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Asia Pacífico | Observatorio Parlamentario

De vuelta al liceo aprendiendo Chino Mandarín

10 septiembre 2007

Gracias al Convenio de Enseñanza de Chino Mandarín en Chile, firmado en 2005 por los Ministerios de Educación de Chile y China, se imparte actualmente el idioma en el Liceo José Francisco Vergara de Viña del Mar. Visitamos el establecimiento, y nos llevamos más de una sorpresa. La experiencia, en el siguiente reportaje.

Son las cuatro de la tarde en Viña del Mar, y los estudiantes de primer año medio del Liceo Politécnico José Francisco Vergara ingresan ordenados a su sala de clases. Tras ellos viene una joven china, que los saluda sonriente y borra el pizarrón. "Ni hào", les dice y todos le responden en coro. "Significa hola", me aclara un alumno, mientras coge un cuaderno de su mochila.

Ella es Xiao Qiong, conocida como "Miss Luna" entre sus pupilos y desde abril es la profesora de chino mandarín del establecimiento viñamarino. Su llegada desde Beijing forma parte del Convenio de Enseñanza del idioma en nuestro país, firmado en 2005 por los Ministerios de Educación de Chile y China, contemplando además en el proyecto a los liceos Marta Brunet de Chillán y Comercial de Valparaíso.

La capacidad de Qiong para empatizar con los jóvenes es sorprendente. Participan, ríen y se esfuerzan por ejecutar a la perfección cada traducción. "La profesora nos enseña de una manera práctica y didáctica. Canta, nos conversa, baila...hace de todo. Entonces es divertido, te atrae, te gusta y se te hace todo más fácil", explica Karina Navarrete, quien, como sus compañeros, asiste al taller desde marzo.

Este grupo es uno de los cuatro conformados en el liceo, de 18 alumnos cada uno, quienes luego de cuatro años de asistir al taller, de forma absolutamente voluntaria, egresarán de Enseñanza Media con un manejo inédito en las aulas nacionales, al dominar el chino mandarín y el inglés, ambos idiomas predominantes en el intercambio económico y cultural de los próximos años. "Si uno no sabe el idioma, puede vender cobre y algunos salmones, pero si quiere entender mejor a China, y vender cosas más sofisticadas, hay que hablar  chino mandarín", afirmaba en 2004 el entonces Ministro de Educación, Sergio Bitar. Y tenía razón. Tras la firma del TLC con la nación asiática, sus palabras han cobrado fuerza, más aún teniendo en cuenta que la cantidad de chilenos que hablan el idioma no llega al millar.

Uno de los beneficios que ha conllevado para los estudiante el asistir al taller, es que "han mejorado notablemente su inglés, ya que a través de él se comunican con Miss Luna", señala Betty Meneses, profesora de Inglés, quien nos acompaña en calidad de traductora. "Las clases con la profesora Betty también son entretenidas", me dice un alumno, procurando que la maestra escuche. Lamentablemente, para sus interesadas pretenciones, ella no lo oye. Está atenta, como todos, a la clase de "Miss Luna", quien canta y reparte dulces.

La clase continúa con ejercicios de pronunciación fonética, denominada Pinyin. Luego, los alumnos se unen en parejas y, primero entre risas, luego muy serios, dialogan en chino. Aplausos para todos lo dúos. Sonrisas y abrazos de parte de la profesora, que los incentiva luego de cada intervención. El métodos de enseñanza del idioma en el liceo ha hecho que los jóvenes se sientan atraídos no sólo por el aprendizaje del chino, sino por su cultura y diversas demostraciones culturales. Muchos de ellos acuden al taller de danza china y se presentaron hace algunas semanas en el Salón de Honor del Congreso Nacional, durante la ceremonia de hermanamiento entre las provincias de Valparaíso y Guangdong ante miles de personas. "Hasta salieron en la portada de El Mercurio", comenta la profesora Meneses, quien no es la única que rebosa satisfacción al momento de evaluar el impacto del proyecto. "Para nosotros ha sido muy positivo la enseñanza de este idioma, porque además del aprendizaje que han obtenido los alumnos, ha permitido que nos conozcan a nivel nacional", afirma orgullosa Nancy Espinoza, Directora del liceo.

Son casi las seis de la tarde, y la clase culmina. Lejos de salir corriendo, los alumnos se toman el tiempo para despidirse cariñosamente de "Miss Luna", y se retiran a sus casas contentos, porque saben que hoy han aprendido algo distinto, que han dado otro paso en el conocimiento de un idioma tan difícil como poco conocido en nuestro país, y porque forman parte de una iniciativa, a todas luces, exitosa.

 
 
 
 
 

Video: La clase de Chino Mandarín
 
 
 
 
 

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