Que Chile ha estado de espaldas al mar y que no le ha dado suficiente atención al Pacífico parecen ya frases cliche a la hora de criticar el desarrollo histórico-económico del país, y a pesar de que en los últimos años esa situación ha cambiado y esa región ha cobrado la relevancia que se merece, es claro que debieron pasar más de 120 años para darnos cuenta de su importancia. El historiado Javier Matta nos comenta sobre este período.
NoneQue Chile ha estado de espaldas al mar y que no le ha dado suficiente atención al Pacífico parecen ya frases cliche a la hora de criticar el desarrollo histórico-económico del país, y a pesar de que en los últimos años esa situación ha cambiado y esa región ha cobrado la relevancia que se merece, es claro que debieron pasar más de 120 años para darnos cuenta de su importancia. El historiado Javier Matta nos comenta sobre este período.Biblioteca del Congreso Nacional de Chile
Por Enrique Ahumada Benítez
Que Chile ha estado de espaldas al mar y que no le ha dado suficiente atención al Pacífico parecen ya frases cliché a la hora de criticar el desarrollo histórico-económico del país, y a pesar de que en los últimos años esa situación ha cambiado y esa región ha cobrado la relevancia que se merece, es claro que debieron pasar más de 120 años para darnos cuenta de su importancia.
Al buscar información sobre la historia y orígenes de las relaciones de Chile y el Asia todos los caminos apuntan al pionero en este tipo de investigación, Javier Matta, profesor de Historia y Geografía, de la Universidad de Santiago, y Magíster en Estudios Internacionales, de la Universidad de Chile, quien en 1989 inició la que sería la primera tesis sobre el tema, en particular con China, la cual tituló “Las relaciones bilaterales entre Chile y la República Popular China”.
Matta nos cuenta que, además de revisar los escasos textos escritos con anterioridad en Chile, debió acudir a los archivos y Memorias de la Cancillería y al Instituto Nacional de Estadísticas. En su opinión, la fecha en que empezó a cambiar la visión sobre Asia fue en la década de 1970, principalmente por razones comerciales y estratégicas, “al punto de que hoy en día si no está China insertada en algún convenio o pacto, no tiene ningún sentido”, dice. Antes de eso, Asia estaba demasiado lejos de nuestros ojos.
Comercio sí, relaciones no
¿Cómo empezó esta historia? Ya antes de la Independencia existieron algunos contactos con Asia, “esporádicos”, como define Matta, donde el fin único era el comercio y no las relaciones bilaterales, características que se mantuvieron durante casi todo el primer siglo de vida republicana del país.
“Por ejemplo -nos dice nuestra fuente-, existieron acercamientos con una Compañía de Calcuta en la India, en los tiempos de O`Higgins, entre 1819 y 1820, cuando había una guerra en la India y ésta necesitaba cobre para su industria. Se mandaron unos barcos desde Valparaíso, pero luego de solucionada la situación interna de ese país, se terminó la bonanza del mercado del cobre y no hubo más envíos”. Situaciones similares se vivieron durante toda la primera mitad del siglo XIX.
El interés por China, al menos desde el punto de vista comercial, se despertó luego de que esta nación se viera obligada a firmar el “Tratado de Paz y Comercio” con Inglaterra en 1842, esto durante la época de la guerra del Opio, cuando comenzaron a instalarse las potencias europeas en las costas de esa nación, en los primeros tiempos del colonialismo.
Fue así como en 1844, ayudados por Inglaterra, Chile y China firmaron el mismo tratado, estableciéndose consulados chilenos en Cantón, Hong Kong y Manila y también empezaron a zarpar barcos rumbo a Asia, que partían desde Valparaíso y otros puertos del norte, con cobre y trigo especialmente, que podían demorar hasta 80 días hasta Cantón, en China. Por otro lado, el mercado chileno se empezó a conocer productos chinos como sedas finas, madera lacada, biombos, espadas, medicamentos (un eufemismo para el opio), especies, arroz, azúcar.
En esos primeros años Japón, por su parte, estaba cerrado al mundo, pero en 1853, Estados Unidos presionó para que abrieran sus puertos.
El nuevo siglo y la consolidación de las relaciones
Estas relaciones en tierra de nadie duraron hasta la época del presidente José Manuel Balmaceda, cuando se mandó una misión a Asia, interesados en vender el salitre. Matta indica que fue Balmaceda quien decidió mandar una misión a Japón y a China”. Pero se produjo la paradoja de que China sólo recibía cónsules extranjeros de los países con los que poseía un Tratado de Paz, Amistad y Comercio, “y como en esa época no existían asesores, nadie se dio cuenta de ese problema y todo quedó en nada”, dice Matta. Al contrario, si se iniciaron tratativas para establecer relaciones con Japón, lo que se concretó en 1897, nombrándose un cónsul en Yokohama, que arribó en 1898.
El nuevo siglo entonces comenzó con el auge del Imperio del Sol Naciente, mientras China vivía momentos difíciles, como explica Matta. “China -para esa época- era un colapso, debido a la presencia de las grandes potencias extranjeras y las luchas internas”. Con China sólo se lograron establecer relaciones diplomáticas oficiales en 1915.
Para el centenario de la Independencia, Chile y Japón ya poseían relaciones diplomáticas formales, lo que fue suscrito en 1906. De hecho para los actos de 1910, esa nación mandó una delegación para saludar el aniversario del país. Pero no estuvo exento de polémica, al hacerse latente el desconocimiento que había en nuestro país sobre oriente.
“El Jefe de Protocolo de la Cancillería se dio cuenta que cuando la delegación saludara al presidente Emiliano Figueroa, debía entonarse el himno nacional del Japón, pero no sólo no lo tenían, sino que lo desconocían. Entonces, recurrieron a unos rodillos (como de las organilleros o de los antiguos pianos mecánicos) que proporcionó un diplomático, pensando que en uno de éstos se encontraba la melodía nipona. Por suerte, sólo los japoneses se dieron cuenta de que lo que se interpretó no era el himno nipón, pero como ellos eran tan marciales y ordenados no dijeron nada” cuenta Matta.
El inicio de una nueva etapa de relaciones
Hacia el final de la Segunda Guerra Mundial se interrumpieron las relaciones con ambos países, debido a la invasión japonesa a China y a la presión norteamericana que obligó a Chile a declarar la guerra a Japón, aunque jamás entraron en conflicto.
Terminada la conflagración, la situación con Japón se normalizó, logrando mantener relaciones tan cordiales como antes, incluso mejores, si se tiene en cuenta que Chile es el primer país con el que firmaron un Tratado de Libre Comercio (TLC) en el 2007.
Con China se vivió una situación más complicada, pues luego del triunfo de la Revolución, se fundó la República Popular China, mientras que el bando perdedor, los nacionalistas, se dirigieron a la isla de Taiwán donde formaron un Estado independiente. Pero Chile tomo una decisión en 1971 para resolver desde su punto de vista esta disputa, cuando el gobierno de Salvador Allende, siguiendo la resolución de las Naciones Unidas, reconoció sólo una China, y estableció relaciones con el gobierno de Beijing, que perduran hasta hoy.
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