The global state of democracy en Asia: “Estabilidad institucional pero grandes desafíos en libertades”

La región de Asia Pacífico muestra una estabilidad institucional generalizada, según los datos recopilados. Se observa una leve mejora en las áreas de representación, derechos y Estado de Derecho, lo que indica un progreso en el panorama democrático regional. Sin embargo, las conclusiones principales del informe destacan que aún quedan grandes desafíos en cuanto a la libertad de expresión y contrapesos institucionales, desafíos que son compartidos por América Latina. Más detalles de este informe, a continuación.

El estado actual de la democracia sigue siendo complejo

El Global State of Democracy (GSoD) del Instituto Internacional para la democracia y la Asistencia Electoral (IDEA) es un informe que observa la realidad de todas las regiones del mundo para recoger el desempeño de los gobiernos en cuanto a la profundización de la democracia y apego al estado de derecho.

Los datos levantados en esta investigación se orientan a la producción de conocimiento relevante para la toma de decisiones con base en análisis comparados de alto nivel. En consecuencia, dentro de las conclusiones principales de esta versión 2023 es que el estado global de la democracia en 2023 es complejo, aunque desigual. Es decir que en todas las regiones del mundo la democracia ha seguido disminuyendo, con marcados retrocesos en al menos un indicador de desempeño democrático en la mitad de los países cubiertos en el informe.

Un panorama general muestra que en la región asiática, el declive de las democracias pareciera haberse detenido, con excepción de Afganistán y Myanmar. Sin embargo, los derechos civiles siguen bajo amenaza, ya que la libertad de expresión, libertad de prensa y la libertad de asociación y reunión han tenido amenazas en buena parte de la región. A esto se suma una combinación de problemas como la falta de eficacia de los Parlamentos y la falta de independencia judicial ha hecho que instituciones y prácticas innovadoras e informales asuman el papel de limitar el poder gubernamental.

La conclusión general es que las democracias en el Pacífico -que es un foco de tensión geopolítica por la rivalidad entre Estados Unidos y China- tampoco experimentaron declives significativos. No obstante, podrían comenzar a ver cómo sus instituciones son puestas a prueba por estas presiones externas.

¿Pero qué dicen las cifras de la investigación? ¿Cuáles son los principales avances retrocesos en la región?.

En Asia la estabilidad institucional se mantiene

Es preciso señalar que el GSoD clasifica todos los países del mundo dentro de cuatro categorías estructuradas sobre su desempeño democrático. Estas categorías son: representación, derechos, estado de derecho y participación. Esto permite que sea evaluado su comportamiento en estas áreas en vez de clasificar los regímenes de manera general. Este formato -recientemente incorporado- busca la interpretación de manifestaciones sutiles, entendiendo que los países tienen diferentes niveles de desempeño en ciertas categorías, y mejora en otras de acuerdo a las recomendaciones de políticas resultantes.

De esta manera, en la región Asia Pacífico se observa una estabilidad institucional generalizada. Aunque en Myanmar y Afganistán existen situaciones de guerra civil y colapso estatal que han generado fuertes declives en todas las categorías de medición, se observa una ligera mejora en la puntuación a nivel regional en tres de las cuatro categorías: representación, derechos y estado de derecho.

A pesar de esta tendencia, el informe aclara que es necesario recopilar datos durante varios años más para poder determinar si se está produciendo un avance o si es una simple mejora democrática en la región. Sin embargo, Australia, Japón y Corea del Sur mantienen niveles altos en los índices, mientras que Laos y China muestran pocos cambios a pesar de protestas en China en 2022.

A nivel general, las democracias de Asia y más aún, los países autoritarios que buscan democratizarse, enfrentan desafíos para revitalizar instituciones y evitar un mayor declive democrático. Frente a ello surge la interrogante sobre cómo se proyecta la región en cuanto al respeto y promoción de los derechos.

¿Qué pasa con las libertades?

En la categoría sobre los derechos, una preocupación continua en el desempeño de la región son las libertades civiles. Tanto India, como Maldivas, Filipinas y Sri Lanka experimentaron declives significativos en un período de cinco años, al igual que Afganistán y China, que ya tenían un bajo desempeño.

Más aún, en el ranking global de derechos, India -puesto 104 del ranking- descendió tres lugares, mientras que Maldivas 5 lugares y Sri Lanka 18 desde 2021. Por su parte, Filipinas se ubica en el puesto 90, mejorando su posición en el ranking en un lugar gracias a que otros países en el mundo experimentaron mayores declives.

Sin embargo, se observaron valores atípicos significativos en el contexto de esa “pausa” en el declive democrático, estos valores -tal como se señaló más arriba- son las libertades de expresión, prensa y asociación, que reafirmaron su tendencia decadente de años anteriores. Esto lleva a que el promedio regional del Asia en esta categoría esté muy por debajo del promedio mundial, ya que la mayoría de las personas en esta parte del mundo viven en un país con disminuciones considerables en cuanto a las libertades civiles.

Pesos, contrapesos y lucha contra la corrupción

Dentro de los grandes avances, la lucha contra la corrupción ha tenido varios avances. En Australia se estableció una Comisión Federal contra la corrupción en noviembre de 2022 para fortalecer la protección de los denunciantes e investigar actos ilícitos en funcionarios públicos. Por su parte, Malasia ha resuelto varios casos de corrupción y enjuiciado a dos ex primeros ministros a través de su Comisión Anticorrupción.

