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Asia Pacífico | Observatorio Parlamentario

Francisco Serrano: “Nueva Zelandia es ideal para vivir en familia”

30 mayo 2009

Se enamoró de Nueva Zelandia luego de ir de vacaciones a dicho país en el año 2004. Decidió irse con toda su familia a la cosmopolita ciudad de Auckland, donde lleva casi un año y medio, y hoy se desempeña como director académico de un grupo educacional. Tiene dos institutos bajo su tutela y confiesa que desde que se fue a Oceanía su calidad de vida ha mejorado ostensiblemente.

Se enamoró de Nueva Zelandia luego de ir de vacaciones a dicho país en el año 2004. Decidió irse con toda su familia a la cosmopolita ciudad de Auckland, donde lleva casi un año y medio, y hoy se desempeña como director académico de un grupo educacional. Tiene dos institutos bajo su tutela y confiesa que desde que se fue a Oceanía su calidad de vida ha mejorado ostensiblemente.

El plan para llegar a Nueva Zelandia

Vivo en Nueva Zelandia con mi señora y mis tres hijos desde enero 2008 en Auckland, pero había estado el año 2004 de vacaciones aquí, pero no fue hasta abril de 2007 que sentí que en Chile estaba viviendo sólo para trabajar.

Habían pasado siete años desde que había egresado de la universidad (2007) y pensé que siete años más se me iban a pasar volando y no quería eso, por ello en el mes abril de ese mismo año puse mis ojos fuera de Chile.

Con mi mujer pensamos en un país de habla inglesa, ya que me crié en Estados Unidos y el ser bilingüe siempre me ha ayudado muchísimo. Pensamos en Estados Unidos, pero como mi hijo mayor estudiaba en el Santiago College (y había entrado un año más tarde para tener la madurez para aprender 2 idiomas) si nos íbamos Norteamérica lo hacíamos perder un año más.

Debido a lo anterior decidimos que debíamos apuntar a un país del hemisferio sur, las opciones eran: India, Sudáfrica, Australia y Nueva Zelandia. Mi señora había estado en los cuatro países y sin mayor discusión acordamos que la pelea estaba entre los dos últimos.

Comenzamos con Australia pero las opciones para elegir donde vivir, trabajar y posiblemente estudiar eran enormes, era como buscar donde irse a vivir entre el Río Grande y Tierra de Fuego, así que para simplificarnos la vida decidimos Nueva Zelandia, la que ambos conocíamos y nos había gustado mucho.

Comenzamos eligiendo ciudades: Dunedin, Christchurch, Wellington y Auckland y elegimos la última, ya que era la cuidad más grande y viniendo de Santiago no queríamos tener un cambio de vida tan radical.

Establecerse en el país de los kiwis


Nueva Zelandia es ideal para vivir en familia. Las actividades para los niños después del colegio y los fines de semanas son innumerables. La vida acá invita a hacer deportes, sino es diariamente por lo menos un par de veces a la semana.

La gente tiene un sentido de cooperación enorme lo que hace de Nueva Zelandia un país muy acogedor. Aquí se vive muy de cerca con la gente ya que al final todos se conocen. Lo anterior me ha gustado mucho, como también descubrir que los “kiwis” son más buenos para los asados que nosotros.

El lado B de Nueva Zelandia


No todo en Nueva Zelandia es perfecto cuando se es extranjero, a la mayoría de las cosas uno se acostumbra, pero hay otras que cuestan bastante como por ejemplo que los días de invierno son muy oscuros, cortos y a veces con demasiada lluvia. Sólo queda el consuelo que dos o tres días después surgen verdaderos momentos primaverales.

Otras cosas difíciles, al menos en un principio, son cruzar la calle y manejar, ya que se conduce por el otro costado (como en Inglaterra) y las intersecciones tienen una regla curiosa que es dar la preferencia al que dobla a la derecha (al revés que en Chile) o también que los dos sentidos de intersección tengan luz roja y se puede cruzar en diagonal.

