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Asia Pacífico | Observatorio Parlamentario

Chihon Ley: “La decisión de la cúpula es comenzar una nueva etapa en el desarrollo de China”

08 noviembre 2022

Director de la Asociación Chilena de Especialistas Internacionales (Achei) hizo un análisis del XX Congreso del Partido Comunista de China, realizado entre el 16 y el 22 de octubre de 2022. En su opinión, el gigante asiático debe aún enfrentar grandes problemas que limitan su desarrollo, como es la corrupción

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Chihon Ley es sinólogo y uno de los grandes seguidores del acontecer político en el gigante asiático. La trascendencia de lo que ocurrió durante y después del encuentro que culminó con el inicio del tercer mandato de Xi Jinping, no sólo es relevante para nuestro país por ser China nuestro principal socio comercial, sino también para el mundo, por las definiciones de desarrollo económico a futuro que ahí se decidieron. Más de sus opiniones, en la siguiente entrevista.

XX Congreso del PCCh y sus puntos sobresalientes

”Mi apreciación general es que, junto con la ampliamente comentada prórroga al mandato original del presidente Xi Jinping, el liderazgo político chino en su conjunto busca solucionar un problema de fondo que enfrenta el país y su economía, que si no logran resolverlo adecuadamente podría comprometer seriamente los objetivos de largo plazo que ya han sido declarados y establecidos como las metas que debe alcanzar China en su proceso de desarrollo.

China, en sus dos etapas previas de desarrollo en el proceso de Reforma y Apertura, la primera entre 1978 y 1989, y la segunda entre 1992 y 2012, sufrió siempre la corrupción en su economía, lo cual se manifestó en el tiempo con distinta intensidad y bajo distintas formas. Pero no ha dejado de estar presente, afectando negativamente su performance económica.

Mientras su PIB crecía año a año con espectaculares resultados de dos dígitos, este problema se mantenía eclipsado por el extraordinario logro económico, pero cuando avanzados los años, el natural crecimiento de su economía condujo a un cambio en la curva ascendente de crecimiento del PIB y empezó a declinar, entonces el efecto negativo de la corrupción se hizo cada vez más relevante, mostrándose este fenómeno como lo que es, un freno y una mochila para el crecimiento económico y un factor importante de malestar social.

Entonces, cuando en 2012 Xi Jinping asumió el poder, una de sus primeras medidas fue lanzar una fuerte y publicitada campaña contra la corrupción que le granjeó el reconocimiento y aprobación del pueblo, así como también produjo un razonable temor de parte de sus adversarios políticos. Por cierto que esta campaña también le sirvió a Xi para sacar de sus posiciones de poder a todos aquellos dirigentes que, en la disputa previa por el liderazgo político, se habían mostrado en contra de sus aspiraciones apoyando al candidato rival, el carismático dirigente Bo Xilai.

Desde entonces que la prensa y los analistas internacionales, casi sin excepción, han puesto el acento en las acciones políticas de Xi Jinping, señalándolas como un intento puramente personalista de acumulación de poder y de culto a la personalidad, pasando por alto la evidente necesidad de terminar, o al menos reducir a su mínima expresión la rampante corrupción que caracterizó las primeras etapas del desarrollo económico de China.

Por supuesto no debemos ser ingenuos para no considerar las ventajas políticas que esta campaña le redituó a Xi Jinping, pero reconociendo que la exaltación personal y la adhesión al líder existen ampliamente, poner el acento sólo en este aspecto resulta en un análisis incompleto de la situación, con el consiguiente error de apreciación.

Una de las ventajas evidentes para Xi Jinping resultó de las vacancias que la campaña anti corrupción produjo en el aparato del gobierno, del Partido y también en las FF.AA. Según datos oficiales entregados por la Comisión Central de Control Disciplinario del PCCh, unos 4,5 millones de funcionarios de cargos intermedios fueron expulsados de sus cargos y del Partido, generando a su vez el interés por parte de otros militantes por ocupar dichos puestos, para lo cual un requisito fundamental -aunque no el único- era demostrar lealtad al presidente Xi Jinping.

