Trabajar en India: La experiencia de la chilena Carla Cid

Carla Cid llevaba meses soñando con vivir una experiencia de intercambio. Por eso, cuando una amiga le dijo que una empresa india necesitaba 14 profesionales latinos, no lo pensó mucho y postuló. Después de llevar viviendo diez meses en Bangalore, esta santiaguina reconoce que aún no termina de adaptarse: "todos los días te encuentras con algo nuevo, la cultura india es amplia, diversa y extensa. India no es un país, es un continente".

El salto asiático

"En el 2006 participaba en AIESEC, una organización internacional que forma líderes que causen impacto positivo en la sociedad. Estando en un congreso vi un video en el que jóvenes contaban sus experiencias de intercambio. Me llamó poderosamente la atención ver otro paradigma cultural y visualicé la posibilidad de ir a India después de terminar mis estudios universitarios. Luego, cuando trabajé en el departamento de importaciones aéreas en DHL y recuerdo que el gerente siempre decía que teníamos que mantener el enfoque en Asia por que era lo que venía", cuenta Carla Cid (26 años), quien estudió Ingeniería de Ejecución en Comercio Internacional en la UTEM.

Trabajar en India

"A fines de 2009 me vine a India, para ser parte del equipo de Tarang Software Technologies Pvt. Ltd. Me desempeño como Customer Service & Sales para los clientes que hablan español en Estados Unidos y Canadá. El salario está por sobre el promedio de un indio y las diferencias en el clima laboral y la cultura son amplias. La empresa en que trabajo es una empresa india, donde aún permanece viva la diferencia entre castas y género. A los indios en general no les gusta decir no y el hecho de que crean que después de esta vida viene otra, hace que vean las cosas de una manera distinta, son más tranquilos que nosotros".

La cultura india

"El proceso de adaptación es constante, ya tengo 10 meses aquí y todavía no termino de adaptarme. Lo más difícil fue enfrentarme a la pobreza más extrema diariamente y en cualquier lugar, a una comida que no tiene nada que ver con lo que conocía porque los sabores y los condimentos son muy diversos, a la institución del matrimonio en el cual las mujeres tienen que pagar una dote al futuro esposo que las eligió y también acostumbrarme al trafico, el ruido de las motos y los autorickshaws", explica esta joven santiaguina.

"Lo más fácil ha sido comunicarme con las personas aun cuando no manejamos ni el mismo idioma ni los mismos códigos, ya que ellos son muy amigables. Me encantó la diversidad de colores, aromas, especias, el trabajo manual, los tigres, los elefantes, los camellos (que te los puedes encontrar en la calles a cualquier hora), la gran variedad de frutas y verduras además de que son muy baratas, también que hay muchos productos de Ayurveda. Los bailes son maravillosos y el yoga es masivo, es casi como la religión. En cuanto a las personas me gusto la amabilidad con los extranjeros, su humor y como se visten, porque en India las tradiciones se mantienen".

Intercambio chileno - indio

"Creo que nosotros le podríamos enseñar a ser un poco más sueltos porque ellos saludan de la mano solamente, enseñarles a ser cariñosos sin ser invasivos. También le daría más liderazgo a la mujer,  que se la jueguen por una India más equitativa y que aprendan a decir no, ese movimiento con la cabeza no dice nada".

"Y nosotros podemos aprender el vivir más el día a día, los indios no viven estresados. Y son más honrados, se puede dejar la puerta abierta, los zapatos afuera, las bicicletas o el scooter y no roban", concluye.