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Asia Pacífico | Observatorio Parlamentario

Los esfuerzos realizados por Corea del Sur para desarrollar la economía circular

27 junio 2022

A pesar de que la pandemia obstaculizó la puesta en marcha de algunas de sus principales políticas, el país asiático ha vuelto a la carga con algunas medidas significativas para crear una cultura circular, como cobrar por el uso de vasos de café para costear su reciclaje. Asimismo, se han emprendido acciones concretas para reducir el tamaño de los vertederos y reutilizar los residuos en hogares y comercios.

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En Corea del Sur, tanto empresas como ciudadanos están siendo más exigentes en la gestión de sus propios desechos. Esto no sólo se explica por una cultura colaborativa de origen ancestral, sino también por una activa política para la promoción de la responsabilidad individual y colectiva a través de la educación ciudadana y cursos de capacitación. Más detalles de esta experiencia, en la siguiente nota.

El café para despertar la conciencia

Corea del Sur es uno de los países con mayor consumo de café en el mundo. Tal como sucede en Estados Unidos y algunos países de Europa es común ver a oficinistas, estudiantes o simplemente transeúntes, pasando por una cafetería a comprar un café para llevar. Evidentemente, los vasos -tanto de cartón como de plástico- terminan indefectiblemente en los vertederos.

En consideración de esta acción de carácter masivo y del significado que tiene esta bebida para los coreanos, en septiembre de 2021 el Ministro de Medioambiente de este país asiático anunció que con el fin de reducir desperdicios, recuperar los residuos y avanzar hacia una economía circular, se comenzará a pagar un costo extra por el vaso de café, con el pago de 0.20 centavos de dólar. Lo interesante de esta medida es que el monto cobrado es devuelto cuando los consumidores regresan con el recipiente.

Esta medida no sólo no sólo significa una carga adicional a los consumidores para costear las tareas de reciclaje, sino que es un incentivo para reutilizar. Cabe destacar que esta medida no sólo se aplica al consumo de café, sino también a todas las grandes franquicias de bebidas y alimentos que cuenten con más de 100 locales. A pesar de que esta acción se había anunciado hace algunos años, se discontinuó por la emergencia sanitaria, sin embargo, con el nuevo anuncio del ministerio, se retoma para promover la reutilización.

La importancia de estas medidas para reciclar y reutilizar no sólo se sustentan en una necesidad de reducir la cantidad de desperdicios, sino de entregar soluciones a un país que no cuenta con materias primas y, por lo tanto, debe importarlas desde otros países. Al igual que en el caso japonés, la reutilización se considera como un elemento importante en la seguridad económica del país, ya que se ve como una vía para tener mayor independencia del extranjero

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Economía circular para asegurar la producción y la autonomía

Uno de los grandes desafíos que debemos enfrentar como humanidad es la utilización razonable de los recursos. La creciente clase media a nivel planetario ha tenido como consecuencia un consumo mayor, por lo tanto una mayor cantidad de desperdicios. En el caso de Corea del Sur, se han llevado adelante iniciativas para poner en marcha de manera efectiva la economía circular.

Una de ellas es la Ley Marco de Circulación de Recursos (Farc por sus siglas en inglés) que no sólo se orienta a los productos, sino también a la energía. Esta ley que entró en vigencia en 2018, promueve una serie de medidas para la reutilización y el reciclaje, pero más que ello, apunta a la creación de una cultura circular.

Entre las medidas puestas en marcha se ven reflejadas políticas específicas para la recolección, reciclaje y reutilización. Un artículo de Wil de Jong y Herrador publicado en 2022, dan como ejemplo el impuesto a la eliminación de residuos del café en vaso o el Programa de Reconocimiento de Recursos Reciclables para fomentar emprendimientos. Pero también destacan que se lleva adelante la Política de Gestión del Desempeño de la Circulación de Recursos enfocada en las grandes empresas. Tales políticas no se han quedado solamente en el papel, sino que se han puesto en marcha con resultados que se verán en el mediano plazo.

Sin embargo, un reciente informe del MIT “Índice de Futuro Verde” destaca a Corea del Sur en el puesto 10 a nivel mundial como una de las mejores economías de reciclaje en el mundo, pues evidencia un fuerte trabajo en mitigar los desechos, no sólo en el caso de los vasos plásticos de café, sino en el esfuerzo en conjunto entre el sector público y privado para reducir el espacio de los vertederos.

