La cultura estratégica de la República Popular China: Algunas consideraciones para el análisis

La definición de la política de defensa de un Estado estará supedita a una serie de condicionantes que tienen la particularidad de ser, en su gran mayoría, inmutables y exógenos al manejo de las autoridades gubernamentales. En este sentido, es posible afirmar que la política de defensa se define en el “punto de encuentro” entre la política internacional y la política interna de un Estado, es decir, hablamos de la sujeción de la política de defensa a una estrategia nacional asociada a la posición del Estado dentro del sistema internacional.

En el caso de la República Popular China la definición de su pensamiento estratégico ha permitido analizar las capacidades e intenciones de sus fuerzas armadas, siendo un punto importante en la definición de éste la apreciación de la sociedad respecto de la situación de seguridad del país y la actitud de la nación frente al sistema internacional en sus aspectos de seguridad.

La cultura estratégica guarda relación con el conjunto de creencias que se encuentra cimentado en una sociedad, con los patrones de comportamiento derivados de experiencias comunes y con la consideración hecha para la determinación de fines y medios apropiados para alcanzar la seguridad. En el caso de la República Popular China, ésta es producto, como lo señala Andrew Scobell, de la interacción de dos corrientes de pensamiento que coexisten: el confucianismo y la realpolitik; es decir, el pensamiento estratégico chino es pacifista, defensivo y no expansionista, no obstante, la idea de la guerra justa, el valor de la unificación nacional, el principio de la defensa activa y la alta sensibilidad a cualquier amenaza a su seguridad llevan en determinados momentos a una reinterpretación de los principios orientadores tanto de la política defensa como de la política exterior.

El siglo XXI puede significar la consolidación de la República Popular China como una potencia internacional, status que lo obliga hacer frente a nuevas amenazas, y de un modo que necesariamente implica una revolución en el ámbito de la defensa nacional. Las autoridades chinas lo han entendido así, reforzando para ello la modernización de sus cuerpos armados en aspectos centrales como la reducción y profesionalización de sus fuerzas, la adquisición de nuevo equipamiento, la transformación del sistema educativo militar y, principalmente, la revisión de su doctrina estratégica, la cual se sustenta hoy por hoy en fortalecer el uso de la información y las tecnologías asociadas como instrumentos político-militares.

En definitiva, este nuevo avance en la doctrina estratégica china y su consecuente proceso de modernización militar son variables que no deben estar ajenas en cualquier análisis prospectivo de la política internacional, ya que son éstas quienes entregaran luces claras sobre el alcance de una competencia real entre los EEUU y la República Popular China y sus consecuentes implicancias en la seguridad regional e internacional.