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Asia Pacífico | Observatorio Parlamentario

Gustavo Girado y su crítica a la posición latinoamericana frente a China: “No se ha discutido nada”

28 febrero 2019

Economista y director del posgrado Estudios en China Contemporánea de la Universidad Nacional de Lanus (UNLa) sostiene que el gigante asiático es quien ha liderado las iniciativas, como es el caso de Celac-China, para crear una agenda común. En su opinión, esto se ha producido por la ausencia de definiciones y una mala lectura respecto de las oportunidades.

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Gustavo Girado es uno de los sinólogos más destacados en Argentina y un crítico respecto de la manera como nuestra región enfoca su relación con China. En su opinión, la falta de una visión conjunta y, sobre todo, de una lectura adecuada sobre las oportunidades que se pierden al no actuar en bloque, nos restarían mayor protagonismo en la materialización de acuerdos de asociación estratégica. Sus principales definiciones, en la siguiente entrevista.

América Latina necesita negociar en bloque con China

”Hay una característica que tiene que ver con el funcionamiento del Buró Político y la forma como lleva sus relaciones internacionales, me refiero a la estrategia de tener un solo interlocutor. Esto ha hecho que China promueva, desde hace más de una década, encontrar cuál sería su mejor interlocutor de una América Latina que en ese momento aceleraba los cambios económicos desde el Poder Ejecutivo. En la medida que se fueron consolidando los valores que dieron lugar a la construcción de entidades como la Celac o Unasur, valores que buscaban un diálogo regional o intraregional, se consolidaron en Brasil con Lula, o en Argentina con los Kirchner, China emprendió una búsqueda más intensa para tener una voz que pudiese ser correspondida en una mesa de negociación, con el fin de decidir políticamente cual iba a ser la agenda que podrían diseñar en conjunto.

Esa búsqueda iniciada por China, desarrolla una relación específica con Celac, frente a lo cual América Latina en su conjunto no vio con desagrado, aunque claramente en el contexto de varias agendas subregionales por un lado, y del Mercosur, por el otro. Celac no tiene la misma jerarquía de importancia para todos, es decir que los elementos que integran esas agendas no tienen el mismo peso para unos y otros. Desde esa perspectiva, China nos plantea un mecanismo para poder conversar con todos a la vez. Por otro lado, a nivel subcontinental -Sudamérica- se da una discusión bastante interesante en virtud de que no nos podemos poner de acuerdo mientras los Poderes Ejecutivos se están cambiando aceleradamente, por ejemplo en Argentina y Brasil.

En ese sentido pienso que desde hace mucho tiempo que las relaciones con la República Popular China no se estimulan, no solo en el plano comercial, sino de asociación estratégica, por lo que nos debemos una suerte de discusión al interior de estas instancias subregionales para saber qué es lo que queremos conseguir con China, en el entendido que sabemos muy claramente lo que China quiere de Sudamérica. Sin embargo, no tenemos una agenda común para discutir con ellos. La necesidad de una agenda común tiene que ver con la fuerza política y don de mando, en este caso de la segunda potencia mundial, cuáles son los aspectos que quiere priorizar en el intercambio, tanto en el político como de infraestructura, comercial, inversiones, etc.

Hay muchos temas para incorporar en las discusiones. Pero al interior de los pactos sudamericanos no hay claridad, mientras que el otro actor que es el gran poder, tiene muy claro lo que quiere hacer con América Latina, además sus vecinos inmediatos en el Asia, principalmente Asia Central, y África. Esta visión la expone regularmente en los medios de comunicación, incluso por Internet en cuatro idiomas simultáneamente donde dice cual es la agenda que quieren tener con los países en vías de desarrollo. Nosotros nos debemos la discusión, pero mientras tratamos de dirimir estas cuestiones se producen cambios políticos. Por supuesto que los hechos en Venezuela me eximen de toda explicación. Se hace muy difícil para nosotros sacar ventajas de una discusión a nivel regional, que podría ser aprovechada.

La nueva ruta de la seda como incentivo

”No sé si es un buen norte, pero sí es una meta. Me parece positivo que exista, me parece positivo que se nos plantee y que Latinoamérica sea incorporada a esa agenda de esta iniciativa, en virtud que el continente americano no estaba contemplado en el proyecto original. Cuando se introduce como capítulo y la One Belt, One Road pasa a ser un capítulo entero de la última reunión de la Celac-China, parece que es bastante promisoria en dos aspectos que China desarrolla intensamente. El desarrollo de infraestructura y sus esquemas de financiamiento.

Tenemos una ventaja relativa, en lo político y geográfico. Lo político es que esto ya se ha impulsado entre China y sus vecinos, claramente hay una serie de discusiones porque en apariencia al interior de las economías que se beneficiarían de las inversiones. China tiene discusiones políticas muy intensas a nivel del Ejecutivo y del partido, ya que hay contradicciones de orden económico que deberían producirse en caso de que estos proyectos se lleven a cabo. Esto ha pasado en Malasia con los proyectos de ferrocarril, también en Filipinas. Hay muchas trabas políticas que están apareciendo en la medida que China desarrolla este proyecto.