Además de esta gran cantidad de nuevas oportunidades de trabajo para los leales, unos 780 altos dirigentes también fueron defenestrados de sus cargos acusados de corrupción, generando aún más ansiedad en los adversarios políticos y un positivo affectio societatis en los propios.

En esta perspectiva general, el resultado del XX Congreso debe analizarse a la luz de este problema acuciante y de su urgente solución, en una perspectiva de mediano y largo plazo que excede en mucho el mandato de 10 años que originalmente se estableció por Deng Xiaoping como la norma de sucesión del liderazgo chino”.

Superación del límite a una segunda reelección por parte de Xi Jinping

”Teniendo en cuenta que aún la corrupción es un problema no solucionado, la superación del límite de 10 años de mandato y la subsecuente reelección de Xi Jinping se ven como un paso natural en el proceso en que hoy se encuentra inmerso no sólo el presidente, sino también todo el liderazgo chino, donde no debemos olvidar que éste sigue siendo uno de tipo colectivo. Aunque el balance interno se muestre más proclive al líder de la nación.

En cuanto a las prioridades entre los retos internos y los que existen en el orden internacional, para el liderazgo chino hoy son mucho más importantes los del frente interno, en especial los relacionados con el manejo y crecimiento de la economía. Basta señalar como ejemplo que la prioridad económica es generar, cada año y todos los años, más de 11 millones de nuevos puestos de trabajo para la gran masa de jóvenes que se integran anualmente a la fuerza laboral.

Ante la envergadura de este desafío, disminuyen en importancia los conflictos políticos con los EE.UU y Europa, siendo la guerra entre Rusia y Ucrania importante en la medida que es disruptiva de la estabilidad económica, más que por su desenlace geopolítico.

Recordemos también que el crecimiento económico es la condición fundamental del equilibrio político y social en China, el cual se basa en un quid pro quo implícito pero muy real entre el Partido Comunista y el pueblo chino, y por supuesto el partido es el más interesado en que esa situación de equilibrio no se deteriore. De allí que el foco en los problemas internos y sus soluciones sean mucho más importantes para el gobierno chino que la relación con Occidente, sin que ésta sea algo poco significativo, por cierto”.

Las facciones, sus posiciones y la resolución final

”Paradójicamente hay una tarea bastante aburrida para quienes nos interesa la política china, pero que a la vez es muy necesaria y sin la cual es bastante difícil entender el rumbo que seguirá el país, que es leer los documentos que emanan de las distintas instancias y reuniones oficiales, los cuales están escritos en un lenguaje hiperbólico y demodé, plagado de simbolismos repetitivos.

Sin embargo, realizar esta tarea es indispensable, pues el liderazgo político chino acostumbra a declarar formalmente sus objetivos y el alcance de éstos en el tiempo. Además que es necesario analizar tanto lo que dicen estos documentos como lo que no dicen, pues en una especie de ejercicio inspirado en el Yin Yang, lo que se puede leer entre líneas es tan importante como lo que se expresa formalmente.

Dicho lo anterior, a la luz de la resolución final del XX Congreso podemos concluir que las facciones que confluyen en la cúpula y conforman las tres principales trenzas de poder -los Tuanpai, liderados por Hu Jintao; el llamado Grupo de Shanghai, liderado por Jiang Zeming; y los llamados príncipes, liderados por Xi Jinping- se mantienen todos integrando la cúpula del liderazgo político en China, pero esta vez es evidente que el balance de poder se ha alterado en beneficio de la facción de los llamados príncipes.

Por otra parte, si se lee con cuidado la resolución final se observa que en varios párrafos se hace mención a los lemas que simbolizaron y les dieron sustento ideológico a los gobiernos de Jiang Zemin y Hu Jintao respectivamente, junto con los dos lemas que caracterizaron la gestión de Xi Jinping en el decenio que termina.

