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Asia Pacífico | Observatorio Parlamentario

El aporte de las universidades en el desarrollo científico y tecnológico de Japón

17 marzo 2015

El rol del Ministerio de Educación japonés cumplió un papel importante en la creación de programas de educación científica en colegios y universidades, sin embargo el trabajo conjunto con la Agencia Japonesa de Ciencia y Tecnología y el Ministerio de Comercio Internacional e Industria fue parte de la clave para impulsar el desarrollo tecnológico.

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El alto nivel de investigación en ciencia y tecnología en Japón es consecuencia de una estrategia nacional de desarrollo impulsada desde 1987 por su Ministerio de Educación, sin embrago en la actualidad es promovida principalmente por la industria. En este contexto, las políticas públicas en educación jugaron un rol preponderante en la creación de tres de las 10 mejores universidades en el Asia en ciencia y tecnología, las que han contribuido a la formación de 16 premios Nóbel. Conozca más de esta experiencia en la siguiente nota.

El papel de las políticas públicas en el desarrollo científico y tecnológico industrial

Japón es el segundo país en el mundo que más invierte en investigación científica y tecnológica detrás de Estados Unidos, sin embargo el 80% de la investigación llevada a cabo por los nipones es a través de la industria, en contraste con Norteamérica, donde este sector solo representa la mitad de la investigación y el desarrollo, siendo el gobierno quien aporta el resto. Para Christian Cruz, académico de la Universidad de Yamaguchi esta forma de encarar el desarrollo tecnológico explica porqué Japón es una potencia, pues las industrias se enfocan en grandes números y proyectan en décadas, mientras que los presupuestos gubernamentales se orientan a logros en plazos cercanos.

De esta manera, Japón se ha destacado por su desarrollo en trenes de alta velocidad, robótica, chips semiconductores, telecomunicaciones, investigación contra el cáncer y tecnologías medioambientales, no obstante esta condición de país con grandes avances no siempre ha tenido a la industria como protagonista. Según Christian Cruz el desarrollo tecnológico surgió gracias a un fuerte rol del gobierno japonés, principalmente en educación. “Durante las primeras décadas de postguerra se vio un incremento de jóvenes que entraron a estudiar ingeniería motivados por levantar a su nación y convertirla en una superpotencia”, señaló.

A pesar de las motivaciones actuales de la industria y la cultura de resiliencia característica de la idiosincrasia nipona luego de la Segunda Guerra Mundial, podríamos preguntarnos ¿Cuáles han sido las principales políticas adoptadas por el gobierno japonés para desarrollar la ciencia y la tecnología?

Tal como señaló el académico de la Universidad de Yamaguchi, el rol del Ministerio de Educación cumplió un papel importante en la creación de programas de educación científica para la formación en colegios y universidades, sin embargo el trabajo conjunto con otros dos ministerios fue parte de la clave para impulsar el desarrollo tecnológico japonés. Uno de estos ministerios es la Agencia de Ciencia y Tecnología (STA por sus siglas en inglés) organismo liderado por el Primer Ministro y por Hacienda, su labor consiste en promover políticas tecnológicas y describir el estado actual de la actividad científica a través de los “libros blancos” donde se definen las metas a futuro.

La otra cartera relacionada con el desarrollo de ciencia y tecnología en Japón es el Ministerio de Comercio Internacional e Industria (Meti) encargado de proteger a la industria japonesa de intereses externos que pudieran ser perjudiciales para su desarrollo, pero también de enviar señales a los empresarios industriales para que incursionen en los campos de alta tecnología y desarrollen investigación en computación, electrónica o biotecnología.

Programa oficial de ciencia y tecnología para la formación universitaria

El papel de las universidades en la formación de nuevos profesionales para el desarrollo científico y tecnológico pudo ser logrado gracias al Ministerio de Educación japonés, a través del Programa Oficial para la Fundación de Educación Científica, orientado a crear contenidos académicos profesionales, principalmente en investigación básica y en áreas científicas que no son comercialmente atractivas.

