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Asia Pacífico | Observatorio Parlamentario

Algunas de las acciones impulsadas por Australia para reforestar luego de los grandes incendios

28 enero 2021

Fueron casi seis millones de hectáreas afectadas durante los incendios ocurridos en el país oceánico entre el segundo semestre de 2019 y enero de 2020. Aunque estudios científicos demuestran que los habitats no vuelven a ser los mismos luego de la restauración, el gobierno tomó la decisión de invertir en la recuperación de la vida silvestre con el fin de mitigar los efectos del cambio climático.

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La restauración de ecosistemas va más allá de un conjunto de acciones destinadas a reforestar, pues consideran además la conservación y reinserción de especies animales, además de proteger las comunidades ecológicas luego de los grandes incendios forestales. Para realizar un trabajo coordinado, el Departamento de Agricultura, Agua y Medio Ambiente australiano propuso una serie de objetivos que priorizan acciones y proyectan el trabajo a modo de obtener logros de recuperación en el corto plazo. Más detalles sobre esta experiencia, a continuación.

Priorizar acciones de reforestación en un contexto de cambio climático

Por más que los incendios forestales forman parte de la historia natural de Australia, en los últimos años se han convertido en un flagelo para los asentamientos humanos y para el equilibrio ecológico, pues las dimensiones de su impacto crecen cada vez más a medida que avanzan los años. Una de las principales razones que explica esta creciente intensidad y expansión de los fuegos en zonas boscosas y selváticas es el cambio climático, pues el aumento de la temperatura en verano ha hecho que se incrementen las probabilidades de combustión.

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Solo entre septiembre de 2019 y principios de enero de 2020 se quemaron casi seis millones de hectáreas de bosques latifoliados en los estados de Nueva Gales del Sur y Victoria, en el este del país. Un artículo de Matthias Boer publicado en la revista Nature muestra que incluso más de 100 mil hectáreas siguieron ardiendo luego de su ignición. Entre las razones aducidas por Boer y su equipo, es que se trata de bosques dominados por eucaliptos, una de las especies más propensas a los incendios.

La expansión de los niveles de destrucción ha sido tal que existe preocupación por parte de la autoridad y la comunidad científica para restaurar los ecosistemas afectados. Según cifras del Departamento de Agricultura y Ambiente de Australia, el gobierno de ese país ha invertido más de 200 millones de dólares australianos (más de 150 millones de dólares estadounidenses) para recuperar la vida silvestre nativa y sus hábitats.

De tal manera, las inversiones en proyectos de recuperación no solo se asegura la vida a largo plazo de animales nativos como los koalas o la rana Corroboree del Norte, sino también de plantas nativas únicas en su especie, como el pino Wollemi, las flores Monga Waratah o Gippsland Bottlebrush. Sin embargo, las acciones de conservación tuvieron una guía para priorizar su trabajo y trabajar estratégicamente sobre los territorios afectados.

Para ello, el ministerio conformó un panel de expertos con el objetivo de cumplir con tales propósitos, pero también de potenciar el trabajo de las comunidades ecológicas y sus valores culturales, como por ejemplo aquellas conformadas por indígenas australianos que han sido afectados por los incendios. Este panel conformado por científicos y académicos funcionó hasta septiembre de 2020 y dejó claros cuales son los pasos más importantes a seguir para apoyar la supervivencia inmediata de animales, plantas y comunidades, además de evaluar el impacto de los incendios forestales en el medioambiente.

Objetivos planteados por el panel para priorizar la acción

El trabajo del panel liderado por la ministra Sally Box, fue importante para comenzar a realizar el trabajo de recuperación pues estableció un marco ordenado de acciones que permitieron impulsar la tarea de restauración de ecosistemas. Entre las actividades prioritarias están:

  • Evaluación rápida del terreno, especies y comunidades
  • Control de especies exóticas para reducir la presión sobre las especies nativas
  • Salvamento de emergencia de especies, ya sea a través de conservación ex situ o translocación
  • Refugio, comida y agua suplementaria a animales cuando sea necesario
  • Protección de áreas no quemadas próximas a donde se produjeron incendios a modo que puedan servir de refugios

A estas se agregan otras medidas adicionales relacionadas con la recuperación y resiliencia en el mediano y largo plazo, además de propuestas de respuesta de emergencia para los gobiernos estatales y locales. De esta manera, el trabajo de restauración cuenta con un marco de acción que permite tanto a actores públicos como privados, ceñirse a sus principios.

