En Asia en general el 1° de enero no se celebra el Año Nuevo, a excepción de Japón, país que para estas fechas se paraliza totalmente, ya que la totalidad de sus habitantes durante tres días completos se ocupan únicamente de los ritos que le dan la bienvenida al Año Nuevo.
NoneEn Asia en general el 1° de enero no se celebra el Año Nuevo, a excepción de Japón, país que para estas fechas se paraliza totalmente, ya que la totalidad de sus habitantes durante tres días completos se ocupan únicamente de los ritos que le dan la bienvenida al Año Nuevo.Biblioteca del Congreso Nacional de Chile
En Asia en general el 1° de enero no se celebra el Año Nuevo, a excepción de Japón, país que para estas fechas se paraliza totalmente, ya que la totalidad de sus habitantes durante tres días completos se ocupan únicamente de los ritos que le dan la bienvenida al Año Nuevo.
Es difícil imaginar que un país tan agitado como Japón quede absolutamente paralizado, pero desde instituciones financieras hasta negocios de comida e incluso algunos hoteles y servicios de transportes detienen sus funciones el primero, dos y tres de enero para celebrar el Año Nuevo, la celebración más importante del año para esta nación, que tiene origen en la tradición shintoísta.
Es que esta fecha es fundamentalmente familiar, y nadie la pasa lejos de su hogar, en donde todos se reúnen el 31 a esperar la medianoche. Y una vez que comienza el nuevo año, luego de desearse mutuamente “Akemashite Omedetou Gozimasu”, algo así como “felicidades para el año que se inicia”, las familias inician un peregrinaje hacia los templos, con el objetivo de saludar a los dioses y de pedir por un buen año.
Así, durante tres días la mayoría de los japoneses visitan los templos, incluso más de una vez, por lo que las filas y las conglomeraciones son impresionantes, porque casi todos los nipones, incluso aquellos que no definen como religiosos, van a expresar sus deseos y a quemar aquellos objetos que ya no caben en el hogar:
“Se selecciona todo lo que se debe sacar de las casas y aquellas cosas que han estado en contacto con los dueños, como los cuadernos de los niños, no se botan a la basura, se queman en los fuegos sagrados de los templos” nos contó Ariel Takeda, profesor del Diplomado en Cultura Asiática de la PUC, explicándonos que se cree que estos objetos cercanos contienen parte del espíritu de sus dueños, por lo tanto no pueden ser desechados con la basura.
Luego de la visita a los templos, los japoneses no llegan a sus casas a acostarse, en familia esperan ansiosos la llegada del “Hatsuhinode”, el primer amanecer, el sol naciente que da inicio al nuevo año.
Jennifer Bravo, quién vivió en Japón, compartió con nosotros su experiencia como chilena en esta celebración, el marido de su madre era japonés por lo que vivió el rito del Año Nuevo tal y como lo viven los japoneses.
Para Jennifer fue muy impresionante ver que, a diferencia de la euforia con que nosotros celebramos el Año Nuevo, en Japón esta es una fecha de recogimiento, porque “allá es como más espiritual, si bien uno acá también tiene un momento en el que evalúa lo que fue su año y desea cosas buenas para el próximo internamente, allá se hace internamente y externamente a través de los ritos tradicionales”.
Otra cosa que a Jennifer le sorprendió fue constatar que “en esta fecha se desean muchas cosas y mucho por el prójimo más que por uno mismo,” y que es muy común pedir por la paz mundial, por Japón, que le vaya bien al país, y que no tengan los problemas que tuvieron ese año.
A diferencia de Japón, en China y en Corea la celebración del Año Nuevo se realiza de acuerdo al calendario lunar, por lo que cada año varía, este año es el 7 de Febrero y tanto en Corea como en China los tres primeros días del año lunar son feriados nacionales, puesto que esta también es una de las celebraciones más importantes del año.
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