De esta manera, desde la creación de este programa oficial por parte del Ministerio de Educación japonés en 1987, dos instituciones han estructurado programas para el desarrollo de ciencia y tecnología, la Universidad de Tokio y la Universidad de Kyoto, ambas figuran hoy en el primer y cuarto lugar de las mejores academias asiáticas en esta área, según el Ranking QS 2014, que califica a las más sobresalientes a nivel mundial.

Según Christian Cruz, esta ubicación destacada en el Asia de las Universidades de Tokio y Kyoto se debe a que el gobierno está impulsando una iniciativa para aumentar el prestigio y competitividad académica a nivel mundial. “Cada una de estas universidades recibe fondos y subsidios anuales de U$3,9 millones, mientras que otras de menor prestigio reciben U$1,6 millones cada una, para contribuir a la globalización de Japón en ciencia y tecnología”.

A estas instituciones académicas se suman otras nacionales, como el Instituto de Tecnología de Tokio, Hiroshima y Naagiya. Asimismo el Programa Oficial para la Fundación de Educación Científica también rige a las universidades privadas como Waseda y Keio, que pueden recibir fondos y subsidios anuales por parte del Estado.

Entre las principales consecuencias del Programa Oficial para la Fundación de Educación Científica se encuentra el logro de 16 premios Nobel, entre los que se encuentran los físicos Sin Itiro Tomonaga y Leo ESACI, de la Universidad de Tokio, Hideki Yukawa y Susumu Tonegawa de Kyoto.

Instituto Avanzado de Ciencia y Tecnología

Fundada en octubre de 1990 como la primera institución independiente de educación a nivel nacional con el fin de especializar en estudios de postgrado a profesionales que quieran desarrollar altos estándares de investigación en innovación, ciencia y tecnología. Una de sus principales cualidades es que establece un modelo accesible de investigación científica a profesionales de distintas áreas.

El sistema de estudios en el Instituto Avanzado de Ciencia y Tecnología (JAIST por sus siglas en inglés) no tiene un curso o un programa común, sino que a cada estudiante se le hace un diseño curricular propio orientado a su profesión y experiencia, lo que da a los alumnos una base sólida para desarrollar investigación avanzada. Este formato difiere del estilo tradicional japonés, donde se busca que los estudiantes sean formados en varios dominios de investigación. Según Tetsuo Asano, presidente del Instituto, la creación de este programa personalizado se debe a que la sociedad de hoy requiere de recursos humanos con un alto nivel de educación y conocimiento en ciencia y tecnología que permitan realizar los cambios que ella necesita.

De esta manera la orientación formativa de JAIST lleva a que los estudiantes se profesionalicen en campos especializados, combinándolos con conocimientos multidisciplinarios en laboratorios y centros de alta tecnología conectados con otros similares en las principales universidades del mundo. “A través de este tipo de programas interconectados, los estudiantes entienden los fundamentos de los cambios tecnológicos y el desarrollo de habilidades para resolver los problemas de hoy”, señaló Tetsuo Asano.

Desarrollo de la ciencia y la tecnología en las universidades chilenas

Desde hace años las universidades chilenas disponen de competitivas carreras científicas y de ingeniería, sin embargo la cantidad de jóvenes que escogen estas carreras son una minoría. Para Mauro Grossi, vicepresidente de la Comisión de Educación del Colegio de Ingenieros de Chile, la gran mayoría de los jóvenes en nuestro país escogen carreras humanistas, esto debido a que las mallas curriculares de estas profesiones se parecen más a los contenidos que vieron en sus colegios.

“Si tuviésemos un programa nacional como ocurre en Japón que desarrolle el pensamiento científico y experimental en edades tempranas, la tasa de estudiantes que estudian ingeniería sería más alta. Pero no basta solo con traer a más gente a estudiar cualquier ingeniería, tenemos muchos ingenieros civiles y comerciales, lo que necesitamos –y que también necesita hoy en día Japón- son más electrónicos, informáticos, biomédicos y químicos. Para conseguir esto tenemos que partir desde la base, desde que ingresan al sistema escolar”, señaló.


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