Directora de Evaluación y Estudios de la UDP: "La formación docente en Corea es lo que Chile debe imitar"

Por David Azócar

Políticas de selección de profesores altamente competitivas y una sociedad que da una inmensa valoración a la superación académica, son dos de la razones que María José Ramírez, Phd. en Educación de la Universidad de Boston esgrime como las claves de uno de los sistemas educacionales más exitosos de Asia y del Mundo. El modelo de Corea del Sur.

Corría el año 1953, Corea era una nación devastada por la guerra, el país había quedado dividido en dos, la zona Norte bajo la influencia de la Unión Soviética y la parte Sur bajo la tutela de Estados Unidos, nadie hablaba de docencia en ese entonces. Al otro lado del mundo el Presidente chileno Carlos Ibáñez del Campo, inauguraba la Superintendencia de Educación, el mismo organismo que ahora la Presidenta Bachelet, 54 años después, quiere refundar para que se encargue de modificar la polémica LOCE. Sin embargo, el destino actuó al revés de esos hechos, ya que fue la porción Sur de aquella distante nación, donde nadie se planteaba cómo educar a sus hijos, la que hoy es un modelo de enseñanza para el mundo y para Chile. Veamos por qué.

¿Qué aspectos de la educación coreana le parecen destacables?

Lo que es especial de Corea del Sur es que tiene altos rendimientos en las pruebas internacionales, ya sea la Timms o la Pisa, aquí se destacan los ramos de matemáticas y ciencia, donde han tenido desde el inicio de las mediciones modernas (1995) ubicaciones dentro de los cinco primeros del mundo, lo que es un argumento de calidad muy relevante.

Otro tema que es digno de mirar en Corea, es el asunto de la equidad. El rendimiento de todas las escuelas coreanas es muy similar entre sí y además muy alto. Da un poco lo mismo, si a un niño le toca ir a un colegio u otro, los resultados son parejos.

¿Qué factores pueden estar detrás de estos resultados?

Yo destaco especialmente el rol de los educadores. Ser profesor en Corea es una profesión de un alto estatus social, bien remunerada. Es como ser un economista en Chile.

Además, entrar a las pedagogías es algo muy difícil, es una carrera altamente selectiva y eso contrasta fuertemente con la situación acá, porque entran muchos alumnos, a los que en la mayoría de los casos no les alcanzó el puntaje para otras carreras. Es una situación lamentable, pero es la dura realidad.

Luego, dentro de pedagogía la formación tiene un énfasis muy fuerte en las disciplinas, si se va a enseñar matemáticas, se tiene que estudiar esa rama y mucho. Son especialistas en su tema, no es un curso a la pasada. La idea atrás es que en la medida que un profesor maneje bien la disciplina, va a poder organizar bien una clase y enseñar mejor.

Si nos adentramos en la temática de quién es que el hace las clases en Corea, veremos lo que es competitividad pura. El tema de los filtros es fundamental, ellos tienen muchos postulando y se pueden dar el lujo de sacar gente. Ellos piensan que si el educador va a trabajar con sueldo sacado del bolsillo de todos los ciudadanos, tiene que demostrar que lo hace bien y tiene que probárselo al Estado. La certificación ocurre justo después de salir. Es una prueba, después la tesis.

Luego cuando están trabajando existe un sistema de evaluación de desempeño docente, constante en el tiempo y ahí vuelven a sacar personas.

¿Qué le critica a nuestro modelo educacional?

Lo que se espera que aprendan los alumnos (por malla) en la escuela no se condice con los cursos en matemáticas, ciencia o lenguaje que se realizan. Cuando analizamos nuestro sistema escolar, vemos que hay un porcentaje enorme de profesores que no manejan su propia disciplina.

En Chile, los centros de enseñanza de docentes, sobretodo en el caso de los profesores de básica,  no forman especialistas. Es patético, pero un profesor que hace clases en octavo tiene que enseñar algebra, pero sabe tanto de ese conocimiento como de educación física y se trasforma en un maestro chasquilla, eso no puede ser.

Otro factor es que la PSU no filtra, porque prácticamente entra cualquiera, por si fuera poco, casi nadie reprueba la carrera. Cuando se termina la misma, no hay un examen que le entregue el pase al egresado para poder ir a trabajar.

Corea ha implantado un modelo que utiliza fuertemente las Tecnologías de la información en el proceso de aprendizaje ¿Qué valor le asigna a esto dentro de sus resultados?

Se puede sacar mucho provecho de las TIC. En Corea tienen canales de televisión, con programas educativos gratuitos y que son complementados con materiales y guías de estudio que los niños trabajan desde su casa.

La ventaja es cuando haces un programa, lo haces una vez bien y luego lo dejas bajo acceso masivo, pero estas tecnologías no funcionan por sí solas, sino que requieren de mucha mediación, ya sea de un profesor o de la madre del niño que esté ahí, y que presione para que siga estudiando.

La tecnología es importante y puede hacer atractiva la materia, pero “no hay que llenar el árbol de pascua de adornos”, hay que tener cuidado con que sólo sea visual y con un contenido deficiente.

¿Qué es lo no debemos imitar de los coreanos?

Los niños coreanos viven casos dramáticos, en que muchos estudian todo el día. Difícilmente uno quisiera eso para Chile. Se puede ver niños de básica llegar a su casa a medianoche, debido a las clases de reforzamiento que tienen luego de su jornada normal. Además hablamos de jóvenes muy estresados, que están sometidos a un continuo stress por rendir. Otro factor que hace que veamos con cuidado el modelo, es que estos mismos alumnos cuando llegan a la educación, contrario a lo que podríamos pensar, no brillan tanto. En promedio son estudiantes más bien pasivos y que participan poco. Les puede ir muy bien, pero no resaltan necesariamente.

Hay muchos factores que hacen de la educación coreana, digna de ser vista como un ejemplo, pero la única constante es que a los países a los que les va bien en esta materia son aquellos que tienen buenos profesores.