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Asia Pacífico | Observatorio Parlamentario

Corea y su modelo educativo: un socio para el futuro

13 junio 2008

Siendo aún una economía en desarrollo y con un gasto fiscal en educación bajo el promedio, Corea del Sur tiene uno de los sistemas educacionales más avanzados en materia tecnológica del mundo, sorprendiendo además con los excelentes resultados obtenidos en las pruebas internacionales. A raíz de esto, la Biblioteca del Congreso Nacional de Chile organizó el seminario “Incorporación de tecnologías en la educación: aprender de la experiencia coreana" que contó con la participación de Ik-Chang, Young -Sik Jeong, y Ho-Yeol Kwon, responsables de la puesta en marcha del exitoso sistema de ciber enseñanza de su país.

Siendo aún una economía en desarrollo y con un gasto fiscal en educación bajo el promedio, Corea del Sur tiene uno de los sistemas educacionales más avanzados en materia tecnológica del mundo, sorprendiendo además con los excelentes resultados obtenidos en las pruebas internacionales. A raíz de esto, la Biblioteca del Congreso Nacional de Chile organizó el seminario “Incorporación de tecnologías en la educación: aprender de la experiencia coreana" que contó con la participación de Ik-Chang, Young -Sik Jeong, y Ho-Yeol Kwon, responsables de la puesta en marcha del exitoso sistema de ciber enseñanza de su país.


Esta actividad fue auspiciada por el Banco Interamericano del Desarrollo (BID) y patrocinada por la Embajada de Corea en Chile y el Ministerio de Educación.


Empezando desde cero

Tan sorprendentes son los altos índices de calidad de la educación coreana como la historia sobre la que fue forjada, en un país en el que hace 50 años el nivel de vida era comparable al de Afganistán, según la OECD. Y hoy, además de convertirse en una de las economías más emergentes del mundo, ha logrado posicionar su sistema educativo entre los más eficientes.

La inversión política en esta área ha sido fuerte, porque es comprendida como la base del futuro económico, aunque las proporciones con otros modelos no dan lugar a comparación: el gobierno de Corea del Sur gasta casi la mitad que el de Estados Unidos en los alumnos de la educación primaria, pero ha logrado resultados muchísimo más altos. Al buscar los comienzos de este eficiente sistema educacional nos encontramos con una larga trayectoria de políticas públicas, destinadas a mejorar constantemente la educación, uno de los bienes más preciados por la sociedad coreana.

Haciendo algo de historia, luego de la Segunda Guerra Mundial, cuando las fuerzas militares estadounidenses ocuparon la parte sureña de la península de Corea, fueron asentadas las bases de este sistema, inspirado en el modelo americano. Desde entonces el gobierno se preocupó de ir desarrollando un sistema educacional en base a las diferentes etapas de desarrollo que vivió el país.

Hasta mediados de los 70 el gobierno introdujo una serie de planes económicos que enfatizaron el crecimiento de la industria exportadora, por lo que en esa época las políticas educaciones estuvieron enfocadas a proveer mano de obra educada a la economía, reforzando el currículo escolar con el ramo de tecnología y el área científica. El descubrimiento y la investigación se transformaban así en los principales métodos de enseñanza.

Desde 1975 y durante los 80, el gobierno fijó sus prioridades educativas en base a los problemas sociales, como la alta competencia existente para entrar a las universidades, y se esforzó en reducir a los tutores privados, que por su gran demanda significaban una carga económica para los padres, lo que fue complementado con la integración de los ramos y el desarrollo personal integral.

Pero fue a partir de los 90, periodo en el que la economía coreana se diversificó fuertemente, en que la calidad, relevancia y excelencia de la educación se convirtieron en las únicas prioridades del gobierno: se decidió focalizar el currículo en el aprendizaje, respetando la diversidad individual y poner en marcha variadas políticas públicas, que fueron modificando el sistema hasta llegar a lo que existe hoy.

El escenario actual

Hoy el sistema educativo coreano consiste en seis años de primaria, otros seis de secundaria y de dos a cinco años de educación superior, dividida entre institutos técnicos y universidades. La educación secundaria se divide en la académica y la profesional y la educación superior está clasificada en cuatro categorías: universidad, universidad de profesores, universidades teológicas, seminarios y educación por correspondencia o a distancia.

La administración se ha centralizado y el El Ministerio de Educación (MOE) tiene la responsabilidad primordial sobre las políticas y la administración de la educación general, profesional y técnica, regulando tanto la operación de las escuelas como las inscripciones, tarifas, el currículo, la contratación de profesores y las instalaciones.

A nivel de provincias y municipalidades existen las Autoridades de Educación Local (LEAs) que tienen una relativa autonomía con respecto al gobierno central, y son autónomas en asegurar los recursos financieros y de personal para las escuelas.

En cuanto al gasto público, Corea del Sur es uno de los países de la OECD que gasta menos en educación, de hecho está muy por debajo del promedio. De todas formas su presupuesto ha crecido de un 14,3% del presupuesto total del gobierno de 1963 a un 20,4% el 2000.

Ese año 78,5% del gasto del MOE se dividió en el impuesto interno a los salarios de los profesores, inversión constante en educación primaria y secundaria. El mismo periodo el sector privado poseía el 55% de las escuelas secundarias y el 78% de los institutos y universidades. Este alto nivel de privatización fue llevado a cabo a través de un set de medidas como el subsidio público y la exención de impuestos. Así, gracias a esta estrategia de igualación, en la actualidad no existen diferencias perceptibles entre la educación privada y pública.