No obstante creo que lo más difícil para un chileno es que no hay una comunidad latina, como en EEUU, y eso lleva a que las redes de ayuda y apoyo vienen de los “kiwis” y si no hablas inglés la cosa se puede convertir en algo muy difícil.

Un asunto importante, en el sentido de lo negativo en Nueva Zelandia, es que en el país falta el tema de la supervisión. Aquí las cosas funcionan fuertemente sobre la base de la buena fe, pero desafortunadamente los inmigrantes quiebran las reglas y no hay un ente que detenga dichas conductas, por el momento.

Trabajar en la isla


Debido a que Nueva Zelandia tiene una industria educacional muy desarrollada pensé que podría ser un buen lugar para seguir desarrollándome en dicha área -en Chile estudié Derecho en la Universidad Católica y adicionalmente he hecho diplomados en liderazgo, mercado de valores y marketing- así fue como hoy trabajo como Director Académico para un Grupo Educacional que tiene dos institutos en Auckland, TCM College of New Zealand y Auckland Language School.

En el cargo, antes mencionado, superviso que los programas se dicten bajo los estándares de nuestros institutos y se mantengan en equilibrio con los neozelandeses. Para realizar dicho trabajo debo relacionarme con docentes de distintas partes del mundo que trabajen conmigo, como también regularmente con el Ministerio de Educación (NZQA) y el Servicio de Inmigración por el hecho de recibir principalmente a alumnos internacionales.

Además, dicto clases de interpretación, TESOL y en este momento coordino el desarrollo de un Bachiller en Medicina Tradicional China que pretendemos tener aprobado a fines del próximo año.

Mi trabajo me permite tener una perspectiva muy amplia de la educación neozelandesa ya que me toca trabajar con diversos organismos estatales para la implementación de nuestros programas, también me he relacionado con las Universidades de Auckland y AUT para nuestros nuevos desarrollos, y con alumnos internacionales que vienen principalmente de Asia.

Lo mejor de Nueva Zelandia


Creo que dentro de lo más positivo de los neozelandeses es que acá casi todo funciona, en base a la ayuda voluntaria. Lo anterior también se ve en la vida diaria y laboral, la gente no tiene problemas en detenerse a ayudarte en algo y en el trabajo hay un sentido de equipo, sin tanta competitividad, ya que la gente no vive por el trabajo sino que tiene otros intereses que les son su motor más trascendental.

Para ejemplificar lo anterior podría mencionar que si para un abogado le es de primera prioridad, un día miércoles a las cuatro de la tarde, entrenar al equipo de críquet de su hijo, es para mi de las cosas más positivas que veo en Nueva Zelandia. De hecho yo hago lo mismo en invierno con el equipo de rugby de mi niño y en club de fútbol de mi hija -donde hay más de 40 equipos- todos los entrenadores también son papás, y no hay excusas para no hacerlo, no importa si eres profesional o empleado.

Proyección post Nueva Zelandia


Creo que la educación como disciplina país y como industria están altamente desarrolladas en Nueva Zelandia. Para mí, ser parte de este aparato y velar por las responsabilidades que están por atrás me ofrece múltiples caminos en el futuro del área.

En lo personal, creo que el mayor aporte del país para mi proyección será el haber podido estar activamente participando en el crecimiento de mis hijos, debido a que los horarios y el estilo de vida me permiten dedicarle una parte importante a ellos, y en algunos caso más grande que al trabajo. De hecho el poder tener este tiempo libre me llevó a hacer un curso de entrenador de rugby, así que en el futuro si vuelvo a Chile podría incluso ser entrenador.

Nos venimos pensando en estar entre cinco y siete años, tiempo suficiente para poder cumplir con planes personales y familiares, pero luego de un poco más de un año aquí nos estamos proyectando de manera definitiva.


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