Organizado por el centro de incidencia Pivotes el jueves 27 de junio de 2024, contó con la participación de la exministra de Asuntos Digitales de Taiwán, Audrey Tang y Glen Weyl, investigador de Microsoft y de la Universidad de Yale. Entre otras propuestas, expresó que es crucial que las personas puedan participar activamente en la toma de decisiones, en lugar de depender exclusivamente de la IA.
RED ASIA PACIFICO OPINA, DEMOCRACIA, DEMOCRACIA DIGITALOrganizado por el centro de incidencia Pivotes el jueves 27 de junio de 2024, contó con la participación de la exministra de Asuntos Digitales de Taiwán, Audrey Tang y Glen Weyl, investigador de Microsoft y de la Universidad de Yale. Entre otras propuestas, expresó que es crucial que las personas puedan participar activamente en la toma de decisiones, en lugar de depender exclusivamente de la IA.Biblioteca del Congreso Nacional de Chile
“Tecnología y democracia ¿Aliados o enemigos?” es el nombre del seminario que además de tener como centro a Audray Tang y Glen Weyl, contó con la moderación de Bernardo Larraín, presidente de la Fundación Pivotes, además de una gran participación del público que guío la conversación con interesantes preguntas y comentarios. Algunas de las respuestas desarrolladas por Tang, están seleccionadas y resumidas a continuación.
Tecnología como un recurso de apoyo
Más que un fin en sí mismo, la tecnología es un medio para complementar y apoyar a los seres humanos. Esta fue una de las primeras ideas desarrolladas por Audrey Tang luego de ser consultada por su valoración de los avances tecnológicos. “Al contemplar las tecnologías digitales, como la IA, las veo como una forma de asistencia, similar a mis lentes. No sustituyen mis ojos, sino que mejoran mi visión. En la era de la democracia digital, enfocamos nuestros esfuerzos en utilizar diversas tecnologías digitales para enriquecer el proceso de recopilación de ideas y fomentar una escucha más atenta”, explicó.
No obstante, afirmó que al recolectar ideas para incorporarlas en propuestas legislativas o presupuestos, las propuestas aún se someten al debate parlamentario. “En el contexto del diseño de pensamiento este enfoque no resulta ideal. La mayor mejora radica en identificar percepciones y desafíos compartidos. La definición de estos desafíos y su abordaje se sitúa en una primera dimensión. Por otro lado, en la segunda dimensión, implica el desarrollo y la prestación de servicios públicos por parte de los legisladores y administradores que disponen de información más clara para orientar su labor. De tal manera que esto no suplanta su importancia, así como mis lentes no reemplazan mis ojos, estas tecnologías no pretenden hacerlo”, señaló.
Tecnología y cuidados en la educación
Sobre los cuidados en el uso de la tecnología, se refirió a la importancia de crear entornos más positivos en educación. “Nunca uso la pantalla táctil en mi dispositivo. Prefiero no depender de ella y solo la toco para hacer zoom. Cuando hago contacto es como si fuera una superficie caliente. Aunque no le dedico mucho tiempo a esta interacción. En su lugar, utilizo un lápiz óptico, una práctica que mantengo desde hace tiempo. Evito las pantallas táctiles sin este accesorio, ya que estimulan diferentes áreas de mi cerebro. Al usar un lápiz activo la parte intencional de mi mente. En cambio, con una pantalla táctil, a veces es ella la que dirige la interacción”, comentó.
En su opinión, esta dinámica puede convertirse en un hábito sin que nos demos cuenta, generando una conexión casi física con los dispositivos. “Por eso, como parte de la reforma educativa, hemos incluido la provisión de una computadora portátil por estudiante, además de garantizar el acceso a banda ancha como un derecho humano en Taiwán. Esta medida busca ofrecer a los jóvenes en entornos educativos dispositivos más adecuados. Las computadoras portátiles fomentan el trabajo colaborativo al tener pantallas más grandes y facilitar el intercambio de información. A medida que los estudiantes crecen, pasarán a usar estos dispositivos, promoviendo un entorno educativo más equilibrado”, agregó.
Como parte de las iniciativas implementadas en Taipei, comentó que prohibieron TikTok en el sistema escolar para los estudiantes de siete a diecisiete años. “Una vez que cumplen los 18 años, son libres de decidir por si mismos, pero durante su etapa educativa esta plataforma está vetada. En las clases no se permite el uso de dispositivos con pantallas pequeñas. La idea es fomentar habilidades interpersonales como el contacto visual, el gesto afirmativo sin palabras y la escucha activa. Internet sigue siendo una herramienta valiosa en este proceso, pero su uso se limita a pantallas más grandes y con propósito definido. Esta visión se refleja en nuestra reforma educativa, donde se enfatiza la importancia de la inteligencia artificial como facilitadora de la comunicación entre personas, no como sustituto de las interacciones sociales significativas, contrarrestando así el impacto negativo de redes sociales como TikTok que pueden generar dependencia y comportamientos antisociales”, sostuvo.
Inteligencia Artificial y participación democrática
Una de las reflexiones de Tang fue sobre el rol de la IA en las herramientas de información y toma de decisiones. “En lugar de confiar exclusivamente en una máquina, como la AI, para tomar todas las decisiones -lo cual percibo como una forma de idolatría o deidad artificial creada por humanos- en Taiwán creemos en la Inteligencia Colectiva Aumentada (ACI). Un ejemplo concreto de esto se refleja en nuestra reciente legislación contra el fraude en redes sociales, responsabilizando a estas plataformas y a la IA por estafas perpetradas por celebridades sintéticas. Esta problemática es real”, afirmó.