Algo similar ocurre en Indonesia con la Comisión de Erradicación de la Corrupción, que ha logrado condenar a numerosas personas -incluyendo altos funcionarios y líderes políticos como el ex jefe del Tribunal Constitucional, el vicegobernador del Banco Central, líderes de partidos políticos, entre otros- gracias al apoyo de organizaciones de la sociedad civil y una prensa empoderada. No obstante lo anterior, existe preocupación en el mundo político de este país asiático, pues una reforma en 2019 ha conseguido que la comisión comience a perder autonomía.

Además, en la observación general el informe es concluyente que en toda la región los Poderes Judiciales han sido defensores fundamentales del estado de derecho y la expansión de las libertades civiles, pero las puntuaciones en estado de derecho muestran una gran variación tanto dentro como entre subregiones.

Análisis desde la realidad latinoamericana

El desempeño de nuestra región, si bien ha tenido avances en representación donde un 78 por ciento tiene un alto rendimiento, no ha mostrado resultados mucho mejores que el Asia Pacífico. Más países tienen desempeños deficientes en todas las categorías de rendimiento democrático, en comparación con hace cinco años. No obstante, la mayoría sigue mostrando un rendimiento intermedio. En este contexto, Haití, Nicaragua y Venezuela han evidenciado los declives más significativos, pero también ha habido caídas rápidas en el rendimiento de El Salvador y Guatemala.

En algunos países de América Central y del Sur como Chile, Ecuador, Perú, los gobernantes han recurrido a la militarización y a estados de excepción -caso de Chile con la Araucanía- como una forma de abordar el crimen violento. Esto ha tenido efectos negativos en las categorías de derechos y estado de derecho y ha afectado especialmente las libertades civiles, la integridad y la seguridad personal.

Para Xavier Rodríguez Franco, politólogo especializado en estudios latinoamericanos de la Universidad de Salamanca, la comparación entre países y regiones es de gran valor. “No solamente hacer evaluaciones entre países, sino también comparativamente con el propio desarrollo en etapas anteriores. Eso permite evaluar continuidades y rupturas para entender cómo se adapta un sistema democrático -que como bien se reconoce desde la ciencia política contemporánea- es un proceso constante de ajustes y acomodos”, señaló.

Pero también aseguró que es necesario observar los cambios en la sociedad. “Ahí también hay patrones cambiantes y, por lo tanto, los marcos institucionales requieren que pueda responder a la ciudadanía en el marco de su pluralidad. En ese sentido, es fundamental examinar y establecer mecanismos y patrones de evaluación y de medición que permitan vislumbrar cómo una institucionalidad política se adapta a un marco democrático, sus cambios y desafíos con el paso de los años”, sostuvo.

En cuanto a las amenazas a la democracia por parte de la corrupción, afirmó que tanto en América Latina y en muchos países del mundo, se ha registrado un deterioro democrático debido al incremento de la corrupción política. “Esto tiene efectos negativos en las instituciones y en la confianza que los ciudadanos tienen hacia sus representantes y élites políticas. La percepción ciudadana sobre la corrupción es un elemento central en los informes de Transparencia Internacional y puede despolitizar y vaciar de contenido político a las sociedades y a las democracias. Además, genera fenómenos políticos antidemocráticos y desconfianza en los controles estatales y en los actores políticos y económicos que utilizan su cercanía al poder para obtener beneficios y perjudicar la voluntad popular. La corrupción, el lavado de dinero y las redes de favores opacas erosionan la credibilidad ciudadana y socavan la transparencia en el gobierno y en el uso de los recursos públicos”, explicó.

Por último, sobre la libertad de expresión y las amenazas en el Asia y el resto de las regiones, planteó que este es un derecho fundamental en todas las democracias. “Es importante garantizar un régimen que respete y proteja este espacio, ya que es un elemento esencial en el funcionamiento de una democracia. Sin embargo, se ha observado con preocupación que en algunas democracias consolidadas se ha normalizado la práctica de que los políticos seleccionen y filtren las preguntas de los periodistas y los medios a los que responden. Esta práctica empobrece el espacio público y atenta contra el régimen necesario de libertad de expresión, que va más allá de ser una mera formalidad institucional y normativa, y representa un valor democrático”, comentó.

Esta dinámica, en su opinión, se ve agravada por la polarización y el extremismo. “Han impactado severamente la libertad de expresión y su resguardo cultural. Es preocupante ver situaciones en las que los periodistas son agredidos, hostigados y objeto de señalamientos infundados, lo cual afecta el espacio público y los principios fundamentales de convivencia en una sociedad democrática. Por tanto, es fundamental prestar atención a la protección y preservación institucional de la libertad de expresión, especialmente en aquellos profesionales dedicados a informar y mantener vivo el debate sobre los asuntos públicos. Estos aspectos reflejan el fortalecimiento o debilitamiento de los valores democráticos, especialmente en términos de transparencia y acceso a la información pública, elementos cruciales en cualquier democracia”, sentenció.

Lea y descargue el informe The Global State of Democracy 2023, en el siguiente enlace.