Esto es corroborado en el artículo de De Jong y Herrador, quienes señalan que tanto personas como empresas tendrán que asumir los costos sociales de sus desechos, es decir, que tendrán que pagar por botarlos o incinerarlos a través de una tarifa de eliminación de desechos, cuyo valor es proporcional al costo del reciclaje. Pero lo más interesante de este caso -afirma el artículo- es que los recursos económicos generados en este proceso se utilizan en campañas gubernamentales para promover la cultura del reciclaje, pero también en programas educativos para desarrollar técnicas de reciclaje, no sólo en la ciudadanía sino también en pequeñas y medianas empresas.

Es preciso remarcar que debido a que la implementación de estas políticas se ha realizado en años recientes, los resultados obtenidos no son concluyentes y se espera que para 2028 Corea del Sur cuente con una economía sostenible y fundamentada en principios de circularidad.

Cultura de la circularidad en la realidad chilena

A pesar de las diferencias que caracterizan a Chile de Corea del Sur, nuestro país ha impulsado algunas iniciativas para avanzar hacia la circularidad. Una opinión sobre la implementación de estas acciones tuvo Carola Moya, directora Ejecutiva de STGO SLOW y cofundadora de la Asociación de Consumidores CIRCULAR. Para ella, además de la legislación y la formulación de políticas es fundamental la formación de capital humano. “Se necesita gente con formación técnica, pero no me refiero a técnicos solamente, porque también requerimos de profesionales en todas las áreas. Es muy importante desarrollar una visión multidisciplinaria para implementar los cambios en el mercado. A eso se le conoce como enfoque sistémico”, señaló.

Desde esta perspectiva, planteó la necesidad de un cambio cultural. “Desde todas las áreas del mercado debemos migrar hacia una cultura circular y son las políticas públicas las que deben impulsar estos cambios. Tenemos que llevar a que la industria mire hacia allá, o transite hacia una economía circular. A su vez, que las empresas implementen prácticas impulsadas y obligadas por estas políticas públicas, pero también de acuerdo a las nuevas necesidades intereses y causas que tiene la ciudadanía, que también les exigen migrar hacia allá. Al mismo tiempo tiene que haber un trabajo tanto del Estado como de las empresas para que la ciudadanía vaya incorporando en su vida este cambio cultural”, agregó.

Por lo tanto, remarcó la trascendencia de la educación como motor de cambio. “Significa promoción de los hábitos circulares, para saber cómo identificar aquellos productos y servicios con prácticas circulares, y les demos preferencias. Pero también saber cuál es nuestra labor, a eso se le dice corresponsabilidad. De esta manera, tanto el Estado como las empresas pueden promover este cambio cultural a través de la corresponsabilidad de hábitos de consumo circulares en la ciudadanía”, explicó.

En la misma línea, Carola Moya, quien también es directora académica del Diplomado de Diseño Circular de la Universidad Finis Terrae (UFT) comentó que unas de las características principales de nuestro país es que se trata de una economía extractivista. “Como no se fabrica nada, solamente nos quedamos con la externalidad de los residuos y todos sus impactos. Tenemos puros impactos ambientales negativos, por eso es importante que desde la formación generemos capital humano, capacitemos a futuros profesionales o especialistas en identificar y promover nuevos modelos de negocio circular porque nos toca hacernos cargo de los residuos”, sostuvo.

Por último, afirmó que es necesaria la creación de nuevas oportunidades. “Tenemos que empezar a crear nuevos modelos de negocios como la servitización, por ejemplo, o transformar aquellos que en este momento son residuos de las distintas empresas que existen acá en Chile y en vez de que sean residuos que van a impactar al medioambiente, se transformen en recursos que podamos utilizar en otra industria. Por lo tanto, no solamente de los residuos sino de otras posibilidades que existen, ver qué podemos hacer con un producto de segunda mano o empezar a diseñar servicios y dejar de generar productos, no podemos seguir diseñando productos si ya estamos llenos de productos”, sentenció.

 

Por equipo Asia Pacífico: asiapacifico@bcn.cl


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