El presidente Sebastián Piñera junto a la primera ministra tailandesa, Yingluck Shinawatra, sellaron más de dos años de negociaciones entre Chile y Tailandia con la firma de un Tratado de Libre Comercio -realizada en la Casa de Gobierno de Bangkok- que permitirá que sobre el 90% de los productos chilenos accedan con condiciones preferenciales a un mercado que supera los 70 millones de personas y que bien puede convertirse en una puerta de entrada al Sudeste Asiático.
TRATADO DE LIBRE COMERCIO CHILE TAILANDIA, ASEANEl presidente Sebastián Piñera junto a la primera ministra tailandesa, Yingluck Shinawatra, sellaron más de dos años de negociaciones entre Chile y Tailandia con la firma de un Tratado de Libre Comercio -realizada en la Casa de Gobierno de Bangkok- que permitirá que sobre el 90% de los productos chilenos accedan con condiciones preferenciales a un mercado que supera los 70 millones de personas y que bien puede convertirse en una puerta de entrada al Sudeste Asiático.Biblioteca del Congreso Nacional de Chile
El presidente Sebastián Piñera junto a la primera ministra tailandesa, Yingluck Shinawatra, sellaron más de dos años de negociaciones entre Chile y Tailandia con la firma de un Tratado de Libre Comercio -realizada en la Casa de Gobierno de Bangkok- que permitirá que sobre el 90% de los productos chilenos accedan con condiciones preferenciales a un mercado que supera los 70 millones de personas y que bien puede convertirse en una puerta de entrada al Sudeste Asiático.
Impulsando la influencia en ASEAN
Caras alegres habían entre la comitiva oficial nacional que asistió a la firma del Tratado de Libre Comercio con Tailandia. Y no es para menos, ya que el acuerdo no solo se convierte en el quinto que Chile suscribe con una nación miembro de la Asociación del Sudeste Asiático (ASEAN) -compuesta por Tailandia, Indonesia, Malasia, Singapur, Filipinas, Vietnam, Laos, Camboya, Brunei y Birmania- sino que promete además servir de plataforma de exportaciones e importaciones para los flujos de bienes y servicios en sus respectivas regiones.
Las negociaciones del acuerdo, que concluyeron exitosamente en agosto de 2012 tras seis rondas de tratativas que se iniciaron en abril de 2011, contemplan sustanciales reducciones arancelarias para productos de ambas partes y abre expectativas en materia de inversiones -específicamente en minería y turismo- y de servicios, especialmente en torno al desarrollo de tecnologías de la información y servicios de ingeniería.
Beneficios y oportunidades para Chile
"El TLC con Tailandia se convierte en una gran ayuda para que Chile se dé a conocer en el Sudeste Asiático y posibilitará nuevas oportunidades de negocio y un aumento recíproco de las exportaciones, especialmente de frutas frescas, papel y productos de mar en el caso nuestro. Además, el 10% que no se beneficiará del arancel cero en cuanto entre en vigor el acuerdo, registrará importantes reducciones arancelarias en etapas de 3, 5 y 8 años", sostuvo el coordinador de la agencia de promoción de exportaciones PRO Chile para el Sudeste de Asia, Jaime Rivera.
En efecto, entre los productos chilenos que se beneficiarán de arancel cero destacan los cátodos de cobre, truchas congeladas, concentrados de molibdeno, carbonato de litio, carne bovina, de cerdo, cordero y de aves, leche condensada, quesos, nueces, paltas, pasas, pasta de tomates, cajas de cambio para automóviles, productos de madera, papel y cartones. Además, por primera vez Chile logra incluir en el listado a “productos emblemáticos” como el pisco, el limón de pica y la langosta de Juan Fernández. Mientras, los principales productos tailandeses que ingresarán con arancel cero a Chile serán el petróleo, gas natural, camionetas, automóviles, conservas de atún, cámaras fotográficas digitales y conservas de piña.
El acuerdo incluye además una sección de cooperación que permitirá estrechar las relaciones entre los ámbitos público, privado y académico en áreas de interés recíproco tales como energía, innovación y desarrollo, turismo, educación, género, entre otros y contempla también el compromiso de iniciar negociaciones para un acuerdo de inversiones dentro del plazo de dos años.
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