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Asia Pacífico | Observatorio Parlamentario

Las iniciativas que podrían darle un nuevo impulso a la economía coreana

07 mayo 2024

Luego de varias décadas de crecimiento constante, Corea del Sur ha registrado exiguas cifras durante 2023 y 2024, fruto de ciertas deficiencias en materia productiva, pero también a una alta competitividad a nivel global. Una serie de recomendaciones entregadas por Mckinsey & Company, podrían reimpulsar la senda del liderazgo global del país asiático para 2040, logrando además los 70 mil dólares per cápita.

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Corea del Sur no solamente es uno de los principales socios comerciales de Chile, es también un país con el que se comparten importantes desafíos económicos, como la necesidad de crecer más allá de dos puntos porcentuales y enfrentar la baja productividad y el envejecimiento de la población. Posibles soluciones a través de medidas concretas a implementar durante la próxima década, en la siguiente nota.

Una economía que no crece como se espera

Desde que Chile firmó el TLC con Corea del Sur hace una década, el país asiático se posicionó como nuestro quinto socio comercial. Pero también es un país con el que compartimos algunas realidades a pesar de la distancia geográfica y las diferencias culturales, como por ejemplo el envejecimiento de la población, y la ralentización del crecimiento económico en los últimos años.

Según la versión 2023 de los Perfiles Económicos Asia Pacífico, elaborada por la Fundación Chilena del Pacífico y Subrei, uno de los grandes problemas de este país asiático es superar las bajas pensiones y los altos niveles de pobreza en la vejez. A ello se suma que la mitad de los trabajadores no cuenta con un seguro de empleo y deben enfrentar altos costos por las prestaciones de salud.

Todo esto se ve potenciado por el hecho de que las expectativas de crecimiento económico son bajas para 2024 -con un 2,5 por ciento- considerando que para 2023 no llegó a los 2 puntos porcentuales. Esta realidad no dista demasiado del comportamiento de Chile, con una proyección del 2 por ciento para 2024 y un desempeño de apenas un 0,2 por ciento durante 2023.

Cabe destacar que frente a las pretensiones de lograr un mayor desarrollo tecnológico y una posición de liderazgo en el Asia, la economía coreana debería crecer más de lo que está consiguiendo en la actualidad. Un informe de Mckinsey & Company explica algunos de los escollos a superar para revertir esta tendencia y presenta algunas propuestas para salir de la ralentización.

En primer lugar, en temas de trabajo, el envejecimiento de la población ha sido notorio en las últimas décadas, situación que además se complementa con la baja en la productividad. El reporte señala que el promedio de horas semanales trabajadas por los surcoreanos es de 36,9, cantidad superior a las de Japón con 31,2 y Alemania con 25,7. No obstante las largas jornadas, la productividad es de 52 dólares, cifra considerablemente menor a la de Alemania, que genera 87 dólares la hora, o Estados Unidos, con 87 dólares.

En segundo lugar, las finanzas, no han logrado el mismo nivel que los otros países desarrollados. La profundidad financiera, expresada a través de emisiones de capitales públicos y privados, pero también en bonos corporativos y de instituciones financieras, no han conseguido un nivel de madurez ni un tamaño alto. Pero además, la profundidad financiera descendió del 10 por ciento en 2018 al 8 por ciento en 2022. Ello se debe -según el reporte de McKinsey- a que los inversionistas han infravalorado las acciones en empresas surcoreanas en comparación con la de otros países, buscando mayor dinamismo.

En tercer lugar, la competitividad industrial. A pesar del crecimiento exponencial de las industrias durante más de medio siglo, sectores como automóviles, química y semiconductores necesitan nuevos motores de crecimiento, ya que cuentan con nuevas competencias, principalmente China. Un ejemplo es Hyundai, que ha ido perdiendo terreno en sus ventas a nivel mundial, esto por la fabricación de vehículos eléctricos y la participación de competidores europeos y estadounidenses.

A esto se agrega la competitividad de las pequeñas y medianas empresas, ya que el ingreso de los primeros 10 Chaebols representó cerca del 60 por ciento del PIB. Paradójicamente, las Pyme concentran el 80 por ciento de la fuerza laboral total del país, pero el valor creado por persona empleada es significativamente menor debido a esta baja productividad.

En vista de esta realidad, el informe propone algunas iniciativas para llevar adelante y superar los desafíos anteriormente expuestos. Con un umbral de acción a 2040, se plantea una serie de políticas que permitirían un repunte del crecimiento y la productividad de Corea.

