Mujeres con tres o cuatro bolsas cada vez que van de compras, obreros de la construcción que ostentan Ipod y Blackeberry de última generación y mesas de restaurantes con más botellas de licor que personas, son un pequeño vistazo de una testigo chilena privilegiada que ha podido ver cómo el consumo chino, en plena recesión económica, está lejos de deprimirse.
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Mujeres con tres o cuatro bolsas cada vez que van de compras, obreros de la construcción que ostentan Ipod y Blackeberry de última generación y mesas de restaurantes con más botellas de licor que personas, son un pequeño vistazo de una testigo chilena privilegiada que ha podido ver cómo el consumo chino, en plena recesión económica, está lejos de deprimirse (al menos en el sector este).
Durante los últimos seis meses la crisis financiera, originada en el mercado inmobiliario de Estados Unidos, ha empezado a causar trastornos en las economías del mundo. China, uno de los motores económicos del planeta registró, hace tan sólo unas semanas, la ingente cifra de 20 millones de desempleados. Dicha realidad contrasta con una población urbana que no ha detenido “aparentemente” su consumo. El Portal Chile Asia Pacífico registró el testimonio de una sicóloga chilena - experta en marketing – que ha podido ver con sus propios ojos el comportamiento del consumidor chino, Andrea Contreras.
Una chilena en China
Estar en China es una experiencia espectacular desde el primer momento, partiendo por la multiplicidad de sonidos nuevos (ellos no sólo tienen en una lenguaje diferente al nuestro, además los tonos pueden ser a veces muy altos por lo que en primer momento uno se asusta al oírlos), hasta contemplar lo muy diferente que son unos de otros. (No faltan los que de afuera los estereotipaban como iguales, pero nada menos cierto, dependiendo de la región y la ciudad los puedes ver de hasta dos metros de alto).
Al llegar a China me fui a una ciudad cercana a Shanghai llamada Ningbo, (un puerto enorme de más de cinco millones de personas) donde pude compartir con habitantes de la zona y ver lo amables que son. Ahí estuve con algunos amigos y aprendí de sus costumbres, pero me enfoqué más en escuchar para ir acostumbrando el oído.
Al poco tiempo, obtuve una beca a la que había postulado en Chile a través de la Embajada de China en Chile, que enseñaba chino mandarín por un período de una año, así fue como me trasladé a la Shanghai International Students University.
Shanghai, una ciudad con más personas que todo Chile
Shanghai es una metrópolis enorme con todo lo que se puedan imaginar, luces, gente, tráfico ruidoso, no le hace falta nada. Una de las cosas que más impacta es la tremenda cantidad de personas, sin ir más lejos hay más habitantes que en todo Chile (18.5 millones y aumentando).
A pesar de ser una ciudad muy occidentalizada, siempre hay cosas que a los ojos de un latinoamericano son al menos diferentes. Una de ellas es el tráfico que es verdaderamente caótico, no se respetan las normas de tránsito y hay bastante agresividad cuando ocurren los choques al menos en lo verbal, aunque hay bastante de histrionismo porque se palabrean harto, pero sin irse a los golpes.
Otra cosa que les afecta a ellos es el tema de la cercanía y de los saludos. Hay que tratar de guardar las distancias y cuando se saluda a personas, lo recomendable es dar la mano, porque ellos no están acostumbrados al contacto físico. Al poco tiempo de llegar saludé a una niña con un beso en la mejilla y la expresión de su cara fue de tal asombro que tuve que mirar para otro lado, fue bastante incomodo el momento.
Chino mandarín, el idioma más hablado del mundo
Cuándo llegué a China sólo me sabía algunas pocas palabras en mandarín y cómo hacer transacciones básicas, era realmente intimidante, me sentía sorda y muda, porque todo para mi eran como ruidos. Pero al llegar al curso en Shanghai las cosas comenzaron a cambiar.
El estudio del chino mandarín es algo muy intenso y requiere una gran dedicación. Las clases son de lunes a viernes, comienzan a las ocho de la mañana y duran hasta las 11:30, para los que quieren reforzamiento lo pueden tener durante otras tres horas durante la tarde.
En los módulos nos enseñan mucho vocabulario, donde además vemos caligrafía y fonética. Los profesores nos recomiendan estudiar al menos unas tres a cuatro horas diarias cada lección, ya que el tema de la memoria es algo que no se puede dejar de lado. Ellos usan ideogramas, llamados Hanzi cuya pronunciación es el pinyin (letras del alfabeto griego para escribir el sonido de las palabras). Con alegría puedo decir que soy una de las mejores evaluadas de mi curso, pero al mismo tiempo sé que estoy siendo bastante aplicada.