Esto puede servir como experiencia para América Latina, para saber qué tipo de vínculo queremos con China, porque aparece sobre nuestra región un horizonte mucho más restringido en virtud de la distancia geográfica que es insoslayable. Claramente, dado el desarrollo de las nuevas tecnologías y el 5G asomándose a través de una de las transnacionales más importantes del planeta que es Huawei, hay una suerte de intereses bastante concretos por parte de China de desarrollar aquellos aspectos en los cuales Latinoamérica se encuentra carente, que tiene que ver con infraestructura y comunicaciones, de los cuales indirectamente los capitales chinos podrían beneficiarse.

América Latina aparece en el radar del One Belt, One Road, en el desarrollo de infraestructura. Si los capitales chinos tienen una expansión aparentemente importante y ejercen una práctica intensa en los desarrollos de la ruta marítima de la seda, que es la que desarrolla por el índico. Todo indicaría que esto es un buen plan por parte de China, en el cual el anzuelo chino podría ser bastante interesante para Latinoamérica, ya que, por lo menos las economías en el Atlántico parecen bastante carentes en el desarrollo de la infraestructura de la comunicación y de puertos, que son los que directamente podrían beneficiar a los capitales chinos.

Alianza del Pacífico y Mercosur en la conversación con China

”Pienso que la Alianza del Pacífico tiene mayor convergencia en cuanto a valores e intereses, a primera vista, más consistentes y coherentes en virtud de la historia de cada una de las economías que forman parte, independiente del cambio en México, no parece estar en directa línea a la política seguida por Peña Nieto. Muy a pesar de ello, parece que los desafíos que se ha planteado la Alianza del Pacífico, de mediano y largo plazo, son pasos cortos, pero bastantes consistentes que podrían consolidarse independientemente de los cambios políticos que podrían tener en las economías que conforman la Alianza.

Sin embargo, yo no veo eso del lado del Mercosur y sería un ejercicio de ciencia ficción tratar de pensar que podría pasar con el Mercosur en el futuro, primero porque Bolsonaro acaba de asumir en Brasil y hay que ver si lo que el argumentaba en su programa electoral se plasma en los hechos desde el ejercicio del poder efectivo. En el caso de la Argentina, por diversos problemas económicos, hay opiniones en términos de análisis que pueda no ser reelecto el presidente Macri, sino más que eso, que la Alianza Cambiemos, que actualmente gestiona el Estado en Argentina, no continúe a partir de diciembre de 2019. De ser así, pocas expectativas tengo de que en esto pueda haber una continuidad en el Mercosur, me refiero a la posición frente a la República Popular China.

Entiendo que la Alianza del Pacífico tiene metas más cercanas en el tiempo y son más consistentes por cuanto se plantea para sí misma plazos más cortos, mientras que en el Mercosur, tanto por la situación política en Argentina con la posibilidad de que el actual presidente no sea reelecto, como los cambios que puedan suceder en Brasil, pareciera que las metas podrían variar. En este contexto, los acuerdos regionales no me dan ningún tipo de garantía de que puedan ser proactivos para diseñar una agenda de interés común con la República Popular China y avanzar en acuerdos.

Con Celac no se avanzó mucho, pero quiero ir más allá. En los últimos dos encuentros la Celac recibe la agenda desde China y el comunicado final ya estaba redactado, yo tuve la oportunidad de leerlo antes de que el canciller chino llegara a Santiago. La propuesta la trajo China para que los representantes de los Ejecutivos latinoamericanos pudiesen hacer algún aporte y no lo hicieron. Es una sorpresa enorme y cualquier diálogo con los funcionarios chinos que participaron me ratificaron que esto ha sido así, no hay diálogo, no hay discusión, no hay intercambio de opiniones y esto terminó siendo una cáscara vacía que para China es absolutamente inconducente en términos políticos.

Más que influencia hay una falta de lectura de las oportunidades

”China es quien ha generado las reuniones con Celac, las previas fueron en Beijing y la verdad es que el interés chino en avanzar es mayor y le costó bastante tiempo tejer una trama de relaciones que permitiera avanzar y poner a la Celac en un lugar de importancia. Claramente si han pasado casi cuatro años de la primera Celac-China y sin embargo la Celac recibe la agenda china y no se sienta a negociar nada porque al interior del conjunto de los acuerdos subregionales no se ha discutido en ninguna mesa, en ninguna reunión respecto de China y no tengo ninguna duda que la ausencia de definiciones respecto de qué es lo que queremos sigue prevalente y, por lo tanto, tiene más barros en frente que un escenario claro”,


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