Esto representa a la vez un reconocimiento a lo realizado por ambos ex gobernantes y un sentido de continuidad del liderazgo colectivo chino. Pero junto con esto, al analizar otros párrafos de este documento queda claro que la decisión de la cúpula es comenzar una nueva etapa en el desarrollo de China, esta vez orientada firmemente a cumplir con el principal objetivo político de cara al año 2049.

Este objetivo es celebrar el centenario de la fundación de la República Popular China alcanzando los objetivos ya establecidos, pero también el principal que, sin estar formalmente declarado, fluye del análisis de todos los documentos, proposiciones y resoluciones del liderazgo chino en el tiempo: convertir a China, para esa fecha, en una potencia regional –subrayo lo de regional– en su entorno geopolítico inmediato”.

Continuidad de Li Keqiang y características de un primer ministro

”Como resultado de la campaña anti corrupción y las claras ventajas políticas que esto le trajo a la facción de los príncipes, se hizo patente que la continuidad en el cargo de Li Keqiang estaba en entredicho. A su vez, el nombramiento de Li Qiang como segundo en la jerarquía y su casi seguro nombramiento como el próximo primer ministro en marzo de 2023, ha generado inquietud en el ambiente empresarial internacional, por el menor conocimiento que tiene de los temas económicos que son propios de ese cargo.

Por su nombramiento, también queda claro que de las tres facciones principales, es la del Grupo de Shanghai la que hoy se ve relativamente más perjudicada, continuando un proceso de declinación política que ya era notorio durante el segundo mandato del ex presidente, Hu Jintao.

En cuanto a las características personales que Xi Jinping más podría apreciar en sus colaboradores, sin duda la lealtad personal está entre las primeras, lo cual es consistente con un liderazgo que busca cambiar un mal hábito que ha corroído por muchos años la política y la economía chinas, como son los sobornos y la corrupción.

Para una tarea titánica como esa se necesita dirigentes de una fidelidad y confiabilidad a toda prueba, ya que las tentaciones que enfrentarán en el camino son muchas y muy variadas. Además debemos tener presente que en el anterior primer mandato de Xi Jinping se hizo una modificación importante en la estructura del organismo contralor de la economía china, la Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma.

La conformación entonces de los llamados Leading Small Groups sirvió tanto como un atajo para las decisiones presidenciales dentro de la burocracia china como también sirvieron como grupos asesores en diversas materias para el presidente, incluida la economía, y dado que reportan directamente a Xi Jinping, estos grupos sirven como un apoyo a la falta de experiencia específica de Li Qiang en ese tema”.

Posicionamiento global de China

”China continuará su línea ya definida con anterioridad, con principios de política exterior basados en el multilateralismo, la cooperación y sobre todo con base en la no injerencia en los asuntos internos de otros países, que es la fórmula que tradicionalmente ha usado para evitar las críticas que se le hacen por el tratamiento a algunas de las minorías que viven en el país.

Para cumplir con estos objetivos de desarrollo, China necesita de un período prolongado de paz, lo que no significa que no esté dispuesta a usar la fuerza militar si llega a ver amagados alguno de sus intereses geopolíticos fundamentales en la región asiática. El conflicto por la isla de Taiwán, el eventual escalamiento de las tensiones en la península coreana y la protección de lo que China considera son sus aguas territoriales en el mar de China Meridional, son puntos calientes para tener a la vista, ya sea en caso de algún conflicto con países vecinos o generados por la proyección marítima de otras potencias occidentales.

En el corto plazo, China potencia la asociación estratégica integral y de coordinación que tiene con Rusia, pero también insta al respeto mutuo, la coexistencia pacífica y una cooperación con miras al beneficio recíproco en las relaciones con los Estados Unidos, en un claro ejercicio de equilibrio y balance. La perspectiva es que, salvo algún incidente de mayor envergadura, este posicionamiento global de China se mantenga en el tiempo pues está alineado con los objetivos de mediano y largo plazo del país.

Por equipo Asia Pacífico: asiapacifico@bcn.cl


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