El tema del trato con el docente es algo distinto, ya que son muy jerárquicos durante las sesiones, aunque mi curso es tranquilo. Se ha sabido que otros extranjeros les ha chocado esto de la verticalidad con los profesores. Para ellos (los “profes”) es una falta de respeto hablar en clases y exigen al mismo tiempo participación, puntualidad y asistencia, todo suma. Pero hay que aclarar que estando me doy cuenta que lo que buscan es respeto y no distancia, mi experiencia me mostró que los docentes eran bastante cálidos y asequibles.
En mi clase somos pocos alumnos, pero son los asiáticos los que más abundan (tailandeses, coreanos e indonesios, etc.), tres son de Europa y sólo dos somos de Latinoamérica, por lo que uno aprende el idioma sí o sí.
El consumidor chino mirado con ojos chilenos
China está recién insertándose al consumo, y eso se nota en la forma que tienen de consumir sus habitantes. Hay un desborde por comprar mucho, por tener productos de marca y de alta tecnología, productos que entregan estatus visual. Es frecuente ver a trabajadores de la construcción con zapatos rotos, pero con los celulares más caros que las compañías ofrece.
He podido ver verdaderas "mareas" de ventas nocturnas (al menos en navidad), donde las mujeres llevan tres o cuatro bolsas de tiendas de marcas. No soy quien para rebatir las cifras, pero al menos en Shanghai no se ve en el sector retail.
Considero que por el momento en Chile existe un mayor raciocinio a lo hora de comprar, aquí (China) se compra casi directamente por ostentación, en Chile también pasa pero no es tan frecuente. Aquí existe como una necesidad de mostrar que se tiene, lo mismo ocurre con las copias de marca, se venden mucho.
Algo que es interesante de ver, a nivel de consumidores, es que los chinos tienen menos internalizado que nosotros (los chilenos) el uso de las tarjetas de crédito - sin poder generalizar - me he percatado que son más proclives al pegar al contado, aunque en supermercados se usa el plástico sin problemas. También es común también comprar por Internet, yo lo he hecho y he tenido excelentes resultados pagando por medio electrónico o tarjeta.
Algo interesante para el extranjero es el proceso de compra, porque hay un regateo constante donde los precios que dice el vendedor están inflados y terminan rebajándose mucho dependiendo de la “negociación” con el comprador. Lo anterior se ve harto en la ropa (textiles) y en todos los artículos que se puedan comprar en mercados que no tiene precios escritos, por ejemplo ferias de artesanías y mercados de artículos para la casa. Diferentes ocurre con los artículos electrónicos, donde es más difícil conseguir rebaja, además que los precios son similares (en este caso) a Chile.
Las oportunidades de negocio
Lo que más me han preguntado los chilenos es ¿dónde se puede hacer negocios en China?, y la verdad es que al ser un mercado tan grande la respuesta es prácticamente en todo, pero con algunas salvedades.
Hay al menos dos focos que me han parecido interesantes, fuera de nichos que Chile ya se ha ganado como son sus recursos naturales y el cobre, me refiero al tema de los cosméticos. Las mujeres tienen cada ve más poder adquisitivo y son personas muy preocupadas de su piel, si alguien pudiera estudiar el raciocinio de este mercado de seguro podría ver un buen negocio, porque compran mucho en artículos de belleza.
El segundo punto donde veo posibilidades es en el mercado de los hijos únicos. Son verdaderos príncipes a los que todos quieren complacer. Ellos (los niños) ejercen muy bien la presión sobre sus padres, las rabietas suelen tener resultados patentes, que se muestran en una gran cantidad de regalos de toda índole. Quien quiera meterse en ese tema, tendrá una gran posibilidad entre manos.
Lo peor, lo mejor
Primero lo malo, aunque no sé si malo sea la palabra adecuada. Me refiero al tema de los escupos, es algo que no es para nada bonito, uno ve personas de todas las edades y en prácticamente cualquier lugar y es normal verlos escupiendo en el suelo, incluso en restaurantes. Sé que es un factor cultural, pero no es agradable visualmente.
Pero de las cosas buenas hay harto que decir, una de ellas es que son muy preocupados de la salud. Yo veía abuelitos de, fácil, 80 años haciendo Tai Chi en la mañanas. El concepto de vida sana se ve en su alimentación y en el ejercicio constante. Además, hay un gran respeto por la personas adultas no las pasan a llevar y son parte integral de la sociedad.
La distancia ayuda a valorar las cosas que uno tiene. China hace que uno recuerde a la familia a la comida del país. Respecto a lo último, tal vez podrá parecer una tontera, pero aquí no venden paltas y no les gusta mucho el queso. Además, son muy malos para los dulces, por lo que aquellos que anden con ganas de azúcar, tendrán que conformarse con frutas.
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