El poder de las reformas

A partir de 1995, un Comité Presidencial lanzó una reforma que se fundamentó en la eliminación de prácticas sociales no deseadas, como la enseñanza orientada a aprobar exámenes y la excesiva demanda de tutores privados, enfocándose en la capacitación de alumnos y a los adultos para la sociedad de la información. A partir de esto se decidieron tres políticas. La primera de ellas consistió en la modificación del alto nivel de regulación del sistema, que estaba produciendo problemas de falta de flexibilidad, espontaneidad y creatividad en los educadores y las instituciones; tomando medidas como el financiamiento en base al desempeño, la abolición de la inspección directa del Ministerio, reemplazada por evaluaciones de un panel profesional. Además se invitó a los padres y la comunidad en general, a participar de actividades extra-programáticas y de la implementación del currículo.

Fue en base al mismo currículo que se tomó una segunda y fundamental medida, reformándolo para permitir mayor diversificación del aprendizaje y la enseñanza, a través de la que se le dio a los alumnos mayores opciones de ramos y materias, reduciendo cargas de aprendizaje innecesario. Esta reforma promueve que los alumnos aprendan de acuerdo a sus aptitudes, talentos y habilidades. Todo ello reforzado con un plan común que se limita a equipar a los alumnos con las llamadas 3R: lengua extranjera, habilidades interpersonales y alfabetización en tecnologías de información. Además, en las escuelas de enseñanza profesional se promovió una mayor experiencia práctica y se introdujo una mayor vinculación entre las escuelas secundarias profesionales y los institutos técnicos, convencidos de que la especialización a ese nivel es un requisito fundamental de estos tiempos.

La era TIC

Una tercera medida, y que bien merece ser mencionada aparte, fue la integración de la Tecnología de la Información (también conocida como TIC) al sistema educacional, que abarcó desde la introducción de un sistema de reconocimiento de competencia TIC al interior de las escuelas hasta la inversión en infraestructura TIC en las escuelas primarias y secundarias, pasando por el desarrollo de un sistema de administración de la información escolar, llamado SMIS y la entrega de mayores oportunidades de capacitación en TIC para los profesores. Estas acciones fueron coronadas con una serie de regulaciones creadas para acomodar las nuevas tecnologías a la sala de clase y el establecimiento de un centro de intercambio de informaciones: el Korea Education and Research Information System (Keris).

Para Ik Chang, director del Centro de Educación en Información del Keris y experto invitado de la Biblioteca del Congreso, la implementación de las Tecnologías de Información en las aulas de clases siguió tres pasos fundamentales de un “plan maestro”. El primero fue integrarlas en la infraestructura de la clase, dotando a cada profesor con un computador personal e implementación además del EDUNET, sistema que vincula las políticas públicas a las escuelas.

La segunda medida se centró en el desarrollo de contenidos y la integración de los EBS (Educational Broadcasting System) que permiten realizar transmisiones de clases por Internet, entre otras utilidades. Finalmente, se estableció un programa bautizado como “Life Long Learning Society”(Sociedad de Educación para toda la vida) creado para integrar a los coreanos en una educación continua, que trascienda los estudios universitarios, siendo definidas como “capacitaciones para toda la vida”.

Salas de clases: el futuro en el presente

El lugar donde se hacen más evidentes las para muchos impresionantes reformas del modelo coreano es, sin duda, la sala de clase, que se ha visto dotada de variadas herramientas que posibilitan el desarrollo de las TIC. La institución encargada de empoderar las aulas es la Korean Education Development Institute (Kedi) y su director, Young Sik Jean, dió a conocer en el seminario las principales medidas que se han tomado al respecto.

Una de las más llamativas es la implementación de los “libros de textos digitales”, que son ejecutados a través de Tablet PC con touchscreen, por lo que se pueden leer, ver, escuchar, y manipular, trabajando y escribiendo directamente sobre ellos, como si fueran un cuaderno, a través del teclado y de un lápiz especial.

Incluso se han mantenido programas “del pasado”, que han sido modernizados. Así nos encontramos con el Air & Correspondence High School (ACHS), basado en la antigua educación por correspondencia o a distancia, que hoy se realiza por Internet y que incluye entre sus características un sistema integrado de evaluaciones, de calificaciones y de asistencia, que permiten que el alumno aún cuando no asista físicamente a clases sea correctamente evaluado y que se lleve un completo registro de su desempeño, lo que se complementa con clases grabadas, acceso a profesores en vivo y comunicación con sus “compañeros de curso” a través del chat.

Otros programas fundamentales son el “E-life Long Education Center” que se preocupa de promover el aprendizaje tras la educación, el “E-teaching and E-learnig Support System”, que se encarga de regular la educación en las escuelas a través de EDUNET; el “National Education Information System” (NEIS) que integra toda la información del país que sirve de apoyo a la educación y el “Cyber e-learning Home System”, que se encarga de que todos los hogares coreanos cuenten con las herramientas necesarias para aprender vía TIC, garantizando que hasta el niño más pobre tenga un computador para aprender. Finalmente, debemos mencionar el “Educational Broadcasting System” (EBS), sistema de transmisión de las clases que se realiza por TV satelital (SAT), TV cable, e Internet.

Esta estrategia país ha permitido que la educación coreana haya logrado, en poco tiempo, crear uno de los sistemas más eficientes e innovadores del mundo, cuyos principales pilares se fundamentan en la igualdad de oportunidades y el entusiasmo por educación de calidad.


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