Mientras el cambio climático hace estragos en algunas regiones vitivinícolas como Australia, donde la sequía no da tregua; Nueva Zelanda se muestra optimista ante el aumento de la temperatura por las posibilidades de innovación en su industria.
NoneMientras el cambio climático hace estragos en algunas regiones vitivinícolas como Australia, donde la sequía no da tregua; Nueva Zelanda se muestra optimista ante el aumento de la temperatura por las posibilidades de innovación en su industria.Biblioteca del Congreso Nacional de Chile
Mientras el cambio climático hace estragos en algunas regiones vitivinícolas como Australia, donde la sequía no da tregua; Nueva Zelanda se muestra optimista ante el aumento de la temperatura por las posibilidades de innovación en su industria.
Si bien, la exportación del vino neocelandés tiene una historia bastante reciente, entre las décadas del ’70 y del ’80, el cultivo de la vid data de mediados del siglo XIX, con la llegada de los europeos a la Bahía de Hawke, cuya posterior elaboración y consumo eran locales.
Pero sin duda, el salto más largo en el mercado lo han dado durante estos últimos diez años, llegando a comerciar el precio del vino casi cuatro dólares arriba de lo que lo vende Chile; tomando en cuenta las estadísticas del Rabobank, un banco especializado en la industria alimenticia y agrícola.
En la actualidad los neocelandeses gozan de una excelente reputación como productores de vinos blancos muy finos. Pero no se quieren quedar allí, a pesar de que la reducida fabricación es lo que los mantiene en un nivel privilegiado en comparación con nosotros, en palabras del Director Ejecutivo del organismo de la industria de viticultores de Nueva Zelanda, Philip Gregan, con el cambio climático, “podrían extender su rango de estilos de vinos o podrían lograr cultivar uvas más arriba de las laderas”.
Chile, por su parte cuenta con una industria vitivinícola bastante más antigua y con una reputación a nivel mundial muy positiva, sólo que a diferencia de Nueva Zelanda la relación precio-calidad no es de las mejores, pues aunque seamos reconocidos por hacer tintos excelentes los precios son inversamente proporcionales.
Frente a este panorama tan competitivo el enólogo, Sergio Correa apaciguó los miedos a la posibilidad de perder mercado ante la nueva competencia y no se mostró muy optimista a lo que pueda representar para Nueva Zelanda un cambio climático con aumento de temperatura.
“En el caso de Nueva Zelanda la uva blanca sería la más perjudicada por el cambio climático ya que tienen un clima templado de baja temperatura, como los valles costeros nuestros. Si sube, no estoy tan seguro de que sea mejor justamente porque se caracterizan por la producción de variedades blancas. Al contrario, pienso que perderían el mercado ganado y tendrían que enfocar su vinicultura un poco a los tintos, donde nosotros llevamos la delantera”, concluyó Correa.
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