Como altamente factible calificó Gustavo Cardozo, coordinador del Área Pacífico del Centro Argentino de Estudios Internacionales de Argentina, las posibilidades de los países del MERCOSUR para “acordar TLCs con un país asiático o un esquema económico de Asia”
RELACION ASIA CON EL ABC, RELACIONES COMERCIALES, ASIA - LATIN AMERICA RELATIONS, RELACION ASIA LATINOAMERICAComo altamente factible calificó Gustavo Cardozo, coordinador del Área Pacífico del Centro Argentino de Estudios Internacionales de Argentina, las posibilidades de los países del MERCOSUR para “acordar TLCs con un país asiático o un esquema económico de Asia”Biblioteca del Congreso Nacional de Chile
Cardozo, también colaborador académico del Observatorio de la Política China perteneciente a Casa de Asia y representante de GlobalAsia en América Latina, conversó con el Portal Asia Pacífico y señaló además las ventajas de esta posible alianza económica, las principales trabas al momento de establecer relaciones comerciales, la posibilidad de negociaciones conjuntas, entre otros temas.
¿Cuáles son las mayores ventajas que tiene la relación económica con Asia para países como Argentina, Brasil y Chile (ABC)?
El crecimiento de la región asiática se sostuvo en un 8% en las últimas décadas, con China a la cabeza, que ha crecido un 9% desde el año 1992, multiplicando las posibilidades de absorber nuevos productos, proveedores y ofertas para países como Chile, Argentina y Brasil, especialmente en lo que a su condición de productores de materias primas básicas respecta.
Asia centraliza más del 60% de la población mundial, ostenta el 30% del PBI internacional, aporta el 40% del comercio global y dispone de un tercio de las divisas transpacíficas. Es por ello que los países regionales han avanzado hacia la adopción de TLCs en pos de trasladarse hacia una “nueva comunidad regional”. Sin embargo, desarrollar una "cultura de la negociación" entre "visiones diferentes", aproximar las lógicas de acuerdo, legitimar estas iniciativas ante los distintos actores nacionales es materia pendiente en las diplomacias del ABC frente Asia.
El ingreso acelerado de China, India y el Pacífico asiático a la era de los Tratados de Libre Comercio (TLCs), está afectando la configuración de relaciones entre los centros político-económicos del sistema económico global en el cual los países del ABC están insertos. Al examinarse el ámbito intra– MERCOSUR, las posibilidades de acordar TLCs con un país asiático o un esquema económico de Asia, es altamente factible.
No obstante, el multilateralismo como herramienta de la política exterior continúa siendo circunstancial como enlace transpacífico en Argentina y Brasil, no así en Chile. Profundizar el conocimiento de los elementos externos e internos y extender los márgenes de interés con las contrapartes será básico por lógica analítica, debiéndose avanzar más allá del tipo de estudio y preparación que usualmente se realiza y en ello Chile puede ser un instrumento válido para Brasilia y Bs. As.
Finalmente, en un futuro, los cambios en los patrones de conducta comercial, adelantos en las condiciones financieras de las economías en desarrollo asiáticas, serán motores, seguramente, de una significativa demanda de diversos productos primarios. Afectado también por el aumento de la demanda mundial en los costos de transportes, y la incidencia directa de esta realidad en los flujos de comercialización intra-zona.
¿Cuáles son las principales trabas culturales para entablar relaciones comerciales duraderas con los países asiáticos?
Las originarias discrepancias que surgen normalmente entre la parte asiática y otras regiones manifiestan las significativas contradicciones axiomáticas entre las culturas. Estas comparaciones incluyen aspectos históricos, sociales, espirituales y económicos; y lo que en una primera instancia podría parecernos una diminuta incompatibilidad infundada, pueden transformarse en un verdadero escollo a superar en la negociación.
En primer lugar, no todas las sociedades asiáticas suelen tener mentalidad empresarial, por lo menos tal como ésta se entiende en Occidente. Por excelencia, es mercantilista y busca beneficios rápidos en la compraventa. Contrariamente, es difícil encontrar un administrador comprometido con la creación de valor añadido y la capitalización de la empresa.
Por ejemplo, el socio chino no asimila la idea de rentabilidad, clave de toda empresa occidental. En tanto, el concepto japonés de empresa se basa en la idea de que cada trabajador proporcione un servicio que beneficie a la sociedad en su totalidad, asegurando así que no falta de nada.
