Cebollas neozelandesas que no hacen llorar

Es posible que ya no volvamos a decir “está picando la cebolla” cuando veamos una teleserie o escuchemos una canción triste que nos ponga demasiado sentimentales, pues científicos japoneses y neozelandeses trabajan en la creación de una cebolla que ya no hará llorar a quien la manipule.

El sueño de todo chef o de un aficionado a la cocina parece que no está tan lejano, pues los investigadores en biotecnología habrían conseguido silenciar o apagar la enzima que produce el agente químico lacrimógeno e incluso podrían hasta mejorar el sabor de la cebolla. El trabajo está siendo realizado por investigadores del Instituto neozelandés de Investigación de Cultivos y Alimentos, siendo su jefe el doctor Colin Eady, quien ha elaborado un método para insertar genes en la planta que le permitieron inhibir la enzima que provoca que nuestros ojos ardan y lloren al picar la cebolla.

Esta investigación sigue los pasos del trabajo de científicos japoneses que descubrieron la encima que hace llorar. Pero ahora el doctor Lady y su equipo ya descubrieron como lograr neutralizar ese agente lacrimógeno.

No es extraño este avance en la biotecnología de Nueva Zelandia, pues su gobierno ha invertido fuertemente en esta área, especialmente en la industria de los alimentos, donde posee ventajas considerables debido a su clima.

Según nos explica la doctora Claudia Ortiz Calderón del Departamento de Biología de la Facultad de Química y Biología de la Universidad de Santiago de Chile, Nueva Zelandia es una de las potencias en esta área de la biotecnología, que es utilizarla en la industria del alimento, donde se busca “generar cultivos con mayores aportes nutricionales. Esto va muy ligado a la nutraceútica, que es el usar a los alimentos para mejorar estados de salud. Por ejemplo, el arroz dorado con altos contenidos de vitamina A para combatir la ceguera. Otro impacto tiene que ver con prolongar la vida útil de ciertos alimentos frescos. O mejorar las condiciones de los cultivos mediante pesticidas naturales producidos por la propia planta”, no dice la investigadora.

Estos son los denominados cultivos transgénicos, donde se manipulan los genes de las plantas, lo que ha levantado polémica, pero para juicio de Ortiz no generan mayores problemas pese a la "negativa campaña". Un área, que por lo demás, Chile también ha comenzado a investigar, como lo hacen en el Instituto de Investigaciones Agropecuarias (Inia).