Propuestas para un nuevo crecimiento

La publicación de McKinsey se titula “La próxima curva-S de Corea: un nuevo modelo para impulsar el crecimiento”. El término “curva-S” se utiliza en economía para describir el ciclo de vida de los productos, cuando un lento crecimiento económico inicial es seguido de un período de rápido crecimiento que luego se desacelera al alcanzar la madurez. Desde esta perspectiva, el término alude a la necesidad de transitar hacia una nuevas áreas económicas de crecimiento que impulsen una nueva fase de desarrollo.

Para impulsar la nueva curva, la propuesta se centra en tres pilares:

  1. Reestructurar: para evitar el debilitamiento, es necesario renovar los modelos de negocio y su estructura productiva actual
  2. Cambio: crear nuevos negocios basados en tecnologías originales y transitar hacia la IA
  3. Cultivar: para el logro de mayor innovación, es necesario crear empresas emergentes y atraer firmas extranjeras que incorporen expertos con habilidades clave. Para ello, las inversiones de largo plazo son cruciales.

Dentro de este tercer pilar, se destaca la necesidad de crear un ecosistema adecuado para la innovación de ciertas industrias. Esto significa abrir el mercado para que no solamente ingresen nuevas y diversas empresas tecnológicas, sino también el fomento de nuevos tipos de asociaciones y la creación de nuevas ideas. Ello porque las industrias emergentes necesitan de cooperación y de distintos actores que contribuyan en los complejos procesos de innovación.

La necesidad de que se asienten en suelo coreano se explica a que la proximidad geográfica y el acceso al conocimiento generado en las academias es importante para las empresas emergentes, tanto por la posibilidad de aumentar la productividad producto del intercambio de información y reducir costos en las transferencias, principalmente en industrias como los semiconductores. El informe señala los ejemplos de países como Singapur, Suiza, Reino Unido o Estados Unidos, que se consideran altamente competitivos por desarrollas megaclústers para sus bioindustrias.

Otro de los ejemplos que se ilustran en el informe es el megacluster que requiere la industria biofarmacéutica para alcanzar el éxito. Para su desarrollo se necesitan cinco componentes: 1) Una industria en red; 2) Capital humano y talento; 3) Fondos de inversión; Marco regulatorio pro innovación; 3) Infraestructura adecuada. En este caso, la biofarmacéutica requiere de parques industriales, pero también de hospitales para realizar ensayos clínicos. Asimismo, se plantea la centralización de los clusters que están dispersos en todo el país.

Alcanzar un PIB per cápita de 70 mil dólares para 2040

La propuesta central del informe es que si Corea del Sur no logra una “mejora revolucionaria en la productividad”, la tendencia de bajo crecimiento continuará. Por lo tanto, la necesidad de crear una curva-S se edifica sobre la base de alcanzar los 70 mil dólares para el año 2040. Para ello, la tasa de crecimiento promedio debería elevarse por sobre el 4 por ciento, y no continuar con la actual del 2 por ciento. Esto llevaría además a una mejor ubicación en la lista de países con economías de mayor tamaño, incidiendo por lo tanto en una mayor influencia internacional.

Con el fin de traducir tales intenciones en prácticas, se plantean siete acciones audaces para lograr la curva-S.

  • Crear cinco empresas adicionales que generen ingresos por más de 100 mil millones de dólares, más 20 que superen los 10 mil y 100 que superen los mil millones.
  • Duplicar la productividad de las Pyme. Para ello es necesario ajustar el modelo de negocio vertical entre conglomerados y proveedores.
  • Garantizar que el 70 por ciento del PIB provenga de la industria de los servicios.
  • Duplicar la profundidad financiera, aumentando el mercado de capitales y fomentar políticas para mejorar el valor de los accionistas, además de mejorar la gobernanza.
  • Desarrollar más de dos industrias campeonas a nivel mundial. Para ello es necesario invertir en I+D y atraer recursos humanos de alta calidad.
  • Crear más de tres megaclústeres globales que aporten beneficios para la economía interna.
  • Fomentar 50 mil profesionales avanzados en IA. Contar con una oferta de trabajadores de alrededor de 53 mil.

En conclusión, el informe plantea que Corea más que esperar a que se den las condiciones para generar los cambios, tiene que tomar acciones concretas y decididas para conseguir tales objetivos.

Pero en observación de estas recomendaciones, cabe la interrogante sobre el efecto que tales medidas tendrían en la realidad chilena, considerando que existen puntos en común, como por ejemplo la falta de productividad en la industria y las Pyme, entre otros.