Actualmente, señaló que cualquiera puede crear con IA imágenes de personas y cometer fraudes en línea, representando una amenaza significativa. “En Taiwán valoramos la libertad en Internet y rechazamos la interferencia estatal en la expresión tridimensional. Buscamos una solución equilibrada, por lo que implementamos un método participativo e innovador: enviamos 200.000 mensajes de texto a números aleatorios en Taiwán invitando a la población a compartir sus ideas para abordar este desafío. Luego, mediante un proceso de muestreo estratificado aleatorio, seleccionamos 450 personas representativas de diversos sectores de la sociedad y facilitamos un diálogo online utilizando IA como mediador”, comentó.
De tal forma, esta plataforma permitió que expertos y ciudadanos comunes intercambiaran ideas de manera eficiente. “Generaron nuevas perspectivas y propuestas de políticas más refinadas. La IA no solo resumió las conversaciones, sino que también identificó conexiones y combinaciones innovadoras entre ideas, agilizando el proceso sin perder profundidad. Este enfoque colaborativo respalda la diversidad de opiniones y facilita la generación de soluciones más inclusivas y comprensibles para la sociedad en su conjunto, sin pretender reemplazar a las personas en este proceso”, destacó.
Pero no solo ciudadanos comunes, sino también expertos. “Esto es fundamental. Sin embargo, es igualmente crucial que los profesionales compartan sus experiencias diarias, al estilo de periodistas en salas de redacción, para brindar una perspectiva pedagógica. Por ello, dedicamos recursos tanto a la deliberación ciudadana como a la retroalimentación de los expertos sobre esas deliberaciones. Esta es una experiencia de encuesta deliberativa que ha sido denominada por Stanford como doblemente educativa. Esto se debe a que las personas aprenden cómo piensan los expertos, al mismo tiempo que los expertos se ven obligados a comunicar sus experiencias de manera comprensible para el público general, respondiendo a sus preguntas en un lenguaje accesible”, sostuvo.
De tal forma, considera este tipo de transferencia como pedagógica y crucial para el fortalecimiento de la democracia. “Desde ese momento he percibido que la misión principal es lograr que los académicos se comuniquen en un lenguaje cotidiano. Por tanto, considero que la IA puede contribuir a tecnificar la democracia y facilitar la traducción entre diversos sectores y culturas. Los demócratas pueden guiar el uso de la IA para adaptarla a las normas y expectativas tanto del público en general como de los expertos. Existe una relación simbiótica entre la IA y la democracia, donde ambas se complementan virtualmente en un proceso de evolución constante”, explicó.
Brechas, educación y habilidades tecnológicas
Otra de las ideas más destacadas de Audrey Tang es que considera el ancho de banda como un recurso humano y las habilidades digitales como parte de las competencias básicas. “Cuando ocupé el cargo de ministra, enfaticé desde el principio que la competencia digital no solo es parte integral de la educación básica, sino también de la educación continua. Estos aspectos son fundamentales. Sin ellos, si solo tenemos transmisión unidireccional, podemos llegar a las personas a través de la radio y la televisión. Esto crea una asimetría que fomenta el populismo y otros problemas”, declaró.
En la misma línea, afirmó que uno de los mayores desafíos de la radiodifusión es la ampliación de audiencia. “En Taiwán, contamos con numerosas regiones remotas, incluidas islas distantes a las que llegamos mediante conectividad satelital para garantizar un sólido ancho de banda bidireccional. Incluso en la cima del Yushan, la montaña más alta de Taiwán con casi 4000 metros de altura, se garantiza una conexión de diez megabits por segundo para que las ideas puedan ser expresadas en su forma original sin depender únicamente de mensajes de texto. Esto permite a las personas expresarse a través de vídeos u otras formas multimedia”, añadió.
Asimismo, la IA puede interpretar una gran cantidad de expresiones. “Gestos faciales, tonos y otros elementos para transformarlos en información relevante. Utilizamos herramientas de código abierto para sintetizar el conocimiento común generado durante interacciones emocionales o en idiomas distintos al mandarín. Aunque siempre hay margen para mejorar, especialmente en el contexto de nuestras 42 lenguas indígenas, donde estamos desarrollando modelos lingüísticos para preservar su cultura local”, explicó.
Sin embargo, expresó que es crucial que las personas puedan participar activamente en este proceso, en lugar de depender exclusivamente de la IA o de terceros para realizar el trabajo. “Necesitamos brindar acceso a la tecnología en todas las comunidades taiwanesas para que puedan actuar como facilitadores y cerrar cualquier brecha restante. Lo ideal es integrar la tecnología en los lugares donde las comunidades ya se reúnen naturalmente, como tribus, iglesias o templos, facilitando su uso sin imponer nuevas barreras tecnológicas. La meta es acercar la tecnología a las personas sin exigirles que aprendan nuevas habilidades o visiten sitios web específicos. Cualquier forma de comunicación que ya estén utilizando en su entorno comunitario debe ser apoyada. Es fundamental llevar la tecnología a estos lugares para fortalecer su identidad y no para diluir sus prácticas tradicionales”, sentenció.
Vea el seminario “Tecnología y democracia ¿Aliados o enemigos?”, en el siguiente video:
Por equipo Asia Pacífico: asiapacifico@bcn.cl
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