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Asia Pacífico | Observatorio Parlamentario

Francisco Crespo: La experiencia de estudiar en un colegio en Japón

10 agosto 2009

Se fue a Japón a los 18 años, a través de un programa de Intercambio Estudiantil. En el país de los Samurai estuvo tan sólo once meses, donde cursó el último año de enseñanza media. Desde allá pudo ver in situ el fuerte concepto que los jóvenes nipones le otorgan a la educación y que "pasarlo bien" es bastante diferente a como lo conciben en Chile.

Por David Azócar
Se fue a Japón a los 18 años, a través de un programa de Intercambio Estudiantil. En el país de los Samurai estuvo tan sólo once meses, donde cursó el último año de enseñanza media. Desde allá pudo ver in situ el fuerte concepto que los jóvenes nipones le otorgan a la educación y que"pasarlo bien" es bastante diferente a como lo conciben en Chile.

Irse a Japón en cuarto medio


La idea de irme a Japón surgió como una forma de probar cómo sería vivir una temporada en el extranjero. Al principio, quería postular a la "Monbukagakushyo" (Ministerio de Cultura y Educación Japonés), una beca para realizar los estudios universitarios en Japón. Sin embargo, dado que una carrera son cinco años, decidí probar con un intercambio estudiantil por uno.

Antes de partir, estudié dos años de japonés con un profesor, pero (en honor a la verdad) era realmente poco lo que podía hablar y menos entender conversaciones fluidas. Es por esto que al principio fuera de saludos y agradecimientos no podía comunicarme más.

El desafío más grande, creo, no fue tanto poder responder a preguntas o iniciar una conversación, sino que introducir mi opinión o algún comentario en una conversación ajena. El japonés es gramaticalmente sencillo (tiempo presente-infinitivo y futuro son casi lo mismo y no hay conjugaciones por persona), pero presenta una serie de dificultades en cuanto a recordar vocabulario.

Hablar japonés no es difícil, con un año de buenos y dedicados estudios se puede lograr. Pero escribir y leer, eso requiere por lo menos unos tres años de aprendizaje y mucho material de apoyo (libros, tarjetas, ayuda visual, etc.)

Viviendo en el pueblo japonés de Gifú


Yo viví en la Prefectura (región) de Gifu en la ciudad de Tarui, un pueblo pequeño de no más de 30 mil habitantes que está a unas cinco horas de Tokio en bus y a una media hora de Nagoya, en tren.

Como todo pueblo pequeño japonés, está habitado en su gran mayoría por personas de la tercera edad que se dedican a la fotografía o al cultivo de verduras y arroz en sus terrenos familiares. Existe una gran actividad religiosa y muchísimos templos budistas y altares (sólo en mi cuadra habían dos santuarios shinto y un templo budista), hay también una gran variedad de paisajes naturales que contrastan tremendamente con esas imágenes de la agitada jungla de concreto que es Tokio. Algo interesante de mencionar es que en Tarui las luces del alumbrado público se apagan a la una de la mañana, porque prácticamente no hay nadie en las calles.

El colegio en Japón no es entretenido


Fui a Japón en un programa de intercambio estudiantil en el que uno asiste a un colegio escogido al azar e intenta vivir la vida de un estudiante común y corriente, participando en clubes, haciendo tareas, yendo al viaje de estudios y participando de los festivales culturales y de deportes del colegio.

Si soy realmente honesto creo lo que les acabo de contar, es una de las peores formas de experimentar Japón, ya que los colegios japoneses son estrictos y no demasiado entretenidos, pero también es una oportunidad para vivir una parte de la cultura japonesa que sería imposible apreciar para un visitante común y corriente o alguien en un viaje de negocios.

La mayor dificultad, aparte del idioma, es relacionarse con una juventud que posee intereses completamente diferentes a los de cualquier adolescente del mundo. Criados solamente para enfocarse en sus estudios y sus colegios, los jóvenes japoneses tienen tremendas dificultades para llevar una vida fuera de sus obligaciones académicas.

Prácticamente no tienen la posibilidad de hacer amigos, salvo que tengan sus mismos horarios, a ellos se les limitan fuertemente, a mi juicio, las posibilidades de desarrollarse fuera del marco escolar, sólo te hablan las personas que pertenecen a tus mismos clubes (actividades extra programáticas), eso si tienes suerte, y es muy difícil hacerse de amigos.

Chile y Japón: Culturas diferentes


La cultura japonesa es tan diferente que encontrar puntos donde temas como valores o concepciones sociales se crucen es algo muy complicado. A pesar de lo anterior, con una buena cuota de esfuerzo, se puede lograr algo que yo denomino "afinidad humana", es decir, emociones como pena, soledad, inseguridad, alegría, euforia o miedo, que uno se va encontrando en su travesía por el país nipón.

Estar en un colegio japonés definitivamente no es entretenido; pero es una experiencia que te enseña a valorar las relaciones humanas desde otra perspectiva y es una excelente oportunidad para reconciliarse con la propia cultura.

Los japoneses funcionan por objetivos


Lo que más me impactó de Japón es la poca importancia que le dan en sus vidas al descanso y la diversión. Para los japoneses ninguna actividad debe ser realizada sólo por el placer de realizarla, sino que todo debe tener un objetivo claro. "Ten sueños" es lo que ellos dicen, y eso está sumamente bien, con esa misiva han logrado éxitos envidiables tanto económicos como culturales.

En Japón tienen una disciplina mental increíble


Los japoneses poseen una capacidad de esfuerzo que jamás me imaginé que existía, pudiendo vencer sus propias limitaciones y lograr una disciplina mental increíble. Sin embargo, cuando extrapolas aquella filosofía de vida a todas las actividades y etapas de la vida generas un grupo humano que pierde la habilidad para disfrutar el ocio.

Si juegas fútbol debes ser el mejor, debes ganar torneos, si pintas cuadros o sacas fotos debes ser reconocido, si miras televisión debes mirar más programas que nadie. Debes poder derrotar tus limitaciones y probarles a los demás que eres mejor; si te parece agradable o no, eso no es importante. Ese estilo de vida (que los pone al límite constantemente) es algo que me impactó tremendamente.

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