Repuntar el crecimiento de la economía chilena

Además de las coincidencias que se producen en términos de reimpulsar el crecimiento, el bajo desempeño de Corea tiene repercusiones sobre los mercados en nuestro país, debido a que es nuestro quinto socio comercial, razón por la cual es apropiado el contraste con la experiencia coreana. En esa línea, una opinión sobre los desafíos de nuestro país tuvo Mauro Grossi, académico de la Escuela de Ingeniería Industrial de la Universidad de Valparaíso, quien se refirió a los principales retos ligados a intensificar la competitividad de aquí a 2040.

"Como primer punto, aceptar que hoy toda industria se ve enfrentada a escenarios volátiles, dinámicos y complejos, ya sea políticos, ambientales, sociales, tecnológicos, entre otros. Ello sumado a los procesos de transformación digital y la automatización. Muchas veces ponen en jaque su viabilidad, por ello una gran tarea para las autoridades es generar políticas y normativas claras, medibles y de largo plazo -tema sensible para la inversión y desarrollo- alivianando a las empresas de esa incertidumbre para que puedan poner foco en desarrollar mejores prácticas que permitan que sean más competitivas", señaló.

En la misma línea, considerando la relevancia de las Pyme para nuestro país y su proyección a futuro, comentó algunos de los pendientes en esta materia, aunque fue optimista en su mirada de la realidad chilena. "Cuándo miramos el mundo y en particular los países más desarrollados, o con mejores tasas de productividad, pareciera que estamos a años luz de distancia, cosa que no es tan así. Considero que las brechas de productividad en nuestro país afectan transversalmente a la gran mayoría de las empresas, no solamente a las Pymes, porque tenemos un problema multifactorial. En el caso particular de las Pyme hay una serie de elementos que contribuyen a una productividad menor de la deseada, en ese contexto, algunas de las más relevantes son la capacidad o calidad educacional de sus trabajadores que repercute en la productividad del trabajo. También el uso intensivo y actualizado de tecnologías como la automatización. Asimismo, la situación de contexto, donde son importantes la ubicación y el acceso a mercados de gran tamaño. Por último y no menos importante, la posición en la cadena de valor, porque muchas Pyme dependen o son proveedoras de empresas de mayor tamaño con una posición dominante", explicó.

En cuanto a la reflexiones que se están haciendo en el sector académico, se refirió a los retos que impone la digitalización de la economía. "Sin duda, la gran mayoría de las escuelas y facultades de ingeniería y en especial las de ingeniería industrial, toman como propio y parte de la formación el entregar a sus estudiantes herramientas para realizar una mejor gestión y aportar a la productividad. Desde esta perspectiva, han tomado mucha fuerza iniciativas tales como “Ingeniería 2030”, impulsada por CORFO, así como también innovaciones en los modelos educativos, como muy bien lo retrata el Instituto de Ingenieros de Chile en su documento Prospectivas de la Ingeniería, realizando un comparativo entre procesos de formación tradicional y disruptivos, logrando estos últimos mejores resultados", agregó.

Por otra parte, Bartolomé Rodillo Pérez, coordinador del Programa de Productividad, Consejo de Especialidad Industrial del Colegio de Ingenieros de Chile, se refirió a la productividad en nuestro país -y que fue uno de los grandes desafíos en el caso coreano- y los principales problemas que la limitan. "Se puede atribuir a muchos factores. Por mencionar algunos, tenemos brechas en el acceso al capital de trabajo, la educación, a la tecnología, y estamos lejos de los grandes polos de desarrollo. Estos son algunos de los factores que podrían explicar las restricciones para alcanzar mayores niveles de productividad. Sin duda que nuestra idiosincrasia es la principal barrera a superar, tarea que es de largo plazo para su cambio, porque requiere de una educación que ponga en relieve los valores y principios del buen trabajo. En el corto plazo, diría que promover una agenda de productividad que vaya más allá de los intereses de la clase política. Esto es clave para mover nuestras limitaciones", destacó.

En alusión al caso coreano y la recomendación de desarrollar y retener talentos en nuevas tecnologías como la IA, señaló que. "Sin duda, atraer, retener y desarrollar talentos es crucial para enfrentar los problemas económicos y sociales del futuro. Dada nuestra ubicación geográfica, las tecnologías de la información, especialmente la IA, son de importancia estratégica. Pero también la colaboración entre el sector público, privado y la academia es esencial. El Estado debe ser proactivo, promoviendo sectores donde Chile pueda generar ventajas competitivas basadas en el capital humano y el conocimiento", sentenció.

Por equipo Asia Pacífico: asiapacifico@bcn.cl


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