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Asia Pacífico | Observatorio Parlamentario

Las gigantes asiáticas que se acercan al litio latinoamericano

20 junio 2012

El desarrollo tecnológico está situando al litio como la próxima quimera en la industria energética. Chile, Bolivia y Argentina, concentran el 80 por ciento de las reservas mundiales de este mineral, y se han convertido en la arena en que merodean grandes inversores en busca de posicionarse en esta nueva fuente de riqueza. Conozcamos algunos de los principales interesados asiáticos en el litio latinoamericano

El desarrollo tecnológico está situando al litio como la próxima quimera en la industria energética. Chile, Bolivia y Argentina, concentran el 80 por ciento de las reservas mundiales de este mineral y se han convertido en la arena en que merodean grandes inversores en busca de posicionarse en esta nueva fuente de riqueza. Conozcamos algunos de los principales interesados asiáticos en el litio latinoamericano.

La mayor parte de las fábricas de baterías de litio están ubicadas en China, Japón y Corea del Sur, donde se concentra también la mayor industria de celulares y computadores. China posee el 15 por ciento de los recursos de litio en el mundo, solo un poco más abajo que Argentina (25 por ciento) y Chile (25 por ciento) y Bolivia (30 por ciento), por lo que es plenamente autosuficiente en cuanto a sus necesidades de desarrollo. Aún así, es imposible que la segunda economía del mundo se abstenga de participar en uno de los negocios más grandes de los próximos años.

La explosión del mercado del litio comenzó hace menos de una década con el despliegue de la industria de teléfonos y computadores. Desde entonces su precio se ha triplicado hasta alcanzar los 6 mil dólares por tonelada. Aún así, su verdadero fuerte se proyecta hacia el 2020, cuando se calcula que un 20 por ciento del parque automotriz será híbrido o eléctrico, con baterías que hoy cuestan entre 10 y 20 mil dólares.

Tanto Bolivia como Argentina, están realizando esfuerzos por trascender la mera extracción del litio y desarrollar su propia industria de baterías con un fuerte apoyo del Estado. Chile, en cambio, maneja el tema de la inversión desde un ámbito completamente privado, hasta el momento.

Como es de esperar, la mayoría de los interesados en el litio del Cono Sur han sido empresas de origen asiático. Ellos también concentran la tecnología más avanzada en la fabricación de baterías.

La estatal japonesa JOGMEC (Japan Oil, Gas and Metals National Corp.) es uno de los gigantes que más ha avanzado su apuesta en el litio en terreno latinoamericano. En el 2010, JOGMEC informó que ayudaría a Bolivia a explotar las reservas de litio en el Salar de Uyuni, el mayor depósito de este mineral en el mundo. La firma anunció entonces la entrega de equipos de prueba y personal para un plan piloto para explotar 5,4 millones de toneladas métricas de litio.


JOGMEC funciona en líneas generales como el aparato con que Japón asegura el acceso a minerales y recursos que son estratégicos para ese país. En ese contexto, la firma financia y co-financia unos diez proyectos mineros de diversa índole en América Latina. Uno de ellos es la investigación que lleva a cabo la japonesa Toyota Tshusho Corp. para la extracción de litio en el Salar de Olaroz, en el sector de Puno, Argentina. En marzo del 2012, a través de la japonesa Sumimoto, corporación que forma parte del equipo que trabaja con JOGMEC en AL, se hizo pública la intención de participar en la industrialización del litio en Bolivia, país que mantiene su decisión de avanzar en el desarrollo de este mineral con sus propios medios. Los socios privados que pueden participar en el proceso en Bolivia, están restringidos a la provisión de tecnología para la fabricación de baterías.


Las empresas Mitsubishi y Sumimoto (Japón), al igual que Kores (Corea del Sur), ya hicieron patente sus intereses a finales del 2010. Sin embargo, el paso más concreto se anunció recién en agosto del 2011, cuando el premier boliviano, Evo Morales, visitó Beijing con la firme intención de conseguir la inversión del gigante asiático en el desarrollo del litio en su país. El 01 de agosto del 2011, se firmó en La Paz un acuerdo con la estatal china Grupo Citic, que explota litio en el lago de Qinghai y que podría aportar la tecnología necesaria para el Estado boliviano. En marzo del 2012, Bolivia también cerro trato con la firma Kores-Posco para el desarrollo y producción de cátodos de ión de litio, con un costo total de 1.5 millones de dólares. Bolivia, por su parte, se comprometió a exportar carbonato de litio a China, Japón y Corea del Sur.


En Argentina, un proyecto público privado desarrollará las baterías de litio que requieren los computadores hechos en el país transandino. Se trata de una planta mixta con aporte del Estado y capitales privados, que costará entre 200 y 300 millones de dólares. La automotriz china BYD (Build Your Dreams), por su parte, firmó un acuerdo con el Ministerio de Industria argentino para producir vehículos eléctricos para el transporte público y baterías de litio para celulares, notebooks y netbooks en conjunto con socios locales.

 

En Chile los intereses transpacíficos más claros vienen de la australiana Talison Minerals, tercera mayor productora de litio en el mundo después de las chilenas Soquimich (SQM) y la Sociedad Chilena del Litio (SCL Chemetall), que solicitó la primera concesión reexploración y explotación del mineral en Chile desde que la Ley de Concesiones Mineras y el Código de Minería de 1982 determinara que el litio no era concesible debido a su potencial uso para la generación de energía nuclear. Talison firmó un acuerdo de fusión con la canadiense Salares Lithium, que ya opera en Chile, para desarrollar el proyecto de exploración “Salares 7” en la región de Atacama. También ha habido manifestaciones claras de Mistsubishi para el desarrollo de la industria de baterías en Chile, donde el marco legal de la explotación de llitio aún está en revisión.





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