Charla analizó el intercambio cultural y diplomático con China

En formato virtual y con una amplia participación del público se llevó a cabo la charla “El intercambio cultural como base de las relaciones diplomáticas”. Entre los expositores figuró Roberto Lafontaine, director de Crical, Yang Changqing, encargada de cultura de la Embajada de China en China, Andrés Bórquez, coordinador del Programa de Estudios de China del Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad de Chile, entre otras personalidades. Más detalles de este interesante encuentro, en la siguiente nota.

Aporte cultural para una relación virtuosa

Fue una jornada de reflexión con aportes interesantes provenientes del mundo de la cultura, la academia y la diplomacia. Desde todas las perspectivas, hubo acuerdo en cuanto a que la cultura ha sido un actor fundamental en el establecimiento de los lazos de amistad, pues ha facilitado el diálogo y entendimiento profundo entre ambas naciones.

Tal grado de amistad llevó posteriormente al desarrollo de los intercambios en otras áreas, no solo la diplomática, sino también la relaciones económicas y científicas. Esta idea fue desarrollada por Roberto Lafointaine, director de Circal, quien destacó la labor que realizan los Institutos Confucio. “Además de difundir del idioma y la cultura china, han facilitado el intercambio cultural en ambos sentidos donde “los directores, profesores y voluntarios chinos aprenden los idiomas y la cultura de los países en que trabajan y a través de las universidades se amplían las relaciones de cooperación e intercambio académico que genera conocimiento y aprendizaje en ambas partes”, señaló.

Comentó además que este proceso se ha complementado con la labor de la institución que dirige, pues ha puesto en contacto a escritores, académicos, cineastas y artistas chinos con sus pares en América Latina acercándose a realidades que hasta ahora habían sido poco consideradas.

Por su parte, Yang Changqing, encargada de cultura de la Embajada de China en China, comenzó sus palabras citando a un dicho chino: “Cuando bebemos el agua, no debemos olvidar a los que cavaron el pozo”, en un claro reconocimiento a los precursores que marcaron la senda que recorren ambos países. Más aún, comentó que los intercambios entre intelectuales de ambos lados del Pacífico “abrieron el camino a la amistad no sólo entre China y Chile sino que también entre China y América Latina”, destacó.

El impulso de las relaciones diplomáticas

Con un foco en los orígenes de las relaciones diplomáticas, la académica Mónica Ahumada destacó la relevancia de la cultura desde una perspectiva histórica, donde las expresiones artísticas y plásticas emergieron como un elemento aglutinador que permitió unificar un compromiso político. “China aparece como un eje de poder e invitó a intelectuales a visitar el país para conocer la nueva China, apareciendo el concepto de diplomacia cultural que además constituye el punto de encuentro para Venturelli, Neruda y Allende en relación a China”, comentó.

En esta línea, destacó la figura de los actores no estatales que desde fuera de los grandes círculos de poder hacen sus contribuciones para el intercambio entre países. Es en este contexto donde destacó la figura de José Venturelli, denominado el gestor de las relaciones, quien además se establece en China en 1952, mismo año en que se fundó el Instituto Chileno de Cultura junto a Salvador Allende y Pablo Neruda.

Por su parte, el ex embajador de Chile en China, Fernando Reyes Matta, explicó que Chile y China son países antípodas, países amigos pero, a la vez, con diferencias que dan la oportunidad de hacer encuentros basándose en la riqueza cultural y de identidades. “Aunque diferentes, hay principios culturales comunes desde el cual construir el diálogo y la interacción, no sólo entre China y Chile sino que también entre China y América latina en el futuro, dentro de los cuales el desarrollo global con el ser humano al centro de ella, o entender que el crecimiento tiene que ser para el desarrollo del ser humano”, afirmó.

De igual manera, concluyó su idea destacando la riqueza de la diversidad. “conozcámonos en nuestras diferencias, que de alguna forma van a permitir alimentar lo otro” en este contexto los Institutos Confucio tienen la oportunidad no sólo de enseñar lo chino, sino que trabajar lo chino en interacción con lo local, destacando una importante labor como ente de comprensión mutua entre ambas culturas”, señaló.

El nuevo impulso de la ciencia

Otro de los expositores fue Andrés Bórquez, coordinador del Programa de Estudios de China, del Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad de Chile. Su presentación fue sobre la cooperación científica entre instituciones académicas bajo el concepto de seguridad no tradicional. “Hoy estamos en un contexto afectado por problemas medioambientales, cibernéticos y de sanidad, que generan nuevas problemáticas de cara a un mundo cada vez más hiperconectado”, afirmó.

Sobre la base de este contexto, planteó que la cooperación científica puede ser un mecanismo adecuado para enfrentar estas amenazas no tradicionales. “Chile y China tienen diversas problemáticas en común por las cuales cooperar, como es el manejo de recursos hídricos, cambios en la matriz energética, desastres naturales, entre otros”, además de resaltar la importancia de colaborar para la creación de centros entre ambos países, promover el fomento de becas para el desarrollo del capital humano sobre todo en ciencias.