, al mismo tiempo, estaba revestido de un extraordinario amor por la justicia social. Cada acto de su abnegada vida, larga y fecunda, estuvo impregnado de este espíritu.

Durante su juventud, ofició de aprendiz de albañil, repartidor de pan y leche, obrero del vidrio, calentador de remaches y ejerció toda suerte de oficios. Inapreciable escuela para un hombre que años más tarde alcanzaría sitiales importantes y desempeñaría un gran papel en las luchas de su pueblo.

La vida de Juan Chacón Corona tiene el heroísmo y la belleza de los héroes populares y, a través de ella, se aprecia su auténtica madera de esclarecido comunista. A los 20 años dio sus primeros pasos en la lucha de clase como dirigente obrero y político, participando en los mítines contra la guerra imperialista de 1914. En 1916 viajó al Norte Grande a trabajar en las faenas salitreras, como calichero y chancador. Allí se incorpora a las luchas de la legendaria Federación Obrera de Chile, junto a Luis Emilio Recabarren.

En 1922 fue elegido delegado al V Congreso del Partido Obrero Socialista, es decir, el primer Congreso que dio por fundado el Partido Comunista de Chile. Desde ese día la vida de Juan Chacón Corona queda ligada,, definitivamente, a un partido de nuevo tipo, un partido revolucionario, de ideología marxista-leninista, impregnado de internacionalismo proletario, cuya misión histórica es liberar a su pueblo de la opresión imperialista y conducir al proletariado a la conquista del Poder. Desde ese día liga su destino al de este partido y juntos, por un mismo camino, habrán de soportar interminables persecuciones y torturas.

En 1927 fue deportado a la isla de Más Afuera, junto a la mayoría de los dirigentes comunistas. En 1932 es nuevamente detenido y enviado a la Isla Mocha. En 1934, acusado de instigar la insurrección campesina en Lonquimay, se le mantuvo detenido en la Penitenciaría, donde participó en una huelga de hambre de 17 días, que casi le costó la vida. Desde 1947 a 1952, durante el terrible período de represión que vivió el país, permaneció en la más absoluta clandestinidad. En 1956 fue relegado a Pisagua. Sin embargo, todas estas vicisitudes de la lucha incansable no hicieron más que mostrar, con perfiles inconfundibles, su genuino temple revolucionario y su entereza de noble metal.

Fue miembro de la Comisión Política del Comité Central, Secretario Regional del Partido Comunista de Valparaíso. Encargado Nacional Agrario; y, en una oportunidad, Secretario General Subrogante.

Muchos son los méritos de Chacón Corona, y muchos los servicios que prestó a su Partido, al Comunismo y a la lucha de los trabajadores. Pero, entre ellos, resalta su especial preocupación por la toma de conciencia del campesinado frente a la explotación secular de los terratenientes, por la organización y defensa de sus intereses, y por la consolidación de la alianza obrera campesina.

Durante el desempeño de su cargo parlamentario, de 1941 a 1945, orientó ¡a mayor parte de su trabajo a la defensa de sus hermanos de clase y, con igual decisión, lo hizo al ejercer el cargo de Vicepresidente del Instituto de Economía Agrícola. Allí le cupo una extraordinaria actuación, que le acarreó el odio de los terratenientes y reaccionarios, pues luchó por transformar ese organismo en algo realmente útil, al servicio del pueblo.

Hasta el último día de su vida se le vio recorriendo los campos, conversando con los campesinos, entregándoles su experiencia proletaria y repartiendo su humor de campesino. La muerte le sorprendió en la provincia de Cautín visitando a sus amigos mapuches, que sentían por él un entrañable cariño. Allí murió el camarada Chacón Corona, apegado a la tierra y a los rostros tristes de esos mapuches, recogiendo el temblor revolucionario que desde niño bebió en las entrañas de su madre en el pueblo de Lampa y que, siendo hombre, derramó a manos llenas por todos los rincones de su Patria.

Aun cuando los años curvaban sus espaldas subía silencioso las gradas del Comité Central y su palabra amable de militante cariñoso y fraternal llevaba el consejo oportuno para el mejor trabajo en defensa de los intereses de la clase obrera, especialmente de los campesinos y de la brava raza araucana.

Las luchas de los mapuches por la recuperación de sus tierras lo llenaban de orgullo pero, al mismo tiempo, sus grandes ojos se entristecían un poco, porque él, que siempre recorrió los campos, no estaba allí del brazo con el mapuche rebelde, para exigir justicia al terrateniente usurpador.

Firme en los principios, flexible en la acción, pero fundamentalmente humano, se ganó el fuego graneado de los enemigos de la clase obrera y del pueblo, pero gozó siempre del cariño de los trabajadores, de los campesinos y de los hombres progresistas de nuestro país, que siempre lo respetaron por sus nobles cualidades humanas y la altura de sus ideas.

Ante una muchedumbre imponente y silenciosa, que acompañó sus restos mortales al Cementerio General, su hija Lucía, con la voz quebrada por la emoción, expresó:

"A ti, camarada Juan Chacón Corona, a ti que tanto te debemos tus hijos, vengo a acompañarte, como tú lo hicieras cuando éramos tus pequeños hijos, cuando te sentíamos ausente del hogar por los múltiples sufrimientos de que fuiste víctima, cuando la cárcel nos arrancaba de tu lado, cuando la mesa pobre de nuestra humilde casa no tenía pan, ni el plato que faltaba con frecuencia. . . De la mano contigo fuimos temprano hacia el combate, porque no tuvimos nada, porque sufrimos tanto, porque fueron las noches demasiado largas y negras, porque nuestra madre se nos fue y quedaste tú, como un guía, como un faro luminoso, es que quiero agradecerte y prometerte continuar tu ejemplo, como hasta ahora lo hemos hecho".

En estas emotivas palabras se recoge una perfecta imagen de Juan Chacón Corona, padre abnegado, luchador intransigente, comunista ejemplar, proletario de inagotable sabiduría, al servicio de su clase.

Cayó como roble, entero y erguido. Por eso su Partido y cada uno de sus militantes lo despidió de pie y con el puño en alto. Pero su vida y su ejemplo, quedarán grabado a cincel en la verdadera historia que nuestro pueblo escribe, combatiendo para liberarse de la explotación, el hambre y la miseria, y marchar por la senda de la paz y la justicia social.

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