La relación político-económica entre Latinoamérica y China, según Raúl Bernal-Meza

Raúl Bernal-Meza, doctor en Relaciones Internacionales y profesor titular de la Universidad del Centro de la Provincia de Buenos Aires, analiza en las siguientes líneas la utilidad de la Alianza del Pacífico, se refiere a la necesidad de los países latinoamericanos que más dependen de sus exportaciones a China formulen una estrategia común y aborda los nuevos desafíos que deberá enfrentar el gigante asiático bajo la administración de Xi Jinping.

Desindustraliazación y primerización de Latinoamérica como consecuencia de la relación comercial con China

"En Latinoamérica la desindustrialización se produce por el desplazamiento de exportaciones de manufacturas dirigidas a terceros mercados y que son sustituidas por producción manufacturera china. No todos los países más o menos industrializados de la región han sufrido el mismo proceso de sustitución; pero se señalan casos para México y Brasil; también en casos puntuales, sobre mercados de Estados Unidos y la Unión Europea. Por otra parte, ocurre una primerización porque el componente principal de las exportaciones, destinadas a China son productos primarios o commodities. Dado que para para algunos países China es el principal mercado de exportación (Brasil, Chile, entre otros), y en otros el segundo mercado (Argentina), la importancia de la demanda importadora tiene un gran impacto sobre la composición de la canasta de exportaciones y las exportaciones crecen por el lado de los productos primarios: minerales (Brasil, Chile, Perú), energéticos (Venezuela), soja (Argentina, Brasil, Paraguay)".

¿Qué planes estratégicos deberían desarrollar los países de Latinoamérica para frenar la desindustralización?

"Salvo Brasil, que tiene una política nacional de fomento, protección e internacionalización de su industria y de Argentina, que está en proceso de reconstrucción de una capacidad industrial perdida durante los años noventa, no podría decirse, seriamente, que hay países de la región que tienen una política nacional de industrialización. No se puede confundir una política de fomento de las exportaciones (primarias) con fomento de la industrialización. Personalmente, junto a otros colegas, de distintos países (incluso de Chile) hemos planteado la necesidad de que los países que tienen una fuerte exposición frente a la demanda importadora china, formulen una política o una estrategia común. Pero ni siquiera esto se ha logrado en el MERCOSUR, donde coinciden los dos países más importantes en términos de volúmenes de exportaciones primarias al mercado chino".

¿La Alianza del Pacífico podría aportar una hoja de ruta común para mirar hacia China?

"No creo que, ni en el corto o el mediano plazo, surja un mercado internacional que pueda sustituir los volúmenes de la demanda china. Respecto de una "hoja de ruta" para enfrentar los desafíos de manera conjunta, los países latinoamericanos tienen una formidable historia de acciones en contrario. Ni siquiera el MERCOSUR, que es el acuerdo de integración y cooperación más amplio y exitoso, ha logrado imponer una lógica de conducta común en relaciones internacionales, salvo el Arancel Externo Común, aún cuando éste, por las perforaciones de que es objeto por cada país, ha contribuido a hacer del MERCOSUR una unión aduanera "imperfecta".

Creo que las cuestiones políticas son y seguirán siendo las que guíen las conductas comunes en materia económica y comercial y lo que se advierte es que la Alianza del Pacífico, al menos por ahora, no es más que un punto de confluencia respecto de la apertura comercial en la cual coinciden un grupo de países que tienen economías actualmente con menos niveles de protección que el resto. Por otra parte, me es difícil imaginar que países como Chile, por ejemplo, tengan una política económica de fomento a la industrialización; y lo mismo podría decirse para Perú; tal vez menos para México; pero, en este último caso, por ejemplo, se ha advertido que la industria mexicana de maquila, destinada al mercado norteamericano, está siendo sustituida por industria china de maquila instalada en México".

¿Qué grado de negociación real tiene Argentina para modificar o dictar las pautas de su relación política-comercial de "dependencia-autonomía" con China?

"Creo que Argentina es extremadamente dependiente, financieramente hablando, de las exportaciones de soja. China ha estado aplicando una política de sustitución de las cadenas de valor instaladas en Argentina, llevando éstas a su propio territorio. En mi trabajo, en el libro Regionalismo y orden mundial: Suramérica, Europa, China, eso está expresamente documentado. Pero la necesidad de divisas en el corto plazo, se impone sobre una concepción del desarrollo a mediano y largo plazo. Tal vez con menor grado, pero en igual sentido, eso puede advertirse en otros países. Tal vez en el caso chileno se advierta menos, porque sus mercados de exportación están más desagregados. El problema es que la dinámica de la expansión y el crecimiento económico chileno es la demanda internacional, no la demanda interna.

Para Argentina el caso es inverso; pero el problema es que para la soja y otros productos agrícolas (centeno, trigo) no hay mercado interno, mientras que, por fragilidades propias de una mala política económica, las cuentas no cierran si no es gracias a las exportaciones de esos mismos productos. Creo que todo país mediano, como es el caso de Argentina, tiene una relativa capacidad de autonomía para formular su política externa -tanto la política como la económica-, lo que sucede es que usted no puede conducir la política interna con discursos, sino con hechos concretos, comenzando por tener y aceptar las cifras y datos estadísticos reales. En estas condiciones hoy Argentina no tiene ninguna capacidad de maniobra frente a la política de comercio exterior de China.

Para el caso del comercio bilateral con Brasil, sí; porque el marco de relaciones bilaterales es diferente y Brasil necesita de la Argentina y de las buenas relaciones con ésta para su propia política global. Este no es el caso de China. Para Beijing, la Argentina es, políticamente, poco relevante".

La presidencia de Xi Jinping y el futuro de China

"China enfrenta enormes desafíos. Desde Tocqueville entendemos que usted no puede darle libertad e igualdad a la sociedad (o al pueblo) en un ámbito sin dárselo en otro, porque a la larga o deberá darle ambos o ninguno. Si China no desarrolla su mercado interno no podrá transformarse en lo que aspira -ser la primera potencia mundial- pero no podrá darle desarrollo económico a su pueblo sin darle la libertad política.

Pero China tiene otros enormes desafíos: la dependencia energética, la contaminación ambiental, la escasez de agua y otras debilidades, que ponen un interrogante sobre las reales capacidades del objetivo que se ha propuesto. Por baja que sea, actualmente, la tasa de crecimiento demográfico, en volúmenes reales es muy alta, lo que genera una enorme presión sobre el mercado laboral. Para contener esa presión y darle respuesta, China necesita crecer a tasas por sobre el 8% anual. Pero, además, ningún país puede ponerse el desafío de ser una potencia mundial si no lo es también en el campo científico y tecnológico. No hay sociedad que pueda crear sin libertad".