El socio chino a menudo se apresura a firmar el contrato de empresa mixta, siendo su primer objetivo obtener algo de la parte extranjera, por ejemplo, recursos financieros, maquinaria, equipos, etc. A la hora de la firma, la parte china no considera las futuras entradas de capital, sino el beneficio instantáneo que proporciona el empresario extranjero.
Por otro lado, la barrera del idioma resulta difícil de superar. Si se tiene en cuenta que la relación comercial con el socio asiático se basa en una relación personal, el idioma es, inevitablemente, algo esencial. Asimismo, las reglas de cortesía suponen otra diferencia importante. Estas reglas deben ser conocidas y respetadas por el empresario extranjero con el fin de evitar malentendidos que puedan dar lugar a ofensa.
¿Es posible concertar una política comercial conjunta para que América Latina actúe como un gran ente negociador con sus contrapartes asiáticas?
La nueva etapa evidencia como vital perfil investigativo, los rasgos y progreso de las relaciones económicas entre Asia y América Latina bajo la re-configuración de sus intercambios comerciales, y en menor medida las planificaciones en el plano científico – tecnológico.
Las oportunidades abiertas por el comercio con Asia-Pacifico permiten obtener beneficios rápidos, aunque asignan incertidumbres acerca si esta conducta conlleva profundizar la dependencia latinoamericana de ventas de commodities o una mayor especialización exportadora regional. En ese contexto, parece conveniente contemplar el establecimiento de vinculaciones en las cadenas de valores entre sí y con los GEA (Grupos Económicos Asiáticos), como parte de un esfuerzo de inserción en el mercado mundial.
La zona de América Latina y el Caribe posee ventajas geográficas de acceso a mercados. Las preferencias NAFTA y CAFTA, si bien no son suficientes, atraen a firmas asiáticas. La especialización en productos donde el enfoque speed to market es crítico, y requiere factores que afectan la repatriación de capitales y los montos de inversión. Las conexiones políticas son determinantes para los capitales asiáticos interesados en la región. Para ello se debería contar con apoyos locales, en particular a nivel de comunidades (coreanas, chinas o de residentes latinoamericanos) que ofrecen cobertura, expertise y know how de mercado.
Aparecen, por tanto, como factores determinantes para la toma de decisiones de inversión bilateral; la localización de recursos y materias primas, infraestructura básica y desarrollada, requerimientos de inversión posibles de sortear mediante aportes financieros gubernamentales, mayor aceptabilidad local al ingreso de inversores externos “no tradicionales”, la mejora de las prácticas internacionales por parte de grandes firmas asiáticas las coloca en mejor posición negociadora en la región.
¿Son Argentina y Chile capaces de realizar negocios conjuntos que sean capaces de atraer inversiones de las grandes potencias de Asia?
Tradicionalmente las firmas asiáticas llevan a cabo actividades (joint venture) en América Latina a través de la apertura de sus representaciones, puesta en escena de propósitos comerciales, y últimamente, la conformación de alianzas vitales y el alzamiento de plantas de elaboración (greenfields). Esta situación abrió amplias oportunidades para países como Chile y Argentina en sectores como vinicultura, extracción de minerales, forestal, pesquerías.
Las ganancias en competitividad de las exportaciones chilenos-argentinas; la aplicación de rebajas arancelarias y no arancelarias, la firma de acuerdos de apertura de mercados, como cítricos, carne de pollo, carne vacuna); la demanda china de commodities y los altos precios internacionales de commodities y materias primas explican el aumento en el intercambio bilateral con Asia durante el último bienio.
La existencia de esta red de socios estratégicos y de otros interlocutores bilaterales ilustra perfectamente el hecho que para haber una estrategia de conjunto respecto a la globalidad de Chile y Argentina en Asia, debemos hablar de cambios en las pautas de compromiso bilaterales y multilaterales diseñadas para abordar conjuntamente los muchos retos relativos a “una política asiática”.
Como ejemplo, novedoso es el sistema de trabajo que se ha seguido para la redacción del Plan de Chile en Asia. En el mismo, este país involucra a todas las esferas de la Administración y también a los más destacados representantes de la sociedad civil con interés en los vastos mercados asiáticos.
El ámbito económico precisa una actualización constante de los objetivos chilenos-argentinos en Asia-Pacifico. Su elaboración debe considerar la competencia de las economías asiáticas como la de la India sobre las variables macroeconómicas y sociales obligándonos a una revisión de los planteamientos e instrumentos a poner en marcha. Argentina, más que Chile debe afrontar estos aspectos adecuando su política comercial, industrial y económica, para optimizar las ventajas del proceso y evitar sus riesgos, Chile lo viene desarrollando hace tiempo.
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