Independientemente de los logros, el objetivo de llevar adelante estas acciones a través de una guía o marco estratégico, es responder adecuadamente y en coordinación con diversos actores, tanto nacionales como locales, públicos y privados, a las urgencias que impone la crisis climática global, entre las que se destaca como un problema a resolver en el corto plazo la desertificación de los suelos y revertir su degradación.

Complejidad en la restauración: “nunca vuelve a ser lo mismo”

La restauración de ecosistemas, por más que sea una acción indiscutible en el contexto del cambio climático, principalmente por la capacidad de conservar especies nativas y detener la degradación, sus resultados pueden diferir de las expectativas generadas por las comunidades. Un artículo publicado por un grupo de investigadores de la Universidad de Tasmania en The Conversation, afirma que por más que se concreten acciones para recuperar el crecimiento de brotes de vegetación y el regreso de animales, en algunos casos el estado de los ecosistemas nunca volverá a su estado anterior, debido a las actuales condiciones climáticas originadas por el calentamiento global.

Más aún, la intensidad de los incendios hace que muchas plantas desaparezcan antes de alcanzar la madurez, por lo que se interrumpe el ciclo reproductivo de muchos árboles y, por consiguiente, se produce su extinción local. Ahora bien, por más que esta situación ecosistémica sea irreversible, sobre todo en árboles centenarios, el artículo destaca la posibilidad de transición hacia un ecosistema nuevo. Esta advertencia, más que desalentar los esfuerzos por recuperar especies, hace un llamado de atención respecto de los efectos del cambio climático en el desequilibrio y sus consecuencias perversas en la naturaleza.

Posibilidad de destinar terrenos quemados a la regeneración de ecosistemas en la realidad chilena

Como una manera de asegurar que las tierras que han sido afectadas por incendios forestales sean restauradas y conservadas, el 19 de enero de 2021 ingresó un proyecto de ley a la Cámara de Diputados con el fin de establecer prohibiciones y obligaciones en los terrenos siniestrados. Su autora, la diputada Cristina Girardi, manifestó que se trata de una versión parecida a la entregada por el diputado Diego Ibáñez, pero que se diferencia en cuanto a la obligación de reforestar y garantizar la protección de los ecosistemas. “Esta es una ley que modifica la ley de bosque nativo y está en el contexto de la protección del bosque. Está motivado por dos elementos. Uno, es el hecho de que casi todos esos sectores que se queman cerca de zonas urbanas, terminan siendo proyectos inmobiliarios donde no hay ninguna restricción para ello. El otro tiene que ver con el cambio climático”, afirmó.

Respecto de este segundo punto, explicó que en el contexto de la crisis climática, uno de los impactos más severos en nuestro país es la sequía. “Establecimos en el proyecto la reforestación de especies nativas y la prohibición absoluta de introducir especies exóticas como pino, eucalipto y otras asociadas que son altamente combustibles, destructoras de los ecosistemas y desertifican el suelo, por lo que proponemos la reforestación con especies nativas”, comentó.

Por último, señaló que la regeneración y conservación de los ecosistemas son acciones esenciales para enfrentar los desafíos de la crisis climática. “La respuesta al cambio climático, la más simple, la más obvia, es la plantación de bosques. Nosotros deberíamos estar en esta tarea independientemente de que haya o no incendios, se supone que hay una urgencia climática y deberíamos estar respondiendo con reforestaciones masivas de especies nativas. No sirve para el cambio climático, ni para los ecosistema, ni para el agua una forestación con especies exóticas porque son altamente destructivas. La gran guerra del pueblo Mapuche tiene que ver con eso, tiene que ver con que les han matado los ecosistemas nativos”, sentenció.

 

Las acciones para restaurar ecosistemas luego de los incendios forestales en Australia y el proyecto de ley para establecer prohibiciones en el caso de producirse incendios forestales e incorporar normas para el cambio climático en nuestro país, responden al Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) Nº15 que propone gestionar sosteniblemente los bosques, luchar contra la desertificación, detener e invertir la degradación de las tierras y detener la pérdida de biodiversidad.

 

Por equipo Asia Pacífico: asiapacifico@bcn.cl


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